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miércoles, 8 de octubre de 2014

El Salón del Libro de París reclama a la Argentina una deuda de 400 mil euros


La participación del país en ese encuentro cultural empezó con un papelón, cuando el Gobierno excluyó a autores críticos de la delegación, y termina de igual modo, con el reclamo de una factura impaga

"¿El Salón del Libro de París víctima del incumplimiento de los compromisos contraídos con el Estado argentino?" Ese es el título del comunicado de prensa enviado por Bernard Arnould, director de la agencia encargada de la prensa y difusión del Salón del Libro de París –Façons de penser-, y que contiene el reclamo del pago de una deuda originada en la participación de la Argentina en ese acontecimiento literario francés, en marzo pasado. 

De este modo, lo que empezó escandalosamente, termina igual, con lo que casi parece un nuevo "desacato". Pero el responsable de la organización del Salon, Bertrand Morisset, dijo a Infobae: "No somos un fondo buitre".

El mensaje introductorio de Arnould decía escuetamente: "Encontrarán adjunto el Comunicado de prensa que recuerda el convenio incumplido por el gobierno de la República Argentina desde su participación en el Salon du Livre de Paris, en Francia y en marzo 2014, inaugurado por la presidenta Kirchner".

En efecto, y así lo detalla el comunicado, la edición de este año del Salon fue inaugurada por Cristina Kirchner y por el Premier francés, Jean-Marc Ayrault.
El comunicado recuerda que "Argentina fue el país invitado de honor en el Salón del Libro de París de 2014" y dice que "esta cooperación fue todo un éxito y el conjunto de sus actores valoraron unánimemente y de forma muy positiva tanto el desarrollo como las repercusiones de esta operación". Pero a continuación, agrega: "Desgraciadamente, seis meses más tarde, nos vemos obligados a declarar que el Ministerio de Cultura de Argentina no ha cumplido con sus compromisos contractuales. A día de hoy, una factura por valor de 400 000 euros está todavía sin pagar y el Salón del Libro de París sigue sin obtener respuesta alguna por parte de las autoridades argentinas implicadas".

El COMUNICADO es emitido por la empresa Reed Expositions France, encargada de la organización de Exposiciones, y lleva la firma de Juan-Carlos Fernández.
"Los momentos difíciles que está viviendo Argentina –dice Fernández, mostrándose informado- no justifican de modo alguno este silencio ni el incumplimiento de los compromisos contractuales entre el gobierno argentino y la sociedad organizadora del Salón del Libro de París".
"A pesar de la amistad que une nuestros dos pueblos, exigimos que Argentina salde su deuda con el Salón del Libro de París", concluye el comunicado.

Bertrand Morisset, comisario del Salón del Libro, es un hombre indignado. No puede creer lo que le está pasando.

"Yo no soy un fondo buitre –aclara, vía telefónica, desde Francfort, donde participa de la inauguración de la Feria del Libro de esa ciudad. Asegura incluso que respalda a la Argentina en su reclamo contra la especulación financiera. "Pero jamás me sucedió algo así. Reef Expositions es una empresa líder en el mundo en organización de este tipo de eventos, hacemos el Salón del Libro de Tokio, de San Pablo, de Shanghai, de Londres... nunca nos pasó esto".

Su enojo aumenta al recordar que, cuando se produjo la polémica por la lista de autores que integraban la delegación de nuestro país, él defendió al gobierno argentino.Además, sostiene que todo salió de maravillas en el Salon. Las conferencias de prensa colmadas, diarios, televisión y radios hablando de la Argentina, las relaciones comerciales en el plano editorial amplificadas, la creación cultural argentina prestigiada...
"No hubo un solo escollo en todo el desarrollo de la exposición. La presidente Kirchner dijo que este Salón era 'el eje principal de la presencia cultural de Argentina en el mundo'. Si hubiéramos hecho alguna macana, todavía, pero no fue así, todo salió impecable".

Morrisset explica además que su empresa ya pagó a todos los proveedores, a los intérpretes, los hoteles, los pasajes, todo. La deuda que reclama a la Argentina se origina en un contrato firmado por el Gobierno para el alquiler del espacio, la construcción del pabellón argentino, el viaje y alojamiento de la delegación y la prensa y difusión del evento. Total: 800 mil euros, de los cuales la mitad fue pagada por anticipado. "No es mucho dinero", afirma Morisset, considerando que la delegación argentina incluyó a 54 escritores.

