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martes, 31 de marzo de 2015

Naciones Unidas reconoce el derecho a compartir [Derechos de Autor]




El  último informe presentado por la relatora especial sobre derechos culturales de la ONU aporta una perspectiva de derechos humanos a la discusión sobre derecho de autor.

No es un ningún secreto que las leyes sobre copyright suelen velar por intereses que no necesariamente corresponden con la persona del autor, sino más bien con las empresas titulares de los derechos de sus obras. Así lo reconoció también la Organización de Naciones Unidas, en su informe anual sobre derechos culturales, a cargo de la Relatora Especial Farida Shaheed, recientemente presentado en Ginebra.

El informe anual sobre derecho a la cultura aporta una visión de derechos humanos a la discusión sobre derechos de autor.

Dando un paso histórico, el documento aborda los derechos de autor desde una perspectiva de derechos humanos y contiene conclusiones y recomendaciones iluminadores sobre aspectos importantes que son desatendidos cuando la discusión se aborda fundamentalmente en términos comerciales: la función social y la dimensión humana de la propiedad intelectual, los intereses públicos que están en juego, los intereses del autor como persona natural, las consideraciones especiales que deben tener los grupos vulnerables o marginados, entre otras.

El informe tiene una influencia clara de “Los principios del derecho a compartir”  desarrollados por la organización Article 19, que buscan compatibilizar la protección autoral con el derecho a la libre expresión y el fomento de la circulación de las ideas, el conocimiento y la cultura; parte de una discusión amplia y prolongada entre diversas voces interesadas en el tema.

Dentro de los muchos puntos interesantes que contiene el reporte, destaca el análisis de las medidas propuestas por los interesados en detener la piratería digital, que incluyen la denegación de acceso a Internet, el bloqueo de sitios web, el establecimiento de indemnizaciones por daños y perjuicios o multas y sanciones penales por infracciones no comerciales. Ninguna de ellas considera los derechos humanos potencialmente vulnerados por su implementación y atienden, más bien, a proteger los intereses económicos de las entidades que son titulares de derechos de autor.

El documento hace hincapié en que no hay que suponer que las empresas titulares de derechos representan los intereses de los autores y que, dado el desequilibrio de conocimientos jurídicos y capacidad negociadora entre los artistas y sus editores y distribuidores, los Estados deben proteger a los artistas de la explotación en el contexto de la concesión de licencias de derechos.

Por otra parte, el informe indica que la participación en la vida cultural debe reconocer la necesidad de crear un “espacio cultural común”, al que las personas puedan acceder para nutrirse de ideas y poder recrearlas, haciendo un guiño de reconocimiento a la importancia del dominio público, cuya protección es uno de los pilares fundamentales del derecho a compartir y de la cultura colaborativa presente en el proceso creativo.

El informe hace una mención especial sobre la importancia de Creative Commons y las licencias abierta para el desarrollo de la ciencia. CC BY (Creative Commons)

Sobre este punto, destaca la mención a los sistemas de licenciamiento abierto, como Creative Commons, y su importancia particular en el desarrollo del conocimiento científico y académico. El informe señala que el modelo de difusión de acceso restringido hoy imperante limita la posibilidad de compartir los conocimientos, dificultando “el establecimiento de una comunidad científica verdaderamente mundial y colaboradora”.

Otro aspecto importantísimo mencionado en el texto dice relación con los instrumentos internacionales de propiedad intelectual, “incluidos los acuerdos comerciales”, los que deben negociarse de forma transparente, propiciando la participación y los comentarios del público.
Es imposible no leer esta proposición bajo la escasa luz con la que se han llevado a cabo las negociaciones del Acuerdo Transpacífico, un tratado de libre comercio multilateral, discutido con absoluto hermetismo por 12 países – incluidos Chile, Perú y México- y que amenaza fuertemente con aumentar el estándar internacional de restricciones sobre derecho de autor.

