Mostrando entradas con la etiqueta Democracia argentina. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Democracia argentina. Mostrar todas las entradas

lunes, 9 de diciembre de 2013

El último domingo de octubre de 1983 / Por Jorge L. Borges


Yo escribí alguna vez que la democracia es un abuso de la estadística; yo he recordado muchas veces aquel dictamen de Carlyle, que la definió como el caos provisto de urnas electorales.

El 30 de octubre de 1983, la democracia argentina me ha refutado espléndidamente. Esplendida y asombrosamente

Mi Utopía sigue siendo un país, o todo el planeta, sin estado o con un mínimo de estado, pero entiendo, no sin tristeza, que esa Utopía es prematura y que todavía nos faltan algunos siglos. Cuando cada hombre sea justo podremos prescindir de la justicia, de los códigos y de los gobiernos. Por ahora son males necesarios.

Es casi una blasfemia pensar que lo que nos dio aquella fecha es la victoria de un partido y la derrota de otro. Nos enfrentaba un caos que, aquel día, tomó la decisión de ser un cosmos. Lo que fue una agonía puede ser una resurrección.

La clara luz de la vigilia nos encandila un poco. Nadie ignora las formas que asumió esa pesadilla obstinada. El horror público de las bombas, el horror clandestino de los secuestros, de las torturas y de las muertes, la ruina ética y económica, la corrupción, el hábito de la deshonra, las bravatas, la más misteriosa, ya que no la más larga, de las guerras que registra la Historia. Sé harto bien que este catálogo es incompleto.

Tantos años de iniquidad o de complacencia nos han manchado a todos. Tenemos que desandar un largo camino. Nuestra esperanza no debe ser impaciente. Son muchos e intrincados los problemas que un Gobierno puede ser incapaz de resolver.
Nos enfrentan arduas empresas y duros tiempos.

Asistiremos, increíblemente, a un extraño espectáculo. El de un Gobierno que condesciende al diálogo, que puede confesar que se ha equivocado, que prefiere la razón ala interjección, los argumentos a la mera amenaza. Habrá una oposición. Renacerá en esta República esa olvidada disciplina, la lógica. No estaremos a la merced de una bruma de generales.

La esperanza, que era casi imposible hace treinta días, es ahora nuestro venturoso deber. Es un acto de fe que puede justificarnos. Si cada uno de nosotros obra éticamente, contribuiremos a la salvación de la patria

jueves, 3 de enero de 2013

[…La Deuda Argentina en casi 30 años de democracia] por Osvaldo PEPE

Los "jóvenes idealistas" del paravalanchas
La Presidenta habló mucho en el año, acaso más de lo que debería, acá y en Harvard. Pero habló poco cuando hizo falta, sobre todo acá. ¿No sería un espléndido regalo para todos que hoy despidiera el año con palabras de unión y esperanza para "los más de 40 millones de argentinos" ? Ojalá lo haga. En todo caso, la pregunta de este 31 de diciembre no es qué país nos esperará en 2013, sino qué tipo de sociedad le estamos transfiriendo cada año a las nuevas generaciones. En la edición de ayer domingo, el experto en educación Gustavo Iaies buceaba con acierto en el destino de aquellos jóvenes a quienes el sistema les saqueó el futuro, hasta dejarlos sin esperanzas. Los jóvenes "ni": ni trabajan ni estudian. Son 11,86% según la Encuesta Permanente de Hogares, un número superior al registrado en 2000 . Es cierto que la grieta social va más allá de este gobierno, se pierde en las últimas cuatro décadas, abarca ciclos de dictadura y democracia y coincide con la desarticulación de las redes contenedoras del Estado de Bienestar. Esa es la pregunta que la Presidenta debió hacerse en lugar de denunciar el presunto vínculo entre la marginalidad y las estructuras del Partido Justicialista en los episodios de desmanes sociales con el presunto propósito de desestabilización política.
Cristina al menos debió preguntarse antes por el parentesco entre el kirchnerismo y las patotas de Hinchadas Unidas Argentinas , barrabravas apañadas para el Mundial de Sudáfrica, mercenarios todo terreno, los nuevos "jóvenes idealistas" de los paravalanchas , violentos que riegan con sangre las canchas argentinas desde hace más de 30 años. Son ellos quienes hoy en las tribunas despliegan banderas a pedido contra los "enemigos" del Gobierno o disparan, si hace falta, sobre militantes adversos a una agrupación sindical bendecida por la Casa Rosada, como en el caso del crimen de Mariano Ferreyra, dirigente del Partido Obrero, por el que hoy está preso José Pedraza, el máximo jefe gremial ferroviario, quien fuera hasta entonces socio privilegiado de Néstor y Cristina Kirchner.
En 2012 el Gobierno ha hecho ley el voto optativo para los adolescentes de 16 años, con lo cual ha sumado al padrón de la próxima elección legislativa a casi un millón y medio de jóvenes. Muchos son de la generación "ni". Los datos del Observatorio de la Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica dice que más del 25% de los chicos de hasta 17 años que viven en el conurbano tienen carencias nutricionales y marcas psicológicas en sus vidas que serán un obstáculo para su desarrollo futuro como personas.
Y según los resultados del propio Censo 2010, el 18,6% de jóvenes de entre 15 y 17 años no va al colegio.Uno de cada tres de ellos vive en hogares con planes sociales, donde se atenúa la pobreza pero no se siembra la cultura del trabajo. Esta es la deuda argentina en casi 30 años de democracia. Un tercio de los mismos corresponden a la hegemonía kirchnerista.
31 de Diciembre de 2012