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sábado, 4 de octubre de 2014

ARGENTINA: un país con muchas garantías... para delinquir



En Argentina tampoco hay concordancia entre el número de crímenes y la cantidad de presos. Con 147 individuos privados de su libertad cada 100.000 habitantes, está en el puesto 23 de 27 en la región.Si sólo se contempla la tasa de homicidios, que es la tercera más baja (5,5), pareciera haber un equilibrio casi perfecto. Pero basta mirar la de robos para ver que está muy lejos de ser así. Con una tasa de 975 casos por año, es el país con mayor proporción de robos de América Latina y el Caribe.

Eduardo Gerome es abogado, especialista en derecho penal. En diálogo con Infobae, explica las causas del número relativamente bajo de presos que tiene Argentina en relación a los crímenes que se cometen.

"Los jueces hacen una aplicación automática de las excarcelaciones y ponen a todos en libertad"
"Hay varias circunstancias que contribuyen -dice. Una de ellas es la excarcelación automática que se brinda a todo aquel que comete un delito, con el argumento de que mientras que no esté condenado no es culpable. Eso dice el tratado de San José de Costa Rica, pero con la excepción de que se pueda presumir que esa persona se va a burlar de la justicia".

"Los jueces hacen una aplicación automática y ponen a todos en libertad, sin que nadie vaya a constatar si esa persona va a eludir la acción judicial, o si va a seguir cometiendo delitos. Las corrientes pseudogarantistas en boga sólo buscan garantizar al delincuente, pero no a la sociedad, a la que desprotegen de forma palmaria. Así devuelven a la comunidad a elementos peligrosos, porque en un porcentaje muy alto vuelven a delinquir inmediatamente", agrega.

Gerome cuenta que los jueces deberían hacer un análisis exhaustivo de cada individuo antes de conceder la excarcelación, para determinar si se está ante alguien que puede haber cometido un delito aislado, o se dedica a eso. "Si es una persona que vive tres días en cada lado, que no tiene profesión conocida, y que ha pasado por todas las comisarías, no puede salir en libertad, porque va a seguir haciendo lo mismo", dice el penalista. 

"Otro aspecto del problema -continúa- es la concesión de libertades de forma anticipada a presos que están cumpliendo una condena. Por más que el Código Penal diga que el juez 'podrá disponer la libertad', ese podrá lo transforman en un deberá. Vacían el sentido de la ley y hacen una aplicación automática cuando se cumplen dos tercios de la pena. No importa que al día siguiente esté de vuelta cometiendo un delito, como pasa ahora". 

"El sistema judicial argentino no funciona. Devuelve a la sociedad personas nocivas"
Un tratamiento similar reciben las salidas transitorias, que deberían darse excepcionalmente, en casos de conducta ejemplar, pero se otorgan sin controlar demasiado. Lo mismo ocurre con la probation, que es la suspensión del juicio a prueba. Se incorporó al código para ser aplicada a algunos delitos menores, pero también se desnaturalizó en su implementación.

"Los tribunales la conceden como si fueran premios colectivos, a cualquiera y muchas veces sin exigir tareas a cambio. Es decir que quien comete un delito termina sin tener que hacer nada y evita la condena, pero el damnificado queda sin resarcimiento por los daños sufridos. La probation incluso evita encarcelamientos, porque en algunos casos se otorga a delitos más graves, en los que no se podría aplicar", dice Gerome.

"El sistema judicial argentino no funciona correctamente. Hay jueces que son muy dignos y que no se prestan a estas cosas, pero muchos otros están inmersos en ese pseudogarantismo. Devuelven a la sociedad personas nocivas que se vuelven contra ella, y lo hacen invocando cumplir un deber legal que indica todo lo contrario", sintetiza.