Mostrando entradas con la etiqueta Escritores argentinos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Escritores argentinos. Mostrar todas las entradas

viernes, 11 de noviembre de 2011

Por sus libros les conoceréis…




«La bibliofilia es una enfermedad muy común entre escritores», asegura el 'inspector de bibliotecas' Jesús Marchamalo

Nuestros libros dicen mucho de nosotros. Más de lo que quisiéramos. Bien lo sabe Jesús Marchamalo (Madrid, 1960), un hurón de bibliotecas que durante meses husmeó librerías de narradores y poetas. Algunas mastodónticas y babélicas, con decenas de miles de volúmenes, y otras recoletas y casi portátiles. Casi todas tocadas por cierto desorden. Lo que nació como una atractiva sección de un suplemento cultural es ahora un libro, 'Donde se guardan los libros' (Siruela). A su través podemos meter las narices -y los ojos mediante un centenar de fotografías del propio autor- en las bibliotecas de Javier Marías, Mario Vargas Llosa, Arturo Pérez-Reverte, Jesús Ferrero, Clara Janés, Soledad Puértolas, Fernando Savater, Gustavo Martín Garzo, Luis Mateo Díez o Antonio Gamoneda, entre otros.

Cada uno de ellos refiere sus filias y sus fobias, sus maniáticas y variadas maneras de relacionarse con los libros, su orden y su desorden en los estantes. Sabemos por este 'inspector de bibliotecas' de los fetiches, las lecturas decisivas, recurrentes o forzadas de nuestros literatos y cómo sus bibliotecas se conformaron a golpes de azar, capricho y herencias.

¿Por sus bibliotecas les conoceréis? «Sin duda. Lo dijo Marguerite Yourcenar y lo constato. Nuestros libros son 'otro' espejo del alma. Y bastante certero. A través de las bibliotecas obtenemos una radiografía bastante cierta del dueño», asegura Marchamalo. «La bibliofilia es una enfermedad común en casi todos los escritores», agrega el también narrador y bibliófilo, que se quedó con las ganas de incluir en este libro de libros los detalles librescos de Juan Marsé y Eduardo Mendoza. La leyenda cuenta que Mendoza se libra de su libros «abandonándolos por aquí y por allá, en asientos de autobús, cafeterías, hoteles, dejando en un personalísimo 'bookcrossing' los libros que le gustan y los que no».

«Todas las bibliotecas son aparentemente diferentes -grandes, pequeñas, el tamaño no importa, anglófilas o francófilas, literarias o ensayísticas- pero todas se conectan mediante hilos comunes, que son los grandes autores y las manías y hábitos de su propietarios», explica Marchamalo. Así «vemos cómo en la biblioteca de Luis Landero se abren puertas que conectan con la de Javier Marías, y en la de Marías con la de Pérez Reverte».

Marchamalo buscó la «singularidad» de cada amante de los libros con los que compartió horas y confidencias bibliófilas. «Buscaba el rasgo definitorio y diferencial de cada personaje. Como el orden extremo y la meticulosidad de un Vargas Llosa que tiene una potente base de datos con los miles de títulos que atesora en sus bibliotecas interconectadas e informatizadas de Madrid, Londres, París, Lima o Nueva York». El Nobel se permite el lujo de contar con un equipo de colaboradores que mantiene este escrupuloso orden «batallando contra su propensión al desorden».

En el polo opuesto cabría situar a Clara Janés, «en permanente batalla con el caos y los ácaros», o a Luís Alberto de Cuenca, «propietario de 40.000 libros que le han ganado la batalla por el espacio en una de sus casas, jalonada de montañas, pilas y columnas de libros que invaden y excluyen casi al dueño». La misma cruenta batalla por el espacio se libra en la casa, no muy grande, de Enrique Vila-Matas, «que con dolor de corazón se deshizo de sus libros de Derecho cuando decidió cambiar de vida y arrojar parte de su pasado para conciliarse con su presente de escritor».

Rincón del caos

«Hasta en la biblioteca más ordenada hay un rincón del caos en el que todo se amontona pendiente de clasificar o leer», acota Marchamalo. No suele haber santuarios «pero sí objetos y libros sagrados». «José María Merino sabe en qué balda está cada uno de esos libros que marcaron su trayectoria; lecturas de infancia que han sobrevivido a mudanzas y avatares. Libros sin gran valor material pero con un impagable valor emocional».

¿Serán las librerías pronto cementerios de papel? «No creo. La guerra entre el papel y lo digital es falsa. Convivirán, como conviven las ediciones de bolsillo y las de lujo. Bites y papel no son excluyentes. Adoro la tecnología, tengo artilugios deliciosos, tableta, pagina web, blog. pero idolatro el papel y esas bibliotecas en las que un libro te lleva a otro, remueve y aviva tus recuerdos , confrontando al lector que eres con el que fuiste».
Ninguno de sus 'bibliopersonajes' se lo puso difícil. La selección se hizo de forma «casi accidental» tratando de casar admiraciones personales con calendarios y agendas de los «radiobibliografiados». A cada uno les pidió tres títulos recomendados: uno propio, otro contemporáneo y un clásico universal. «Ahí nace otra biblioteca muy recomendable».

Periodista y escritor, Jesús Marchamalo ha desarrollado gran parte de su carrera en RNE y TVE. Colaborador de muy diversos medios, ganó los premios Ícaro, Montecarlo y el Nacional de Periodismo Miguel Delibes. Es autor también de 'Las bibliotecas perdidas' (2008) y 'Tocar los libros' (2010).


