Mostrando entradas con la etiqueta Juan Peron. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Juan Peron. Mostrar todas las entradas

domingo, 20 de junio de 2021

La vuelta de Perón: los 12 muertos de Ezeiza y el anticipo de los años más oscuros y sangrientos de la Argentina **

Mañana, 20 de junio, se cumple otro año del regreso definitivo de Juan Domingo Perón a la Argentina. Aquella jornada de 1973 fue premonitoria: hubo un enfrentamiento entre la izquierda y la derecha peronista por un lugar en el palco, que reconoce cuatro víctimas por bando, otras más sin identificar el sector y 240 heridos

En septiembre de 1955, un golpe cívico-militar autodenominado "Revolución Libertadora" había expulsado al Presidente constitucional Juan Domingo Perón; disuelto el Congreso; intervenido el Poder Judicial; la CGT y las organizaciones sindicales; detenido sin juicio previo a los dirigentes políticos y gremiales peronistas; proscripto al partido Justicialista; prohibido mencionar los nombres de Perón y Eva Perón, sus símbolos, sus músicas, etc etc…paradojalmente todo en nombre de la palabra "libertad".

Esta proscripción de la mitad de la sociedad argentina se mantuvo hasta marzo de 1973, cuando el peronismo pudo volver a presentarse a elecciones y obviamente ganar.

Perón pudo retornar por primera vez el 17 de noviembre de 1972, todavía durante la dictadura de Lanusse. Lo hizo para convocar a la unidad de todas las fuerzas políticas (incluidos sus viejos adversarios como Ricardo Balbín) y dejar organizado el frente electoral para la elección del 11 de marzo.

En este primer retorno, la dictadura acordonó Ezeiza con miles de soldados para evitar que el pueblo fuese al encuentro de Perón.

Luego de la elección del 11 de marzo y la asunción de Héctor J Cámpora el 25 de mayo de 1973, ahora sí, el pueblo se preparaba para darle a su líder una grandiosa fiesta popular de recepción. Se calcula que una multitud superior a los dos millones de personas se nucleó esa fresca mañana en el puente El Trébol, de Avenida Ricchieri y ruta 205.

El 9 de junio, los líderes de FAR y Montoneros Roberto Quieto y Mario Firmenich, dan una conferencia de prensa donde advierten que: "Estos sectores, como el vandorismo, el participacionismo político y sindical, que utilizan matones a sueldo tratando de intimidar al pueblo peronista, y el desarrollismo, pueden ser considerados como enemigos internos y actuaremos con ellos de la misma forma que lo haremos contra todos los enemigos del pueblo"(…) . "A ellos se los combatirá por todos los medios y en todos los terrenos necesarios, por la acción de masas y por la acción armada, tanto de masas como de comando."

Perón desde Madrid dispuso una Comisión de Organización integrada por . Salvo Abal Medina, el resto de los integrantes eran personas claramente hostiles a la "Tendencia Revolucionaria".

El 24 de mayo las Fuerzas Armadas Peronistas FAP (Comando Nacional) habían ejecutado al Secretario General de SMATA Dick Klosterman; y en un acto del día 10 de junio en Jose León Suarez, en un enfrentamiento con miembros de JP cayó muerto el militante sindical Aldo Rubén Romano.

En el gobierno de Cámpora existía una real preocupación sobre la posibilidad de que las fricciones entre los distintos sectores del peronismo emergieran en el encuentro. Por este motivo, el presidente Cámpora convocó a referentes de las organizaciones armadas. Néstor Verdinelli, de las FAP 17 de Octubre recuerda: "Por las FAP 17 estábamos Cacho, Amanda, Carlitos Caride y yo y había representantes de Montoneros y de lo que entonces todavía eran las FAR. Cámpora nos saludó afectuosamente y nos dio su mensaje. Nos pidió que hiciéramos llegar a todos los sectores el pedido de que, por favor, no causasen disturbios ni confrontaciones".

En las estrategias se anunciaba el enfrentamiento

Luego de la reunión, se comenzaron a planificar estrategias para resolver el movimiento y ubicación de las propias fuerzas en el acto. Se trataban, en verdad, de estrategias políticas destinadas a disputar el espacio en relación a Perón. "En Montoneros, cuenta Jorge Gaggero, llegaron a barajarse opciones delirantes para intentar lograr objetivos simbólicos. Una que recuerdo bien -y eso sé que se discutió en "alto nivel"-era montar una grúa de brazo altísimo que depositara en el palco en pleno acto a los sobrevivientes de Trelew. La primera reflexión compartida con otros compañeros, fue: "Esto una locura total, ¿cómo alguien sensato puede estar pensando en esto?". La segunda reflexión de entonces fue: "Si esto lo sé yo, también lo sabe Osinde". Esta circunstancia creo que ya estaba definiendo, una escalada en el enfrentamiento, que puede explicar una parte de la tragedia. En fin, el delirio del enfrentamiento de aparatos. Un aparato de izquierda, con respaldo de masas, contra otro de derecha privado del calor de las multitudes, ambos librados a su propio y simétrico delirio".

"En esos tres días tratamos de discutir, y también averiguar de qué se trataba, avanza en el relato Verdinelli. "Por parte de Montos/FAR la cuestión era sacarles el monopolio de Perón a la derecha enquistada en el palco. Barajaron diferentes hipótesis, algunas casi psicodélicas, como la de tomar el control de Perón en Ezeiza, cuando bajara el avión. Finalmente fueron descartadas diversas opciones hasta que quedó la final: la columna Sur (Sur del gran Buenos Aires) entraría no por la ruta a Ezeiza, sino que entrarían por el costado, marchando hacia el palco".

