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domingo, 14 de agosto de 2016

¿De qué hablamos cuando hablamos de cultura? Una política pública sin debate





Apéndice de la economía, palanca del desarrollo social, vehículo de propaganda o excusa para espectáculos masivos: desde el Estado, a la cultura le cuesta encontrar un lugar propio


El reciente nombramiento del músico y director de orquesta Ángel Mahler, que jamás se había asomado antes a la gestión pública, como ministro de Cultura porteño y la brevedad del debate que le siguió dejaron en evidencia una constante en la gestión estatal de la Argentina: las dificultades para definir qué es una política cultural, la ausencia de reflexión en un campo que suele verse como apéndice de la economía, palanca de políticas sociales, organización de eventos públicos masivos o vehículo de propaganda, según los gobiernos. ¿De qué hablamos cuando hablamos de una política pública para la cultura y cuál debería ser su objetivo estratégico? ¿Puede o debe pensársela como parte del desarrollo nacional? ¿El concepto mismo de cultura se restringe al criterio del gobierno de turno? Interrogantes que son parte de una discusión que cada quien salda por su cuenta y en la que los funcionarios que van pasando tienen su cuarto de hora sin promover el debate.
 Como pasa en distintas áreas del Estado, la cultura incluye una cantidad y diversidad de aspectos y temáticas, que van desde la promoción de la lectura hasta la legislación, de la infraestructura de teatros y centros culturales a la formación de nuevos públicos, de los emprendimientos artísticos a los eventos masivos. Y se vincula con una multiplicidad de actores: el sector privado, el artístico no comercial, los gestores y promotores culturales independientes, los propios artistas y escritores, las distintas comunidades nacionales y étnicas, para nombrar algunos.
 Más allá de las variaciones en enfoque y prioridades de distintos gobiernos, desde ideologías diversas se destaca hoy mucho de lo que en este campo se hizo desde el regreso de la democracia. Los centros culturales de los inicios del alfonsinismo; la apertura del Centro de Experimentación del Teatro Colón en tiempos de Sergio Renán; las bibliotecas de la ciudad en épocas de Josefina Delgado; el plan de barrios de Pacho O'Donnell y la gestión del primer Darío Lopérfido, que fundó el FIBA para el teatro y el Bafici para el cine como forma de insertar la ciudad de Buenos Aires en el circuito internacional.

El actor y director de teatro Rubén Szuchmacher, uno de los primeros críticos de Mahler, señala la falta de un plan estratégico para la cultura en el actual gobierno. "El macrismo apuesta a la espectacularidad de la cultura y no a trabajar sobre su conflictividad. Básicamente le temen a la cultura, que no entienden", dice. Administrador de las salas Payró y ElKafka, ex director del FIBA y miembro del consejo asesor del Complejo Teatral Buenos Aires, Szuchmacher considera que la gestión de Hernán Lombardi en la ciudad tuvo un prestigio mediático que no se verificó en los hechos: "Hay decadencia en todas las instituciones, no sólo en el Complejo Teatral y el edificio del San Martín, al que se dejó caer en los últimos ocho años. Hay problemas en las bibliotecas, en las escuelas de arte, en los centros culturales. Lombardi tuvo una gestión basada en el mercado y no en las necesidades propias del sector".
 Szuchmacher sostiene que gestionar la cultura requiere de una constante reflexión sobre la forma de producción cultural colectiva para pensar, desde ahí, la articulación con las instituciones. "La gestión cultural debería realizar programas que nadie hace, ni los privados, ni el mercado, ni otras reparticiones de gobierno. E incorporar a los referentes de todas las áreas involucradas en la discusión sobre las políticas públicas. Pero los ministros se encierran en sus ideas", dice.

El abogado especialista en legislación cultural, docente y ex director del Incaa y del Centro Cultural Rojas José Miguel Onaindia rescata la diversidad cultural que produjo la eliminación de la censura, la apuesta al cine como instrumento de política internacional, la legitimación de las vanguardias. Sin embargo, dice, "en el menemismo y especialmente en el kirchnerismo predominó un modelo con intención hegemónica que debe ser sustituido por otro de convivencia entre formas culturales plurales y contradictorias, que vele por las minorías estéticas y su derecho a expresarse".
 Onaindia señala tres grandes desafíos para la nueva etapa: "La renovación legislativa -las leyes vigentes son obsoletas porque son preinformáticas y corporativas-, la mejora de la infraestructura cultural -la pública es vetusta en su gran mayoría o está mal diseñada- y el acceso a la cultura de toda la población, que es un derecho humano esencial".

