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domingo, 5 de octubre de 2025

1975 - 5 de Octubre - 2025: 50 aniversario del ataque Terrorista de las Far.Montoneros al RIM29 de Formosa**

Hoy se cumple el 50mo aniversario del asalto al Regimiento de Infantería de Monte 29 "Coronel Warnes" El 5 de octubre de 1975 la organización terrorista "Montoneros" llevó a cabo la "Operación Primicia", que consistió en el ataque al Regimiento con la finalidad de robar armamento y lograr un impacto psicológico en la población, materializando el debut del "Ejército Montonero" (con sus grados y nuevos uniformes azules), instrumento militar creado para tomar el poder y alcanzar la "patria socialista" a través de una "guerra popular prolongada".

Presidía el país María Estela Martínez de Perón, que en aquellos días se encontraba reponiéndose de sus crónicos problemas de salud en Ascochinga (Córdoba), y su lugar era ocupado interinamente por el senador Luder.

La operación fue diseñada y dirigida por Raúl Yaguer (NG "Mario"), un ingeniero químico santafesino, cuarto en jerarquía dentro de la organización, con la aprobación de los tres primeros, Firmenich, Perdía y Quieto. También fue la acción militar más importante y compleja realizada hasta ese momento por la subversión. En el ataque, comandado por Mario Konkurat (NG Sebastián), se utilizaron alrededor de 100 combatientes y más de 10 vehículos, variadas armas de fuego, explosivos y elementos de comunicaciones.

Básicamente el plan consistió en secuestrar un Boeing 737 de Aerolíneas Argentinas en vuelo para utilizarlo como vehículo de escape y transporte del armamento sustraído; copar el aeropuerto "El Pacú" de la ciudad de Formosa; realizar al mismo tiempo el ataque por sorpresa al regimiento con alrededor de 100 combatientes llegados sincronizadamente de distintas partes del país. (Capital Federal, Rosario, Santa Fe, Resistencia y Formosa); robar el armamento; replegarse al aeropuerto; cargar las armas robadas y al personal participante, despegar de inmediato para aterrizar en un campo de la provincia de Santa Fe y, desde allí, empleando vehículos propios dispersarse y trasladar el armamento a depósitos ya previstos.

El plan se fue cumpliendo con una precisión de relojería. Momentos antes del ataque al cuartel, Montoneros había destacado 3 vehículos con dos pelotones al aeropuerto de Formosa donde se produjo un enfrentamiento con 4 efectivos de Gendarmería, uno de los cuales resultó herido. El personal de la fuerza de seguridad fue dominado.

Era un domingo a la tarde en la tranquilidad formoseña y la masa de los soldados del regimiento se encontraba franco de servicio. Los atacantes contaron con la complicidad del soldado Roberto Mayol (miembro de Montoneros) que cumplía el servicio militar en el regimiento y que, traicionando a sus compañeros, ayudó al planeamiento y entregó la unidad al arrebatarle el fusil a su compañero del Puesto de Guardia Nº 2 facilitando el ingreso de cinco camionetas que transportaban unos treinta terroristas armados por la puerta posterior.

Simultáneamente el vuelo 706 de Aerolíneas, con 102 pasajeros y 6 tripulantes a bordo, fue secuestrado en pleno vuelo a la altura de Monte Caseros cuando iniciaba su descenso sobre el aeropuerto de Corrientes, y desviado hacia Formosa, dónde aterrizó en el aeropuerto que ya había sido previamente copado. Los pasajeros fueron obligados a permanecer en tierra, el avión fue reabastecido de combustible y colocado en la cabecera de la pista listo para despegar, a la espera de los atacantes que debían llegar con las armas sustraídas en el cuartel.

Conducidos por Mayol, los asaltantes del regimiento conocían el lugar dónde se hallaban los depósitos de armas y de municiones. Un grupo se dirigió hacia la Guardia Central, donde fue asesinado el sargento Víctor Sanabria para impedir que pudiera utilizar la radio.
 Simultáneamente, otro grupo entró al dormitorio de la Guardia, donde ametralló a cuatro soldados que estaban desarmados, mientras otros ofrecían dura resistencia. Otros seis conscriptos murieron mientras se duchaban, alcanzados por granadas arrojadas a través de las ventanas del baño. Al escuchar los disparos, el subteniente Ricardo Massaferro salió del interior de un dormitorio de soldados para repeler el ataque y fue asesinado.

Cinco guerrilleros le solicitaron al soldado conscripto Hermindo Luna, cuartelero en una Compañía, que se rindiera, expresando que «con vos no es la cosa», a lo que Luna respondió: «¡Acá no se rinde nadie, mierda!», y trató de repeler el ataque con su fusil, recibiendo un impacto en el abdomen que lo dejó mortalmente herido.