El militante de las FAP David Ramos, recuerda una reunión previa con dirigentes montoneros: "Habíamos tenido una reunión en zona sur con José Luis Nell, Dardo Cabo, Caride y yo. Tres días antes de ir a Ezeiza la visión nuestra era "no usemos al pueblo de bosque". En esos momentos, los que ya éramos grandes recordamos que la consigna (tanto de Montoneros como de la derecha) era "rodear a Perón para salvar a Perón". Nosotros no podíamos hacer efectiva esa consigna que podría haber generado un caos mucho peor de lo que fue. Y Cacho dijo "no usemos al pueblo de bosque". Y nos respondieron "nosotros vamos a ir a rodear el palco, poner nuestro cartel"; fue eso lo que sucedió. Pero esto es muy difícil de elaborar".

Carlos Flaskamp, entonces "oficial" montonero de la conducción de las FAR de La Plata en 1973, habla de una puja con el propio Perón: "Estaba claro que para Ezeiza el convocante era Perón. La gente se movilizaba para ir a ver a su líder. Lo que nosotros aportábamos eran la organización y el esfuerzo militante para hacer llegar la gente hasta el lugar del encuentro.(…) Sin embargo en los carteles que portaban nuestros activistas se hablaba poco de Perón y mucho de FAR y Montoneros".

Cortas o largas, todas las armas matan

Cuando se recorren los testimonios de las personas que estuvieron en Ezeiza, una de las frases que se repite entre los asistentes es "nosotros solo llevábamos armas cortas". La expresión, se dice con la naturalidad de quien podría decir "yo solo llevaba una banderita en la mano". Cortas o largas todas las armas disparan y matan.

El responsable de las directivas montoneras, Mario Firmenich asegura que: "Fuimos con armas cortas. No hubo ninguna directiva de ir armado... es que normalmente la gente iba armada. El activismo iba armado, el nuestro, el del Comando de Organización, cualquiera. En este sentido, en Ezeiza debió haber muchísima gente armada, pero en proporción poquísima: para dos millones de personas habrá habido 5 mil armados. Nadie fue preparado para esa guerra, los únicos que tenían un arsenal eran los que estaban en el palco"

Oscar Balestieri: "Nosotros recibimos información de que había grupos armados en el palco desde el día antes. Yo propongo en una reunión de Unidad 'Si hay grupos armados, no podemos ir con la gente. Nos juntamos los combatientes, vamos, nos cagamos a tiros esta noche y se acabó el tema. Están ellos o estamos nosotros, pero con la gente no podemos'. En los hechos, la indicación fue ir a Ezeiza con armamento liviano. En el grupo que voy, seis u ocho compañeros llevábamos pistolas 22. Sin embargo, Quique Padilla iba en un ómnibus con una ametralladora Madsen pesada; estaba montada en la parte de atrás de un ómnibus y solo paseó"

Néstor Verdinelli aporta: "Se suele decir que los Montos llevaban nada más que armas cortas. Lo que no es cierto: en la en la columna Sur iban compañeros montoneros armados con metralletas y fusiles FAL."

Según el propio Mario Firmenich, "habría unas cinco mil personas armadas". Cinco mil militantes de la JP armados "con cortas" tropezando con 1000 pesados del CNU y el CdO equipados con armas largas era un cóctel explosivo que cualquier chispa podía hacer volar por los aires. La cifra oficial de 12 muertos, es un resultado "milagroso" en un espacio donde había dos millones de personas.

La columna sur por detrás del palco

En los anuncios previos se previó que la zona posterior del palco, estaba vedada al público. Lógicamente, se pretendía mantener libre la vía de acceso al palco del general Perón y su comitiva que llegaría desde el aeropuerto.

Pero el intento de parte de la columna sur de FAR Y Montoneros de pasar al otro lado por atrás, dio origen a la confusión de suponer que se quería rodear y copar el palco. Así lo cuenta el ex oficial montonero Carlos Flaskamp: "Se nos informó que el Comando de Organizacion (CdO) había organizado cordones para impedir el ingreso por el camino de acceso a la ruta 205. Sería necesario romper esos cordones por lo que, delante de los de Berisso, se ubicó toda la seguridad provista de armas cortas, que formó en varias líneas. Y, delante de la seguridad iban los "cadeneros" que eran los que tenían la tarea de hacer posible la entrada. En esta formación fue como llegamos al lugar en el que estaba concentrada la multitud. Los cadeneros habrán cumplido su función pero tampoco tuvieron otra alternativa, porque desde atrás comenzó ejercerse una presión incontenible sobre la cabecera de la columna de tal manera que nos vimos empujados hacia adelante y fuimos ganando posiciones, independientemente de nuestra voluntad. A los del CdO, si estaban allí, no lo llegamos a ver, cuando la presión de la retaguardia se detuvo habíamos llegado muy cerca del estrado que se había instalado delante del palco."

"El resto de la columna no habiendo podido acercarse al palco, optó por separarse y emprender camino por detrás del palco para situarse del otro lado. Pero, este movimiento parece haber sido mal interpretado por la custodia que supuso que la columna sobre se aproximaba al palco con la intención de tomarlo por asalto y abrió fuego. Para nosotros que estábamos ubicados adelante y a la derecha del palco (…) los de la custodia aparecían haciendo fuego en dirección contraria. Por lo tanto(…) optamos por permanecer en nuestra posición convencidos que nuestra columna era ajena a los enfrentamientos."