Editora, escritora y ex directora del Instituto Goethe, Gabriela Massuh asegura que, en una sociedad donde no hay tiempo de pensar una gestión cultural pública, se la sustituye por el entretenimiento y el espectáculo. "Una política pública en esta constelación donde impera la economía no es posible porque ya no se piensa en el bienestar general sino en la ganancia para el Estado y para los desarrolladores", dice. Massuh afirma que la cultura pública necesita ocuparse de las minorías, de la formación artística, de la calidad estética, del fomento de los independientes y del sector artístico no comercial. Pero -aclara- se considera que todo eso es marginal y por eso se lo descuida.

Para salir del corto plazo

Respetado incluso por muchos de los críticos más duros del macrismo, el secretario de Cultura y Creatividad del Ministerio de Cultura de la Nación, Enrique Avogadro, reconoce que el primer problema de la gestión pública es la incapacidad de reflexionar sobre lo que se está haciendo. Coincide en que existen "muy pocos espacios donde discutir seriamente, más allá de la barricada, cómo salir del corto plazo y pensar a diez años". Avogadro opina que se da un falso debate entre cultura del espectáculo y gestión cultural y que las dos cosas deben combinarse. "Con una perspectiva regional, se ve claramente que hay una deriva de la política cultural a la cultura del espectáculo. Los ministerios solamente organizan eventos. Por eso estamos hablando con el BID para pensar la cultura como factor de desarrollo", explica.

Avogadro tiene 39 años y fue funcionario porteño durante la gestión de Mauricio Macri. Habla con preocupación de un divorcio absoluto entre la gestión cultural a nivel práctico y actores interesantes con aportes muy positivos a nivel teórico. Dice que es necesario mapear el territorio y encontrar a esos actores para promoverlos y que la Nación está abriendo mesas sectoriales en artes, en música y en el tema audiovisual para dialogar y escuchar. "El Estado no debe tener el monopolio de la política cultural", asegura.

Según Avogadro, el objetivo del gobierno es consolidar y desarrollar el gran ecosistema cultural y creativo que hay en la Argentina. ¿Qué significa eso? "Hacer foco en la gestión cultural, que tenga impacto en todo el país, que el sector público tenga una mirada innovadora. Tenemos un programa en gestión cultural pública en todo el país y otro que ayuda financieramente a universidades públicas que tienen que ver con las artes y la cultura. Además, existe el programa Puntos de Cultura para fomentar el amplio campo de la cultura pública no estatal con una inversión de veinte millones de pesos y una convocatoria abierta todo el año."

Para el sociólogo y escritor Hernán Vanoli, en la Argentina la especificidad de la cultura nunca termina de quedar clara. Es utilizada como rueda de auxilio de políticas de contención o desarrollo social o como rama de un ministerio de producción o de economía: la economía creativa y las industrias culturales. "El kirchnerismo y el macrismo privilegian la dimensión económica, uno desde una perspectiva populista-desarrollista focalizada (subsidios para los pobres o no rentables, reuniones y entornos de negocios para las clases medias) y otro desde una perspectiva similar pero sin subsidios y con el curioso sistema del mecenazgo. Nadie sabe cuáles son los objetivos de la gestión cultural por cada disciplina, ni cómo esos objetivos se concatenan en un plan más general", dice.

Editor de la revista Crisis y co-creador del sello independiente Momofuku, Vanoli entiende que la idea es que el Estado funcione como una especie de lubricante para un sistema que se supone que se autorregula y, en el mejor de los casos, como un federalizador de recursos. "La figura que se privilegia siempre es la de la gestión, que es lo opuesto a la imaginación, y a fin de cuentas las partes más redituables de esta economía siempre quedan en manos de privados. Bajo la idea de tolerancia y de respeto a la diversidad, y bajo la supuesta confianza en la eficiencia del mercado como donador de recursos, se incuba la imposibilidad de pensar una inserción virtuosa de la producción cultural en un plan más ambicioso de desarrollo nacional."

Desde el Ministerio de Cultura, Avogadro -en parte- coincide. "Tenemos estructuras de fomento como el Incaa, el Instituto Nacional del Teatro o el Fondo Nacional de las Artes pero muchas veces se limitan a repartir fondos y tienen poca capacidad de reflexión sobre la planificación estratégica. Lanzamos un laboratorio de innovación cultural que busca pensar permanentemente la forma en que gestionamos cultura en la Argentina. El ministerio de Nación estaba muy concentrado en la ciudad de Buenos Aires. Estamos trabajando con provincias y municipios porque es la única forma que tenemos de tener impacto en el territorio."

