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domingo, 21 de agosto de 2016

Viaje al inframundo de la Biblioteca Nacional



Bajo tierra, en una superficie de casi tres manzanas, se esconde una auténtica "ciudad"
Desde Avenida Del Libertador hasta casi Las Heras es la extensión de los depósitos de la Biblioteca Nacional, donde se guardan los libros, diarios y demás publicaciones disponibles para la consulta del público. El edificio diseñado por Clorindo Testa tiene tres subsuelos con infinitas estanterías que ocupan una superficie de 19.000 m². La visita a la trastienda de la Biblioteca es fascinante. Subsuelos, entrepisos, escaleras, montacargas, talleres, laboratorios y equipos diseñados por personal de la institución: un plantel de expertos apasionados por un trabajo que no dejó de ser artesanal a pesar del avance tecnológico.

Antes de llegar al archivo, donde hay "montalibros" para distribuir los pedidos de los usuarios en las salas de lectura, el material pasa por una serie de procesos técnicos a cargo de bibliotecarios, restauradores y artesanos. Este equipo de especialistas realiza todos los días un trabajo invisible y primordial: catalogar, ordenar, reparar y preservar el patrimonio bibliográfico nacional.
 
Hace un mes, en su primera conferencia de prensa como director, Alberto Manguel contó que el acervo de la biblioteca consta de alrededor de tres millones de piezas, entre libros, revistas, periódicos, fotografías, mapas, partituras, discos y otros materiales. Pero la colección se incrementa constantemente gracias a las donaciones y las compras, los títulos que envían las editoriales, las publicaciones propias y los canjes con otras instituciones. En aquella charla con periodistas, Manguel también elogió la tarea de los técnicos: "Quiero poner en valor la experiencia de estos artesanos." Anunció, entonces, que este mes comenzarían los recorridos abiertos por las diversas áreas para que el público conozca el intenso trabajo tras bambalinas.

El departamento de Conservación preventiva, a cargo de Gisela Korth, se ocupa de poner a punto el material deteriorado y mejorar sus condiciones de guardado. "El 80 por ciento de los daños que presentan libros y diarios son a causa de la manipulación. Los ejemplares pasan por muchas manos, además de las de los usuarios. Y además hay publicaciones muy requeridas para consultas", explicó Korth durante el recorrido por su área, que comenzó a funcionar en 2011 con tres personas y hoy reúne 36.

Cuando ingresa, el material pasa por la sección Adquisiciones. Allí se le ponen los sellos y las alarmas y se lo envía al Departamento de Procesos Técnicos, integrado por bibliotecarios encargados de la catalogación y de ordenar las piezas según el tamaño y el formato. Luego va al depósito general, donde se guarda el material de 1940 en adelante. Las salas especiales, como el Tesoro y Publicaciones Periódicas Antiguas, tienen archivos propios para resguardar los incunables, las ediciones históricas y el material anterior a 1940.

En los tres niveles del depósito general, el material se ubica en estanterías según un código de identificación espacial. El ordenamiento de los libros no es temático ni por autor, ya que esos criterios serían imposibles de mantener por una cuestión de espacio. Cada volumen recibe un número que indica el sector, el pasillo y el estante en el que debe guardarse. Así, en una misma fila puede convivir un poemario de Borges con un tratado de economía. Los empleados del área utilizan carritos para trasladar los ejemplares hasta el "montalibros", por el que llegarán a la sala de lectura.

En el archivo de la Hemeroteca, el material está ordenado por colecciones: en las estanterías se ven enormes encuadernaciones de LA NACION y La Prensa, entre otros diarios. También, revistas históricas y de actualidad, embolsadas para evitar el deterioro del papel. Según los especialistas en conservación y restauración, cuanto más antiguo es el papel mejor es su calidad.

En uno de los subsuelos está el departamento de Preservación y restauración, que hace un trabajo artesanal y delicado: repara roturas pieza por pieza. En el momento de la visita de LA NACION, en el taller estaban recuperando un antiguo mapa de la Argentina y un libro con hojas agujereadas. Los técnicos utilizan bisturí, pinceles, agua, engrudo orgánico y papel Japón, un papel liviano y transparente que resulta ideal para rellenar los orificios causados por los hongos y la humedad. Pueden pasar varios días, incluso semanas, hasta que completan la restauración de una pieza.