Lo real y concreto es que los tiroteos que se produjeron el primero a las 14,30 y el ultimo a las 16hs fueron detrás del palco. Y por las fotos y videos que se conocen, los custodios no disparaban de arriba del palco, sino desde el suelo. Se pueden identificar en las fotos a miembros del CNU de La Plata cuerpo a tierra disparando con armas largas.

El frente del palco y el "fuego amigo"

Todos los testimonios de quienes estaban sobre la autopista Richieri en frente del palco, coinciden que escuchaban el silbar y picar de las balas que venían del lado del palco. No hay relatos, de disparos directos desde el palco, contra quienes se hallaban adelante, ni estampidas tumultuosas de gente corriendo, más allá del lógico temor y confusión reinante que llevaba a tirarse al suelo para protegerse.

El testimonio de Oscar Balestieri reafirma esta apreciación: "Nosotros decidimos, seguir avanzando. Cuando llegamos más o menos cerca del palco eran tiros por todos lados, todo el mundo al suelo. Estábamos todos tirados ahí en el suelo. Las balas picaban por todos lados. De repente uno de los nuestros se para y veo que se agarra el cuello, cuando saca la mano sale un chorro de sangre. Se cae al suelo, nos acercamos, lo agarramos entre cuatro y lo sacamos. Por suerte se salvo, había recibido una bala calibre 32. Creo que esa bala era nuestra, calibre 32, de plomo. La tiraron del otro lado hacia el palco, pasó de largo y le pegó. Como llegó con caída libre, la herida no fue grave. Si tiras así pasa por arriba del palco y a los 1000 metros la bala cae sin fuerza. Las balas que nos picaban a nosotros evidentemente eran de gente de la columna Sur que tiraban contra el palco y pasaban de largo".

La visión de los militantes del Comando de Organización

Lamentablemente casi no existen testimonios de quienes estaban del otro lado en la pelea. Hoy muchos de ellos siguen militando y acompañando a los gobiernos peronistas. Para esta nota pude hablar con algunos de ellos. Javier Rodríguez quien entonces tenía 16 años cuenta que: "Nosotros pasamos la noche en el Hogar Escuela, que esta a metros del puente. Recuerdo que hicimos un cordón sobre el acceso de la ruta 205. Cuando empezó el tiroteo yo me protegí debajo un auto, pero al rato se incendió el auto de al lado. Fue todo una gran confusión. La verdad yo era chico y tenía mucho miedo". Roberto Surra cuenta "nosotros estábamos haciendo un cordón, cuando vemos venir la columna montonera por la 205, era impresionante...yo pensé, acá nos matan a todos". Eduardo Menam quien tenía mas jerarquía dentro del CdO, recuerda: "Nosotros concentramos toda nuestra gente en los alrededores del palco y del Hogar Escuela. Las armas nuestras eran solo armas cortas y cadenas. Cuando llega la columna de la 205 dos jefes nuestros Omar Venturino y Juan Quiros acompañados por el capitán Chavarri se adelantan a parlamentar. La respuesta fue "nosotros pasamos igual". Cuando regresan cae Chavarri herido en la cara."

Como la versión mas repetida y escuchada es la del sector de Montoneros, alguien podrá criticar diciendo "los del CdO no eran nenes de pecho". Diré con conocimiento de causa, porque conocí a muchos ex-montoneros, que los que iban por la 205 tampoco eran "nenes de pecho".

Ambos bandos tuvieron muertos y heridos

Según los diarios de la época, basados en los datos oficiales brindados por el área de salud, las víctimas fatales fueron doce y se estimó en unos doscientos cuarenta los heridos de distinta consideración.

La JP y Montoneros, a través su revista El Descamisado, reconocen dos muertos de su sector, Horacio "Beto" Simona, combatiente montonero y Antonio Quispe, combatiente de las FAR . A los que hay que sumar a Hugo Oscar Lanvers militante de la UES y Raul Obregozo militante de la JP La Plata.

De la custodia del palco las víctimas también fueron cuatro: el capitán RE Máximo Chavarri, y los militantes del Comando de Organización (C.d.O): Rogelio Cuesta, Carlos Dominguez y Manuel Segundo Calabrese.

Salud Pública dio a conocer un listado en el que figuran 4 fallecidos más, de quienes se desconoce a qué sector pertenecían: Antonio Aquino, Pedro Lorenzo López González, Hugo Sergio Larramendia y Daniel Santana.

La hipótesis de masacre premeditada también se cae cuando vemos que los muertos son cuatro de cada bando. Esta fría cifra da cuentas que hubo enfrentamientos que cobraron vidas de ambos lados y por supuesto también victimas de esa enorme mayoría de peronistas que había concurrido a recibir a su líder.

La opinión de un catedrático

Voy a citar la opinión de Samuel Amaral, Doctor en Historia por la UNLP y miembro de la Academia Nacional de Historia, quien publicó en la revista Todo es Historia Nº518 una extensa nota sobre el tema. Dice Amaral: "La supuesta masacre de Ezeiza, es un paradigma creado por el aparato propagandístico de FAR y Montoneros a través de una solicitada que publicaron en los diarios pocos días después".

"En síntesis, el 20 de junio de 1973, hubo en Ezeiza enfrentamientos armados e incidentes de extrema violencia, pero no hubo una masacre; ya que los hechos estuvieron localizados en un pequeño sector y afectaron a una porción decididamente menor de los concurrentes. Mucho menos puede decirse que haya habido una masacre premeditada, ya que los incidentes se produjeron por la entrada tardía, por un lugar no autorizado, de una columna cuyos desplazamientos fueron amenazantes para la custodia del palco y en consecuencia para la presencia de Perón en él.