Descubierto el ataque, la guardia, el grupo retén y otras fracciones aisladas defendieron intensamente las instalaciones. El ataque alevoso contra los soldados que se encontraban descansando en el dormitorio de la guardia, desató la furiosa reacción del resto de los soldados contra los atacantes y rápidamente los subversivos fueron cercados por el fuego cruzado de los soldados de guardia, que desplegaron cerca de la pista de combate, la ametralladora emplazada cerca del mástil y los oficiales y suboficiales (que vivían en barrios próximos) y habían tenido tiempo para organizarse y concurrir en defensa del cuartel.

Sin poder lograr su cometido, los terroristas dejaron tras de sí 16 muertos propios (Mayol fue muerto cuando intentaba replegarse de la guardia junto a sus compañeros) y huyeron hacia el aeropuerto llevándose los heridos en dos de los vehículos que quedaron en condiciones, 34 fusiles FAL (de los 200 que tenían previsto robar) 1 FAP y la pistola del subteniente Massaferro.
Ya en el aeropuerto, fue atacado por sorpresa un vehículo policial que había llegado para recibir al interventor de la provincia, sin saber lo que estaba pasando. Tras un breve enfrentamiento resultó muerto el agente de la policía Neri Argentino Alegre y fueron heridos un oficial y otro agente. Los subversivos aprovecharon para secuestrar también el avión Cessna de la Gobernación de Corrientes que se encontraba en el lugar, en el que lograron huir la cúpula terrorista y los heridos más graves hacia una arrocera de esa provincia en Nueva Valencia, donde había instalada una posta sanitaria con tres médicos y enfermeras de la organización para la atención de los heridos.

El resto de los atacantes embarcaron según lo previsto en el Boeing 737 secuestrado y despegaron hacia un campo en proximidades de la localidad de María Susana (Santa Fe) Fe. La precariedad de la "pista" preparada determinó que gracias a la habilidad de los pilotos el avión sólo averiara su tren de aterrizaje sin otras consecuencias. Una vez allí, se dispersaron rápidamente empleando los vehículos que los esperaban. Al llegar las fuerzas legales, encontraron 16 de los fusiles robados en un pozo de agua abandonado.

El ejército tuvo 12 muertos, el subteniente Massaferro, el sargento Sanabria y los soldados Hermindo Luna, Antonio Arrieta, Heriberto Avalos, José Coronel, Dante Salvatierra, Ismael Sánchez, Tomás Sánchez, Edmundo Sosa, Marcelino Torales y Alberto Villalba; y la policía dos. Seis de los soldados fueron ametrallados mientras se estaban bañando, y otros cutro estaban durmiendo. Hubo además 19 heridos, los soldados Ricardo Montenegro, Quirino Salinas, Daniel Quintana, Juan Morínigo, Félix Bernuj, Ignacio Silva, Humberto Antonelli, Julián Román Querio, Félix Ibáñez, Martín Benítez, Hipólito Cabrera, Fausto Landriel, Aníbal Jiménez y Miguel Ávila".

El exdiputado Carlos Kunkel (NG: "Mario" o "Paco") estaba detenido en esa fecha, pero se sabe que, en su carácter de responsable de la Unidad Zonal de Informaciones, participó del planeamiento aportando información, y el padre del ex secretario de Derechos humanos de la Nación, Horacio "Chacho" Pietragalla, también habría participado del operativo.
La publicación "Evita Montonera" relató el desarrollo de la operación y se refirió en especial al comportamiento de los soldados de guardia y retén.

"Los soldados -armados o desarmados en algunos casos- desobedecieron la orden de rendición, en todos los casos presentaron fuerte resistencia y en algunos casos esa resistencia fue suicida.........en el ataque al cuartel una regla general fue que los soldados cuando podían, escapaban de los lugares atacados por nuestras fuerzas, pero ninguno soltaba el fusil y una vez a distancia buscaban parapetarse para iniciar el fuego".

La "Operación Primicia" conmovió al gobierno,
al peronismo, a la oposición, a la ciudadanía y a las fuerzas armadas, y tuvo las siguientes consecuencias:

• El presidente interino firmó el decreto ordenando a las fuerzas armadas el aniquilamiento de la subversión en todo el territorio nacional.
• Las Fuerzas Armadas se convencieron de que la guerra iba a ser más larga que lo prevista porque Montoneros había iniciado abiertamente sus hostilidades, sumándose al ERP.
• El general Videla y el almirante Massera comenzaron a estudiar, a partir de ese momento, en la posibilidad de un golpe de estado que permitiera a las Fuerzas Armadas combatir a la subversión desde el poder.

