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domingo, 14 de octubre de 2018

Por primera vez, el mundo tiene más clase media y alta que pobres: 6 gráficos que lo explican



Así lo reveló esta semana un esperanzador estudio económico del Brookings Institute y el World Data Lab
Septiembre fue el punto de inflexión de una tendencia esperanzadora en el futuro de la población mundial. Por primera desde que se registran datos, los pobres en el mundo dejaron de ser mayoría. Así lo estimó un estudio del Brookings Institute, cuya subsidiaria, World Data Lab, confeccionó un reloj interactivo con actualizaciones a tiempo real de la movilidad social en el planeta con información de 188 países.
El estudio diferencia cuatro estratos a raíz del gasto por persona al día en un hogar. De este modo, el informe elaborado por el CEO y el COO de dicha institución, Homi Kharas y Kristofer Hamel, respectivamente, clasifica la población mundial en estos estratos: riqueza, clase media, pobreza y pobreza extrema.
Como se observa en el gráfico, el umbral de la clase media, entre USD $11 Y 110 por persona al día, es considerablemente amplio. El estudio admite que no existe una definición mundial de clase media, pero sus cálculos están fijados siguiendo el principio de paridad de poder adquisitivo, una fórmula que inventó el Fondo Monetario Internacional (FMI) con el objetivo de homogeneizar los datos económicos. En otras palabras, como cada país mide sus productos de la canasta básica en su moneda local, para poder compararlos hace falta utilizar una fórmula común.
De hecho, tal y como se extrae del informe, The Brookings Intitution asegura que la clase media que miden tiene suficientes ingresos discrecionales (los ingresos netos de una persona después de impuestos y de cubrir los gastos esenciales) como para adquirir bienes duraderos como motocicletas, neveras o lavadoras. También tiene suficiente capital como para entretenerse, irse de vacaciones e incluso confianza razonable como para resistir a una crisis económica en sus hogares, ya sea una enfermedad o un despido inesperado.
Siguiendo estas reglas de juego y el ritmo de la evolución de los datos de cada país de la última década, el estudio revela que este mes se llegó a un momento histórico: la suma de pobres y pobres extremos dejó de ser mayoría en el planeta en septiembre.
Las predicciones para el futuro también son esperanzadoras. El Laboratorio de Datos Mundial (World Data Lab) se dedica a estudiar, entre otras cosas, la posibilidad que tiene cada país de superar la pobreza extrema con vistas a 2030. Según sus cálculos, solo hay dos países en América Latina donde la pobreza está aumentando: Venezuela y Belice. El resto de países que viven esas condiciones están en África. La población crece a diario en el planeta, más personas nacen de las que mueren, y cada segundo que pasa, hay una persona menos que vive en la pobreza extrema. En 2018, solo el 8% de la población gasta menos de dos dólares al día.
Siempre según los cálculos del estudio, y contrastándolos con datos poblacionales del Banco Mundial, los 630 millones de pobres extremos que aún subsisten con menos de USD 1,9 por día suman casi la misma población que la de 20 países de América Latina, incluidos los más densos: Brasil y México.
Sin embargo, esta cifra choca con la cantidad de ricos en el mundo. Recuerden: se es rico en el caso de gastar más de 110 dólares al día de promedio. Todos los ricos del mundo suman un poco menos que la población de Brasil.
En otras palabras, todos los ricos del mundo entrarían en un país. Los pobres extremos poblarían 20.
Sin embargo, el aspecto positivo del informe, que según ellos "es de significado mundial pero está sucediendo sin aparente impacto informativo", reside en el auge de la clase media. ¿Por qué es importante esto? Su argumento es que la economía mundial funciona a partir del gasto de la clase media. Los ricos tiene más poder adquisitivo, pero no son suficientes en número como para llevar la batuta económica. De hecho, la gran mayoría de comercios están dirigidos a la clase media. Si este estrato continúa creciendo, los negocios tienen un filón, un mercado prácticamente inabarcable. Por esta razón, parece que el consumidor medio asiático irá ganando todavía más peso en la economía mundial: la nueva clase media que está surgiendo es en su gran mayoría (9 de cada 10 apunta el estudio) de origen asiático.
¿Hacia dónde se están moviendo las tendencias económicas a nivel mundial?
Pasado el punto de quiebre, el mundo se dirige hacia un futuro con menos pobres extremos y más ciudadanos de clase media. En los próximos doce años, los cálculos del Laboratorio de Datos Mundial advierten que habrá 150 millones de pobres extremos menos que ahora: más del total de la población mexicana, por ejemplo. Del mismo modo, aunque de manera más lenta, cada vez habrá más ricos. Tan solo son proyecciones, aunque siempre hay posibles fenómenos impredecibles, crisis económicas, desastres naturales que alteran la salud financiera mundial.


sábado, 15 de mayo de 2010

La clase media quiere su 17 de octubre [Sociología Política]



"El trauma peronista reapareció varias veces en la historia y todavía hoy la cultura argentina sigue surcada por las tensiones que él provoca", afirma con ironía el autor. Del 45 a Kirchner, una lectura polémica de la relación entre la clase media y el justicialismo La irrupción del "hecho maldito" del peronis­mo significó un trauma para buena parte de los argentinos, acostumbrados a ima­ginarse parte de una nación blanca, "decente" y europea. Pocos hechos lo grafican mejor que la manifestación del 17 de octubre de 1945, vivida por muchos como una verdadera invasión. Un grupo humano hasta entonces inadvertido plantó su presencia en el corazón de la ciudadela libe­ral. Sus patas refrescándose en la fuente le dieron la desmentida a aquella imagen hegemónica de la nación, que nunca pudo terminar de aceptar que las clases plebeyas pudieran ocupar un lugar central y visible en la alta política. La identidad de clase media nació en esos años: fue el modo en que mucha gente pudo diferenciarse de esos "negros" que ahora se pretendían protagonistas de la historia nacional.