A modo de conclusión

Para Mario Firmenich, el balance fue positivo: "Nosotros sí fuimos con un plan político bien deliberado, que cumplimos, que era copar políticamente el acto.(…) Lo copamos. El acto más grande de la historia argentina, fue un acto no digo montonero. Fue un acto peronista dominado políticamente por la expresión de los Montoneros"

Algunos de los defensores del palco, todavía perciben su acción, como "el día que derrotamos a los montoneros".

Para quien escribe, que ese día participó como uno de los cinco mil jóvenes armados de Firmenich, la conclusión es: Ezeiza es el caso más extremo de lo que es capaz la idiotez y la miopía de los grupos sectarios (de ambos lados) por disputar espacios simbólicos, cagándose en el sentimiento de todo un pueblo que ese día había concurrido con la enorme alegría de recuperar a su líder después de 18 años de exilio.

** Aldo Duzdevich es autor de "Salvados por Francisco" y "La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Peron"


sábado, 8 de octubre de 2016

Cómo fue el último cumpleaños de Perón ##


Un día como hoy pero de 1973 el entonces Presidente reunió a un grupo de dirigentes justicialistas en Olivos para una charla que tuvo más de despedida que de celebración

Era el cumpleaños del General. Sería el último, eso era previsible, pero en rigor nadie se animaba a asumirlo.
Ferdinando Pedrini, un diputado chaqueño brillante y luchador, nos invitó a unos pocos a saludar al Presidente. Pensábamos saludar e irnos, Olivos tenía demasiado movimiento. Entramos y nos hizo sentar.
Finalmente nos quedamos más de dos horas, el General quería hablar con nosotros.
Le entregaron algunos regalos caros. Miró el nombre de la joyería para decir, sonriendo, este señor fulano se hizo el día. Le dedicó entonces la atención a un regalo absurdo, inocente y de poco valor de una diputada de Tierra del Fuego, la Señora Fadul de Sobrino.
Y nos habilitaba a hablar con la mirada; era uno de esos hombres distintos, sabios y que infunden asombro y respeto al tenerlos delante. Quería hablar del Congreso. Podría recordar cada palabra, cada frase de ese rato que parecía eterno.
Concentraba la atención como nadie. Nos dijo, "no tenemos dirigencia política, pero producimos alimentos, el mundo los va a necesitar y eso nos ayudará mucho"
Me animé a preguntarle como imaginaba al parlamento y me respondió como si esa fuera la pregunta que había estado esperando.
Primero se autocriticó por no haber entendido antes el lugar del Congreso. Dijo luego: "Necesitamos un parlamento de lujo, que contenga los grandes debates de la sociedad"
Pongan en la primera fila las cuatro o cinco primeras espadas para que conduzcan el debate, detrás los mediocres para que voten, agregó. Y con su reiterado guiño de picardía nos miró sonriendo y nos dijo: "Al fondo pongan a los grandotes, por si un día hay piñas para que peguen".
Y volvió al tema de los grandes debates que la sociedad necesitaba y el Congreso debía contener. A la producción de alimentos, a su industrialización.
A la integración social, al futuro de los argentinos, a los grandes temas que ocuparon su vida. Insistió en el encuentro con las otras fuerzas políticas, en la democracia y el respeto entre todos, en su acercamiento con los viejos adversarios.
Era su último cumpleaños, después de eso ya nunca más reencontraríamos el rumbo, ya todo sería decadencia. Éramos el país más integrado del continente, después de diez y ocho años de frustraciones lo seguíamos siendo. Luego vinieron los concentradores seriales, esos que le echan la culpa al populismo.
Fue un día como hoy que pude despedir al que fue para mí el más importante de los compatriotas, por eso todavía su memoria sigue vigente.

##Julio Bárbaro: Politólogo y Escritor. Fue diputado nacional, secretario de Cultura e interventor del Comfer.

martes, 16 de junio de 2015

El CRIMEN de los BOMBARDEOS a Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955





El 16 de junio de 1955 la aviación naval y aparatos a reacción de la Fuerza Aérea bombardearon la plaza más emblemática de la República. Los nombres de los muertos y heridos de aquellos hechos fueron durante años “desaparecidos” de la historia. Chávez se propuso devolverles la identidad a partir de un minucioso relato que plasmó en su libro “La masacre de Plaza de Mayo”.

Gonzalo Chávez es un escritor fraguado en la lucha política durante los años de proscripción del peronismo. Nació en La Plata en 1939 y desde muy joven, “por mandato paterno”, integró la denominada Resistencia Peronista. Su padre, un suboficial del Ejército argentino que participó del alzamiento del general Valle, fue asesinado por la Triple “A” luego de la muerte del general Perón. Conoció el exilio y la persecución por su condición de militante de la “Generación del Retorno”, como prefiere llamar a los jóvenes de los años setenta.
“La masacre de Plaza de Mayo” (Ed. De la Campana, 2005) es el motivo de este reportaje, un libro que como dice en su prólogo Miguel Bonasso, “es la reparación de un olvido maliciosamente perpetrado por una historia oficial experta en cultivar la desmemoria”.