El reconocimiento que Naciones Unidas hace del derecho a compartir representa un importante logro, que podría significar el comienzo de un nuevo paradigma que desafíe la visión tradicional y comercial de los derechos de autor, y la encause como un instrumento de desarrollo cultural verdadero.

lunes, 21 de octubre de 2013

Las VOCES del SILENCIO / por Mario VARGAS LLOSA

Aunque no soy un usuario entusiasta de Internet, reconozco que su aparición ha hecho crecer de una manera notable la libertad de expresión en el mundo y ha infligido un golpe casi mortal a los sistemas de censura que los gobiernos autoritarios establecen para controlar la información e impedir las críticas. Me ha convencido de eso Emily Parker, antigua periodista de The Wall Street Journal y de The New York Times, que en un libro de próxima publicación en los Estados Unidos pasa revista a la revolución que han significado la Web y las redes sociales en China, Cuba y Rusia en el campo de la información.
Su libro se titula Now I Know Who My Comrades Are( Ahora sé quiénes son mis camaradas ), se subtitula Voices from the Internet Underground (Voces de Internet clandestino) y, aunque es un reportaje documentado y riguroso, se lee con la excitación de una novela de aventuras. Emily Parker habla mandarín y español, ha conocido y entrevistado a la mayor parte de los blogueros más influyentes y populares en aquellos tres países, y se mueve con total desenvoltura en el mundo de catacumbas en el que suelen operar, desde el cual han establecido las relaciones digitales que los conectan con el mundo y desde el que han devuelto la esperanza de progreso y de cambio democrático a decenas de miles de sus compatriotas que, antaño, vivían paralizados por la apatía, el miedo y el pesimismo. Hace tiempo que no leía un libro tan entretenido y a la vez tan estimulante para la cultura de la libertad.
No se crea que Emily Parker idealiza excesivamente a los personajes que pueblan su libro, presentándolos a todos como esforzados paladines del progreso y desinteresados idealistas, dispuestos a ir a la cárcel y hasta perder la vida en su lucha contra la opresión. Nada de eso. Junto a admirables luchadores guiados por convicciones y valores principistas, hay también oportunistas y casquivanos, así como aventureros y escurridizos de inapresable filiación y, acaso, hasta infiltrados y espías del gobierno. Pero todos ellos, queriéndolo o no, haciendo lo que hacen, han logrado que retrocedan y a veces se volatilicen los frenos y controles que permitían a las dictaduras manipular la información y han conseguido que en la gris monotonía de esas sociedades embridadas de pronto las verdades oficiales pudieran ser cuestionadas, desmentidas, reemplazadas por verdades genuinas, y que el silencio se llenara de voces disidentes y un aire renovador, juvenil, esperanzado, y empezara a movilizar a sectores sociales que hasta entonces parecían petrificados por el conformismo.
Si el testimonio de Emily Parker es exacto, y yo creo que lo es, de los tres países sobre los que escribe, donde la revolución digital ha producido mayores cambios y donde éstos parecen haber alcanzado una dinámica difícil de atajar es en China, en tanto que en Cuba los cambios son menores y más susceptibles de ser víctimas de una regresión. Rusia parece dar manotazos en un mar de incertidumbre en el que cualquier cosa puede ocurrir: un discurrir violento hacia más libertad o un retroceso no menos traumático y veloz hacia el autoritarismo tradicional.
Una de las conclusiones más alentadoras de este ensayo es que la revolución tecnológica que hizo posible Internet no sólo es un arma poderosa para combatir a las dictaduras; también, para dar un derecho a la palabra a los ciudadanos comunes y corrientes en las sociedades abiertas de modo que el derecho de crítica deje de ser una prerrogativa de ciertas instituciones y órganos de expresión, y pueda extenderse y subdividirse sin límites, exponiendo a la vigilancia y la crítica del conjunto de la sociedad a los propios medios de comunicación. De esto puede resultar, desde luego, una cierta anarquía informativa, pero, asimismo, un sistema en el que la libertad de expresión esté permanentemente sometida a prueba y a perfeccionamiento y discusión.