Lo que más lo indigna es la total falta de respuesta por parte de las autoridades argentinas a su reclamo. "Nadie me habla, cero respuesta, es la política del avestruz. Ahora empiezo con un comunicado. Pero la próxima etapa es Guadalajara, donde Argentina es invitada de honor. Allí hago un acampe", dice, conocedor tal vez de los métodos de protesta usuales por aquí.

Morisset denuncia que los fondos fueron asignados por el Gobierno a este fin. Está al tanto del cambio de autoridades en el área, donde Jorge Coscia fue remplazado por Teresa Parodi, al tiempo que la Secretaría de Cultura se convertía en ministerio. Y recuerda que, habitualmente, la encargada de coordinar la presencia cultural de la Argentina en el mundo, era Magdalena Faillace, directora de Asuntos Culturales de la Cancillería, con quien Morisset tuvo excelente trato. Pero Coscia la desplazó en la relación con Francia y decidió manejar directamente el tema.

Morisset lamenta ahora haber aceptado eso. Y denuncia: "El dinero fue derivado a la Secretaría. Rodolfo Hamawi, el director nacional de Industrias Culturales, no responde mis llamadas ni mis correos. También escribí a la Embajada, sin suerte. Y envié una carta directamente a la Presidente, que todavía no hago pública".

El Salón del Libro de París tuvo lugar en marzo pasado. La Argentina era invitada de honor por cumplirse este año el centenario del nacimiento de Julio Cortázar, un autor argentino muy vinculado a Francia, país donde residió la mayor parte de su vida y donde falleció en 1984.
Pero la invitación al país derivó en bochorno cuando Infobae denunció que el oficialismo manipuló la lista de autores invitados para excluir toda voz crítica, dejando al margen a escritores de indiscutido renombre como Jorge Asís, Beatriz Sarlo y Martín Caparrós, a la vez que incluía a otros cuyo principal mérito era la adscripción incondicional al modelo, como varios integrantes de Carta Abierta.
La polémica llegó hasta los medios franceses y empañó la presencia argentina en ese acontecimiento emblemático. Seis meses después, el bochorno se completa con este "default", menor si se quiere por su monto, pero impactante por tratarse de un evento cultural de tanto prestigio. El reclamo viene acompañado además de una suerte de "escrache literario" al gobierno argentino.

En efecto, el mensaje de Reed Expositions France alude a próximos compromisos del mismo género que tiene nuestro país, al decir que "Argentina continuará con su proyecto político de representación en el ámbito internacional", en referencia a la participación de delegaciones de nuestro país en las Ferias del Libro de Francfort (Alemania) –que se abre este mismo miércoles 8 de octubre- y de Guadalajara (México) –del 29 de noviembre al 5 de diciembre próximos.

 



La participación del país en ese encuentro cultural empezó con un papelón, cuando el Gobierno excluyó a autores críticos de la delegación, y termina de igual modo, con el reclamo de una factura impaga