-Pasó más de medio siglo, y continúa siendo un hecho casi perdido en la memoria y en la historia de los argentinos, cuando en verdad representa una de las masacres más brutales que cualquiera pueda imaginar.
-Esta es la razón, precisamente, que motivó la escritura de mi libro. Cuando se cumplieron los cincuenta años de la masacre, el diario La Nación puso el énfasis en recordar la quema de las Iglesias, que se produjo ese mismo día, luego de que cayeran las bombas, y cuyos autores muy probablemente fueron los propios enemigos de Perón para exacerbar el enfrentamiento con los sectores católicos, pues no hubo una sola iglesia quemada en los barrios y en las afueras de Buenos Aires o de ninguna otra ciudad. Lo que reflejó La Nación es consecuencia de una mirada sobre la historia nacional llena de silencios como el silencio que por años reinó en torno a la masacre de la Plaza de Mayo.

-¿Cúal es la cronología de aquel 16 de junio del ´55?
-A las seis de la mañana en la base aeronaval de Punta de Indio los militares sediciosos ya estaban preparados para iniciar el bombardeo sobre la Casa Rosada con el objeto de asesinar al general Perón. A las nueve despegaron y en virtud de que las condiciones meteorológicas habían empeorado debieron cruzar hasta el Uruguay, donde sobrevolaron la ciudad de Colonia durante varias horas a la espera de que mejoraran las condiciones del tiempo. Al mediodía, para ser más exactos a las 12:40, el capitán de fragata Néstor Noriega da la orden de bombardear. La primera bomba la tira él que cae sobre la plaza. En ese mismo instante, un trabajador de la Aduana, Juan Carlos Marino, que viajaba todos los días desde Morón a Buenos Aires, asomaba en la salida del subte que da sobre la plaza. Es alcanzado por una esquirla y es el primer trabajador en caer asesinado.

-¿Cuántos aviones intervinieron en el bombardeo?
-La aviación naval contaba con seis aparatos Beechcraft. Estaban armados con una bomba de cien kilogramos cada uno. Detrás de estos aviones una formación de North American, al mando del capitán de corbeta Santiago Sabarots, integrada por catorce aparatos con cuatro bombas de cincuenta kilos, hicieron la segunda pasada. También actuaron algunos aviones a reacción de la Fuerza Aérea.

-Las bombas cayeron en un amplio perímetro y muy pocas en la Casa de Gobierno.
-Sí, al punto que la tercera bomba dio de lleno sobre un trolebús que circulaba por detrás de la Casa Rosada. Penetró limpiamente el techo de vehículo y aunque no estalló fue suficiente el vacío que provocó para causar la muerte de alrededor de cincuenta personas y un grupo de niños que iba a la escuela.

-¿Su libro es el primero que indaga en torno a estos hechos?
-Durante mi investigación encontré varios artículos en la revista Primera Plana y en otras revistas de los años setenta. Hay un libro, de Alberto Carbone, “El Día que bombardearon Plaza de Mayo”, publicado en 1997, que no tuvo gran difusión. El autor no relata todos los hechos pero tiene mucho valor porque incorpora una serie de entrevistas a militares implicados en la masacre de enorme relevancia. Los dichos, por ejemplo, de un marino, cuyo nombre el autor no lo revela, demuestran una lógica implacable en obvia conexión con lo que sucederá años después durante el Proceso: “La masacre de Plaza de Mayo es una mentira, no existió” le dice este marino a Carbone, que a cartón seguido le pregunta: “¿Usted alguna vez encontró una lista de los muertos, una placa, un monumento? Nada existió. Si hubiera existido Perón ponía a las viudas en la Plaza de Mayo”.

-Seguramente se habrá preguntado muchas veces por qué el 16 de junio fue silenciado durante tantos años.
-Mire, hay varias causas del silenciamiento: una de las causas, la más inmediata, es que a los tres meses se produce el triunfo de la Libertadora y eso legitimó el bombardeo. Ellos mismos lo dicen cuando aseguran, en distintas publicaciones, que sin el 16 de junio no hubiera habido un 16 de septiembre. En consecuencia se produce una enorme distorsión histórica que llega, en cierta forma, hasta nuestros días. El otro motivo es la actitud del propio Perón, que busca tender una mano de paz después del bombardeo, en un gesto que no es comprendido por el resto de las Fuerzas Armadas. Todo lo contrario. Se lo interpreta como un gesto de debilidad. El gobierno constitucional podría haber aplicado con toda severidad el Código de Justicia Militar y haber fusilado a los responsables de la masacre. No lo hizo, y tres meses después se produce el golpe que provoca la caída del general Perón.

-El complot para derrocarlo ya estaba en marcha e incluso formaban parte de este proceso hombres muy cercanos al Gobierno.
-Claro, el mismo ministro de Marina, el contralmirante Aníbal Olivieri, que hacía gala de su lealtad a Perón, forma parte de la conspiración. Este personaje, dos días antes del bombardeo, se internó en el hospital Naval y cuando el contralmirante Samuel Toranzo Calderón -jefe del levantamiento- ocupó el Ministerio, Olivieri abandona el hospital con sus dos ayudantes, dos jóvenes tenientes de la Marina que tiempo después serían autores directos del genocidio perpetrado por la última dictadura: Emilio Eduardo Masera y Horacio Mayorga.

-¿Olivieri fue juzgado por su responsabilidad en la masacre?
-El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas lo incriminó y cuando se le preguntó por qué había ido al Ministerio continuó sosteniendo que era leal al Presidente y que sólo había concurrido al lugar para ver qué pasaba. Lo interesante de su declaración -en términos históricos- es que cuando se lo indaga en torno a la participación de Masera y Mayorga pide que a estos oficiales no se los juzgue porque estaban cumpliendo órdenes. Allí aparece el primer antecedente de la obediencia debida.