Los blogueros, talentos y genios de las redes sociales suelen ser tan extravagantes y pintorescos como los artistas -con sus manías, estilos y ambiciones- y uno de los grandes méritos de Emily Parker es retratarlos en su libro no sólo prendidos a sus ordenadores y enviando sus mensajes a través del éter a la miríada de invisibles seguidores y amigos con que mantienen contactos digitales, sino en la intimidad familiar, en los cafés o antros donde se refugian, en el seno de sus familias, en los mítines políticos que promueven o en los escondites donde suelen desaparecer cuando son perseguidos. Eso hace que este libro esté lleno de color y de vida plural, donde la política, la cultura, los problemas sociales y económicos no aparecen nunca como realidades abstractas y desencarnadas, sino humanizados en individuos de carne y hueso, con sus grandezas y miserias y en unos contextos que permiten medir mejor los logros que han obtenido, así como sus fracasos.
Algunos de estos personajes se quedan en la memoria del lector con la vivacidad y el dinamismo de los protagonistas de una novela de Joseph Conrad o André Malraux. Por ejemplo, los chinos Michael Anti (Zhao Jing) y He Caitou, los cubanos Laritza Diversent, Reinaldo Escobar y Yoani Sánchez, y el ruso Alexéi Navalni aparecen en estas páginas con unos perfiles tan dramáticos y notables que parecen provenir más de la ficción que de la pobre realidad. Navalni, sobre todo, cuya historia ha dado ahora la vuelta al mundo gracias a su última peripecia que lo llevó a la cárcel y lo sacó de ella para ser candidato a la alcaldía de Moscú, en unas elecciones en las que obtuvo tres veces más votos que los que predecían las encuestas (y probablemente muchos más que los que dijeron los resultados oficiales).
Es un milagro que Alexéi Navalni esté todavía vivo, en un país donde los periodistas muy críticos del régimen que preside el nuevo zar, Vladimir Putin, suelen morir envenenados o asesinados por hampones, como la valiente Anna Politkovskaya. Sobre todo porque Navalni comenzó su carrera de bloguero denunciando con pruebas inequívocas las corruptelas y tráficos delictuosos de las grandes empresas (privadas o públicas) y exhortando a sus usuarios o accionistas a emprender acciones legales contra ellas en defensa de sus derechos. No sólo sigue vivo, después de haber calificado a Rusia Unida, el partido de gobierno, de "El Partido de los Estafadores y Ladrones", sino que se ha convertido en una verdadera fuerza política en Rusia: ha convocado manifestaciones de oposición con asistencia de decenas de miles de personas y es una figura internacional, que habla varios idiomas, domina gran variedad de temas, e impresiona por su simpatía y su carisma. En las páginas de este libro descuella sobre los otros disidentes por su apostura, su elegancia, pero también porque es imposible precisar en su caso dónde comienzan y dónde terminan sus ambiciones, sus convicciones y sus principios. No hay duda de que es excepcionalmente inteligente y valiente. ¿Pero es también un demócrata genuinamente guiado por un afán de libertad o un populista ambicioso que detrás de todos los riesgos que corre esconde sólo un apetito de poder y de riqueza?
Leyendo este libro es difícil no sentir una gran tristeza por ver los estragos que el totalitarismo ha causado en China, Cuba y Rusia. Todos los progresos sociales que el comunismo pudo haber traído a sus pueblos no compensan ni remotamente el atraso cívico, cultural y político en que los ha sumido, y los obstáculos que ha sembrado para que puedan aprovechar sus recursos y alcanzar el progreso y la modernidad en un ámbito de coexistencia democrática, legalidad y libertad. Es clarísimo que ese viejo modelo está muerto y enterrado, pero, aun así, librarse de él definitivamente les significará tiempo y sacrificios.
El libro de Emily Parker muestra el invalorable servicio que ha venido a prestar en esta tarea Internet, la gran transformación de las comunicaciones de nuestro tiempo


