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miércoles, 28 de enero de 2015

"La denuncia construyó un clima de bronca cuando la sociedad vivía con alegría el verano" / Ricardo FORSTER






El secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional esbozó su teoría en torno a la acusación del fiscal Alberto Nisman y habló también de su muerte. 

El intelectual y funcionario K, Ricardo Forster, pidió hoy tener una mirada totalizadora en torno a los motivos que llevaron al fiscal Alberto Nisman a denunciar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner por encubrimiento y manifestó que la acusación "construyó un clima de bronca cuando la sociedad vivía con alegría el verano".
"La denuncia se construyó para generar un clima de desasosiego y bronca en un verano que parecía tranquilo, con un fin de año que fue el mejor de los último años, en el que no hubo rebeliones policiales, saqueos, ni huelgas salvajes, veíamos a una sociedad que en su gran parte atravesaba con alegría el verano, con los centro turísticos llenos, etc, etc.", analizó el secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional en diálogo con radio Del Plata.

Forster manifestó que le resulta incomprensible el apuro de Nisman por volver al país, interrumpiendo sus vacaciones, para presentar una denuncia de "calibre inmenso, que ponía en riesgo la institucionalidad argentina". "Allí hay algo que resulta inverosímil que, de no haber mediado la muerte trágica del fiscal, seguramente aquel lunes en el que tenía que comparecer, se hubiera desarmado", manifestó en torno a la denuncia de encubrimiento que el fiscal especial del caso AMIA iba a desarrolla en una reunión reservada en el Congreso de la Nación.
Sobre la trágica muerte del fiscal, sostuvo: "Yo soy de los que piensan que esto es parte de todo un dispositivo de desestabilización, que tiene que ver con 2015, con las elecciones, tiene que ver con un proceso de fortalecimiento político de la figura de Cristina Kirchner, se estaba hablando mucho que de acá a la definición del candidato podían pasar distintas cosas".

"Desde los sectores que hace mucho vienen buscando debilitar, golpear y expulsar al Gobierno nacional, sigue habiendo una estrategia de horadación, de debilitamiento, de destitución, alguno ha dicho que esto es casi un intento de golpe", expresó el integrante de Carta Abierta.

Fuente: http://www.clarin.com/politica/Forster-denuncia-construyo-sociedad-alegria_0_1293470931.html

domingo, 26 de mayo de 2013

Intelectuales al servicio del poder [Opinión]






Milton Friedman El concepto de “intelectual” fue acuñado en Francia durante el affaire Dreyfus, a fines del siglo XIX y se usaba como un calificativo peyorativo que los antridreufistas usaban para denominar a los personajes de la ciencia, el arte y la cultura (Emile Zola, Anatole France, Octave Mirbeau) que apoyaban la liberación del capitán judío Alfred Dreyfus acusado de traición.

Si lo definimos desde el marxismo, en particular desde Gramsci, la labor de lo que la izquierda ortodoxa llamaría “intelectual orgánico” es justificar ideológicamente la superestructura político-ideológica existente, en beneficio del predominio social de las clases dominantes, o su crítica, en beneficio de las clases dominadas.

El intelectual orgánico bien podría protagonizar aquel viejo chiste sobre los periodistas: –Hay que escribir sobre Dios… –Ok, ¿a favor o en contra?

Se ha escrito y debatido mucho sobre el rol del intelectual en la sociedad. Durante Sócrates los intelectuales intentaban dominar la violencia mediante el uso del diálogo frente a las convicciones políticas. Sócrates hacía algo intrínseco a cualquier intelectual: invitaba a los atenienses a interrogarse, a abrirse ante la pluralidad humana. Hay quienes comparan la tarea del intelectual dialóguico con el hecho de que cada persona contiene –como escribió Walt Whitman en su “Canto a mí mismo”– “multitudes”, y un intelectual debe aceptar esas diferencias como elemento constitutivo del mundo. Cuando se pregunta si los intelectuales deben meterse en política, Umberto Eco señala que la Grecia clásica ofrece “tres modelos de intelectual.
 