-¿Se producen enfrentamientos en tierra?
-Unos trescientos hombres de la Infantería de Marina, al mando del capitán de fragata Juan Carlos Argerich, avanzaron desde el Ministerio de Marina -donde hoy funciona la sede de la Prefectura- hacia la Casa Rosada. La heroica resistencia de los granaderos pronto los puso en retirada. Hay un dato para subrayar: los infantes de Marina contaban con armamento moderno de origen belga, que había ingresado en el “Bahía Tetis”, en el por entonces buque escuela de la Armada, y que secretamente fue desembarcado en el apostadero de Río Santiago, lugar donde funciona la escuela de oficiales de la Marina y que en ese entonces dirigía Isaac Rojas. Cayeron en el enfrentamiento quince granaderos que con sus viejos fusiles Máuser de un tiro repelieron el ataque. Recién al cumplirse cincuenta años de estos hechos el Ejército, a través de su jefe, el general Bendini, los recordó y les hizo un homenaje.

-¿Cuándo se produce el segundo bombardeo?
-Alrededor de las tres de la tarde. Los sediciosos, en la madrugada, habían ocupado el aeropuerto de Ezeiza para reabastecerse de combustible y armamento. En Ezeiza se suman tres aviones Catalinas que habían despegado de la base Comandante Espora, aunque según varios investigadores dos de los pilotos de estos aparatos se negaron a bombardear. En ese segundo raid participan los Gloster Meteors de la Aeronáutica

-¿Es decir, entonces, que un sector de la Fuerza Aérea también participó del bombardeo?
-El oficial De la Vega, que toma la base aérea de Morón, es el jefe de los aviadores que aportan los Gloster, los aviones a reacción más poderosos que tenía la Argentina.

-¿Podemos pensar, independientemente del heroísmo de los pilotos que lucharon en Malvinas, que este es el verdadero y a la vez tristísimo bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina?
-Lamentablemente sí. Los Gloster no eran aviones bombarderos pero estaban dotados de cohetes y ametralladoras que usaron a discreción sobre distintos puntos de Buenos Aires. Lo hacen sobre la CGT y el edificio donde hoy funciona el Ministerio de Desarrollo Social, en plena Avenida 9 de Julio, donde unos años antes se había llevado a cabo el Renunciamiento de Evita. También desde el aire se ataca la residencia presidencial, de Agüero y Libertador, donde hoy se levanta la Biblioteca Nacional. Allí muere un hombre de sesenta años y dos jóvenes de quince y dieciséis años, un vigilante y una mucama de una casa de los alrededores.

-¿Qué edad tenían esos hombres?
-Eran muy jóvenes, tenían entre 22 y 23 años. Los aviadores militares tienen una carrera muy breve. A los treinta años o un poco más ya no pueden tripular aviones de combate. Se sentían una suerte de cruzados. Sobre el fuselaje de sus aeronaves habían inscripto la insignia Cristo vence, con una “V” y en el centro de ella una cruz, un signo que luego el peronismo transformará para hacerlo propio, con la “V” y la “P” de Perón para significar su retorno, y la lucha, por otra parte, que para ese fin articulará la resistencia peronista y la generación a la que yo pertenezco. Creo, volviendo a lo que me interesa remarcar, que para justificar tamaño crimen sus autores apelaron a un fundamento religioso como tantas veces ha pasado en la historia de la humanidad.

-¿Cuál fue el rol de la oposición en este alzamiento?
-La verdad que la oposición a Perón, vinculada a los grandes intereses de la oligarquía, aparece simultáneamente con el peronismo, ya en el ´46. Sin embargo recién cobrará fuerza y podrá ganar la calle cuando la Iglesia se enfrenta al Gobierno. La fecha clave es el 11 de junio de 1955. Ese día, en la procesión del Corpus Christi, la oposición al Gobierno logra reunir a unas cien mil personas. Durante la marcha se congregan no sólo los católicos sino también los radicales unionistas, los socialistas, el partido comunista e incluso muchos ateos confesos. La marcha termina en el Congreso, donde se quema una bandera argentina para apagar una de las lámparas votiva del parlamento.
-Queda claro, por lo que acaba de decirme, que hubo participación de civiles en la planificación de la masacre.
-El objetivo del bombardeo era matar a Perón en la Casa de Gobierno y junto a los marinos actuaron los denominados comandos civiles que rodearon la Plaza de Mayo aquel 16 de junio bajo el liderazgo de Mario Amadeo. Buscaban instalar un gobierno cívico militar con participación del Ejército, la Marina y la Aeronáutica y con políticos como el unionista Zavala Ortiz, funcionario años después de Artuto Illia, el conservador Adolfo Bichi y el socialista Américo Ghioldi, embajador del Proceso en Lisboa y que ya había participado en el alzamiento del año ´52 contra Perón. También fue un protagonista importante Alvaro Morales, un estudiante encargado de organizar el apoyo de los universitarios y Mariano Grondona, que estaba a cargo de la célula de los Comandos Civiles en la Facultad de Derecho.

-¿Cuántos trabajadores murieron ese día?
-No hay precisión, es decir, no podemos decir que tenemos un número cerrado sobre la base de lo que hemos investigado. Logramos establecer con exactitud el nombre, el documento y el domicilio de más de 350 muertos y 700 heridos. En el local de la CGT, al cumplirse cincuenta años del bombardeo, colocaron una placa con el nombre de los muertos sobre la base de lo que registramos en nuestro libro. No obstante ello, hay firmes presunciones de que los muertos pueden ser un poco más, alrededor de 400, y que los heridos superaron el millar.