"¿El Salón del Libro de París víctima del incumplimiento de los compromisos contraídos con el Estado argentino?" Ese es el título del comunicado de prensa enviado por Bernard Arnould, director de la agencia encargada de la prensa y difusión del Salón del Libro de París –Façons de penser-, y que contiene el reclamo del pago de una deuda originada en la participación de la Argentina en ese acontecimiento literario francés, en marzo pasado.
De este modo, lo que empezó escandalosamente, termina igual, con lo que casi parece un nuevo "desacato". Pero el responsable de la organización del Salon, Bertrand Morisset, dijo a Infobae: "No somos un fondo buitre".
El mensaje introductorio de Arnould decía escuetamente: "Encontrarán adjunto el Comunicado de prensa que recuerda el convenio incumplido por el gobierno de la República Argentina desde su participación en el Salon du Livre de Paris, en Francia y en marzo 2014, inaugurado por la presidenta Kirchner".
En efecto, y así lo detalla el comunicado, la edición de este año del Salon fue inaugurada por Cristina Kirchner y por el Premier francés, Jean-Marc Ayrault.
El comunicado recuerda que "Argentina fue el país invitado de honor en el Salón del Libro de París de 2014" y dice que "esta cooperación fue todo un éxito y el conjunto de sus actores valoraron unánimemente y de forma muy positiva tanto el desarrollo como las repercusiones de esta operación". Pero a continuación, agrega: "Desgraciadamente, seis meses más tarde, nos vemos obligados a declarar que el Ministerio de Cultura de Argentina no ha cumplido con sus compromisos contractuales. A día de hoy, una factura por valor de 400 000 euros está todavía sin pagar y el Salón del Libro de París sigue sin obtener respuesta alguna por parte de las autoridades argentinas implicadas".
El COMUNICADO es emitido por la empresa Reed Expositions France, encargada de la organización de Exposiciones, y lleva la firma de Juan-Carlos Fernández.
"Los momentos difíciles que está viviendo Argentina –dice Fernández, mostrándose informado- no justifican de modo alguno este silencio ni el incumplimiento de los compromisos contractuales entre el gobierno argentino y la sociedad organizadora del Salón del Libro de París".
"A pesar de la amistad que une nuestros dos pueblos, exigimos que Argentina salde su deuda con el Salón del Libro de París", concluye el comunicado.
Bertrand Morisset, comisario del Salón del Libro, es un hombre indignado. No puede creer lo que le está pasando.
"Yo no soy un fondo buitre –aclara, vía telefónica, desde Francfort, donde participa de la inauguración de la Feria del Libro de esa ciudad. Asegura incluso que respalda a la Argentina en su reclamo contra la especulación financiera. "Pero jamás me sucedió algo así. Reef Expositions es una empresa líder en el mundo en organización de este tipo de eventos, hacemos el Salón del Libro de Tokio, de San Pablo, de Shanghai, de Londres... nunca nos pasó esto".
Su enojo aumenta al recordar que, cuando se produjo la polémica por la lista de autores que integraban la delegación de nuestro país, él defendió al gobierno argentino.Además, sostiene que todo salió de maravillas en el Salon. Las conferencias de prensa colmadas, diarios, televisión y radios hablando de la Argentina, las relaciones comerciales en el plano editorial amplificadas, la creación cultural argentina prestigiada...
"No hubo un solo escollo en todo el desarrollo de la exposición. La presidente Kirchner dijo que este Salón era 'el eje principal de la presencia cultural de Argentina en el mundo'. Si hubiéramos hecho alguna macana, todavía, pero no fue así, todo salió impecable".
Morrisset explica además que su empresa ya pagó a todos los proveedores, a los intérpretes, los hoteles, los pasajes, todo. La deuda que reclama a la Argentina se origina en un contrato firmado por el Gobierno para el alquiler del espacio, la construcción del pabellón argentino, el viaje y alojamiento de la delegación y la prensa y difusión del evento. Total: 800 mil euros, de los cuales la mitad fue pagada por anticipado. "No es mucho dinero", afirma Morisset, considerando que la delegación argentina incluyó a 54 escritores.
Lo que más lo indigna es la total falta de respuesta por parte de las autoridades argentinas a su reclamo. "Nadie me habla, cero respuesta, es la política del avestruz. Ahora empiezo con un comunicado. Pero la próxima etapa es Guadalajara, donde Argentina es invitada de honor. Allí hago un acampe", dice, conocedor tal vez de los métodos de protesta usuales por aquí.

Morisset denuncia que los fondos fueron asignados por el Gobierno a este fin. Está al tanto del cambio de autoridades en el área, donde Jorge Coscia fue remplazado por Teresa Parodi, al tiempo que la Secretaría de Cultura se convertía en ministerio. Y recuerda que, habitualmente, la encargada de coordinar la presencia cultural de la Argentina en el mundo, era Magdalena Faillace, directora de Asuntos Culturales de la Cancillería, con quien Morisset tuvo excelente trato. Pero Coscia la desplazó en la relación con Francia y decidió manejar directamente el tema.

Morisset lamenta ahora haber aceptado eso. Y denuncia: "El dinero fue derivado a la Secretaría. Rodolfo Hamawi, el director nacional de Industrias Culturales, no responde mis llamadas ni mis correos. También escribí a la Embajada, sin suerte. Y envié una carta directamente a la Presidente, que todavía no hago pública".

El Salón del Libro de París tuvo lugar en marzo pasado. La Argentina era invitada de honor por cumplirse este año el centenario del nacimiento de Julio Cortázar, un autor argentino muy vinculado a Francia, país donde residió la mayor parte de su vida y donde falleció en 1984.

Pero la invitación al país derivó en bochorno cuando Infobae denunció que el oficialismo manipuló la lista de autores invitados para excluir toda voz crítica, dejando al margen a escritores de indiscutido renombre como Jorge Asís, Beatriz Sarlo y Martín Caparrós, a la vez que incluía a otros cuyo principal mérito era la adscripción incondicional al modelo, como varios integrantes de Carta Abierta.

La polémica llegó hasta los medios franceses y empañó la presencia argentina en ese acontecimiento emblemático. Seis meses después, el bochorno se completa con este "default", menor si se quiere por su monto, pero impactante por tratarse de un evento cultural de tanto prestigio. El reclamo viene acompañado además de una suerte de "escrache literario" al gobierno argentino.