Fuente: http://www.larioja.com/v/20111106/cultura/libros-conocereis-20111106.html

lunes, 13 de junio de 2011

Jorge Luis Borges : Presente..!!!

Al cumplirse  veinticinco años de su paso a la inmortalidad recordamos a nuestro máximo exponente de las letras argentinas - JORGE LUIS BORGES- con el  magnífico Poema de los Dones tan cercano  a nuestra actividad profesional y que nos recuerda el entrañable  afecto a nuestra biblioteca nacional en la cual el insigne escritor desempeñara durante casi 18 años el cargo de  Director…
 
 
Poema de los Dones


Nadie rebaje a lágrima o reproche
Esta declaración de la maestría
De Dios, que con magnífica ironía
Me dio a la vez los libros y la noche.

De esta ciudad de libros hizo dueños
A unos ojos sin luz, que sólo pueden
Leer en las bibliotecas de los sueños
Los insensatos párrafos que ceden

Las albas a su afán. En vano el día
Les prodiga sus libros infinitos,
Arduos como los arduos manuscritos
Que perecieron en Alejandría.

De hambre y de sed (narra una historia griega)
Muere un rey entre fuentes y jardines;
Yo fatigo sin rumbo los confines
De esa alta y honda biblioteca ciega.

Enciclopedias, atlas, el Oriente
Y el Occidente, siglos, dinastías,
Símbolos, cosmos y cosmogonías
Brindan los muros, pero inútilmente.

Lento en mi sombra, la penumbra hueca
Exploro con el báculo indeciso,
Yo, que me figuraba el Paraíso
Bajo la especie de una biblioteca.

Algo, que ciertamente no se nombra
Con la palabra azar, rige estas cosas;
Otro ya recibió en otras borrosas
Tardes los muchos libros y la sombra.

Al errar por las lentas galerías
Suelo sentir con vago horror sagrado
Que soy el otro, el muerto, que habrá dado
Los mismos pasos en los mismos días.

¿Cuál de los dos escribe este poema
De un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?

Groussac o Borges, miro este querido
Mundo que se deforma y que se apaga
En una pálida ceniza vaga
Que se parece al sueño y al olvido.
   

Jorge Luis Borges 






miércoles, 4 de mayo de 2011

Ernesto Sabato, a su memoria (Libros incluidos)





Ernesto Sabato


 












 
 
 
Ernesto Sabato

El autor de "El Túnel" y "Sobre héroes y tumbas" falleció en su casa de Santos Lugares a causa de una bronquitis. Sabato fue el director de la Conadep, el organismo que por primera vez puso al descubierto los crímenes de lesa humanidad ocurridos en la Argentina durante la dictadura. En 1984 recibió el premio Miguel de Cervantes, máximo galardón para la literatura de habla hispana.

El escritor murió a los 99 años en su casa de la localidad bonaerense de Santos Lugares, confirmó su compañera Elvira González Fraga. "Hace como quince días tuvo una bronquitis y a la edad de él esto es terrible", explicó la mujer. Los restos de Sabato serán velados a partir de las 17 en el club Defensores de Santos Lugares, situado en la calle Severino Langeri 3162.

Sabato nació el 24 de junio de 1911 en la ciudad bonaerense de Rojas y fue novelista, ensayista, físico y pintor aficionado. El escritor iba a ser homenajeado mañana en la Feria del Libro por el Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires ya que este año iba a ser su cumpleaños número 100.

Por solicitud del entonces presidente Raúl Alfonsín presidió entre 1983 y 1984 la CONADEP (Comisión Nacional contra la Desaparición de Personas), cuya investigación, plasmada en el libro Nunca Más, abrió las puertas para el juicio a las juntas militares de la dictadura militar en 1985.

En 1984 recibió el premio Miguel de Cervantes, máximo galardón literario concedido a los escritores de habla hispana, por lo cual fue el segundo escritor argentino en recibir este premio, luego de Jorge Luis Borges en 1979.
http://goo.gl/4bA1Q
 

 
Fuente: 7mares *GRUPO-AZ*

sábado, 22 de agosto de 2009

Ni penas ni olvido

Miles de argentinos siguen leyendo a Osvaldo Soriano en silencio. Vende 20.000 ejemplares cada año y su figura continúa provocando antagonismos en el mundo intelectual. Su viuda, Catherine Brucher, recuerda la vida en común. Publicamos además cartas desconocidas, donde el autor expone dudas acerca de su propio estilo literario
Se apareció en la redacción de Primera Plana una noche de abril de 1969. Llegaba de Tandil sin aviso y Francisco Juárez, el Negro, entonces redactor de la histórica revista que conducía Tomás Eloy Martínez, lo vio tan solo que se sintió conmovido. De algún modo, él era el responsable de que ese hombre de 26 años con cara de bebé y bolsito al hombro estuviera allí pidiendo auxilio. Unas semanas antes, a Juárez le habían encargado una nota sobre las devociones de la Semana Santa. Pensó que alguien debía cubrir el famoso Vía Crucis de Tandil mientras él viajaba a San Juan, tras el culto a la Difunta Correa. "¿Tenemos a alguien en Tandil?", preguntó. Osiris Troiani recordó que en una charla que había dado allí un fanático de Primera Plana lo había vuelto loco a preguntas. Tenían sus datos y lo llamaron

Por Héctor M. Guyot De la Redacción de LA NACION
Fuente
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1164269