Formar ciudadanos

Un capítulo específico dentro de la política cultural tiene que ver con la lectura y la producción editorial, un campo sumamente activo en la Argentina y, junto con otras manifestaciones artísticas, el que se supone cerca del objetivo de formar ciudadanos críticos. ¿Qué debería hacerse desde el Estado para potenciar la lectura y al mismo tiempo acompañar los proyectos de autores y editoriales independientes nacionales? Leandro de Sagastizábal, presidente de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), dice que lo primero es tener un presupuesto para eso. "Conabip lo tiene y lo destina a cuatro tipos de acciones: la compra del material de lectura, la capacitación de bibliotecarios, el fortalecimiento en infraestructura y tecnología, compras de computadoras y recursos para conexiones a Internet, y, por último, acercar a los escritores a esos espacios", cuenta.

Para Gabriela Adamo, directora del Filba y ex directora de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, son temas distintos que requieren estrategias diferentes pero que tienen en común la necesidad de "potenciar la demanda": si hay más lectores, a la larga se beneficiará también a las editoriales y los autores. "En busca de avanzar en la construcción de ciudadanía y pensamiento independiente, creo que la prioridad debería estar puesta en el estímulo a la lectura. Es, también, lo más difícil de implementar y de evaluar."

Sumar lectores y trascender a la vez el círculo cultural de la ciudad de Buenos Aires, explica Adamo, no resulta sencillo con distancias que encarecen todo viaje y comunicación. Sin embargo, recomienda trabajar con instituciones que ya hayan ganado terreno como la Conabip, la Fundación Mempo Giardinelli, la Red de Bibliotecas Escolares o el Filba Nacional. De Sagastizábal dice que ése es, precisamente, el punto de partida. "No hay modo de gestionar si no se recorre y conoce el terreno; heterogéneo en lo geográfico, en lo social, en lo cultural", dice.

Para Vanoli, lo que queda claro es que la Argentina carece de un proyecto para la cultura como existe -con distintos criterios- en otros países: "No se dinamiza la cultura popular como sucedió en los Puntos de Cultura de Brasil, no se financia a los creadores con estímulos a la producción como en México o Chile, no hay políticas agresivas de defensa y difusión del idioma como tiene Francia, y tampoco existe un sistema de premios o competencia fomentado por el mercado interno y la filantropía, como pasa en Estados Unidos".

Actual coordinador general del Instituto Nacional de Artes Escénicas de Uruguay, Onaindia rescata del país en el que trabaja el sostén de políticas públicas más allá de los turnos políticos, la fortaleza de las instituciones y la preocupación por programas de accesibilidad. De España, el trazado de una red en todo el territorio de instituciones públicas nacionales y locales de impecable renovación tecnológica y de Colombia, la utilización de la cultura como instrumento para la integración social.

Adamo menciona la experiencia de las bibliotecas de Medellín, que lograron instalarse como un lugar alternativo a la violencia y la pobreza y posicionar la lectura como mejor opción.
También Avogadro resalta los parques bibliotecas de Medellín y el caso de Vale Cultura en Brasil, que estimula la demanda al darle un porcentaje de recursos adicionales a la población sólo para consumir en bienes y servicios culturales. De Sagastizábal elige valorar experiencias locales como la de las llamadas bibliotecas piloto o las salas híbridas que funcionan en San Juan, donde se experimenta con lo digital.

En un campo donde las miradas pueden ser antagónicas, el acuerdo generalizado es la falta de debate y la necesidad urgente de iniciarlo; cómo poner en marcha un proyecto cultural ambicioso que obligue a todos a abandonar la comodidad; cómo incorporar lo que hoy sobrevive en los márgenes; cómo pensar la cultura en la era digital y, finalmente, cómo se vincula todo eso con el rumbo político y económico del país. Parte del desafío que sigue pendiente.