Allí también se ocupan de hacer cajas de cartón a medida para guardar objetos históricos. Esa tarde uno de los técnicos daba forma a un estuche artesanal con varias divisiones donde se conservará una colección de daguerrotipos del siglo XIX, donados recientemente por un argentino que vive en Estados Unidos. En otra de las oficinas del mismo subsuelo funciona el departamento de Microfilmación y digitalización, donde se archivan copias del material en papel en otros soportes para preservarlo del deterioro. De esa área depende un taller y laboratorio, donde trabajan tres técnicos que diseñan y construyen equipos según las necesidades específicas del sector: por ejemplo, una microfilmadora con un soporte en forma de V para libros encuadernados, con dos cámaras digitales que disparan al mismo tiempo. "No existe un modelo así en el mercado y si hubiera alguna tendría un costo seis veces mayor", dice Rubén, uno de los técnicos, que trabajó durante varios años en Cannon y conoce los equipos de digitalización que se utilizan en las bibliotecas más importantes del mundo.

Además del programa Conociendo la Biblioteca, que continuará a lo largo del año con visitas a otras áreas, Manguel planea realizar un documental, "una suerte de biografía" de la institución, para mostrar al público el trabajo invisible de todos los días.






sábado, 23 de julio de 2016

BIBLIOTECA NACIONAL: La Gestión de Horacio González disponía de 240 militantes políticos?? ***



 

Un informe oficial revela que la mitad de los despedidos del Estado eran ñoquis

Al menos LA MITAD DE LOS DESPEDIDOS DEL ESTADO NO CUMPLÍA NINGUNA FUNCIÓN

"Personas que cobraban un sueldo y no iban a trabajar", "militancia soportada por el Estado" y "duplicación de tareas". Ésos fueron las tres causales con las que el Gobierno justificó este año la desvinculación de 10.662 empleados públicos en 23 ministerios y dependencias estatales.

El dato surge de relevamientos preliminares en 23 áreas; incluye a 5300 empleados que no trabajaban o sólo militaban, pero podrían ser más


Por tareas políticas sin funciones específicas también despidieron a empleados de la BIBLIOTECA NACIONAL donde, siempre según el informe elaborado por el gobierno de Cambiemos, Horacio González tenía contratadas a 240 personas para "REALIZAR TAREAS DE MILITANCIA POLÍTICA DE LA ANTERIOR GESTIÓN"
 

De una revisión preliminar del Gobierno en las áreas de recursos humanos de las dependencias estales surgió que unas 5300 personas (49,7% del total) no asistían a su lugar de trabajo o no cumplían su función. Se trataría, así, de lo que comúnmente se denomina "noquis".
Figura en un punteo de irregularidades detectadas en ministerios y organismos nacionales. Las áreas con más casos y los ejemplos más insólitos.

El Gobierno, no obstante, tuvo que dar marcha atrás con algunos despidos. En principio, las desvinculaciones eran 10.921, pero el Poder Ejecutivo reincorporó a 259 personas tras una revisión de sus casos.


Esos empleados lograron que se reconociera que habían sido apartados sin justificación y volvieron a sus puestos. En el Ministerio de Cultura fueron reincorporadas 200 personas, mientras que en la Biblioteca Nacional volvieron a su cargo 22 empleados; en el Indec, 20; en el Inadi, 13, y en Fabricaciones Militares, otros cuatro.

*** Según el Informe del Actual gobierno de M. Macri

domingo, 1 de junio de 2014

La historia detrás de la Biblioteca Nacional de Argentina, la más importante del continente




Invitado por la Biblioteca Departamental, este doctor [ ALEJANDRO PARADA] en bibliotecología y documentación argentino les contó a los caleños la historia detrás de la Biblioteca Nacional de Argentina, una de las más importantes de América Latina.

¿Por qué fue tan importante la Biblioteca Pública de Buenos Aires para la historia de Argentina?
Lo que hoy es la Biblioteca Nacional Argentina fue justamente la Biblioteca Pública de Buenos Aires. La junta de mayo de 1810, que se reveló contra el poder imperial español, la fundó en plena revolución. Hacia 1884, por ley nacional, se convierte en Biblioteca Nacional. Es decir, estamos hablando de una biblioteca que surgió en medio de una revolución y que se transformó en una biblioteca que sigue siendo la más importante del país.


¿Cuál fue justamente el papel de esta biblioteca durante la gesta de independencia de Argentina?



Al ser creada por la junta revolucionaria, esta tenía la intencionalidad no solo de llevar la guerra revolucionaria contra el imperio español a través de las armas, sino la de sostenerse a través de los libros. Entonces vuelve a la biblioteca un instrumento para apoyar ese impulso revolucionario. Los primeros fondos de la biblioteca se consiguieron a través de requisas a bibliotecas de ciudadanos españoles y se recibieron donaciones de muchos vecinos en Buenos Aires y otros lugares del interior del país. Un alto porcentaje de los libros que llegaron eran de religión pues muchas de esa bibliotecas personales se habían fundado en el periodo hispánico. Las otras líneas temáticas eran política, derecho, historia y unas pocas novelas.