El primero es el de Ulises que, al menos en la Iliada, desarrolla funciones de intelectual orgánico según la vieja idea de los partidos de izquierda. Agamenón le pregunta cómo puede conquistar Troya y Ulises inventa la idea del caballo y, siendo como es un intelectual orgánico de su grupo, no se preocupa del final que puedan tener los hijos de Príamo. Después, como tantos intelectuales orgánicos que entran en crisis y se transforman en gurús o se ponen a trabajar en Mediaset (el grupo mediático de Berlusconi), Ulises se dedica a navegar y a sus propios asuntos. 

La segunda figura es la de Platón -sigue Eco-, que no sólo tiene una idea propia de la función oracular del intelectual sino que piensa que los filósofos pueden enseñar a gobernar. El experimento que pone en marcha junto al tirano de Siracusa no le sale bien, lo que quiere decir que hay que tener mucho cuidado con los filósofos que proponen un modelo concreto de buen gobierno. 

La tercera figura es la de Aristóteles que, como es de sobra conocido, fue el preceptor de un hombre de gobierno como Alejandro. Por lo que sabemos nunca le dio consejos precisos de que hacer en sus campañas”. “Hay una cuarta función del intelectual -termina Umberto Eco-. Sócrates desempeña su papel criticando a la ciudad en que vive y, después, acepta ser condenado a muerte para enseñarle a la gente a respetar las leyes. El intelectual que pienso tiene también ese deber: no debe hablar contra los enemigos de su grupo, sino contra su grupo. Debe ser la conciencia crítica de su grupo. Romper las convenciones. De hecho, en los casos más radicales, cuando un grupo llega al poder por medio de una revolución, el intelectual incómodo es el primero en ser guillotinado o fusilado (…) Deben aceptar la idea de que el grupo no les ame demasiado. Si les ama demasiado y les da palmaditas en la espalda, entonces es que son peores que los intelectuales orgánicos: son intelectuales del régimen”.

Esta semana la ofensiva emprendida por el aparato de propaganda estatal para desacreditar las investigaciones sobre lavado de dinero K incluyó un pronunciamiento del grupo de intelectuales orgánico “Carta Abierta”, su carta número 13, titulada “Los Justos”. La prosa mediocre e intrincada del texto permite adivinar con facilidad que fue escrito por Horacio González, y el texto llega con facilidad al paroxismo de ser más lazarista que el propio Lázaro. Me compara con Botana -junto a Jacobo Timerman, uno de los editores más importantes del siglo pasado- y traza un paralelo entre nuestra denuncia en PPT y las denuncias de corrupción que el diario Crítica utilizaba durante el golpe contra Hipólito Yrigoyen. “El programa de Lanata tiene elementos parecidos a las denuncias que él mismo hacía en la época de Menem, pero ahora le agrega elementos de music hall, de folletín gótico, de novela policial negra (…) eso no habla de la veracidad de las denuncias”. Para González (las bóvedas con dólares) “son indemostrables, elementos que requerirían la pluma de Edgar Allan Poe”.

La solicitud de pruebas, en términos casi judiciales, se alinea con el aparato de propaganda estatal: los cyber k, los periodistas oficialistas, los políticos, nos piden pruebas. La sensación es curiosa: tengo 52 años, soy periodista desde los 14, varias notas mías han hecho caer a funcionarios nacionales y nunca he tenido tantas pruebas que me apoyen como ahora. Pero me piden pruebas. 

Cuando publicamos la nota sobre la bolsa de Felisa Miceli en el baño no teníamos ni siquiera el acta de los bomberos, que intentamos, en vano, conseguir. Pero Néstor decidió que Miceli debía salir de su cargo e ir a juicio. Aquí hay pruebas documentales, testimoniales e, incluso, más de doscientas fotografías tomadas por quien ayudó a Lázaro Báez a desarmar la bóveda. Pero faltan pruebas. Sería más sincero que los intelectuales orgánicos como González y Forster reconocieran que, en el fondo, la corrupción no les interesa. Para ellos es un “daño colateral”, lo importante es la revolución que suponen estar haciendo.

