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miércoles, 19 de septiembre de 2012

El enlace duradero entre el E-reader y el Diccionario

El ereader, ¡ese ciego amasijo de circuitos dotado de pantalla que permite descargarse y leer masas de texto! ¿Sólo eso? Ya no: los ereaders (es decir: los dispositivos dedicados para la lectura, normalmente de tinta electrónica), van disponiendo de más y más recursos… Por ejemplo: ya saben lo que significan las alineaciones de letras que presentan en la pantalla, o al menos pueden ofrecer definiciones de las palabras que no conocemos, o traducirlas a otra lengua. También pueden darnos información enciclopédica: sobre acontecimientos, lugares o personas. Sí, los ereaders están incorporando diccionarios completos: las dos mil y pico páginas del New Oxford American Dictionary están en el Kindle. Y el Tagus (en la imagen de arriba) contiene el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia. Naturalmente, detrás de esa fácil disponibilidad de una obra de consulta justo donde se la necesita hay complejas operaciones empresariales. Por ejemplo: Tagus es el ereader de una librería (la Casa del Libro) que es propiedad de una editorial, Espasa, que durante décadas ha comercializado el diccionario que ahora ofrece en el aparato. Pues bien: la programación de interfaces que unan el texto de la pantalla con el diccionario no es una cuestión baladí, y menos aún si se quieren dar servicios lingüísticos avanzados. En un reciente artículo, El diccionario oculto, exploré algunos de los retos que hay planteados es este terreno. En cualquier caso, en este matrimonio de conveniencia entre un presentador de letras en pantalla y una obra de consulta hay un tercero insustituible: la empresa de software que puede hacer el milagro de acercar la respuesta del diccionario a la demanda del lector. Una de las que más está trabajando en este terreno con el español es Dixio, marca de la empresa Semantix (creada por el mismo fundador de Panda). Sus programas y datos se pueden ver en el mencionado Tagus, y en otros ereaders: Movistar ebook bq incorpora diccionarios inglés, español y catalán en todas las combinaciones. O el libro electronico Fnac, que contiene el diccionario CLAVE del grupo SM y un diccionario inglés-español y español-inglés de Semantix. Entre los objetivos de Dixio (que también funciona para Windows) está afinar los servicios lingüísticos al consultante: La operación de llamar a una consulta de diccionario no siempre es sencilla en los lectores que no están dotados de pantalla táctil. Véase un ejemplo con el Kindle 4 (para nuestros efectos, es suficiente con ver de 0:30 a 1:30): En los ereaders táctiles, o en sus emulaciones en tablet (por ejemplo, en el Kindle para iPad), la operación es considerablemente más fácil: basta una pulsación y surge la definición directamente, sin necesidad de usar el menú contextual: El Kindle utiliza también el Diccionario de la Real Academia y, como se ve, con conocimiento de la morfología de la lengua: la consulta de defienda ha llevado al infinitivo defender. El lector digital, la persona que lee en pantalla, es hoy en día un lector multilingüe. Incluso en su propia lengua está expuesto a obras escritas en áreas geográficas que presentan variantes respecto a su norma, y también a una infinidad de obras del pasado. Las herramientas lingüísticas son puentes tendidos entre los textos y sus lectores. Entre los retos de la interfaz y los del mejor servicio al consultante se mueve esta nueva alianza del hardware de lectura y el software lingüístico. Fuente. http://jamillan.com/librosybitios/2012/09/el-enlace-duradero-entre-el-ereader-y-el-diccionario/?utm_source=feedblitz&utm_medium=FeedBlitzEmail&utm_content=69597&utm_campaign=0