¿La manera como funcionaba se parece a lo que hoy concebimos como biblioteca pública?



Sí, porque los ciudadanos podían ir a sentarse y consultar aunque no se prestaban los libros fuera de la biblioteca. Esta, además, les proveía de tinta y arenilla (que se usaba para que la tinta se secara) y el papel sí debía llevarlo el usuario porque era muy caro en aquella época. Y la gente lo hacía pues no era fácil conseguir libros, eran un bien muy escaso. La biblioteca, además, entre otras actividades, se prestaba para debates ciudadanos sobre las lecturas que se hacían. Había salas especiales para esos debates.

Pero, al ser creada por una junta revolucionaria, ¿esta biblioteca no tenía más fines políticos que de conocimiento?



En general los que acudían iban a leer por ocio o por estudio. No buscaban fines políticos. Lo importante es que la junta que la creó permitió que la biblioteca no fuera gestionada por la esfera religiosa sino por el propio gobierno, y eso fue un gran avance para los libros en el uso público. Lo que sucede es que Buenos Aires vino a ser un puerto pujante hace relativamente poco, si se le compara con otras regiones. La verdad es que fue un virreinato tardío, con poco interés para la Corona Española. Lo que es hoy Argentina era el virrenaito de La Plata, que no despertaba mayor interés porque no tenía riqueza, era solo tierra.

¿Cuál era el perfil del usuario de las bibliotecas de esta época?



Podían entrar todos los ciudadanos, salvo los esclavos. Pero tenemos que tener en cuenta que era una sociedad prácticamente analfabeta con unos índices analfabetismo que podían llegar al 80 %. Así que las pocas personas que iban, generalmente empleados del puerto, amanueses y ayudantes de escribanos, eran las que sabían leer y escribir, y esas eran una elite pequeña. El grueso de la población podía entrar, sí, pero no sabía leer. Hacia 1870 a través de grandes campañas de escolarización crece el número de personas que saben leer y escribir. Y crece sobre todo cuando viene esa masa de inmigrantes, que llega al país y que era necesario ‘acriollar’ porque eran todo un crisol de razas.

¿Cómo se inscribe esta biblioteca en ese inmenso legado literario que tiene Argentina?



Muchos de nuestros intelectuales y escritores trabajaron en bibliotecas, como Cortázar y Roberto Arlt, que se hizo de manera autodidacta gracias a las bibliotecas. Así que la biblioteca pública en Argentina cumplió su tarea de alfabetizar a nuestros grandes autores. No hay que olvidar, por ejemplo, que la Biblioteca Nacional fue dirigida en 1950 por el gran Jorge Luis Borges.

¿Cuáles son los tesoros de la Biblioteca Nacional hoy?



Tiene catalogados un millón de libros, pero por catalogar unos tres millones a través de un programa que se llama El Aleph. Hay cientos de libros incunables y una importante sección, Tesoro, de libros antiguos que datan de 1460 a 1801.

 

Fuente: http://www.elpais.com.co/elpais/cultura/noticias/historia-detras-biblioteca-nacional-argentina-importante-continente

viernes, 16 de agosto de 2013

Curso de Ex Libris - Biblioteca Nacional de Argentina

Programa de formación especializada en libro antiguo y raro
Catálogo Nacional Unificado 

CURSO-TALLER: Historia, identificación y catalogación del EX LIBRIS

Del 16 al 19 de septiembre de 2013, de 9 a 13hs.
Auditorio David Viñas Museo del libro y de la lengua
Av. Las Heras 2555 | CABA

CONTENIDOS
Definición y elementos que componen el Ex libris, tipología, evolución, coleccionismo, estilos, técnicas clásicas y modernas de elaboración y la bibliografía más representativa sobre el tema.

PROFESORES
Daniel Salaverria
Acuarelista. A partir del año 2000 se ha dedicado a la colección y estudio de los Ex libris, abordando las siguientes temáticas: El Ex libris italiano de 1900 a 1930, el Ex libris Modernista y el Ex libris argentino de principios del siglo XX. Estudia sobre las marcas de impresores y diversas cuestiones relacionadas con el libro.