jueves, 22 de agosto de 2013

Un mundo de fantasía demasiado caro / por Julio Bárbaro




Somos testigos mudos de una guerra entre los medios del Estado y los privados. Un gobierno que llegó al poder y creció en prestigio sin necesitar oficialismos rentados giró 180 grados cuando comenzó a percibir las dificultades de su relación con la sociedad. Así, en lugar de asumir la autocrítica, prefirió echarle la culpa al mensajero y, bajo la supuesta voluntad de ampliar los actores de la comunicación, hizo que su mayoría parlamentaria votase una ley que impuso el avance de los medios oficialistas en todas las áreas. Un camino seguro para el error: canalizar una enorme masa de recursos hacia los medios propios y aliados, de manera tal que los críticos quedasen obligados a un debate con el ejército de leales pagos. Alguna vez en el futuro podremos tener una idea de las sumas de dinero que se gastaron en semejante engendro, e imaginar -por ejemplo- cuántas viviendas populares se podrían haber construido si no se hubiera decidido gastar esos fondos en voces de dudosa utilidad pública.
La creencia oficial parte de simplificaciones de dudoso tino: el veredicto de que todo lo que sobrevivió a la dictadura la integró, la teoría según la cual los medios privados imponen su ideología a la sociedad, la convicción de que los argentinos carecemos de capacidad crítica para opinar libremente.
Este absurdo se agiganta cuando el Gobierno se arroga el rótulo de peronista, cuando el movimiento que fundó Juan Domingo Perón nunca necesitó de una ley de medios para llegar o sostenerse en el poder. Sólo una inocente expresión del inconsciente puede permitirle al Gobierno esa usurpación de la historia de una fuerza ajena, a la que en realidad cuestiona, para hablar desde el eterno fracaso de las minorías que se creían lúcidas, pero jamás emergieron de las aguas de la derrota. Nunca esta sociedad se dejó llevar de las narices por nadie. Como todo en el capitalismo, los medios también tienden a la concentración y el Estado debe cumplir el papel de impedirlo o al menos de limitarlo con normas. Pero nunca pude involucrarse en el terreno de la comunicación como un simple competidor más. Y menos aún -como el gobierno actual- crear otra concentración exagerada. Ésta, al servicio del oficialismo, combina el control directo de los medios oficiales y el indirecto, por medio de empresarios subvencionados que no son sino sectores ligados al fracaso en el mundo privado, que se acercan al Estado para obtener de él, sin más trámites, los recursos que el resto consigue en la contienda por la audiencia.
Así se forja un mundo de fantasía que deriva recursos ilimitados al servicio de causas discutibles e inventa que el éxito privado encarna una traición a la pretendida ideología de la lealtad a un modelo que parasitan. Una figura que se autodenomina periodista -sólo porque escribe a pedido o se planta frente a un micrófono o a una cámara a repetir un discurso vacío para conformar a una audiencia casi inexistente- recibe fortunas del erario y sale a confrontar con otros que imponen su éxito de público y su prestigio social por sus propios valores. Estos subvencionados con fortunas públicas, como pierden en la guerra de las audiencias, se refugian de sus papelones en fanatismos inventados y animadversiones que, al no poder justificar, reemplazan por sentimientos como el odio. Este invento del oficialista rentado, además, sale caro: no se llena con poco los bolsillos personales de estos obsecuentes profesionales.