En efecto, el mensaje de Reed Expositions France alude a próximos compromisos del mismo género que tiene nuestro país, al decir que "Argentina continuará con su proyecto político de representación en el ámbito internacional", en referencia a la participación de delegaciones de nuestro país en las Ferias del Libro de Francfort (Alemania) –que se abre este mismo miércoles 8 de octubre- y de Guadalajara (México) –del 29 de noviembre al 5 de diciembre próximos.




jueves, 20 de marzo de 2014

La exclusión cultural llega a París


Visto desde lejos parece una disputa de patio o de pasillo que, aunque tenga su pátina de cultura, no dejaría de ser una cuestión de egos revueltos. Pero no lo es: la Argentina es este año el país invitado de honor al tradicional y muy marketinero Salón del Libro de París, y ha llegado hasta allí con un mezquino toque de sectarismo kirchnerista.
La nutrida delegación de escritores nacionales asiste con las exclusiones ideológicas de este tiempo. No todos los que están militan en las filas K, pero no están ninguno de los intelectuales opositores de peso.
Hay autores indiscutibles como Dujovne Ortiz, Almada, Calveyra, Bizzio, Piñeiro, Martínez y Alcoba y ningún autor indiscutible del universo anti K como Caparrós, Birmajer o Aguinis. Tal vez las ausencias más inexplicables sean las de Edgardo Cozarinsky y Beatriz Sarlo.
Treinta de los casi cincuenta invitados fueron seleccionados por una comisión de los dos países. Las becas y los viajes son la forma más eficaz de reclutar intelectuales. ¿Y el resto?: “Fueron elegidos con criterios que desconocemos por completo”, dijo Bertrand Morisset, director del Salón.
Yo, argentino, dijo el francés.
Morisset lo dijo, sin decirlo, por algunos de Carta Abierta y funcionarios como Rinesi o María Pía López o el entrevistador presidencial Brienza. Pero nada dijo de la orden de restricción sobre intelectuales de fuste como Luis Alberto Romero o Santiago Kovadloff.
La sorpresiva deserción de Ricardo Piglia, la figura más fuerte de la delegación, lo puso como loco: lo acusó de cobarde y deshonesto. Piglia le contestó como un diplomático francés (ver pág. 32).
Dos años atrás, en la Feria de Guadalajara, el país invitado fue Chile. El Chile de Piñera. En la delegación estaba Pedro Lemebel, que desde el escenario no se privó de denostar al gobierno y a su manera, es decir, con brutalidad. Aquí el kirchnerismo sólo tolera adhesiones.
Nuestra relación con París es antigua y fuerte. Cortázar amaba París y amaba Buenos Aires y Rayuela, su novela emblemática, es un homenaje a las dos ciudades y a ese vínculo posible y a la vez imposible que las une.
Alguien del círculo presidencial calificó a Cortázar de gorila, lo mismo que se ha dicho de Borges. Es esa mirada política la que empobrece la literatura y es la mirada políticamente más pobre de las miradas posibles.
Lo que ha hecho el kirchnerismo en el poder debería darle un poco más de modestia y un poco menos de intolerancia. Jorge Coscia, el encargado de Cultura, lo cual no deja de ser una contradicción, dijo: “Vamos a París por la amplitud, la diversidad sin exclusiones. Cristina debería ser recordada como la gran presidenta cultural de la historia”. Obvio, refleja más lo que él es que como quiere que lo veamos. Literatura, la de Coscia, de alta ficción y baja calidad.


## La  editorial FUE ESCRITA POR EL editor del diario CLARIN  RICARDO ROA

viernes, 31 de enero de 2014

El GOBIERNO EXCLUYÓ a AUTORES CRÍTICOS de la DELEGACIÓN que viaja AL SALÓN del LIBRO de PARÍS


Argentina es invitada de honor a esa Feria con una representación de casi 50 escritores. Pero la lista, que INCLUYE A TODA CARTA ABIERTA, se destaca por su sectarismo. Opinan organizadores, expertos y los intelectuales discriminados
Por cumplirse este año el centenario del nacimiento de Julio Cortázar, Francia eligió homenajear a las letras argentinas en la edición 2014 del Salón de Libro de París, que tendrá lugar del 21 al 24 de marzo próximos. Pero lo que podía ser una ocasión de lucimiento para el país y sus autores estará teñido de la ya conocida intolerancia oficial hacia todo pensamiento crítico.