 Diego Genoud- para LA NACION - Domingo 14 de agosto de 2016

viernes, 19 de septiembre de 2014

Argentina está entre los países latinoamericanos que más consumen cultura



Música, teatro y cine: el país lidera un ranking de consumos culturales. Los argentinos, los más “cultos” de América latina De 16 países, en la Argentina es donde más se ven obras y se escucha música. También se destaca en lectura
La Argentina está entre los países latinoamericanos que más consumen cultura. Comparados con el resto de América latina, los argentinos van más al cine y a recitales, encabezan la lista de asistencia al teatro, leen más libros que el promedio regional, escuchan más música y usan la computadora con mayor frecuencia.
Los datos se desprenden de la Encuesta Latinoamericana de Hábitos y Prácticas Culturales 2013, un estudio que la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) realizó en 16 países de América Latina. La macro encuesta abarcó 1.200 personas por país, a quienes se interrogó acerca de sus hábitos culturales.
Uno de cada diez argentinos va al cine al menos una vez por mes; el 52% admite no haber visto ninguna película en la pantalla grande durante el último año. Las cifras son altas al compararlas con la región: en Nicaragua (18%), Honduras (20%) y Paraguay (22%) son muy pocos los que vieron algún film en el último año; el 65% de los latinoamericanos no asistió al cine durante los últimos 12 meses.
El estudio explica que, junto con México y Brasil, Argentina tiene uno de los mercados audiovisuales más grandes de la región, lo que podría explicar el gusto por las salas de cine.
Junto con Uruguay, Argentina tiene el porcentaje más bajo de gente que nunca fue al teatro: el 49% de los encuestados respondieron esto, frente a un promedio regional de 67% de latinoamericanos que no han tenido ninguna experiencia como espectadores teatrales. De todos modos, uno de cada tres argentinos reconoce que ha pasado más de un año desde la última vez que fue al teatro.
Los argentinos también son los latinoamericanos que asisten con más frecuencia a recitales: un tercio de los encuestados aseguró haber ido entre una y tres veces en el último año. Además, quedaron primeros entre los que escuchan más música grabada (casi el 80% lo hace).
Detrás de los argentinos, los más melómanos son los mexicanos, los venezolanos y los brasileños. En el otro extremo, en Nicaragua menos del 40% de la población escucha música. Junto con Uruguay, Paraguay, Honduras y Guatemala, Argentina también es uno de los países donde se escucha más radio, con un promedio de más de 4 horas por día.
Además, están entre los que dedican más tiempo a ver videos(diariamente el 4% y el 28%, una vez por semana). En este rubro quedaron segundos, detrás de ecuatorianos, pero por encima del promedio latinoamericano. Argentina tiene la mayor penetración de video online: el 95,5% de los usuarios que se conectan a Internet ven videos en la Web.
Nuestro país se sitúa, además, por encima de la media en cantidad de libros leídos al año (4,8), solo por detrás de Uruguay y México. Aquí los promedios más bajos los tienen Chile (2,8) y Costa Rica (2,7), donde se leen menos de 3 libros por año. Tres de cada cuatro encuestados (76%) aseguran que leen por la necesidad de estar informados, y casi la mitad (47%) lo hacen por placer.
Además, los argentinos están entre los más tecnológicos de la región: el 28% usa la computadora “varias veces al día”, el 56% de los hogares está equipado con una y el 39% de los encuestados usa Internet diariamente, mientras que en El Salvador y Bolivia el porcentaje desciende al 11%. La red social más utilizada en el país es Facebook (49,9% es usuario); sólo entre los chilenos (52%) la penetración de esta red es mayor.
El estudio revela que la mayoría de la población en la Argentina y en América Latina reconoce que mejoró el acceso a la cultura en los últimos años. De todos modos, la Organización de Estados Iberoamericanos plantea algunas recomendaciones para los gobiernos: entre otras cuestiones, sugiere aumentar la inversión en el sector y apoyar e impulsar las culturas locales.
Álvaro Marchesi Ullastres, secretario general de la OEI, advierte: “En el acceso a la cultura se manifiestan también, aunque con menos intensidad, las desigualdades económicas y sociales presentes a lo largo y ancho de Latinoamérica. Es un dato que resume bien uno de los mensajes centrales del informe: la cultura puede ser un lugar de encuentro y de inclusión social de todos los ciudadanos, y todos ellos la valoran de forma positiva. Sin embargo, aún se manifiestan notables diferencias por razones del nivel social y educativo de las personas”.