El trauma peronista reapareció varias veces en la historia y todavía hoy la cultura argentina sigue surcada por las tensiones que él provoca.

Resuenan ecos de aquel trauma en el fasti­dio de parte de la opinión pública con el actual gobierno. Sus errores, abusos y malas políticas –que los tiene y muchos– con frecuencia apare­cen interpretados en una clave que remite a un pasado que no se cansa de reaparecer, incluso si el presente tiene poco que ver con los tiempos de Perón, mal que les pese tanto al gobierno como a sus enemigos. Acaso el malhumor de parte de la clase media con Kirchner tenga la misma inten­sidad que las esperanzas que despertó en ella al comienzo de su mandato, cuando prometió dejar atrás el horizonte político del peronismo a fuerza de "transversalidad".

El regreso posterior a las seguridades que ofre­cía el viejo justicialismo sin dudas marcó el inicio de un divorcio que, con todo el rencor de una pro­mesa incumplida, hoy parece irreparable. Ya en las elecciones de 2007 se notó el regreso de una retó­rica que remitía fuertemente a los años 40. Elisa Carrió insistió entonces en presentar un escenario de "civilización" amenazada por la "barbarie" pe­ronista, en el que la "clase media urbana" tenía la misión de "rescatar" a los pobres, según ella inca­paces de actuar con racionalidad ciudadana. Algu­nos partidarios del gobierno se preguntaron en ese momento si volvía a manifestarse un "gorilismo de la clase media".

Poco después, la distancia simbólica entre la "clase media" y la plebe peronista reaparecería de una manera menos paternalista y más agresiva. En las manifestaciones de apoyo a las patronales del campo de marzo de 2008 –como reconocieron incluso los diarios que simpatizaban con ellas – abundaron los insultos racistas contra "los negros" que apoyaban al gobierno. A medida que el conflic­to se fue profundizando, las partes en disputa ape­laron a todo un repertorio de referencias al pasado. Luis D'Elía, retomó los insultos en sentido positivo y se presentó como líder de los "negros" en lucha contra la "oligarquía" y el país "blanco".

El propio gobierno abundó en evocaciones a la Unión Democrática y también comparó el movi­miento opositor con la Revolución Libertadora. Pero el otro bando no se quedó atrás. Como para que quedara claro que sus cortes de ruta no eran iguales a los de los piqueteros, los empresarios rurales eligieron presentarse como "los gringos" (una sutil manera de dejar en claro que no se tra­taba de acciones como las de "los negros"). El pro­pio vicepresidente (hoy presidente) de la Sociedad Rural, Hugo Biolcatti, opinó por radio que el color de piel servía para distinguir la naturaleza opues­ta de ambos tipos de piquetes. El gobierno, por su parte, le advirtió a la clase media que sus "pre­juicios culturales" la estaban conduciendo, otra vez, a apoyar a la "oligarquía" y a olvidar que sus verdaderos intereses están del lado del pueblo. En palabras de Chacho Álvarez, volvieron a insistir con "el librito de Jauretche".

Lo más significativo de todo, sin embargo, fue la aparición de una curiosa imagen. Cuando el dirigente agrario Alfredo De Angeli fue breve­mente arrestado, la prensa opositora comparó su reencuentro con los manifestantes que lo espera­ban con la liberación de Perón en 1945. La imagen de un "17 de octubre de la clase media" fue insis­tentemente utilizada para describir el significado histórico de las grandes manifestaciones que apo­yaron a los empresarios rurales: la aparición de un nuevo sujeto social –una supuesta "clase media rural"– llamado a cambiar el curso de la historia. La alusión al 45 apareció también de un modo inconsciente cuando Mario Llambías, principal líder de las Confederaciones Rurales Argentinas, consideró "un zoológico" a las manifestaciones de apoyo al gobierno, que quedaban así asociadas al "aluvión zoológico" que, según la famosa frase acuñada por un dirigente radical, invadió Plaza de Mayo aquél año.

La curiosa la imagen de un 17 de octubre de la clase media expresa la fantasía de superar el hechizo plebeyo que dio a luz al justicialismo me­diante un acto igual, pero de sentido inverso. En otras palabras, el anhelo de que irrumpa un sector social que refuerce a la clase media, acabando así por fin con la anomalía peronista y restaurando de ese modo la jerarquía social indebidamente alterada en 1945. La reaparición de todos estos fantasmas del pasado sin dudas tiene mucho de farsesco.

Puede que, como pensaba Marx, la repetición de la historia primero como tragedia y luego como farsa sea signo de que una época histórica está que­dando finalmente atrás. Pero no hay dudas de que indica, también, que las oposiciones de clase que en el pasado se expresaron en la dicotomía peronis­mo/antiperonismo siguen insistiendo por debajo de la trama farsesca de la política actual.


Fuente: http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2010/05/13/_-02195033.htm