"Misión diplomática", "lista variopinta", "armada Brancaleone", "viaje de egresados":son algunas de las reacciones de los críticos literarios consultados por Infobae, ante la lista de invitados publicada en la página del Salon du Livre. Pero lo más grave es la sospecha de censura que despierta esta selección. 
Basta dar una rápida mirada a la delegación –por cierto numerosa, ya que incluye 48 nombres- para que, junto con la inclusión de muchos autores cercanos al oficialismo -cuando no apologéticos-, resalten las ausencias, por ejemplo, de Jorge Asís y Martín Caparrós, en narrativa, dos de los escritores más leídos de estos años –del primero se ha reeditado casi toda la obra recientemente, y el segundo ya ha sido editado en Francia-, pero que se caracterizan por tener una visión crítica del Gobierno, aunque desde ángulos opuestos. Lo mismo sucede con Beatriz Sarlo, en el género ensayo, pese a que la lista incluye a notorios referentes del pensamiento oficial, como Ernesto Laclau, Horacio González, Ricardo Forster y José Pablo Feinmann
"Martín Caparrós, ensayista, narrador y cronista destacado y prolífico, debió ser naturalmente parte de la lista –opinó el crítico cultural Quintin (Eduardo Antín). Si fue excluido por ser crítico del gobierno, estaríamos ante un caso flagrante de censura y discriminación, lo que reforzaría la evidencia de que la elección privilegió la adhesión política". 
La escritora y editora Gabriela Esquivada calificó de "ausencia extraña" la de Jorge Asís. "Fue embajador de Argentina en la Unesco –con sede en París-, tiene una obra y es muy activo antikirchnerista. Si fue una recomendación oficial, su exclusión no sería muy distinta al silencio de Clarín sobre su obra, desde que publicó Diario de la Argentina", opinó. 
Infobae contactó a los autores discriminados para confirmar que no fueron invitados. Ante la consulta de este diario, Martín Caparrós, que vivió exiliado en Francia durante los años de la dictadura, respondió: "Es cierto que no estoy en esa lista, pese a que mi libro Living -en castellano, Los Livingfue publicado en Francia por Buchet Chastel hace cuatro meses y tuvo muy buenas críticas. Lamentablemente, no me sorprende: las invitaciones a este Salon du Livre son controladas por el gobierno argentino, que las maneja con criterio político. En este caso, supe que estaba en una primera lista y alguien ordenó que me sacaran. Pero insisto: no me sorprendió. Lo mismo pasó en la Feria de Frankfurt -donde también tenía una novela recién publicada en alemán y tampoco me invitaron- y en varias otras instancias. A mí, en todo caso, ir o no ir a esos tours de compras -y de ventas- no me cambia nada. Al gobierno, por supuesto, tampoco, pero parece que todavía no se dieron cuenta". 
Tampoco mostró sorpresa Jorge Asís, quien, ironía del destino, se encuentra justamente en Francia en estos momentos. Vía mail, escribió: "Les respondo justamente desde París. La verdad es que nadie me invitó. Tampoco es ninguna novedad para mí y ni siquiera me importa. Me habitué a la normalidad de las omisiones. Prefiero creer que los 40 escritores invitados son mucho más interesantes que yo, y tienen una obra más significativa". 
Contundente fue la respuesta de Beatriz Sarlo: "No me invitaron. Nunca, ni el Estado nacional ni el municipal me pagaron un pasaje. Deben pensar que tengo malos modales en la mesa", ironizó. 
Misión más diplomática que cultural 
"Desde hace 20 años, el Salón del Libro de París honra la literatura de un país. En ese marco, una delegación de 20 a 60 autores se traslada a Francia para encontrarse con el público francés, participar en mesas redondas y hacer sesiones de dedicatorias", explicó desde Francia Bertrand Morisset, comisionado del Salón del Libro.
Consultado acerca de cómo se confecciona la lista, dijo: "La lista oficial de autores es establecida tradicionalmente, en forma conjunta, entre las instituciones francesas, el CNL (Centro Nacional del Libro) y el Instituto Francés [N. de la R.: organismo para la acción cultural en el exterior] y las del país homenajeado". 
En cuanto a los criterios, explicó: "Los autores seleccionados son hombres y mujeres de diferentes generaciones, elegidos para representar la riqueza literaria actual del país, y su producción refleja la diversidad de géneros literarios. Algunos están traducidos, es decir que tienen una actualidad editorial en Francia y son reconocidos internacionalmente. Otros todavía no han sido traducidos y deberán ser descubiertos por el público francés". 
Sin embargo, un repaso de los nombres retenidos no arroja esa imagen de diversidad buscada. Y es difícil no ver la mano del Gobierno detrás tanto de algunas ausencias inexplicables como de ciertas presencias injustificadas
"La lista contiene nombres valiosos, pero es muy sesgada desde el punto de vista ideológico –opinó Quintín. No advierto en ella un solo escritor identificado públicamente con posiciones políticas contrarias al gobierno. En cambio, están ampliamente representados quienes apoyan abiertamente al kirchnerismo como funcionarios, militantes e ideólogos. En ese sentido, la agrupación de intelectuales Carta Abierta aparece a pleno y forman parte de la delegación el ideólogo personal del matrimonio Kirchner [N.de la R.: Ernesto Laclau] y hasta un periodista de combate [N.de la R.: Hernán Brienza]. A pesar de que hay escritores independientes, la lista tiene aspecto de misión diplomática más que cultural". 
"Por otra parte, el número de escritores jóvenes es escaso: hay sólo dos menores de cuarenta años y la composición luce un poco vetusta. Pero es normal en estos casos que haya ausencias notorias y que los viejos sean numerosos", agregó. 
En opinión de Gabriela Esquivada, "si los franceses han hecho la lista, para dar cuenta de una literatura -como dicen- 'copiosa y multicultural', se entiende que inviten a figuras cuyo peso creció por su adhesión al kirchnerismo; es parte del panorama actual, estas figuras están en los medios argentinos, sus libros salen en las editoriales argentinas, su pensamiento es parte del debate de hoy". 