¡Qué interesante resulta observar que este esperpento, decidido a convertir en sostén ideológico una mezcla de resentimiento y fuertes ingresos, es el mismo que surgió ayer fruto de un triunfo democrático! Se vuelve difícil -si no imposible- hallarle sentido a esta convocatoria de minorías selectas por parte de un gobierno que supo obtener mayorías electorales.
Por haber sido parte de este proyecto, siento que sé dos cosas: la primera, que logró su éxito cuando obtuvo el consenso de los medios libres; la segunda, que inició su decadencia en el mismo momento en que canalizó los recursos públicos hacia la construcción de este tedioso universo de medios oficialistas, estatales o con disfraz de privados. Hemos podido mensurar el alejamiento de la audiencia de un medio en el momento mismo en que lo adquiere el imperio oficialista. Hemos acumulado ejemplos de medios inventados que, carentes de público, sólo se explican por los salarios y las ganancias que generan al privado en connivencia con Balcarce 50. Los fondos públicos se transforman en ganancias privadas, mientras muchos de los que pregonan la buena nueva de cuánto disminuyó el número de pobres según el Indec se terminan volviendo ricos.
El Estado ha apelado al resentimiento de los fracasados y a la codicia de los que nada tienen que perder: así gasta fortunas en la construcción de un presunto relato que otorga virtudes a una realidad que no las tiene tan a la vista. La dimensión de lo invertido alcanza tal magnitud que no resulta exagerado pensar que, de haberlo canalizado en la obra pública, habría gestado el anhelado triunfo electoral que los aplaudidores alejan.
El gobierno que venga deberá desarmar un complejo mundo de injusticias mediáticas. Acaso tengamos que agradecerle a esta vocinglería oficialista a sueldo que nos haya dado un empujón para terminar de rechazar al autoritarismo. El oficialismo logró un resultado electoral que ronda la mitad de los votos obtenidos en el sufragio anterior. Sus medios y sus pseudo pensadores realizan un esfuerzo denodado para explicar que el poder es eterno y la derrota dudosa y pasajera... sólo el autoritarismo puede figurarse que, si algo no le pertenece, ocupa el espacio del mal. Esa es la mirada que, en esencia, proyectan los medios oficialistas.
La Presidenta se sigue expresando como dueña única de la verdad. Más lo hace y más claro queda que los opositores ocupamos el amplio espacio de la democracia que urge recuperar: aquel en el que caben todos los que tienen o necesitan otras miradas, todos los que piensan de modo diferente.
Y cuando la Presidenta o sus sometidos expresan que la oposición se sostiene por la aplicación limitada de su ley de medios, nos dejan la idea de que para ellos sólo el mensaje presidencial y el discurso que le hace eco cuentan con el derecho a ser transmitidos. Mientras ellos sueñan que, de haberse impuesto la normativa en su totalidad, al Gobierno le habrían llovido los votos hasta la mayoría absoluta, otros creemos en el pueblo y sabemos que la democracia es una conciencia que los medios no pueden modificar, mucho menos cuando a demasiados los concentra un poder autoritario.