Luis Seibert
Estudiante de  Artes Visuales y grabador especializando en Ex Libris. Investiga sobre historia del grabado, historia del libro e identificación de técnicas de impresión. Poseen obras suyas bibliotecas privadas de Argentina, Brasil, México, Estados unidos  y España.

Walter Núñez
Profesor Nacional de Escultura. Desde 1998 está dedicado a la investigación y el estudio de programas de diseño por computadora. Se desempeña como docente de Música, Plástica, Técnicas Audiovisuales y Diseño por Computación.

ARTISTAS INVITADOS:
Mauricio Schvarzman
Grabador y  Exlibrista. Egresado de las Escuelas Nacionales de Bellas Artes "Manuel Belgrano" y "Prilidiano Pueyrredón. Con más de un centenar de premios y menciones en Argentina y en el mundo.

Alberto Arjona
Grabador y  Exlibrista. Egresado de las Escuelas Nacionales de Bellas Artes "Manuel Belgrano" y "Prilidiano Pueyrredón” y "Ernesto de la Corcova ". Con aproximadamente una cincuentena de exposiciones en todo el mundo.


ORGANIZAN.
Catálogo Nacional Unificado / Área de Capacitación
Dirección Técnica Bibliotecológica
Biblioteca Nacional de la Argentina



Inscripción libre y gratuita. Cupos limitados -Con acreditación de créditos en el INAP-Entrega de certificados con aprobación de trabajo final.- 
PARA INFORMES E INSCRIPCIÓN ENVIAR UN CORREO AL catalogonacionalunificado@bn.gov.ar



sábado, 9 de marzo de 2013

Un paseo por las entrañas de la Biblioteca Nacional [Argentina]


La Biblioteca Nacional, ese edificio desnudo de hormigón armado, de corte brutalista, tiene un problema: no sabe cuántos libros alberga en sus depósitos. 
Al no saber cuánto, tampoco sabe exactamente qué. Sin embargo, se estima que hay entre de tres y cinco millones de piezas (libros, Hemeroteca, Tesoro, etcétera).
Por su parte, las autoridades de la Biblioteca Nacional aseguran que esta situación comenzará a regularizarse a mitad de año, cuando entre en funcionamiento el nuevo sistema "Aleph", un software que costó 850 mil pesos y que digitalizará todos los procesos bibliotecarios. Entre otros, cuantificar los libros que ingresan y contar con un proceso más estricto de estadísticas. Otro de los problemas que tiene la Biblioteca Nacional –y que afirman solucionará este nuevo programa–, es que no cuenta con material digital en su sistema. En la actualidad, los lectores o investigadores que quieren recurrir a un libro argentino en su formato digital deben utilizar los sistemas de las bibliotecas extranjeras, que sí cuenten son ese material bibliográfico.
—¿Cómo es el circuito del libro?
—En el quinto piso, luego de realizar una auto consulta en alguna computadora disponible, el visitante realiza su pedido en la mesa principal.
Allí se imprime un ticket con los datos del texto y se envía la información al depósito, lugar donde descansan los libros. Unos quince o veinte minutos más tarde, el libro solicitado sube a través de un montacargas en un diminuto ascensor, y es entregado temporalmente al visitante. 
En las profundidades
El depósito del segundo subsuelo se encuentra a nueve metros debajo de la recepción de la Biblioteca, no posee ventanas y, por tanto, está iluminado exclusivamente por luz artificial. 
La Biblioteca Nacional recibe unos 250 visitantes diarios, quienes durante su estadía demandan al menos tres pedidos. Es decir, como mínimo se buscan, entregan y luego reacomodan 750 libros por día."Es bastante movido", cuenta Hugo, uno de los empleados más antiguos del lugar, con más de veinte años trabajando en las profundidades de la Biblioteca.
Hugo, con otros veinte trabajadores por turno, recorre parte de los 19.000 m2 que forman parte de los tres sectores del depósito, que conforman una gigantesca ciudad de libros, con sus propias calles, barrios y avenidas.
Los empleados, como los topos, sin ver la luz del día durante horas, buscan, llevan, hurgan y ordenan los pedidos de los usuarios que ejecutan desde las alturas.
Los libros, que están ubicados de acuerdo al orden cronológico de su llegada a la Biblioteca, están acomodados del siguiente modo: Nivel, Sector, Batería, Frente y Estante.Luego de que el usuario devuelve el libro, éste baja por el montacargas y es reacomodado en el lugar que corresponde. Sin embargo, si por alguna razón es ubicado en un lugar incorrecto, se corre el riesgo de perder el libro durante años, décadas o tal vez para siempre.
La humedad se hace sentir al poco tiempo de estar dentro de esta inmensa ciudad escondida bajo tierra. Pero no sólo significa una molestia para los trabajadores o los visitantes casuales, si no que los libros deben soportar, además del inherente deterioro del paso del tiempo, el que produce la reinante humedad.
En una mesa perdida se puede apreciar cómo un pequeño grupo de empleados, con absoluta concentración, se dedica a incluir las alarmas a los libros, pues no hace mucho éstos no contaban con un precinto de seguridad que los resguardase de posibles hurtos.
En el depósito, además, hay decenas de canastos con viejos libros y objetos sin un sector específico, que deberán ser recatalogados, restaurados y conservados lo mejor posible."En un de estos canastos encontré esto", cuenta uno de los empleados, y muestra una carpeta con afiches titulada "Les Maîtres de l'Affiche". "Hice la investigación y vale mucho", dice. Luego, emite su opinión: "Esto tiene que estar en el Tesoro".
Casi al finalizar la visita a este hermético mundo bajo tierra, la asistente bibliotecaria comenta que algunos de los trabajadores han visto fantasmas. Al consultarle sobre este tema, los buscadores de libros son esquivos y se niegan a responder. Pues, allí, en las profundidades, hay mitos y leyendas de las que es mejor no hablar. 
Tesoro
En la Sala del Tesoro se encuentran las publicaciones, manuscritos o partituras que la Biblioteca considera más relevantes, por su significado, antigüedad o rareza. Entre ellos 21 textos incunables.
Parte de la colección personal de Juan Domingo Perón fue destinada a la Biblioteca Nacional en el año 1957, entre los que se destacan el Libro encadenado, un manuscrito del siglo XV: Filosofía natural, de Jean Buridan, con tapa de madera recubierta en gamuza y una cadena con argolla de hierro, La Biblia, un rollo en pergamino junto a una Biblia en hebreo y el Martín Fierro en guaraní, de 1951, de José Hernández.
Entre otros textos destacados que posee el Tesoro se encuentran: Del contrato social o principios del derecho político, de Jacques Rousseau (prologada y curada por Mariano Moreno), La Divina Comedia, de Dante Alighieri, de 1487, y el Archivo de Indias, de Gaspar García Viñas.