Sin embargo, asegura no entender "por qué no invitan a aquellos otros con los que éstos debaten". Y ejemplifica: "Si va el periodista Hernán Brienza, bien pueden ir Martín Sivak, Oscar Muiño o Diego Rojas, para citar tres pensamientos diferentes pero no kirchneristas. Si algún organismo oficial hizo la lista, en cambio, conviene preguntar por qué no aparecen Gabriela Cabezón Cámara, Silvia Molloy, Sylvia Iparraguirre, Vlady Kociancich, Eduardo Belgrano Rawson, Edgardo Cozarinsky, Roberto Cossa, Marcelo Cohen, Luis Gusmán, Fabián Casas, Washington Cucurto, Alan Pauls, Pedro Mairal..., entre tantos otros".


Esquivada ve una analogía entre esta selectividad y toda la gestión cultural: "Es una lista de lo más variopinta, porque si hablamos de representatividad, y si ésta se construye desde el Estado, hay una responsabilidad con todo lo representable más allá de las simpatías de quien gestione ese Estado en el momento. Pero en Argentina siempre ha existido una fuerte superposición entre Estado y partido en el gobierno, algo que se ve en el Canal 7 de la gestión kirchnerista, pero también en la Ciudad de Buenos Aires donde gobierna la oposición. Así que pedir esa responsabilidad equivale a vivir dentro de un frasco de mayonesa". 
En lo que concierne al dibujante e historietista Rep, cuya presencia puede llamar la atención, Esquivada considera que su obra "fue anterior al kirchnerismo" y lo sobrevivirá. "Algo similar diría del director de la Biblioteca Nacional, Horacio González: es un intelectual con una obra de consistencia. En este grupo agregaría a María Pía López, sin duda. En cambio, tanto Forster como –sobre todo– José Pablo Feinmann son intelectuales de otras características. Forster representa Carta Abierta; Feinmann ha metido la pata hace ya tantos libros y columnas..." 
Al respecto, recuerda que en un texto éste llegó a comparar a Néstor Kirchner con el escritor francés Jean-Paul Sartre, por ser ambos "virola" (bizcos). "Si yo fuera francesa me inquietaría verlo en el Salon du Livre después de este castigo a Sartre", ironizó. 
Además, nombró a "otras figuras que muestran simpatía con el gobierno", como Vicente Battista, Eduardo Rinessi, Laclau. "Más que simpatía, en realidad", acotó. 
"TODA LA PROGRAMACIÓN DEL CANAL ENCUENTRO" 
"¡Qué lista!, exclamó otro crítico literario consultado, que prefirió hacer reserva de su nombre. Algunos indiscutibles como Guillermo Martínez, la Bellessi, Piñeiro, Piglia, Pablo de Santis, Dujovne Ortiz, Chitarroni... Lo demás es la 'armada Brancaleone': Horacio González tiene un pensamiento prestigioso y valioso, pero si se le suma Brienza, Forster, Sasturain, Feinmann, Laclau... es como tener la programación de Canal Encuentro completa..." 
Y, no sin algo de sorna, agregó: "Veo algunas yuntas donde uno justifica la presencia del otro o donde ninguno de los dos justifica demasiado al otro: Selva Almada –brillante- y Tabarosky, la autora y su editor; Saccomanno y García Lao, son pareja; Sergio Bizzio y Lucía Puenzo, marido y mujer, ambos valen pero, ¿más que otros? ¿Tienen que ser invitados los dos? Para incluir al novio de, marido de, o editor de, ¿no están dejando afuera a otro que es mil veces más importante? Porque nadie dice que sean malos en lo que hacen pero... ¿es un viaje de egresados esto?"