martes, 4 de diciembre de 2012

DEBATEN en Dubái la regulación de INTERNET


La regulación de Internet se debate en la Conferencia Internacional de las Telecomunicaciones que desde hoy sesiona en Dubái, uno de los siete emiratos árabes.
Durante dos semanas, reguladores de 193 países discutirán temas relacionados con el gobierno de Internet, la seguridad o la expansión de ese servicio en naciones subdesarrolladas. (Desde el 3 y hasta el 14 de diciembre se discute en Dubái el futuro de Internet. Allí, se resolverá si seguirá siendo una formidable herramienta vinculada con la libertad de expresión o si habrá férreas regulaciones que pueden convertirse en una amenaza para las 2.000 millones de personas que en el mundo están conectadas para comunicarse, crear y compartir información / María Eugenia Estenssoro).

No pocos participantes en esta reunión a puertas cerradas piensan que Internet debe estar administrado por la Organización de las Naciones Unidas y no por empresas y organizaciones.

En esta cita organizada por el regulador de las Telecomunicaciones a nivel global, Teleco, y la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (ITU) se teme que el acceso libre a Internet se vea en peligro.

Entre los asuntos particularmente polémicos se encuentra la propuesta de imponer una cuota a los sitios de streaming, distribución de multimedias a través de una red de computadoras.
(¿Qué postura llevará la Argentina? No se sabe…. Hoy, Internet no es de nadie y, al mismo tiempo, es de todos. Pero dentro de poco podría ser solamente lo que decidan los gobiernos en un ámbito a puertas cerradas. ¿De qué lado estará nuestro país?.. ¿Por qué no se conoce cuál es la postura que llevará la Argentina a la UIT?...La pluralidad de voces que se declama cuando se habla de la ley de medios también implica garantizar una postura clara respecto del futuro de Internet, que, más allá de ser una revolucionaria forma de comunicación global, es hoy la mejor garantía de la democratización de la información y la igualdad de oportunidades / María Eugenia Estenssoro).

Dicha iniciativa parte de la Asociación de Operadores Europeos de Telecomunicaciones (que aglutina a Telefónica, Orange y Deutsche Telekom, entre otros.

Tal petición es interpretada como un obstáculo a una Internet libre y abierta, porque se teme una vigilancia gubernamental excesiva.
( CUBA Es uno de los países con mayor censura en el mundo, debido al control de la prensa por parte del Gobierno  y al acoso a comunicadores independientes, según indica un informe difundido el miércolesSobre la manera en que funciona la censura en la isla el informe destaca que todos los medios nacionales autorizados son controlados por el Partido Comunista, que reconoce la libertad de prensa "solo en acuerdo con los objetivos de la sociedad socialista"…. "LOS PROVEEDORES DE SERVICIOS DE INTERNET se ven obligados a bloquear cualquier contenido objetable. Todos los periodistas independientes y blogueros trabajan en páginas web hospedadas en el exterior y actualizadas por medio de las embajadas o costosas conexiones de hoteles", señala el informe del Comité para la Protección de Periodistas.)

Fuente:

viernes, 2 de noviembre de 2012

La Ley de Medios debe garantizar la pluralidad de voces y no controlar los contenidos


Es nuestra obligación advertir que el Gobierno, dejando de lado el equilibrio y la independencia que debe existir entre los poderes del Estado, prefiere -cual jugador cegado por la ambición y el ánimo de ganar a toda costa- patear el tablero y quedarse con todas las fichas para así jugar solo y avanzar sobre todas las posiciones posibles. Aún sobre las que institucionalmente no le corresponde.

El periodismo está en riesgo. Su esencia es indagar los hechos en busca de la verdad. Su función es tener un enfoque crítico. Y esto siempre incomoda al poder de turno.

La libertad de pensar distinto y de poder expresar las opiniones divergentes en los medios de comunicación también están en riesgo.

Como bien señalara Albert Camus, "un periódico libre se mide tanto por lo que dice como por lo que no dice. Esta libertad negativa es, por lejos, la más importante de todas, si uno sabe mantenerla. Porque prepara la llegada de la verdadera libertad. En consecuencia, un periódico independiente da el origen de su información; ayuda al público a evaluarla; repudia las falsas propagandas; suprime las injurias; mitiga, mediante comentarios, la uniformidad de las noticias y, en suma, sirve a la verdad en la medida humana de sus fuerzas. Esta medida, por más relativa que sea, le permite al menos rechazar lo que ninguna fuerza en el mundo podría hacerle aceptar: servir a la mentira".

El ejercicio del periodismo refleja y estimula el pensamiento plural de una sociedad. Cada medio periodístico tiene su forma de mostrar los hechos en un contexto marcado por su línea editorial.
 …………………….. 
Entendemos que es necesaria una ley de medios de comunicación. Pero como viene sucediendo en otros aspectos medulares y emblemáticos del país, en la elaboración de las nuevas normas se produce un notable divorcio entre los objetivos declamados, las formas arbitrarias de aplicación y los resultados finales.

