Revela 21 “severas
irregularidades”, sugiere establecer “el eventual perjuicio fiscal” y realizar
una denuncia penal.
El kirchnerismo quiso
convertirlo en un ícono del Bicentenario y en una de las obras más emblemáticas
que pueda imponerse como sede musical y de otras expresiones artísticas. Con
un costo final de $ 2.541 millones y un plazo de obra de 78 meses (por
encima de los 40 meses pautados en el pliego licitatorio), el Centro Cultural
Néstor Kirchner quedó rodeado de denuncias y sospechas de corrupción. Un
informe de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) a la que accedió
Clarín revela 21 “severas irregularidades” por las
que sugirió iniciar las actuaciones tendientes “al deslinde de
responsabilidades” y llevar adelante las acciones necesarias para establecer “el
eventual perjuicio fiscal”. Además recomendaron realizar la
denuncia penal pertinente.
En 48 páginas, la SIGEN plasmó el análisis
iniciado el 31 de diciembre hasta el 21 de enero del año en curso,
sobre 29 expedientes del extinguido ministerio de
Planificación, dos convenios con universidades, y
varios marcos regulatorios que dieron origen a la refacción de la antigua
sede del Correo Nacional -edificio con carácter patrimonial-.
Cristina Kirchner dijo el día de su
inauguración que "refuncionalizar el edificio es mucho más
difícil que construir algo de cero". El CCK salió mucho más caro
de lo previsto y llevó más tiempo del esperado. Debía terminarse el 12
de octubre de 2012 con un plazo de obra de 40 meses. La fecha no se
cumplió y se amplió a 78 meses algo que en la auditoría se marcó como un “excesivo
plazo de obra” y añadió que la obra terminó “con
un retraso de 38 meses". Incluso a febrero de 2011 cuando la obra
debía tener un avance del 43,24%, "sólo registró trabajos por el 22,8
%".
El costo final del imponente edificio sufrió
también modificaciones: la auditoría remarca que el valor inicial de obra fue $
925.799.107,96 cuando fue adjudicada a la UTE de Esuco SA - Riva SA en
2008. El valor fue variando: se aprobaron desde 2011 cuatro
variantes de precios que elevaron su valor a $ 1.127 millones.
"Con lo que costó el CCK podríamos haber
construido una usina del arte en cada capital de provincia", dijo a Clarín Hernán
Lombardi. De los resultados del informe de la SIGEN, el funcionario resaltó
que además "es indignante que dejaron 2.000 artistas sin pagar y
sin papeles respaldatorios lo que representó una deuda de $ 18
millones".
La SIGEN señaló que al 31 de diciembre de
2015 el monto total certificado asciende a $ 2541.296.190.
El informe señala que muchas de las variantes “deberían haberse incluido
en el proyecto básico” y que algunos ítems que no afectaban la integridad del
proyecto generaron “mayores costos” en algunos casos por $
20.718.089. Estos números también los expuso el programa A
Dos Voces (TN).
El CCK no cumplió al momento de su inauguración,
según el segundo ítem del lapidario informe, “con la habilitación
otorgada para su funcionamiento”. Se adeudaba la solicitud de la
Dirección General de Habilitaciones y Permisos del GCBA, la presentación ante
el área de Protección Histórica para informar la intervención y ampliación del
edificio histórico. No se habían presentado los planos de arquitectura y
planos contra incendio ante la Dirección General de Registro del GCBA.
Entre otros aspectos, se indicó en la auditoría que
no se licitó la obra del estacionamiento de vehículos, colocando a la
empresa contratista “en una situación de privilegio frente a otros eventuales
interesados en presentar una propuesta”. La SIGEN consideró que esta obra
ameritaba un contrato nuevo e independiente de la obra básica.
Al no realizarse “no se resguardó el interés público”, asegura el informe.
Además se consignó que algunos espacios se les dio
un uso distinto “al concebido originalmente”, generando un
impacto “negativo” en el Centro Cultural, incluso deteriorando su
arquitectura. Tal es el caso de la "Sala Sinfónica usada como
espacio de recitales de Rock y algunas salas para exposición como depósitos".
Hay bienes muebles del CCK que no están
identificados en el registro inventario, “esto imposibilita una
correcta identificación y ubicación de los mismos”, expresa el documento
oficial. Peor aún, no se pudo constatar la existencia de “bienes
adquiridos” como el sistema de sobretítulo LED en la sala sinfónica y
el sistema de cartelería digital con pantallas de 50 y 60 pulgadas.
Respecto a la universidad Tres de Febrero, la
SIGEN constató que se emitieron facturas por $ 721.500 en concepto de
honorarios artísticos y servicios por duplicado, “entendiendo que no
son factibles de ser nuevamente abonados y pese a la duplicidad la Comisión de
Planificación del Plan Igualdad Cultural ordenó dar curso al pago de $
56.821.830” a dicha universidad y después otro pago por $ 24.825.477. Las
rendiciones presentadas por la Universidad ascienden así a $ 198.126.027.
Hay más de $ 3,2 millones en facturas que "no
permiten identificar cuál fue el servicio prestado, indica la
auditoría: La factura de Lavecchia Sonido SRL sólo coloca “servicios
de sonorización CCK” por $ 1,7 millones, algo similar ocurre con Kaz Sonido
que indicó “servicio de sonido” por $ 1,9 millones y Traslada Mailcar
SRL que facturó “viajes realizados por cuenta y orden de terceros” por
$ 238.516.
Lombardi indicó a Clarín
que a la fecha funcionan con 350 personas en el CCK "nos habían dejado un
planta más que inflada de 700 empleados", señaló y que buscan convertir el
Centro en una "casa de contenido público de programación para los
servicios de los ciudadano".
© Lucía Salinas