jueves, 20 de marzo de 2014

La exclusión cultural llega a París


Visto desde lejos parece una disputa de patio o de pasillo que, aunque tenga su pátina de cultura, no dejaría de ser una cuestión de egos revueltos. Pero no lo es: la Argentina es este año el país invitado de honor al tradicional y muy marketinero Salón del Libro de París, y ha llegado hasta allí con un mezquino toque de sectarismo kirchnerista.
La nutrida delegación de escritores nacionales asiste con las exclusiones ideológicas de este tiempo. No todos los que están militan en las filas K, pero no están ninguno de los intelectuales opositores de peso.
Hay autores indiscutibles como Dujovne Ortiz, Almada, Calveyra, Bizzio, Piñeiro, Martínez y Alcoba y ningún autor indiscutible del universo anti K como Caparrós, Birmajer o Aguinis. Tal vez las ausencias más inexplicables sean las de Edgardo Cozarinsky y Beatriz Sarlo.
Treinta de los casi cincuenta invitados fueron seleccionados por una comisión de los dos países. Las becas y los viajes son la forma más eficaz de reclutar intelectuales. ¿Y el resto?: “Fueron elegidos con criterios que desconocemos por completo”, dijo Bertrand Morisset, director del Salón.
Yo, argentino, dijo el francés.
Morisset lo dijo, sin decirlo, por algunos de Carta Abierta y funcionarios como Rinesi o María Pía López o el entrevistador presidencial Brienza. Pero nada dijo de la orden de restricción sobre intelectuales de fuste como Luis Alberto Romero o Santiago Kovadloff.
La sorpresiva deserción de Ricardo Piglia, la figura más fuerte de la delegación, lo puso como loco: lo acusó de cobarde y deshonesto. Piglia le contestó como un diplomático francés (ver pág. 32).
Dos años atrás, en la Feria de Guadalajara, el país invitado fue Chile. El Chile de Piñera. En la delegación estaba Pedro Lemebel, que desde el escenario no se privó de denostar al gobierno y a su manera, es decir, con brutalidad. Aquí el kirchnerismo sólo tolera adhesiones.
Nuestra relación con París es antigua y fuerte. Cortázar amaba París y amaba Buenos Aires y Rayuela, su novela emblemática, es un homenaje a las dos ciudades y a ese vínculo posible y a la vez imposible que las une.
Alguien del círculo presidencial calificó a Cortázar de gorila, lo mismo que se ha dicho de Borges. Es esa mirada política la que empobrece la literatura y es la mirada políticamente más pobre de las miradas posibles.
Lo que ha hecho el kirchnerismo en el poder debería darle un poco más de modestia y un poco menos de intolerancia. Jorge Coscia, el encargado de Cultura, lo cual no deja de ser una contradicción, dijo: “Vamos a París por la amplitud, la diversidad sin exclusiones. Cristina debería ser recordada como la gran presidenta cultural de la historia”. Obvio, refleja más lo que él es que como quiere que lo veamos. Literatura, la de Coscia, de alta ficción y baja calidad.


## La  editorial FUE ESCRITA POR EL editor del diario CLARIN  RICARDO ROA

sábado, 2 de noviembre de 2013

Más cultura para construir ciudadanía / por Diego Berardo



Entiendo la cultura como un derecho humano básico. Un factor esencial para el bienestar de nuestro pueblo. Venimos de años en los que va creciendo la exclusión social, la marginación y la incapacidad de muchos sectores para poder participar de la vida económica y cultural de nuestra sociedad.

Es un proceso de desintegración social, una ruptura progresiva de las relaciones entre el individuo y la sociedad. Durante estos años entraron en crisis el concepto de sociedad, los imaginarios vinculados a lo colectivo y a los derechos de igualdad. Ante esto, la cultura es el espacio privilegiado para estrechar vínculos de solidaridad y compromiso entre las personas, para combatir la discriminación, para promover la integración social y la formación de ciudadanía.

Si entendemos por ciudadanía el conjunto de normas que guían la relación entre el individuo y la sociedad, la ciudadanía viene a ser el marco que crea las condiciones para una participación posible. Pasar de esa participación posible a la participación real implica que el individuo ejerce esa ciudadanía, que se ocupe de los temas que preocupan a lo colectivo, que haga escuchar su voz en la discusión pública de esos temas, que pase a ser productor de sus propios mensajes. Por otro lado también es necesario que la sociedad reconozca los derechos de todas las personas a la ciudadanía plena, que cree los espacios para ese ejercicio, y que establezca reglas que permitan que todos puedan realmente ejercer la ciudadanía en forma equitativa. El conjunto de valores, actitudes, comportamientos y normas compartidas que generan sentimiento de pertenencia a una colectividad constituyen una cultura ciudadana. El que una cultura sea más o menos cohesionadora y solidaria depende de la amplitud e intensidad en la que los valores y normas sean compartidas y de la tipología de las mismos. En la cultura propia de la ciudadanía democrática existe una interacción entre lo individual y lo colectivo, lo personal y lo comunitario. Y la cultura es el espacio donde nos encontramos y nos reconocemos, es lo que otorga sentido a nuestros hábitos y es la herramienta fundamental para promover y trabajar en la construcción de ciudadanía.

La política cultural es el conjunto estructurado de acciones y prácticas sociales de los organismos públicos y de otros agentes sociales y culturales, en la cultura; entendida esta última tanto en su versión restringida, como es el sector concreto de actividades culturales y artísticas, pero también considerándola de manera amplia, como el universo simbólico compartido por la comunidad. Desde todos sus ámbitos, la cultura es una herramienta fundamental para la transformación personal y colectiva. Y las políticas culturales deben tener en cuenta las diversidades y la realidad social del ámbito en el que nos encontremos.