Es evidente que, a tres años de su promulgación, esta nueva ley, lejos de haber generando diversidad y una regulación federal y plural, sólo abrió la puerta a la discrecionalidad, a la presión mediante amenazas y ataques sobre la tarea de los periodistas y de los medios y a la concentración del aparato propagandístico oficial.

Lo que anima al Gobierno no es la pluralidad de voces, sino el control de contenidos con comisarios políticos.

Algunos medios, entre ellos Clarín, han entendido que la aplicación de la ley de medios afecta sus derechos y es legítimo que hayan concurrido a la justicia para resolver la controversia. Deben ser los jueces probos quienes, con libertad, independencia de criterio y ajustándose a derecho, logren dirimir estas cuestiones ponderando todos los intereses en juego.

En este contexto los expertos en derecho constitucional indican que hay tres escenarios posibles respecto a lo que podría ocurrir el próximo 7 de diciembre: que antes de la fecha se dicte sentencia definitiva sobre el juicio de fondo; que se renueve la medida cautelar vigente en tanto y en cuanto existan nuevos elementos que la justifiquen o que se ordene el levantamiento de la cautelar que protege a Clarín y comience a contabilizarse el año que la ley prevé como plazo para que la empresa venda o negocie los medios que no se adecuan a los términos legales.

La aplicación de la ley de medios no afecta los intereses de la empresa que edita este diario. Pero no por ello debemos dejar de señalar que la implementación de algunas de sus disposiciones constituye un quiebre en el legitimo proceso de gestión de la libertad de expresión, la cual opera como un reaseguro para el disfrute de otros derechos civiles y políticos de los ciudadanos.

Contra el abuso de poder, nuestros lectores y la sociedad sólo pueden esperar que desde El Cronista Comercial continuemos haciendo lo que sabemos hacer: ejercer más y mejor periodismo. Con libertad y la responsabilidad indelegable de reconocer y asumir los eventuales errores.

Siempre con el objetivo de ofrecer una visión más completa, acabada y diversa de los hechos. Como hace 104 años.

  

sábado, 20 de octubre de 2012

Libertad de Expresión….


……..Hay pocos salvaguardias 100% efectivos contra las ambiciones totalitarias, pero uno se ha probado infalible: la libertad de expresión. Esta es una de las razones que llevó a la Asamblea General de las Naciones Unidas a adoptar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre de 1948, en el Palacio de Chaillot, enfrente de la Torre Eiffel , Sena de por medio, en la Plaza del Trocadéro.
Hay un detalle que siempre me llamó la atención en la Declaración. El primer derecho que menciona, en el preámbulo, es el de la libertad de expresión. Antes que otros, en apariencia más contundentes, como el derecho a la vida, el texto arranca garantizando la libre expresión. Bueno, es lógico: sin ella ni siquiera podría haberse redactado la Declaración.
No sé si adrede, porque la mente humana es de hacer estas cosas sin que la exigua conciencia lo note, pero la Declaración admite, sin decirlo, que la libertad de expresión es condición para la existencia de este texto fundacional y para la existencia de todos los demás derechos.
Sólo los humanos somos capaces de expresarnos libremente, y sólo somos completamente humanos cuando podemos hacerlo sin miedo y sin limitaciones.
DE HECHO, HAY UNA SOLA COSA QUE EL TOTALITARISMO TEME: QUE LOS CIUDADANOS NO TEMAN EXPRESARSE PÚBLICAMENTE.
© Ariel Torres – La Nación

miércoles, 26 de mayo de 2010

Internet y Libertad de expresión

 
En 2015, 3.500 millones de personas -la mitad de la humanidad- tendrán acceso a Internet. Nunca hubo una revolución tan grande en la libertad de comunicación y la libertad de expresión.

Pero la tecnología moderna lleva a lo mejor y a lo peor. Sitios Web y blogs extremistas, racistas y difamatorios diseminan opiniones brutales en tiempo real. Han hecho de Internet un arma de guerra y odio.