“¡Qué carajo sé cómo hizo la plata Lázaro Báez!”, le gritó por radio Identidad Ricardo Forster al periodista Martín Pitton.

Sin tomar en cuenta las pruebas periodísticas, AQUÍ VAN LAS PRUEBAS JUDICIALES QUE LA INVESTIGACIÓN PROMOVIÓ:

 El 3 de mayo el fiscal Marijuán imputó al empresario K Lázaro Báez, a uno de sus cuatro hijos y a Fabián Rossi, representante de la financiera SGI en Panamá.

El martes pasado Carrió denunció que Báez desmanteló la bóveda que tenía detrás de la cava en su chacra de Río Gallegos. Mañana mostraremos por la televisión más de doscientas fotos –incluida una de Lázaro en la escena del delito– tomadas por Triviño, una de las personas que lo ayudó en esa tarea durante más de una semana.

Hay una causa contra el titular de la Procuraduría Adjunta de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (PROCELAC), Carlos Gonella, por omitir la imputación de Lázaro Báez al inicio de la causa cuando el organismo la tuvo a su cargo.

Hay una causa por las declaraciones de Miriam Quiroga, la ex secretaria de Néstor por la existencia de bolsos con dinero. Aún no declaró porque acaba de nombrarse al juez. Daniel Muñoz, a quien ella señaló como portador de los bolsos, fue imputado.

El 6 de mayo el fiscal uruguayo Juan Gómez hizo lugar a la presentación que hicieron los diputados Ocaña y Garrido por sociedades uruguayas de Lázaro.

La Justicia uruguaya también abrió una causa contra Pérez Gadín por la compra de un campo en 14 millones de dólares, lo que según Fariña había formado parte de la “ficción” que me vendió.

El Ministerio Público de Suiza abrió un procedimiento formal por el denominado “lazarogate”.

En actas de directorio de Austral Construcciones del 12 de junio de 2005 –mostrada por la televisión se deja constancia de que Báez y Kirchner fueron socios en la construcción de una propiedad horizontal de diez departamentos en Río Gallegos.

Se publicaron fotos del Tango 10, avión presidencial, en el hangar de Lázaro en San Fernando.

La Justicia investiga los vuelos del “avión recaudador”. PPT proporcionó los números de matrícula y fecha de los viajes.

Se presentaron en PPT varios documentos de Teegan INC, una de las cincuenta empresas truchas en la ruta del dinero K; el certificado de la incorporación de la firma en Belice; la escritura del notario de Panamá con la factura del costo de inscripción; el resumen del Banco Lombard Odier en Suiza donde se depositaron 1,5 millón de dólares; el alquiler de la empresa South Aviation con la firma de Rossi.


SÓLO NOS FALTA QUE LÁZARO SE ARREPIENTA, LLORE Y CONFIESE. PERO TAMBIÉN A ESO CARTA ABIERTA LE ENCONTRARÍA UNA JUSTIFICACIÓN.


Investigación: JL/María Eugenia Dufard/Amelia Cole

Por Jorge LANATA – Mayo de 2013

martes, 9 de agosto de 2011

¿Intelectuales o propagandistas?



El apoyo acrítico al gobierno de pensadores y académicos


"No sé por qué no están Horacio González y Ricardo Forster. El triunfo también es de ellos", lanzó, irónico, alguien muy cercano al jefe de gobierno en la noche de la categórica reelección. En medio de la euforia de globos amarillos todo era danza victoriosa en Costa Salguero, en tanto atronaba sin asco Fito Páez. Parafraseando a Mauricio Macri, que dijo que los votos conseguidos no son de nadie, los hits musicales tampoco tienen dueño ni, mucho menos, ideología.

