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miércoles, 2 de abril de 2014

[EDUCACIÓN: una década perdida??]


De Sarmiento a Baradel  /  por   Osvaldo Pepe (**)
Más de 3 millones de chicos vuelven hoy a clase en la Provincia, pero la educación pública argentina sigue crujiendo.

Los conflictos siguen en otros nueve distritos. Vale decir que aun con el aumento, los maestros están mal pagos. Un policía de la Provincia, antes de la recomposición del empleo público, tiene un salario inicial de $ 8.500, contra los $ 4.544 de un maestro sin antigüedad, ya con la paritaria del sector resuelta.

Con las cifras a mano a los docentes los asiste la razón, pero todo este tiempo pudieron haber protestado con los alumnos dentro de las escuelas y con los maestros al frente del aula.
Con más inteligencia pedagógica y menos estilo barra brava. Aun con paro, los chicos hubieran aprendido mucho más dentro de la institución que con las maratones de play, compu o TV o los vagabundeos en la calle.

Quizá también hubiesen registrado que la huelga es un derecho constitucional que sus maestros ejercieron para darles una mejor educación. Y que aprender también es un derecho constitucional de ellos como alumnos.
Hubiesen aprendido que quienes les enseñan cada día deberían ser a la vez personas razonables y sensatas, y no sindicalistas patoteros que braman amenazas, apenas disfrazadas de reivindicaciones salariales, como ésa lanzada al gobernador y a sus propios funcionarios: “Donde vayan los iremos a buscar”.

Y deberían aprender, ahora y siempre, que Domingo Faustino Sarmiento es más importante que Roberto Baradel, el hombre que lloró en 6,7,8 al recordar la función de los comedores escolares, pero que en el conflicto se mostró como la caricatura de un patovica, que negaba el acceso de los chicos a la escuela.

Ahora, en la vuelta a las aulas, un gremio mayoritariamente K, como el docente, acaso saque provecho pedagógico de la dura experiencia, y de paso les explique a los alumnos cómo ha sido posible que en tanto tiempo sin clases en la Provincia donde vive un tercio del país, la Presidenta de la Nación no haya tenido una sola palabra sobre el diferendo y menos todavía sobre la gradual decadencia del sistema educativo argentino.

Este conflicto no fue sólo económico. El país invierte el 6,47% del PBI en educación. A juzgar por los hechos, es plata tirada.

No alcanza para salarios dignos de los docentes ni para una educación de excelencia: el derrape de los estudiantes argentinos en las pruebas PISA muestra una brusca caída en comprensión de textos. Sin eufemismos: la mayoría de los chicos argentinos no entiende lo que lee, no puede asimilar ni comprender consignas o elaborar pensamiento propio. Como para que los burócratas de la educación empiecen a replantear su eficacia. El drenaje a la escuela privada se acrecienta con estos paros. Ya no hay plan oficial que retenga a los chicos en la escuela: quienes se reciben en el secundario son hoy menos que hace una década.

En educación, en estos diez años nadie ha ganado. Todos hemos perdido.


