Hernando Colón (1488 – 1536) podía haber pasado únicamente a la historia por ser el hijo de Cristóbal Colón, fruto de su relación con Beatriz Henríquez de Arana. Sin embargo, destaca más en él su condición de gran bibliógrafo y creador de la Biblioteca Colombina. Fue entre los años 1505 y 1510 que Hernando Colón comenzó a viajar por Europa con la intención de reunir una gran biblioteca, que ya contaba con 238 libros en gran parte heredados de su padre.Con este fin, visitó primero diversas ciudades españolas, entre ellas Barcelona, Madrid, Zaragoza, Medina del Campo y Valladolid. Sin embargo, enseguida vio que para adquirir la mayor y mejor cantidad de libros tendría que viajar más lejos, por cuanto había un gran número de libros de los que de otra forma nunca tendría noticia. Así, viajó a Florencia, Londres, Bruselas, Colonia, Lyon, Roma o Lovaina, donde conoció a Erasmo. De esta forma, consiguió reunir en su biblioteca unos quince mil cuatrocientos libros, de los cuales unos quinientos son incunables, y un importante archivo de documentos relacionados con el descubrimiento de América, además de gran cantidad de pliegos de literatura popular, que él llamaba "obrezillas". La idea de Hernando Colón era formar la biblioteca total, reuniendo en ella todos los libros que se imprimieran. En un memorial a Carlos V declara esta propuesta: "Que haya cierto lugar en los reinos de V.M. a do se recojan todos los libros y de todas las lenguas y facultades que se podrán por la Cristiandad , y aun fuera de ella, hallar." Por la Cristiandad y aun fuera de ella: Compró toda clase de libros, sin restricciones de tipo ideológico y de idioma. Siempre estuvo a la caza de la última novedad, sustituyendo una edición por otra si consideraba que la última era mejor, encargándose personalmente de las adquisiciones en los viajes que realizó por Europa. Con pasión desmedida, incluso en las cercanías de la muerte, siguió comprando libros. Deseaba, también, que su colección le sobreviviera. Para alimentar la biblioteca ideó el siguiente sistema. Un mercader de Sevilla se encargaba de depositar en algún banco o gran mercader de Lyon cien ducados de oro cada mes de abril. Entonces, éste se ponía en contacto con otros cinco mercaderes residentes en cinco ciudades europeas (Venecia, Nuremberg, Roma, Amberes y París), los cuales encargaban a un librero de cada ciudad la adquisición de las últimas novedades por valor de doce ducados, que se remitirían a Lyon. Aquellos libros que, por falta de presupuesto, no pudieron ser adquiridos, se debían registrar con sus descripciones bibliográficas y precio, con idea de comprarlas en otra ocasión. Una vez recibidos por el mercader de Lyon, éste los pagaba y remitía a Medina del Campo, donde los recogería el mercader sevillano. Respecto al funcionamiento interno de la biblioteca, se sabe que los bibliotecarios conseguían la plaza mediante oposición a realizar en Salamanca. Una vez admitido, el opositor se obligaba a residir tres años en su oficio, el primero de formación y los otros dos para dar verdadero rendimiento, pudiéndose prorrogar por tiempo indefinido cobrando un salario de diez mil maravedíes, pagado por cuatrimestres, además de disponer de una habitación cercana a la librería con una mesa y una cama, un banco de madera y un armario. El horario de trabajo era, en verano, de 8 a 11 de la mañana y de 2 a 4 de la tarde. En invierno, de 9 a 12 y de 3 a 5 de la tarde. Fue concebida como una biblioteca semipública en la que no estaba permitido el préstamo. En cuanto a la ubicación de la biblioteca, Hernado proyectó en 1526 la edificación de un palacio en la Puerta de Goles, en la muralla de la ciudad junto al Guadalquivir. Se decidió construirla en alto para protegerla de las crecidas del río, y orientarla hacia la Cartuja , donde se encontraban los restos de su padre y su tío. La biblioteca se instaló en las distintas habitaciones de la planta baja. El destino de la biblioteca tras la muerte de Hernando y cómo la biblioteca colombina acabó en una nave adyacente al Patio de los Naranjos, es historia que contaremos en otra ocasión. Fuentes: - Klaus Wagner, La biblioteca colombina en tiempos de Hernando Colón, Universidad de Sevilla, 1992. - José Fernández Sánchez, Historia de la bibliografía en España. Madrid, 1987 Publicado en : http://papyrosypergaminos.wordpress.com/ Daniel Diaz Bibliotecario Argentino |
El alma de las bibliotecas y Centros de documentación es el bibliotecario/a. El ha sido y es, el nexo entre el saber aquilatado, conservado y organizado en las nobles arquitecturas y la comunidad. Tiene responsabilidades, objetivos y obligaciones…pero esa alma corpórea es merecedora de los derechos que como Trabajador de la Información le corresponden; Este es nuestro desafió profesional: Construír a partir de nuestra propia identidad una organización genuina para los Bibliotecarios
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domingo, 20 de junio de 2010
Hernando Colón y la Biblioteca Colombina (Grandes bibliógrafos)
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