-Tengo la sensación de que incluso con el aporte que usted ha hecho con su libro, la masacre del 16 de junio continúa siendo un hecho de escasa relevancia para gran parte de los intelectuales y políticos argentinos.
-Siempre se habló de la masacre pero ciertamente nunca se le dio la dimensión que tenía. Tal vez debido a la primera reacción de Perón que nadie se animó a quebrar. Es más, ni la generación del setenta le dio la verdadera relevancia a estos hechos. De todos modos hay que tener en cuenta que no existieron muchas oportunidades para hablar de este tema ni de articular un relato que pueda garantizar un lugar, el lugar que debe tener, en la memoria de los argentinos. Tres meses después, como ya dije, cayó el gobierno peronista. Luego vino la proscripción, la persecución, la resistencia. Cuando el peronismo vuelve al gobierno, con el doctor Cámpora, se viven apenas 49 días y luego, ya con el general Perón en el poder, comenzamos una etapa donde comienzan a producirse severas convulsiones internas en el seno del propio Movimiento. Poco más tarde ya tenemos el Proceso y su plan genocida, cuya semilla cayó en tierra con las bombas del 16 de junio.

-¿Quiénes fueron los pilotos que participaron del bombardeo?
-El capitán de fragata Noriega, los capitanes de corbeta De la Canal, Pérez y Gambier, el teniente de navío Masera, los tenientes de corbeta Richmond, Kelly, Moya y Gentile, los tenientes de navío Garavaglia, Sanguinetti, Kiernan y Orsi, los tenientes de fragata García, Mac Dougall y Miranda, los guardiamarinas Pedroni, Grondona, Reindl y Larrosa y el suboficial Aguilar. De la Fuerza Aérea participaron los tenientes primeros Martin y Carus y el teniente Soto.

-Carlos Enrique Carus fue, tal vez, el que demostró la máxima perversidad entre todos los perversos de aquel día.
-El teniente primero Carus, después de la rendición de la Marina, fue el último en pasar sobre la Plaza de Mayo. Tira la última bomba sobre los treinta mil trabajadores que se habían reunido en la plaza. Un dirigente de la CGT, que fue testigo de estos hechos, me dijo que para él habían tirado bombas de NAPALM porque muchos cuerpos estaban carbonizados. A mí me resultó llamativa su deducción, pues estaba casi seguro que todavía esas bombas no habían sido inventadas. Sin embargo hay fotos que muestran cadáveres absolutamente carbonizados. La respuesta la obtuve tiempo después. Un día casi por casualidad llegó a mis manos una revista española de aviación. En uno de sus artículos publicaba la ficha técnica de los Glosters Meteors y su capacidad de combate. Como un agregado que seguramente sus fabricantes no imaginaron aparecía el detalle de que los tanques suplementarios de combustible podían ser utilizados en un combate. Ponían como ejemplo lo que había sucedido el 16 de junio del 55 en nuestro país, cuando uno de los comandantes de esos aviones los arrojó sobre los trabajadores reunidos en la plaza para prenderlos fuego. (APP)



martes, 1 de julio de 2014

Efemérides: A 40 años del fallecimiento del Presidente Argentino, J.D.PERON


Perón: Actualización política y doctrinaria para la toma del poder“.

Filmado en Madrid en 1971 por el grupo Cine Liberación: Fernando Solanas y Octavio Getino


miércoles, 16 de noviembre de 2011

17 de Noviembre de 1972: El retorno de Juan Domingo Perón


Sostenidos por la consigna “LUCHE Y VUELVE”,  el pueblo  mantuvo la esperanza durante muchos años hasta que volvió a la patria el creador del movimiento justicialista, luego de superar persecuciones, proscripciones y hasta fusilamientos. El 17 de noviembre de 1972 el General Juan Domingo Perón volvía a pisar suelo argentino tras 17 años de exilio forzado por la mal llamada “revolución libertadora”, mejor conocida por el pueblo peronista como la "revolución fusiladora".

Por esto festejamos el día del retorno del General PERÓN a nuestra patria como el "DIA DEL MILITANTE", en honor a todos los militantes peronistas responsables de mantener viva la luz y la doctrina que heredáramos de PERÓN Y EVITA.

Publicado por las 62Organizaciones-filial Rosario-Argentina


martes, 20 de septiembre de 2011

Borges y Perón: no los unió el amor pero sí la sangre..


Así lo demuestra el libro Eva Duarte y Juan Perón: La cuna Materna. Perón y Evita descienden de conquistadores. El parentesco de Borges y Perón , que acaba de editarse.

Efectivamente, Borges y Perón, comparten un ancestro : el Maestre de Campo Pedro Pascual de Acevedo, quien poblara de descendientes la pampa santafesina y bonaerense y uno de los primeros habitantes de Rosario.

De Acevedo se casó tres veces y tuvo numerosa descendencia entre la que se destacan los presidentes Luis y Roque Sáenz Peña. Como acaudalado estanciero, terrateniente y hombre de armas, participó en varias incursiones contra los indios calchaquíes que asolaban las estancias santafesinas a principios del siglo XVIII. Del matrimonio con su primera esposa, Estefanía de Obelar, en 1719, desciende Juan Domingo Perón, en tanto Jorge Luis Borges lo hace del segundo matrimonio, con Tomasa Benítez.

