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sábado, 17 de agosto de 2019

Los teólogos, de J. L. Borges





Julio Alonso Arévalo posted: "    "Arrasado el jardín, profanados los cálices y las aras, entraron a caballo los hunos en la biblioteca monástica y rompieron los libros incomprensibles y los vituperaron y los quemaron, acaso temerosos de que las letras encubrieran blasfemia"

Los teólogos, de J. L. Borges

by Julio Alonso Arévalo

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"Arrasado el jardín, profanados los cálices y las aras, entraron a caballo los hunos en la biblioteca monástica y rompieron los libros incomprensibles y los vituperaron y los quemaron, acaso temerosos de que las letras encubrieran blasfemias contra su dios, que era una cimitarra de hierro. Ardieron palimpsestos y códices, pero en el corazón de la hoguera, entre la ceniza, perduró casi intacto el libro duodécimo de la Civitas Dei, que narra que Platón enseñó en Atenas que, al cabo de los siglos, todas las cosas recuperarán su estado anterior, y él, en Atenas, ante el mismo auditorio, de nuevo enseñará esa doctrina."
Los teólogos, de J. L. Borges

Julio Alonso Arévalo | August 15, 2019 at 5:26 pm | Tags: Bibliotecas, Censura, Incendios, PreTextos | Categories: Bibliotecas, Noticias, PreTextos | URL: https://wp.me/p72Cm4-kGG
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lunes, 9 de diciembre de 2013

El último domingo de octubre de 1983 / Por Jorge L. Borges


Yo escribí alguna vez que la democracia es un abuso de la estadística; yo he recordado muchas veces aquel dictamen de Carlyle, que la definió como el caos provisto de urnas electorales.

El 30 de octubre de 1983, la democracia argentina me ha refutado espléndidamente. Esplendida y asombrosamente

Mi Utopía sigue siendo un país, o todo el planeta, sin estado o con un mínimo de estado, pero entiendo, no sin tristeza, que esa Utopía es prematura y que todavía nos faltan algunos siglos. Cuando cada hombre sea justo podremos prescindir de la justicia, de los códigos y de los gobiernos. Por ahora son males necesarios.

Es casi una blasfemia pensar que lo que nos dio aquella fecha es la victoria de un partido y la derrota de otro. Nos enfrentaba un caos que, aquel día, tomó la decisión de ser un cosmos. Lo que fue una agonía puede ser una resurrección.

La clara luz de la vigilia nos encandila un poco. Nadie ignora las formas que asumió esa pesadilla obstinada. El horror público de las bombas, el horror clandestino de los secuestros, de las torturas y de las muertes, la ruina ética y económica, la corrupción, el hábito de la deshonra, las bravatas, la más misteriosa, ya que no la más larga, de las guerras que registra la Historia. Sé harto bien que este catálogo es incompleto.

Tantos años de iniquidad o de complacencia nos han manchado a todos. Tenemos que desandar un largo camino. Nuestra esperanza no debe ser impaciente. Son muchos e intrincados los problemas que un Gobierno puede ser incapaz de resolver.
Nos enfrentan arduas empresas y duros tiempos.

Asistiremos, increíblemente, a un extraño espectáculo. El de un Gobierno que condesciende al diálogo, que puede confesar que se ha equivocado, que prefiere la razón ala interjección, los argumentos a la mera amenaza. Habrá una oposición. Renacerá en esta República esa olvidada disciplina, la lógica. No estaremos a la merced de una bruma de generales.

La esperanza, que era casi imposible hace treinta días, es ahora nuestro venturoso deber. Es un acto de fe que puede justificarnos. Si cada uno de nosotros obra éticamente, contribuiremos a la salvación de la patria

lunes, 13 de junio de 2011

Jorge Luis Borges : Presente..!!!

Al cumplirse  veinticinco años de su paso a la inmortalidad recordamos a nuestro máximo exponente de las letras argentinas - JORGE LUIS BORGES- con el  magnífico Poema de los Dones tan cercano  a nuestra actividad profesional y que nos recuerda el entrañable  afecto a nuestra biblioteca nacional en la cual el insigne escritor desempeñara durante casi 18 años el cargo de  Director…
 
 
Poema de los Dones


Nadie rebaje a lágrima o reproche
Esta declaración de la maestría
De Dios, que con magnífica ironía
Me dio a la vez los libros y la noche.

De esta ciudad de libros hizo dueños
A unos ojos sin luz, que sólo pueden
Leer en las bibliotecas de los sueños
Los insensatos párrafos que ceden

Las albas a su afán. En vano el día
Les prodiga sus libros infinitos,
Arduos como los arduos manuscritos
Que perecieron en Alejandría.

De hambre y de sed (narra una historia griega)
Muere un rey entre fuentes y jardines;
Yo fatigo sin rumbo los confines
De esa alta y honda biblioteca ciega.

Enciclopedias, atlas, el Oriente
Y el Occidente, siglos, dinastías,
Símbolos, cosmos y cosmogonías
Brindan los muros, pero inútilmente.

Lento en mi sombra, la penumbra hueca
Exploro con el báculo indeciso,
Yo, que me figuraba el Paraíso
Bajo la especie de una biblioteca.

Algo, que ciertamente no se nombra
Con la palabra azar, rige estas cosas;
Otro ya recibió en otras borrosas
Tardes los muchos libros y la sombra.

Al errar por las lentas galerías
Suelo sentir con vago horror sagrado
Que soy el otro, el muerto, que habrá dado
Los mismos pasos en los mismos días.

¿Cuál de los dos escribe este poema
De un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?

Groussac o Borges, miro este querido
Mundo que se deforma y que se apaga
En una pálida ceniza vaga
Que se parece al sueño y al olvido.
   

Jorge Luis Borges 






sábado, 23 de octubre de 2010

Obras de Jorge L. Borges ordenada por orden de aparición y con sus tapas originales

Desde su primer libro hasta la publicación de sus Obras Completas (1974), trascurrieron cincuenta años de creación literaria durante los cuales Borges superó su enfermedad escribiendo o dictando libros de poemas, cuentos y ensayos, admirados hoy en todo el mundo . Recibió importantes distinciones de diversas universidades y gobiernos extranjeros y numerosos premios, entre ellos el Cervantes en 1980. Su obra fue traducida a más de veinticinco idiomas y llevada al cine y a la televisión . Prólogos, antologías, traducciones, cursos y charlas dan testimonio de la labor infatigable de ese gran escritor , que cambió la prosa en castellano, como lo han reconocido sin excepción sus contemporáneos. Borges falleció en Ginebra el 14 de junio de 1986.























































































Los conjurados, 1985

Atlas, 1984

Nueve ensayos dantescos, 1982

La cifra, 1981

Siete noches, 1980

Historia de la noche, 1977

La moneda de hierro, 1976

La rosa profunda, 1975

El libro de arena , 1975

El oro de los tigres, 1972

El informe de Brodie, 1970

Elogia de la sombra , 1969

Para las seis cuerdas, 1965

El Hacedor, 1960

Otras inquisiciones, 1952

El Aleph, 1949

Artificios, 1944

Ficciones, 1944

Historia de la eternidad, 1936

Historia universal de la infamia, 1935

Discusión, 1932

Evaristo Carriego, 1930

Cuaderno San Martin, 1929

El idioma de los argentinos , 1928

El tamaño de mi esperanza, 1926

Inquisiciones, 1925

Luna de Enfrente, 1925 (poemas)

Fervor de Buenos Aires, 1923