Contrastó con ese fervor bullanguero la repentina parquedad de los intelectuales de Carta Abierta, que tanto se expusieron a favor de Daniel Filmus hasta el domingo de la segunda vuelta y en su microscópica autocrítica de cinco minutos que archivaron en cuanto se los reprendió. Casi ni se los vio ni se los leyó en estos días. Apenas el viernes, en la Biblioteca Nacional, cuando Sandra Russo presentó su panegírico libro sobre la Presidenta, junto al relator oficial Víctor Hugo Morales, el dueño de casa, Horacio González, habló entre otras cosas de "las estructuras de injuria que se leen todos los días en los diarios".

No tiene nada de malo ni de particular que un conglomerado de intelectuales hayan armado un grupo de reflexión y debate a partir de sus afinidades y simpatías con el kirchnerismo.
Lo inquietante es que mutaran desde el conflicto con el campo, en 2008, hasta ahora mismo, en toscos propagandistas. Prestan flaco favor como anestesistas no matriculados de los dolores oficiales que insensibilizan y así no hay quien quiera, en lo alto del poder, enmendar las consecuencias de elecciones clave perdidas; irregularidades como los sueños compartidos de Schoklender y Hebe; investigaciones aviesas, interesadas y frustradas sobre la identidad de Marcela y Felipe Herrera Noble; tragedias como las de Mariano Ferreyra, Jujuy y los qom de Formosa, y episodios insólitos como la pelea en el Inadi y el caso Zaffaroni.

El auténtico intelectual es, por naturaleza, inconformista, y cuestiona todo poder constituido. Es revulsivo e insolente, pero no en el sentido superficialmente mediático y escandaloso de la palabra, sino en su serena profundidad metodológica, asistido por sus saberes, los instrumentos académicos y el honesto intercambio de pareceres con sus pares. Es tan independiente y meticuloso que puede desarmar su propio pensamiento para someterlo a los rigores de la discusión teórica sin especular sobre si los resultados lo favorecerán o no. Y hasta es capaz de tirar fuerte de la punta del mantel de la mesa del que sea sin pedir permiso, para saber qué cosas se mantienen en pie y cuáles otras caen y se hacen añicos, sólo por intentar explicar desapasionadamente por qué sucede una cosa y otra.

El propagandista es la antítesis del intelectual. Este advierte un problema en todos sus matices y complejidades con actitud inquisidora, pero al mismo tiempo con ánimo ascético y prescindente. Aquél, en cambio, esconde rápidamente debajo de la alfombra todo lo que no le conviene ver y exalta distorsionándolas hasta el paroxismo las propias virtudes, virtudes que, al no ser confrontadas con sus propias zonas sombrías, pierden musculatura moral y fortaleza teórica hasta vaciarse de contenido y volverse caricaturas de sí mismas. Si el intelectual es un faro que con su luz, rastrilla sin trampas la oscuridad a su alrededor, el propagandista apenas es una linterna que sólo apunta aviesamente hacia dónde le conviene.

Los sofistas, con sus unilaterales silogismos dirigidos como lanzas contra sus virtuales enemigos, no sólo logran engañar a sus mandantes con reflexivos halagos, sino que terminan autoengañados. La pérdida del genuino ejercicio de someter al análisis erudito, sin concesiones hacia un lado y hacia otro, comenzando por la revisión de los propios puntos flacos y errores, convierte a la discusión en un dispositivo ligero y malintencionado, en un entretenimiento perverso que sólo se aplica para neutralizar al contrario, con cero crítica hacia adentro.
Copia vil de un genuino corpus filosófico, el que ofrecen es endeble y se reduce a meras consignas sin respaldo, pero que, machacadas por militantes virtuales y funcionarios bocones, logran un consenso chiquito que circula encapsulado dentro de la propia tropa, en tanto producen desconfianza, hilaridad o directamente profundo rechazo en los que pertenecen a otras filas.
La primera palabra mágica, que fue como una verdad revelada que los sacó de las tinieblas, fue "destituyentes"; luego aparecieron "medios hegemónicos" y "corporación mediática". La Presidenta sumó su propio hallazgo: "el relato".