**  Periodista del Diario CLARIN

jueves, 3 de enero de 2013

[…La Deuda Argentina en casi 30 años de democracia] por Osvaldo PEPE

Los "jóvenes idealistas" del paravalanchas
La Presidenta habló mucho en el año, acaso más de lo que debería, acá y en Harvard. Pero habló poco cuando hizo falta, sobre todo acá. ¿No sería un espléndido regalo para todos que hoy despidiera el año con palabras de unión y esperanza para "los más de 40 millones de argentinos" ? Ojalá lo haga. En todo caso, la pregunta de este 31 de diciembre no es qué país nos esperará en 2013, sino qué tipo de sociedad le estamos transfiriendo cada año a las nuevas generaciones. En la edición de ayer domingo, el experto en educación Gustavo Iaies buceaba con acierto en el destino de aquellos jóvenes a quienes el sistema les saqueó el futuro, hasta dejarlos sin esperanzas. Los jóvenes "ni": ni trabajan ni estudian. Son 11,86% según la Encuesta Permanente de Hogares, un número superior al registrado en 2000 . Es cierto que la grieta social va más allá de este gobierno, se pierde en las últimas cuatro décadas, abarca ciclos de dictadura y democracia y coincide con la desarticulación de las redes contenedoras del Estado de Bienestar. Esa es la pregunta que la Presidenta debió hacerse en lugar de denunciar el presunto vínculo entre la marginalidad y las estructuras del Partido Justicialista en los episodios de desmanes sociales con el presunto propósito de desestabilización política.
Cristina al menos debió preguntarse antes por el parentesco entre el kirchnerismo y las patotas de Hinchadas Unidas Argentinas , barrabravas apañadas para el Mundial de Sudáfrica, mercenarios todo terreno, los nuevos "jóvenes idealistas" de los paravalanchas , violentos que riegan con sangre las canchas argentinas desde hace más de 30 años. Son ellos quienes hoy en las tribunas despliegan banderas a pedido contra los "enemigos" del Gobierno o disparan, si hace falta, sobre militantes adversos a una agrupación sindical bendecida por la Casa Rosada, como en el caso del crimen de Mariano Ferreyra, dirigente del Partido Obrero, por el que hoy está preso José Pedraza, el máximo jefe gremial ferroviario, quien fuera hasta entonces socio privilegiado de Néstor y Cristina Kirchner.
En 2012 el Gobierno ha hecho ley el voto optativo para los adolescentes de 16 años, con lo cual ha sumado al padrón de la próxima elección legislativa a casi un millón y medio de jóvenes. Muchos son de la generación "ni". Los datos del Observatorio de la Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica dice que más del 25% de los chicos de hasta 17 años que viven en el conurbano tienen carencias nutricionales y marcas psicológicas en sus vidas que serán un obstáculo para su desarrollo futuro como personas.
Y según los resultados del propio Censo 2010, el 18,6% de jóvenes de entre 15 y 17 años no va al colegio.Uno de cada tres de ellos vive en hogares con planes sociales, donde se atenúa la pobreza pero no se siembra la cultura del trabajo. Esta es la deuda argentina en casi 30 años de democracia. Un tercio de los mismos corresponden a la hegemonía kirchnerista.
31 de Diciembre de 2012

lunes, 26 de noviembre de 2012

8,7,6 el Relato narrado por un periodista de Clarín

El "relato", de las aulas a la pantalla grande: por Osvaldo Pepe

Se ha dado en llamar "el relato" a la interpretación oficial de la política con la voluntad de bocetar el borrador del registro final de la historia. Empezó como una ataque del Gobierno contra el periodismo que no vive del cautiverio de la pauta de publicidad oficial o de la intransigencia ideológica y maniquea que simplifica la realidad entre buenos buenísimos, progresistas siempre, y malos malísimos, voceros de las corporaciones perversas, obcecados en desdibujar "el modelo" importado desde Santa Cruz por una pareja ávida de poder y dinero, que siempre entendió la política como la confluencia de ambos factores.
Digamos que hasta ese punto "el relato" se limitaba, al decir del propio kirchnerismo, a una imaginaria "batalla cultural", que en verdad se libraba en una burbuja reservada a la intelectualidad, la política y los medios y periodistas. Algo que en definitiva le importaba a poca gente. Con la idea del "vamos por todo" , expresada por la propia Presidenta a seis días de la tragedia de Once en un acto oficial en Rosario cuando creyó que ninguna cámara la enfocaba , la burbuja explotó y se esparció con virulencia tóxica por toda la sociedad.
Las excursiones fallidas del Vatayón Militante en las cárceles y las expediciones de "bajada de línea" de La Cámpora en las escuelas con la excusa de sembrar conciencia y civilidad en los estudiantes fueron los gajos del árbol mayor de ese pensamiento político hegemónico y con vocación de descalificar toda disidencia bajo el escudo del 54%, como si fuésemos una democracia plebiscitaria sin República.
El reciente episodio de la escuelita de Los Amores, en Santa Fe, transformó a chicos de 7 años en víctimas del recitado obligado del credo K en un acto escolar. Esa parodia fue consecuencia directa del estallido de la burbuja, la llegada a una perdida escuela del interior santafecino del "vamos por todo". Es razonable creer que el Gobierno no instruyó a los docentes ejecutores de semejante tropelía pedagógica, pero seguro es responsable de haber creado ese discurso maniqueo y confrontativo de ricos vs. pobres, progresistas vs. caceroleros que se expresó allí de modo ficcional.
Con "Néstor Kirchner, la película", finalmente, "el relato" llegó a la cumbre más audaz. Un estreno en 120 salas en forma simultánea, mérito sólo concedido a los grandes tanques de Hollywood o a las películas locales más taquilleras que garantizan un seguro retorno económico. No es un documental, no es una biografía, es una mirada parcial que pretende presentar como un estadista a un político astuto, confrontativo, conocedor del poder y de cómo usarlo para lograr acatamiento a su voluntad. Para algunos, simple y torpe propaganda. Para otros, un acto de militancia y un espacio de emociones genuinas.
Seguro que no es cine . Pero no se trata de eso, sino de dejar para la historia un registro propio del paso del kirchnerismo por el poder. Y de que esa semilla prenda en las nuevas generaciones. Así tengan 7 años