Roberto Mayol es homenajeado en una placa colocada en la Universidad del Litoral que recuerda a veinticuatro "alumnos, profesores y egresados muertos, desaparecidos y perseguidos durante la última dictadura militar", inaugurada en 2006 con una conferencia a cargo de Ricardo Lorenzetti (ex montonero, nombre de guerra "Mono"), miembro y ex presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Lo mismo ocurre en los pueblos o ciudades y en los colegios y universidades que frecuentaban los otros terroristas caídos en el cuartel. Ocho de esos doce montoneros muertos figuran en los nuevos listados del" Nunca Más" (publicados en 2006) como víctimas de "ejecución sumaria", una categoría inventada durante el kirchnerismo. Otros cinco figuran como "desaparecidos" en el monumento levantado en el "Parque de la Memoria". Los parientes de esos terroristas cobraron una millonaria indemnización equivalente a cien veces el sueldo más alto de la administración pública nacional al ser considerados víctimas del "terrorismo de estado".

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**Jorge Tisi Baña

domingo, 2 de diciembre de 2012

Indemnizarán a los Soldados Argentinos del RIM29 asesinados por los Montoneros



Cuando 'El Negro' Luna gritó:  '¡Acá no se rinde nadie, mierda!'   /  Por Ceferino Reato


 La Cámara de Diputados aprobó esta semana un proyecto de ley para indemnizar a soldados formoseños muertos por Montoneros. Ahora, deberá tratarlo el Senado

Detrás de cada uno de los soldados y militares muertos el 5 de octubre de 1975 en Formosa durante un ataque de Montoneros, la guerrilla peronista, hay una historia. Por ejemplo, la de Hermindo Luna, "El Negro" Luna, de 21 años, que no debió haber estado aquel domingo de guardia pero era muy pobre y cambió su franco por unos pesos con otro “colimba”; igual, no tenía dinero para visitar a sus padres, campesinos de Las Lomitas, a unos 300 kilómetros de la capital provincial. “¡Acá no se rinde nadie, mierda!”, dijo Luna antes de que los disparos de uno de los atacantes lo partieran en dos. Su gesto sirvió para alertar al resto de sus compañeros y salvó muchas vidas.

O la de Edmundo Sosa, un obrero metalúrgico que como no tenía papá podría haberse salvado del servicio militar obligatorio; quiso “servir a la patria”. Tampoco Sosa debería haber estado aquel domingo de guardia: cinco días antes había rechazado la primera baja para que en su lugar se fuera otro “colimba”, que era casado, con dos hijos y tenía gravísimas urgencias económicas.

O la de Marcelino Torales, el hijo de Doña María, un carismático albañil y cantor aficionado que soñaba con compartir el escenario con Sandro y murió en cinco segundos en la Guardia.

O la del subteniente Ricardo Massaferro, también de 21 años, hijo de un militar retirado muy peronista y del mismo nombre que había instruido militarmente a grupos de montoneros. “¿Se dan cuenta? Lo que yo hice por el peronismo, la Resistencia y la Juventud Peronista, y ahora me pagan así”, se lamentó al día siguiente cuando recibió en Buenos Aires el ataúd con el cuerpo de su único hijo.

En mi opinión, el proyecto de ley aprobado el miércoles por la noche por la Cámara de Diputados es justo porque otorga a los defensores del cuartel la misma indemnización que ya cobraron los familiares de la mayoría de los guerrilleros muertos. Estos militantes montoneros habían sido considerados como víctimas del terrorismo de Estado a pesar de que murieron atacando un regimiento del Ejército en los suburbios de Formosa y durante el gobierno constitucional de la presidenta Isabel Perón.

Aquel 5 de octubre de 1975, mientras los formoseños dormían la siesta, murieron en total 24 jóvenes, todos peronistas: doce guerrilleros, diez soldados, un subteniente y un sargento primero. Parecía una novela de Osvaldo Soriano, en la que todos morían gritando “¡Viva Perón!”, pero lamentablemente fue cierto. Fue el debut del Ejército Montoneros, con sus uniformes azules; el ataque fue bautizado “Operación Primicia” e incluyó el secuestro en pleno vuelo de un avión de Aerolíneas Argentinas y el copamiento del aeropuerto formoseño, donde murió un policía, Argentino Alegre, cuyos familiares también serán indemnizados. Cuando todo había terminado, los militares salieron del cuartel y en la represión, mataron a tres vecinos que no habían tenido nada que ver y que estaban desarmados, uno de ellos de 15 años; también sus herederos están incluidos en el proyecto de ley, que ahora debería ser aprobado por el Senado.

El objetivo de Montoneros fue humillar al Ejército en una provincia alejada y periférica, “recuperar” armas y prepararse para el golpe que consideraban inevitable y, además, deseable ya que, imaginaban, serviría para que la gente se pusiera del lado de los guerrilleros acelerando la llegada de la revolución socialista. Pensaban que los soldados se rendirían rápidamente. Todo salió mal.

Ya era hora de que quienes suelen reinvindicar de manera acrítica los ideales de aquella “juventud maravillosa” comenzaran a reparar los errores cometidos en los Setenta.