El escritor conocía su ascendencia Acevedo y "sospechaba" de su parentesco con Perón. Según cuenta Cloppet, en un momento Borges advierte a su sobrino Miguel de Torre Borges –que investigaba su genealogía– que no sacudieran demasiado el árbol genealógico, "a ver si algún día resultaba que éramos parientes de Perón".
Esto, además del ya establecido parentesco de Borges con Juan Manuel de Rosas, por su bisabuelo Isidoro Suárez, primo del Restaurador.

es la saga del primer libro de Cloppet: Los orígenes de Juan Perón y Eva Duarte , de 2010, donde estudia los ancestros paternos de ambos. Cloppet tiene excelente documentación propia, pues posee un archivo personal gracias a su parentesco con los Duarte (su abuela materna y Evita eran primas hermanas) y por relaciones de amistad de su abuelo con los Perón.

Cloppet no habla de doctrinas ni de política en sus libros: enfoca su estudio en las familias. Así, desmiente que Perón tuviera sangre indígena, al identificar a sus ancestros maternos, originariamente españoles venidos a América desde mediados del siglo XVI. Esto pone en evidencia la falsedad de la versión que sostenía que la bisabuela de Perón –María Victoria Gaona– era tehuelche. La sangre materna de Perón resultó ser de viejo linaje conquistador al igual que la de Eva Duarte, de quien se informan datos filiatorios que remontan al siglo XV.
El primer libro de Cloppet puso fin a la controversia sobre el lugar de nacimiento de Perón y sobre los orígenes familiares de los Duarte (Huart), llegándose a conocer los pueblos vascos de donde procedían los apellidos.
Próximamente, las dos obras serán publicadas en francés en un volumen conjunto, lo que da una cabal imagen del interés de sus estudios.

El vínculo parental descubierto por Cloppet entre Borges y Perón le da nueva significación (tal vez irónica) a aquella frase borgeana: "… hay que tener cuidado al elegir los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos."

http://www.clarin.com/sociedad/

Fuente:

La cuna materna

Compartieron un ancestro que vivió en el siglo XVIII, en la zona de Rosario
Mucho, pero no suficiente se ha escrito sobre Juan Domingo Perón y Jorge Luis Borges, sobre sus obras y sus respectivas historias, vivencias e infortunios. También fueron públicos sus pensamientos diferentes y sus duelos verbales cargados de ironía y antagonismo visceral.

Desde el "ascenso" de Bibliotecario a Inspector de Aves obtenido por Borges en 1946, pasando por la máxima borgeana "los peronistas no son buenos ni malos… son incorregibles", ambos representaron distintos escenarios de la vida política y cultural argentina durante décadas. Ni el amor, ni el espanto los uniría. El nexo entre ambos es, gracias a la investigación realizada por el abogado Ignacio Martín Cloppet, estrictamente sanguíneo.

jueves, 30 de junio de 2011

Adiós al general: 1 de julio de 1974...

 

Adiós al general: 1 de julio de 1974...
Desandamos casi en silencio las interminables dos cuadras desparejas de calles sin asfalto, alumbradas por tenues y escasas lamparitas amarillentas que de alguna casita marcaban hitos en las muy oscuras noches invernales de aquel barrio que orgullosamente erguía una imponente torre de un viejo estudio en la época del cine de oro argentino.
Tano, dicen que al General  ya le dieron la extremaunción, y esperan que termine el fin de semana para dar la noticia…Los ojos vidriosos del Irlandés Casey me decían todo y me confundían mucho…me negaba a ese inexorable horizonte, pero de una o varias formas, de alguna u otra circunstancia la  sociedad lo percibía en una indisimulada vigilia…nadie hablaba en vos alta...Un cuasi silencio masivo presagiaban el final inesperado… El viejo líder estaba en la puerta de la historia...y ese frío inclemente  y los silencios  aturdían el ambiente preanunciando  la tragedia, el luto, la ausencia
El humo fuerte de los particulares 30, ese añejo compañero de militancia y escasos monosílabos,  nos hacían el aguante en la Boulogne Sur Mer hasta que el 87 lo devolvería a Casey  a su hogar en José Suárez.
El lunes al mediodía, escuchamos el mensaje del deceso de nuestro presidente que la cadena nacional nos transmitía por la radio…La noticia nos convocó sin dilaciones y los compañeros  nos fuimos juntado,   unidos por la misma doctrina y sentimientos: saldríamos a dar el último adiós a nuestro líder
Y volveríamos una y otra vez, como en aquel 17 de noviembre, como el 20 de junio, como siempre…Pero esta vez iríamos al congreso nacional, por la misma causa…con la misma fe.
Salimos aquel lunes por la tarde noche. Aun recuerdo las lagrimas incontenibles de mis viejos…una imagen imborrable, repetidas en los transidos hogares argentinos…Los saludaba y les decía que en un par de jornadas estaría de vuelta. Partimos con los compañeros-amigos rumbo a la plaza del congreso nacional. Allí nos esperaba la destemplanza  del crudo invierno y la lluvia impiadosa que como una lágrima intermitente acompañaba aquella larga jornada de dolor del pueblo argentino…
Un miércoles al mediodía pasamos frente al cuerpo yacente de  nuestro Líder, en medio de la multitud que se apiñaba en largas e interminables filas para dar el postrer saludo…allí llegamos casi exhaustos solo mitigado por el mate  que la noche  anterior el ejercito había servido para apaciguar el frío y la humedad de la gente, cual espectros leales e impasibles esperando impertérritos el momento de desandar las escalinatas del legislativo para decirle Adiós al general…!
 
Daniel A. Diaz Bialet