Entre otras ausencias difíciles de explicar, cita: "No están Leo Oyola ni Hernán Ronsino que, dentro de los nuevos escritores de Argentina valen más que unos cuantos que sí están invitados tipo Inés Garland. No está Rodrigo Fresán... No está Kociancich... ¡No está Alan Pauls! ¡No está Abelardo Castillo, es una barbaridad si no lo invitaron!" No fue posible confirmar los motivos por los cuales Castillo no está en la lista, pese a la consulta a fuentes oficiales. En cambio, la ausencia de César Aira, señalada por casi todos, se debe sencillamente a que el propio escritor rechazó la invitación
"No está invitada ninguna autora de la literatura romántica que son las que más venden: Florencia Bonelli, Gloria Casañas, etcétera. Hay un fuerte prejuicio de género, como siempre pasa con los géneros populares aunque los que organicen esto sean peronistas", concluye este crítico. 
Infobae consultó también a la Secretaría de Cultura de la Nación, co-responsable de la confección de la lista. Alejandro Obeid, de la secretaría de Prensa del organismo, negó que hubiera habido un criterio político en la selección y aseguró que la delegación se conformó de común acuerdo con el Sindicato de la Edición de Francia y los organizadores del Salon du Livre, siguiendo los criterios establecidos por esa feria anual, a saber: que estuvieran representados todos los géneros, del ensayo hasta la literatura infantil, autores ya consagrados junto a otros más noveles, hombres y mujeres, traducidos y no traducidos. 
En los casos concretos de Asís, Caparrós y Sarlo, aseguró desconocer los motivos de su exclusión de la lista pero reiteró que no tenían que ver con sus posiciones políticas. Incluso, a modo de ejemplo de la apertura del Gobierno en la materia, dijo que María Kodamapresentaría nuevas ediciones de las obras de Jorge Luis Borges en el Salón. No se estaba refiriendo a la viuda del escritor, que no tiene posición política pública, sino al autor fallecido
Obeid aclaró también que Jorge Coscia, el secretario de Cultura de la Nación, no tuvo "ninguna participación" en la elección de los autores invitados, sino que la tarea recayó en laDirección de Industrias Culturales, área a cargo de Rodolfo Hamawi. Sin embargo, en la conferencia de prensa que tuvo lugar en la embajada de Francia en Buenos Aires, el 16 de noviembre del año pasado, para anunciar el comienzo de los preparativos para la participación argentina en la Feria del Libro de París, fue Coscia quien se sentó junto al embajador francés, Jean-Michel Casa
Gabriela Esquivada rescató de todos modos aspectos positivos de la lista: "Veo autores jóvenes que llevan adelante un proyecto literario con fuerte identidad individual, como Leandro Ávalos Blacha, Samanta Schweblin, Oliverio Coelho, Fernanda García Lao. Lo mismo se puede decir sobre Pablo de Santis, Martín Kohan, Leopoldo Brizuela o Liliana Bodoc en otras generaciones. Veo gente que no puede faltar: los poetas Diana Bellessi y Arnaldo Calveyra, el editor Luis Chitarroni, la narradora Tununa Mercado, el artista Quino. Tambiénnombres establecidos y traducidos: Piglia, Claudia Piñeiro, Ana María Shúa, Sasturain, (Guillermo) Saccomanno, (Alberto) Manguel, Guillermo Martínez, Marcelo Figueras; o que viven en Francia, como Luisa Futoransky, Alicia Dujovne Ortiz -publica en La Nación,insospechable de kirchnerismo-, Silvia Baron Supervielle, Laura Alcoba, etc.; creo que también es el caso de Mario Goloboff quien, además de autor, ha publicado una biografía de Cortázar".
Déjà vu 
En octubre de 2010, Argentina fue invitada de honor a la Feria del Libro de Frankfurt, otra prestigiosa cita mundial de las letras. También en esa ocasión el ideologismo con el cual el Gobierno tiende a teñir todas sus actividades derivó en un bochornola elección de cuatro figuras icónicas –Evita, Maradona, Gardel y el Che-, pero sin vínculo con la literatura, salvo como tema, para representar el acervo cultural del país. 
Ante la indignación generalizada, las autoridades del área cultural accedieron a sumar a los escritores Jorge Luis Borges y Julio Cortázar. 
PERO EL PAPELÓN YA ESTABA HECHO. 

