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jueves, 26 de agosto de 2010

Digitalizar la biblioteca personal, una nueva tendencia

En Japón, Fujitsu ha doblado las ventas de escáneres de doble hoja. Comunidades en Internet explican cómo fabricar un escáner que no obligue a cortar las páginas del libro.
 

En Japón, Fujitsu ha doblado las ventas de escáneres de doble hoja.- Comunidades en Internet explican cómo fabricar un escáner que no obligue a cortar las páginas del libro

La salida de los libros electrónicos no supone únicamente la aparición de un nuevo mercado editorial. En Japón se está imponiendo el hábito de digitalizar la biblioteca doméstica. Esta práctica ya tiene nombre: jisui (cocinar tu propia comida) y está empujando tanto la venta de humildes cutters como la de escáneres de última generación que permiten digitalizar en un único proceso las dos páginas de una misma hoja. En junio, la empresa Macromill hizo una encuesta en Japón entre 300 propietarios de un iPad y encontró que el 20% habían digitalizado alguno de los libros que tenían en casa y un 30% estaba pensando en hacerlo. Esta conversión digital acostumbra a hacerse sobre libros gruesos y que carecen de versión electrónica.

Esta tendencia ha influido en la venta de productos relacionados con ella. Fujitsu ha admitido que la venta de sus escáneres dúplex, de doble página, se doblaron en junio con respecto al mes anterior. Fujitsu, por ejemplo, tiene en el mercado escáneres de doble hoja que trabajan a una velocidad de 18 páginas por minuto. Amazon ha detectado un incremento similar que también afecta a cortadoras de papel. La red de tiendas japonesa Yodobashi Camera ha instalado en una de ellas un espacio para adiestrar a sus clientes sobre cómo digitalizar los libros caseros.

Según Mainichi Daily News, la empresa Jissen especializada en cortar libros tiene una demanda de mil a 1.500 títulos diarios. En el pasado, las peticiones procedían de clientes masculinos y para obras especializadas, ahora se ha incrementado la clientela femenina y para obras literarias. Algunas empresas ya ofrecen el servicio completo de digitalización amparándose en el derecho a la copia privada de una obra adquirida legalmente, aunque las compañías editoras consideran que comercializar este servicio va más allá del derecho reconocido a la copia privada.

El problema es que algunas soluciones para digitalizar los libros destroza el original en papel. Sin embargo, ya hay fórmulas para salvaguardar la integridad del original. Bookliberator, un caso, propone una urna en la que se deposita el libro con las hojas abierta en un ángulo de 90 grados. Una cámara recoge la imagen de las dos páginas visibles. El único inconveniente es que el cliente debe abrir la urna cada vez que desea pasar hoja. El Bookreader de Plustek es otra de las alternativas existentes. Su escáner ha recurrido a una tapa regulable en altura que no impide colocar el libro abierto porque el lomo es un problema.

No es de extrañar que sea un profesor japonés, Masatoshi Ishikawa, de la Universidad de Tokio, quien haya diseñado un artilugio para escanear un libro en apenas un minuto. Según Gizmodo, "la lente es capaz de captar 500 imágenes por segundo a una resolución de 1280×1024 píxeles, un segundo sistema proporciona iluminación suficiente como para captar las letras y los dibujos presentes en la página, al mismo tiempo un láser proyecta unas líneas que sirven para establecer cuáles serían los renglones-patrón que seguirían los párrafos y finalmente un ordenador reconstruye tridimensionalmente la página". El problema, por ahora, es la gran dimensión de la máquina. En Internet ya ha nacido una comunidad de personas que han creado sus propias soluciones para escanear libros sin maltratarlos.

 
TOMÀS DELCLÓS - Barcelona - 26/08/2010
 
 
 
 
 
Daniel Diaz
Bibliotecario Argentino

 

lunes, 23 de agosto de 2010

Borges, libros y lecturas

 
El catálogo de la colección Jorge Luis Borges que presenta la Biblioteca Nacional bajo el título Borges, libros y lecturas, da a conocer el conjunto de libros donados por el escritor a la institución que dirigió durante dieciocho años.
Entregados como última acción antes de abandonar su cargo, estos ejemplares permanecieron ocultos durante treinta años en los fondos generales de la Biblioteca. Un hallazgo casual –o una revelación– fue la chispa inicial de una investigación exhaustiva llevada a cabo por dos empleados de esta Biblioteca, Laura Rosato y Germán Álvarez, cuyo resultado fue la recuperación de casi mil volúmenes.
Estos libros, que formaban parte de su biblioteca personal, presentan marcas, anotaciones y manuscritos originales que este catálogo transcribe y contextualiza, intentando reconstruir el proceso de lectura para dar cuenta de sus huellas en el acto de escritura.
La presencia de estos libros en la Biblioteca Nacional, espacio abierto y público, resulta auspiciosa para actualizar las investigaciones alrededor de la obra de Borges y, a su vez, reivindicar el rol de las instituciones públicas en la preservación y difusión de la memoria cultural del país a través de la interrogación de sus rastros documentales.
 
 
   
Daniel Diaz
Bibliotecario Argentino