Lo que podía ser, al principio, una bienvenida brisa fresca para cuestionar un muy perfectible orden establecido (qué y cómo cuentan las cosas los grandes medios, qué destacan, qué asordinan, qué intereses defienden, etcétera), por cierto, muy pronto derivó en un cuestionamiento general de todo el funcionamiento de la prensa. Ese es el móvil real: inocular racismo hacia los periodistas y su oficio. De no haber sido articulado por los que más estudiaron, esa fobia habría sido catalogada de autoritaria o patológica. Los intelectuales K, en cambio, se dieron a la tarea de bordar dócilmente una red de "pensamiento profesional" para decodificar y, por sobre todo, desconstruir (perdón, Derrida) el discurso "opositor" de los medios mientras guardan silencio o justifican los excesos, hostigamientos y persecuciones que puedan darse. Utilizan sin culpas una vara dual que, al tiempo que fustiga a la "corporación mediática", acaricia al bando oficial.

La Universidad de La Plata, al distinguir a Hugo Chávez y a Hebe de Bonafini, consagra ese trastocamiento del sentido, naturalizándolo, lo que lleva de inmediato a razonamientos absurdos como los que se repitieron al día siguiente del segundo triunfo en tres semanas de Macri, que fue atribuido a que estaba "blindado" por los medios. En ese caso, si, como parece, en octubre la Presidenta consigue su reelección, ¿cuál será la explicación si los medios "hegemónicos" son tan opositores e influyentes como afirman?

Los dos más célebres referentes de Carta Abierta, que eran echados de menos irónicamente en medio de la fiesta de Pro en la madrugada del lunes por sus involuntarios servicios prestados a la causa macrista, González y Forster, pergeñaron una figura más digna de los cráneos apurados de una redacción periodística que de los forjados por el pensamiento científico de la universidad: la "máquina de capturar palabras". En realidad, el rótulo esconde una vieja y reaccionaria idea: "maten al mensajero" (el problema no son los hechos incómodos o las incorrecciones que puedan producirse, sino que los periodistas se empeñen en contarlos).

El director de la Biblioteca Nacional, cuya mayor hazaña este año fue propiciar que Mario Vargas Llosa no fuese orador en la inauguración de la Feria del Libro, describe a estas maquinarias de captura como "grandes antenas semiológicas que operan tanto en el mundo de los laboratorios científicos, quizás en los cotejos de ADN [obvia alusión irónica al caso Noble] como en algo que se le parece, que es el aprisionamiento de palabras para hacerlas pasar por probetas de infamación o descrédito".

En tanto la ensayista María Pía López asegura, en disparatada contradicción, que "el kirchnerismo siempre constituyó hegemonías parciales" porque el "sistema de medios opositores [es] muy articulado y muy preciso", Forster subraya: "Funciona a todo vapor, entre nosotros, una máquina mediática de captura de palabras" que apunta a "nuevas formas de sentido común".
Con la "máquina del tiempo", la literatura y el cine nos hicieron soñar con viajes a épocas lejanas del pasado y del futuro. Desde que Emilio Perina escribió La máquina de impedir , esa expresión es moneda corriente en los análisis políticos. La "máquina de hacer pájaros" nos remite a una de las bandas más creativas de Charly García y, en cambio, la "máquina de Dios" es el nombre coloquial con el que mencionamos al acelerador de partículas de Ginebra. Sin pretender ser exhaustiva, esta lista, sin embargo, no podría, por razones obvias, cerrar sin mencionar aquella otra de la que solía hablar Tato Bores: la "máquina de cortar Boludos”

© La Nación - Por Pablo Sirven



Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1395830-intelectuales-o-propagandistas