Y en esta semana, al cumplirse el 30 aniversario de nuestra joven democracia, entiendo que todos debemos hacer de la cultura una prioridad. Nuestro esfuerzo debe estar centrado en garantizar un real acceso a los bienes culturales para todo el pueblo argentino. Porque construye ciudadanía. Porque es memoria, legado compartido, generadora de espacios para la convivencia, fuente de conocimiento y requisito para una vida plena.

Fuente: http://opinion.infobae.com/diego-berardo/2013/11/02/mas-cultura-para-construir-ciudadania/


miércoles, 7 de agosto de 2013

Fuerte respaldo de la cultura al Frente Renovador


Con la presencia del primer candidato a diputado nacional, Sergio Massa, y miembros de la lista, se realizó un encuentro donde se expusieron las propuestas del espacio político en materia de cultura. A su vez, múltiples artistas se presentaron para proponer y compartir ideas e iniciativas con el objetivo de enriquecer la cultura.
El Teatro Sha de la Ciudad de Buenos Aires fue el lugar de encuentro entre representantes políticos y referentes de la cultura para presentar propuestas e intercambiar iniciativas.
El primer candidato a diputado nacional del Frente Renovador, Sergio Massa se dirigió a los cientos de presentes y sostuvo: ” Estamos compartiendo no sólo las propuestas que haremos desde el Frente Renovador, sino también un momento único porque es muy raro que lo artistas presten su nombre para apoyar a un candidato, por eso para nosotros es un orgullo y una responsabilidad que estén acá. Vinimos a contarles que presentamos una ley que les permita a los artistas mayor protección legal y otra que les asegura la libre circulación de sus obras. También presentaremos otra ley vinculada a la jubilación y por otro lado buscamos empezar a trabajar en el desarrollo del sistema educativo más vinculado a lo artístico”.
Massa insistió en la importancia de trabajar en el ámbito de la cultura: “Hay que mirar lo que pasa en el mundo con la industria cultural. El hombre tiene tiempo libre que quiere disfrutar y hay que ver cuáles son nuestras herramientas para acercarle al ciudadano el tiempo de ocio. Si lo pensamos sólo como una herramienta del Estado, no es la manera correcta de trabajar porque el artista no tiene que esperar a la voluntad de ellos”.
Las propuestas concretas del Frente Renovador en materia cultural fueron 5: ley del artista, para ampliar la contención no sólo a actores sino también a músicos y otras actividades, jubilación del artista, estableciendo un régimen especial que no sea contraproducente para la industria cultural, una ley de incentivo a las actividades culturales, con el objetivo de legislar y dar figura jurídica al sostén de la creación para proteger al artista y a quien colabora con la generación de cultura. Un cuarto punto se basó en la escolaridad y el arte, para implementar contenidos artísticos en los colegios desde la escuela primaria, y por último se propuso una ley de libre circulación de bienes artísticos con el fin de liberar las restricciones impositivas a los bienes culturas, facilitando la entrada y salida del país de obras de artes, compañías artísticas, y generando asimismo una reactivación de la economía.
Al respecto, Massa explicó: “Los objetivos son varios: con la ley del artista buscamos que se encuadre definitivamente un marco regulatorio de protección, más amplio que los derechos de autor. Por ejemplo acá esta Carlín que si fuera trabajador de Smata tendría su pensión, pero los artistas no tienen jubilación que en definitiva es la protección para la familia en el marco de los riesgos cotidianos. La ley de libre circulación de lo artístico significa facilitar el traslado de obras de artistas de un país a otro. Es la expresión del artista y hay que resolver ese problema que en Argentina es una traba, un límite. A nosotros nos pasó con Páez Vilaró y sus obras. Esto hay que resolverlo con una ley porque ahora no existe ningún marco normativo ni un fondo más amplio de incentivo a la cultura hay que generar”.
Basado en su experiencia en la gestión, Massa añadió: ““La reapertura de los teatros en Tigre fue lo mejor a nivel cultural: la aparición del Niní Marshall en esa zona fue fantástico, también los 260 talleres artísticos, el Fondo municipal de las Artes a artistas callejeros, a las orquestas juveniles y el programa de 100 artistas y 100 murales. Otro tema es lo educativo para reorientarlos a la orientación artística. Incluir más contenidos artísticos en la escuela municipal fue muy positivo porque muchos chicos se sentían lejos de tocar y ahora no. Con el Tigre Rock los artistas callejeros tuvieron la oportunidad de subirse por primera vez a un escenario”
Por último, Massa insistió: “Hay que tratar de construir un mensaje de que no se puede empujar a la sociedad a una vereda o a la otra, es necesario tener diversidad, valoración de lo diferente porque podemos ser distintos pero tenemos un mismo paraguas. Por suerte hay tipos que se la juegan y rompen con la lógica de la Argentina dividida y van por la unión”, concluyó Sergio Massa.
Estuvieron presentes los candidatos del Frente Renovador: Darío Giustozzi, Felipe Solá, Adrián Pérez, Joaquín de la Torre, Fabián Gianola y Javier Faroni, los actores Carlín Calvo, Sergio Gonal, Jorge “Carna” Crivelli, Germán Kraus, Eliseo Subiela, Fátima Flores, Marta González, Katja Alemann, Aníbal Pachano, Carolina Papaleo, Beto César, Toti Ciliberto, Tristán, Nicolás Scarpino, María Rosa Fugazot, Marcelo De Bellis, Viviana Sáez, Marta González, Juan Ignacio Machado, entre tantos otros.

