El alma de las bibliotecas y Centros de documentación es el bibliotecario/a. El ha sido y es, el nexo entre el saber aquilatado, conservado y organizado en las nobles arquitecturas y la comunidad. Tiene responsabilidades, objetivos y obligaciones…pero esa alma corpórea es merecedora de los derechos que como Trabajador de la Información le corresponden; Este es nuestro desafió profesional: Construír a partir de nuestra propia identidad una organización genuina para los Bibliotecarios
Hace 70 años Leopoldo Marechal publicó de forma
completa el “Ulises” argentino. En esta nota, un recorrido por la obra y por el
destino de su autor, entre Borges, Cortázar, Perón y un exilio en Chile
Borges dijo
que nunca leyó completo el Ulises; solo
algunos capítulos. De hecho, tenía una relación ambivalente con ese libro:
alguna vez escribió que James Joyce había
logrado párrafos "que no son inferiores a los más ilustres de Shakespeare", pero, a la vez, en un decálogo que
escribió junto a Bioy y Silvina —y que se encontró en las últimas páginas de un
ejemplar de An experiment with time—
decía que en la literatura había que evitar "novelas en las que la trama
guarda algún paralelo con la de otro libro". Y consignaba un ejemplo: Ulysses —así, escrito en inglés.
Borges nunca leyó completo el Ulises,
pero es sabido que estuvo interesado en traducirlo. En 1925 publicó en la
revista Proa una
versión de la última página. Para los investigadores, esa traducción despierta
aún hoy muchísimos interrogantes y se la suele vincular con el cuento
"Pierre Menard, autor del Quijote". Una curiosidad: el cuento, que,
además, fue el primero que escribió, es de 1939, el mismo año de aquel decálogo.
Si finalmente no lo tradujo —la
propuesta le había llegado a través de Natalio Botana,
el director del diario Crítica—,
fue porque José Salas Subirat, un oscuro
vendedor de seguros que formaba parte del círculo más excéntrico de los
intelectuales de Boedo, había adquirido previamente los derechos de la novela.
El impacto que provocó el Ulisesen los
intelectuales de la época tal vez haya sido comparable con el temblor que para
otros significó más tarde Cien años de soledad, Rayuela o Los detectives salvajes.
Un acólito de la catedral de Joyce
Durante su juventud, Borges alteraba su
fecha de nacimiento. No era un gesto vanidoso; lo hacía para sentirse parte del
siglo XX. El capricho le duró poco y luego siempre dijo que era de 1899 —y que
su siglo favorito era el XIX.
Leopoldo Marechal nació un año
después que Borges. Él sí era, con todas las de la ley, un ciudadano de su
siglo. Como si fueran personajes de un cuento, las vidas de Borges y Marechal
están atravesadas por paralelas y tangentes. Mientras el primero, todavía
adolescente, viajaba en familia a Europa y trababa relación con las
vanguardias de la época —de las que más tarde renegaría—, Marechal, con 16
años, debido a una enfermedad mortal del padre, debía buscar trabajo en una
biblioteca popular. El primer empleo formal de Borges sería también como
bibliotecario —en la
Biblioteca Miguel Cané—, pero a los 38 años.
En vísperas de un nuevo 17de octubre de 1945 , conmemoración popular de la gesta denominada dia de la leltad, comparto con ustedes un aporte del Lic. J.D.Carbone quien divulgara en su facebbok, la experiencia de notable hombre de la cultura argentina, marginado por el establishment cultural pseudo progre-liberal : El gran LEOPOLDO MARECHAL (1900 - 1970), quien narró así sus contemporáneas vivencias en esa jornada histórica.
"Desde el centro, un rumor... Era muy de mañana y yo acababa de ponerle a mi mujer una inyección de morfina (sus dolores lo hacián necesario cada tres horas). El coronel Perón había sido traído ya desde Martín Garcia. Mi domicilio era este mismo departamento de la calle Rivadavia. De pronto nos llego desde el oeste un rumor como de multitudes que avanzaban gritando y cantando por la calle Rivadavía. el rumor fue creciendo y agigantándose, hasta que reconocí primero la música de una canción popular y enseguida, su letra:
"Yo te dare...!!!
te daré, Patria hermosa,
te daré una cosa,
una cosa que empieza con P...
PERON...!!!"
Y aquel "Perón" resonaba periodicamente como un cañonazo. Me vesti apresuradamente, bajé a la calle y me uní a la multitud que avanzaba rumbo a la Plaza de Mayo. Vi, reconocí y amé los miles de rostros que la integraban, no había rencor en ellos, sino la alegría de salir a la visibilidad en reclamo de su lider. Era la Argentina "invisible" que algunos habían anunciado literariamente, sin conocer ni amar sus millones de caras concretas, y que no bien las conocieron les dieron la espalda.
Desde aquellas horas me hice peronista. Los tabajadores, aquellos protagonistas, sabían que todo lo que habían conseguido se lo debíal al General, y en una situación como la que se vivía no lo podían dejar solo."
(Palabras con Leopoldo Marechal por Alfredo Andrés,(1968) Extraido del libro "La jornada del 17 de Octubre" del libro "La jornada del 17 de Octubre" compilado por Fermín Chavez