Por último, como otra rareza, se pueden mencionar los manuscritos originales de varias figuras de la literatura del Siglo XX como Leopoldo Lugones, Oliverio Girondo, Julio Cortázar, Alfonsina Storni y Ernesto Sábato, entre otros.

  

jueves, 6 de septiembre de 2012

Horacio González se suma a Carta Abierta y apoya la reforma constitucional


El Director de la Biblioteca Nacional asegura que existen "sinceras convicciones" para modificar la Carta Magna

Luego de que la agrupación de intelectuales que integra justificara la necesidad de una reforma constitucional, uno de los referentes de Carta Abierta y director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, volvió a justificar hoy que la Carta Magna debe ser modificada.
El sociólogo justificó la medida por las "sinceras convicciones" que existe para ello y hasta polemizó con otros intelectuales como Beatriz Sarlo y Roberto Gargarella.
A través de un artículo publicado en el diario Página/12, el sociólogo abogó por nuevos cambios en la Constitución, aunque -al igual que la Carta XII que se difundió el 27 de agosto pasado- evitó hacer referencia explícita a que se habilite a la presidenta Cristina Kirchner a pelear por un tercer mandato.

"Una Constitución no ilumina una época, sino que es su hija predilecta. Es decir, hay primacía de los elementos de la vida social sobre el andamiaje legal", escribe González en el primer párrafo del texto titulado "La Constitución como problema".
Tras hacer un repaso histórico por los distintos cambios que sufrió la Carta Magna de la Argentina, el intelectual resalta voces críticas al Gobierno que en los últimos días se mostraron a favor de un debate sobre la reforma, como Beatriz Sarlo en LA NACION y Roberto Gargarella en Clarín.

"[Ellos] se pronuncian a favor de un debate por la reforma, con obvias salvedades", expone, antes de criticarlos: Sarlo sostiene que debería excluirse la cláusula reeleccionista y Gargarella considera al oficialismo "un jugador desleal" en el debate.
Así, González concluye: "El temor a las 'deslealtades' o a los 'envoltorios estéticos' (.) no debería impedir que sinceras convicciones reformistas se abstengan de decir qué Constitución argentina podría anticipar, en estos difíciles tiempos mundiales de brutalidad económica y rusticidad cultural, el perfeccionado resguardo de los derechos viejos o nuevos, ya escritos o vislumbrados".