martes, 6 de septiembre de 2011

El Museo del Libro y de la Lengua se inaugura a fin de mes [Buenos Aires- Argentina]




En un piso, se verá el desarrollo tecnológico del libro. En otro, las tensiones de la lengua.

Sumergirse en la historia del libro y de la lengua puede suponer el inicio de un debate sobre la identidad. De eso se trata el Museo del Libro y de la Lengua, que será inaugurado el 30 de septiembre en avenida Las Heras entre Agüero y Austria, como un organismo de la Biblioteca Nacional.

Serán 1500 metros cuadrados de una obra diseñada por Clorindo Testa y Francisco Bullrich, los autores del edificio de la Biblioteca Nacional, con una inversión de 12,3 millones de pesos. El Ministerio de Planificación aporta 10 millones para la infraestructura y el resto, a cargo de la Secretaría de Cultura, es para el equipamiento.

El nuevo Museo argentino abreva en los modelos del Museo de la Lengua Portuguesa, ubicado en San Pablo, y el Museo del Caribe, situado en Barraquilla. Ambos proyectos creados por el artista brasileño Marcello Dantas, están destinados a poner en valor el idioma y los distintos registros autóctonos, así como a rescatar a los escritores que han contribuido a la expansión de la cultura tanto brasileña como colombiana.
El director de la Biblioteca Nacional, Horacio González –miembro del grupo de intelectuales kirchneristas “Carta Abierta”– dijo que el proyecto del Museo “ha estado flotando aquí durante mucho tiempo aunque con otro nombre. Nosotros dimos un paso para colocarlo en el cuadro cultural del país. Esto obligará al visitante a preguntarse sobre sí mismo y sobre la trama de la lengua que habla”. Quiénes somos cuando hablamos y cómo puede enriquecerse nuestro idioma son cosas que el museo procurará responder.

María Pía López –doctora en Ciencias Sociales, discípula y colaboradora de David VIñas e integrante de “Carta Abierta”– es la directora del nuevo organismo: “Habrá mucha presencia de artistas poniendo el eje del libro y el de la lengua en obras plásticas, videoinstalaciones. Además, la propuesta tendrá un carácter lúdico para adultos y chicos”.
En la inauguración, dos obras apuntarán a los objetivos del Museo. La primera es una videoinstalación interactiva de Albertina Carri –directora, entre otras películas, de Los Rubios – “que expone varias situaciones lingüísticas: la tensión entre el español y las lenguas originarias, la heterogeneidad de las formas del habla en la Argentina y la necesidad de autonomía de la lengua en el Río del Plata frente al español de España”, dice la directora del Museo.

Primera dificultad que enfrentaron los responsables del proyecto: no hay un mapa de la lengua ni de las lenguas autóctonas en el país.
En relación con la representación del libro, será Roberto Jacoby el encargado de darle forma. El artista –que participó de “Tucumán arde” en 1968, que viene de exponer en el Museo Reina Sofía de Madrid y que en 2008, durante el conflicto por la resolución 125, hizo varias performances criticando al campo– eligió la Constitución Nacional como experiencia de lectura.

No sólo habrá una exposición del libro en “distintos hechos de imprenta y de circulación de la Historia y momentos tecnológicos salientes”, como señaló María Pía López, sino 40 obras que se integrarán a una vitrina, seleccionadas con distintos criterios. Así, estarán Ficciones de Borges; El derecho de matar, de Raúl Barón Biza; El contrato social , de Rousseau traducido por Mariano Moreno, entre otros.

El Museo tendrá tres pisos. El ingreso será por la planta inferior, destinada a la lengua. El primer piso será el espacio de la historia del libro. En el segundo piso se harán exposiciones temporarias y en el subsuelo, actividades literarias y de pensamiento.

Los murales que fueron rescatados de Galerías Pacífico en 1991 y hoy están en una dependencia del organismo, serán restaurados ante el público en el nuevo Museo.

