En Argentina
tampoco hay concordancia entre el número de crímenes y la cantidad de presos. Con 147 individuos privados de su libertad
cada 100.000 habitantes, está en el puesto 23 de 27 en la región.Si sólo se
contempla la tasa de homicidios, que es
la tercera más baja (5,5), pareciera haber un equilibrio casi perfecto.
Pero basta mirar la de robos para ver que está muy lejos de ser así. Con una tasa de 975 casos por año, es el país
con mayor proporción de robos de América Latina y el Caribe.
Eduardo Gerome
es abogado, especialista en derecho penal. En diálogo con Infobae, explica las causas del
número relativamente bajo de presos que tiene Argentina en relación a los
crímenes que se cometen.
"Los
jueces hacen una aplicación automática de las excarcelaciones y ponen a todos
en libertad"
"Hay
varias circunstancias que contribuyen -dice. Una de ellas es la excarcelación automática que se brinda a todo
aquel que comete un delito, con el argumento de que mientras que no esté
condenado no es culpable. Eso dice el tratado de San José de Costa Rica, pero
con la excepción de que se pueda presumir que esa persona se va a burlar de la
justicia".
"Los jueces hacen una aplicación automática y
ponen a todos en libertad, sin que nadie vaya a constatar si esa persona
va a eludir la acción judicial, o si va a seguir cometiendo delitos. Las
corrientes pseudogarantistas en boga sólo
buscan garantizar al delincuente, pero no a la sociedad, a la que
desprotegen de forma palmaria. Así devuelven
a la comunidad a elementos peligrosos, porque en un porcentaje muy alto vuelven a delinquir inmediatamente",
agrega.
Gerome cuenta
que los jueces deberían hacer un
análisis exhaustivo de cada individuo antes de conceder la excarcelación,
para determinar si se está ante alguien que puede haber cometido un delito
aislado, o se dedica a eso. "Si es una persona que vive tres días en cada lado, que no tiene profesión conocida, y que ha
pasado por todas las comisarías, no puede salir en libertad, porque va a
seguir haciendo lo mismo", dice el penalista.
"Otro
aspecto del problema -continúa- es la
concesión de libertades de forma anticipada a presos que están cumpliendo una
condena. Por más que el Código Penal diga que el juez 'podrá disponer la libertad', ese podrá lo transforman en un deberá. Vacían el
sentido de la ley y hacen una aplicación automática cuando se cumplen dos
tercios de la pena. No importa que al
día siguiente esté de vuelta cometiendo un delito, como pasa
ahora".
"El
sistema judicial argentino no funciona. Devuelve a la sociedad personas
nocivas"
Un
tratamiento similar reciben las salidas
transitorias, que deberían darse excepcionalmente, en casos de conducta
ejemplar, pero se otorgan sin controlar
demasiado. Lo mismo ocurre con la probation, que es la suspensión del
juicio a prueba. Se incorporó al código para ser aplicada a algunos delitos
menores, pero también se desnaturalizó en su implementación.
"Los
tribunales la conceden como si fueran premios colectivos, a cualquiera y muchas
veces sin exigir tareas a cambio. Es decir que quien comete un delito termina sin tener que hacer nada y evita la
condena, pero el damnificado queda sin resarcimiento por los daños
sufridos. La probation incluso evita encarcelamientos, porque en algunos casos
se otorga a delitos más graves, en los que no se podría aplicar", dice
Gerome.
"El
sistema judicial argentino no funciona correctamente. Hay jueces que son muy
dignos y que no se prestan a estas cosas, pero muchos otros están inmersos en ese pseudogarantismo. Devuelven a
la sociedad personas nocivas que se vuelven contra ella, y lo hacen invocando
cumplir un deber legal que indica todo lo contrario", sintetiza.