Yo no adhiero a la creencia ingenua de que cualquier tecnología nueva, por eficiente y potente que sea, está destinada por naturaleza a promover la libertad en todos los frentes.

No obstante, las distorsiones son más la excepción que la regla. Internet es, por sobre todas las cosas, el medio más fantástico para derribar los muros y las fronteras que nos apartan. Para los pueblos oprimidos que han sido despojados de su derecho a expresarse y del derecho a elegir su futuro, Internet representa un poder más allá de sus esperanzas más disparatadas. En minutos, noticias e imágenes grabadas en un teléfono pueden difundirse a todo el mundo en el ciberespacio.

Cada vez es más difícil ocultar una manifestación pública, un acto de represión o violación de los derechos humanos.

De todos modos, la tentación de reprimir la libre expresión siempre está presente. El número de países que censuran a Internet, que controlan a los usuarios de la Web y los castigan por sus opiniones crece a un ritmo alarmante. Es posible usar Internet contra los ciudadanos. Puede ser una formidable herramienta para reunir inteligencia con el fin de detectar potenciales disidentes.
Algunos regímenes ya están adquiriendo tecnología de vigilancia cada vez más sofisticada.

Si todos aquellos que sienten apego por los derechos humanos y la democracia se negaran a comprometer sus principios y utilizaran Internet para defender la libertad de expresión, este tipo de represión sería mucho más difícil. No me refiero a la libertad absoluta que abre la puerta a abusos de todo tipo, sino a la libertad real, que se funda en el respeto de la dignidad y los derechos humanos.
 
  Por: Bernard Kouchner - Ministro de RR.EE. de FRANCIA
   
Daniel Diaz
Bibliotecario Argentino

sábado, 5 de septiembre de 2009

"La libertad de expresión es uno de los derechos humanos básicos"

RUTH BADER GUINSBURG, JUEZA DE LA CORTE SUPREMA DE EE.UU. DE VISITA EN EL PAIS

En una conferencia que compartió con los jueces de la Corte Suprema argentina, Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda, la jueza de la Corte Suprema de los Estados Unidos, Ruth Bader Ginsburg, afirmó que los derechos humanos más básicos son "los de pensar, la libertad de expresión y la escritura"."Sabemos que la herencia más importante que tenemos son los derechos humanos que defendemos con todo nuestro corazón incluyendo los mas básicos que son los de pensar, la libertad de expresión y de escritura", sostuvo la magistrada durante una conferencia de prensa, tras clausurar un encuentro de jueces de las Cortes Supremas de América que se realizó en Buenos Aires.Bader Guinsburg agregó que esos derechos "guardan el valor que está consagrado en la Primera Enmienda de la Constitución Nacional (de Estados Unidos) y que ha sobrevivido a lo que nosotros llamamos el 11 de septiembre", en referencia al atentado a las Torres Gemelas en la ciudad de Nueva York.Al cerrar la "Conferencia de las Supremas Cortes de las Américas", la magistrada estadounidense señaló que "la mejor protección para las decisiones de los jueces es una ciudadanía educada". y agregó que la independencia de los jueces no significa "ausencia de responsabilidades".En su exposición citó a jueces que lucharon contra presiones y amenazas y entre lo que denominó la "lista de miembros heroicos" hizo referencia a la ministra de la Corte argentina Carmen Argibay.Bader Guinsburg hizo referencia a la detención que Argibay sufrió durante la última dictadura militar y las resistencias que encontró cuando asumió en la Corte Suprema por decir que "era atea, más de izquierda que de derecha y por apoyar la decisión de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo". Dijo: "Argibay es muy bien considerada internacionalmente por sus conocimientos y su devoción por los derechos humanos".


Fuente: http://www.clarin.com/diario/2009/09/05/elpais/p-01992577.htm