El proyecto se completa con una pequeña construcción en vidrio al fondo de la Plaza del Lector, que albergará el Museo del Sitio, donde estará la historia del predio y de la Biblioteca Nacional. Este espacio se conectará con el Museo del Libro y de la Lengua a través de un puentecito.

Números
En el Museo trabajarán 14 personas, que hoy pertenecen al plantel de la Biblioteca.Su presupuesto para 2012 es de 3,5 millones de pesos, que saldrán del presupuesto general de la Biblioteca. Este año, ese presupuesto fue de 58 millones, pero para el año que viene estiman tener 75

Por Susana Reynoso

Fuente: http://www.clarin.com/sociedad/mes-inaugura-Museo-Libro-Lengua_0_549545148.html



lunes, 8 de febrero de 2010

Efemerides : 1828 Nace Julio Verne

1828 Nace Julio Verne, escritor francés de novelas de aventuras y de ciencia ficción.

Jules Gabriel Verne (Nantes, 8 de febrero de 1828 – Amiens, 24 de marzo de 1905), conocido en los países de lengua española como Julio Verne, fue un escritor francés de novelas de aventuras. Es considerado junto a H. G. Wells uno de los padres de la ciencia ficción. Es el segundo autor más traducido de todos los tiempos, después de Agatha Christie, con 4185 traducciones, de acuerdo al Index Translationum. Algunas de sus obras han sido adaptadas al cine. Predijo con gran exactitud en sus relatos fantásticos la aparición de algunos de los productos generados por el avance tecnológico del siglo XX, como la televisión, los helicópteros, los submarinos o las naves espaciales. Fue condecorado con la Legión de Honor, por su aporte a la educación y a la ciencia. Fue precursor de la ciencia ficción y de la moderna novela de aventuras. Fue un estudioso de la ciencia y la tecnología de su época, lo que —unido a su gran imaginación y a su capacidad de anticipación lógica— le permitió adelantarse a su tiempo, describiendo entre otras cosas los submarinos (el «Nautilus» del capitán Nemo, de su famosa Veinte mil leguas de viaje submarino), el helicóptero (un yate que en la punta de sus mástiles tiene hélices que lo sostienen, en Robur el conquistador).

miércoles, 20 de enero de 2010

El Acorazado Potemkin (1925, Sergei M Eisenstein)



Título Original: Bronenósets Potyomkin

Año: 1925

Director: Sergei Mijailovich Eisenstein


Guión: Nina Agadzhanova, Nikolai Aseyev

Actores: Aleksandr Antonov, Vladimir Barsky, Grigori Aleksandrov, Ivan Bobrov, Mikhail Gomorov, Aleksandr Levshin, N. Poltavseva, Konstantin Feldman, Prokopenko, A. Glauberman, Beatrice Vitoldi, Brodsky, Julia Eisenstein, Sergei M. Eisenstein, Andrei Fajt, Korobei, Marusov, Protopopov, Repnikova, Vladimir Uralsky, Zerenin



Sinopsis: El acorazado Potemkin es una película parcialmente basada en hechos reales, que acontecieron en el puerto de Odesa (Ucrania) durante la semana del 26 de junio de 1905.

Los marineros del acorazado Potemkin ya están hartos de malos tratos, y cuando se les intenta obligar a comer carne agusanada, deciden sublevarse. Llena de imágenes expresivas, casi como un álbum fotográfico, El acorazado Potemkin representa la magnificación por la figura de las masas y las causas colectivas. Estrenada en la primera década de la Revolución Rusa (1925) constituye un rescate de la importancia del Potemkin en el proceso de la revolución fallida de 1905, antecedente de la rebelión de octubre de 1917.

Este film esta compuesto de cinco episodios: Hombres y gusanos (Люди и черви), Drama en el Golfo Tendra (Драма на тендре), El muerto clama (Мёртвый взывает), La escalera de Odesa (Одесская лестница), y Encuentro con la escuadra (Встреча с эскадрой).

Como el propio Eisenstein explica en el texto sobre la "Unidad orgánica y pathos en El acorazado Potemkin" incluido en el libro de Georges Sadoul sobre este film, la película está trabajada como un todo orgánico en el que cada uno de sus elementos funciona en pos de una composición que nuclea lo particular en función del todo. Cada una de las partes en las que puede ser dividida es funcional en un nivel superior de lectura, es decir, en la generalidad. Por otra parte el trabajo patético (pathos) en tanto que la sucesión y cambio constante en las cualidades de la acción, generan en el espectador una emoción (shock) que lo llevan a realizar mediante un proceso psicológico, una reflexión intelectual de acuerdo al tema propuesto.



Idioma: Ruso con subtitulos en español incorporados



Formato: RMVB