jueves, 14 de noviembre de 2013

El relato de la historia ; Versión intelectuales K


Hay que dejar de leer a Shakespeare  / por Ricardo ROA **

La historia tiene mil usos pero manipularla y convertirla en una caricatura a la medida de necesidades políticas es el peor de todos los usos.
Un grupo de intelectuales oficialistas acaba de concluir un congreso para acomodar la historia al relato K. No es que lo hayan dicho de ese modo pero hay cosas que no hacen falta decirlas. Caen de maduras, como comparar el abrazo de San Martín con Bolívar al de Kirchner con Chávez. Eso hicieron.
Algunos son historiadores, ninguno de primera línea y casi todos, funcionarios: no podía salir algo muy distinto de lo que salió. El método fue el de siempre: dividir la historia entre buenos y malos y después relacionar en un relato tramposo sucesos del pasado con los de hoy.
Salen de una historia para ellos amañada y se meten en otra más amañada aún, pero por ellos, como atribuir el origen de todos nuestros males al empréstito que Rivadavia tomó de la Baring Brothers. Una síntesis: los cipayos y el Imperio Británico. Y muchas palabras más sobre quiénes son los Rivadavia de hoy pero ni una sola sobre el negocio entre un fondo amigo de Boudou y los fondos buitre.
¿Quién es el líder del nuevo grupo revisionista? Un escritor que fue secretario de Cultura de la Nación, senador y embajador. Todo, con Menem. El mismo que había dicho: “Desde el primer momento que conocí a Menem quedé impresionado por su inteligencia...
Menem ha sido, en muchos sentidos, un visionario”. Y el mismo que ahora dice: “Se es revisionista cuando se cuestiona la historia liberal”. Todo eso entra en una misma cabeza, la de Pacho O’ Donnell. Ya que anda hoy con el revisionismo, no le vendría mal practicarlo un poco con él mismo.
Por si no queda claro de qué revisionismo estamos hablando, unas palabras memorables de Jorge Coscia: “Hay que ser muy idiota, muy imbécil y retardado mental para no darse cuenta de que Argentina está mejor”. Lo que se dice una mirada amplia. Coscia, actual secretario de Cultura, fue el ladero en este congreso del ex secretario de Cultura de Menen.
Otras palabras no menos memorables, esta vez de O’ Donnell: “Somos nosotros los que estamos enfermos del sistema de colonización cultural de los imperios. Hacemos nuestros los emblemas del dominador”. Habló en plural pero en realidad hablaba de él mismo: a continuación pidió disculpas por haber comprado entradas para ver al cantante Cat Stevens. No porque cante mal sino porque es británico. Un delirio.
Mientras O’ Donnell asumía el timón del revisionismo K, el gobernador riojano Beder recordaba los 150 años de la muerte del Chacho Peñaloza, un castigado por la historia liberal, con una actitud opuesta.
Lo presentó como un luchador por la libertad de imprenta. Algo poco conocido, que propone integrarlo y convertirlo en una figura de todos. Porque la historia no es propiedad de nadie sino de todos.

**Editor del diario Clarín.


martes, 17 de septiembre de 2013

La Secretaría de Cultura y La Villa 21 / por Claudio Chaves


El gobierno nacional tardó diez años en llevar la Secretaría de Cultura de la Nación a la villa 21. Extraña demora para quien la política cultural consiste en cristalizarla en el mundo de la pobreza, en la idea de construir ghettos culturales para los desamparados, similar a la política del subsidio.

Haciendo de la villa el horizonte civilizatorio en el cual los marginados deben moverse. Y quedarse, en lo posible, para siempre. Seguramente no es lo que desean pero, por las naturales contradicciones del progresismo, es lo que promueven. De todos modos algo es algo y el hecho de por sí auspicioso y festivo no encontró al secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, del mejor humor ni con la generosidad propia del funcionario satisfecho por la labor cumplida.

Cierto es que transitamos tiempos electorales y la compulsa obliga muchas veces al entrevero, pero con la inauguración alcanzaba para mostrar lo realizado. Sin embargo la naturaleza del kirchnerismo hace que sus funcionarios salgan a pelear cualquiera sea la circunstancia, el motivo y el lugar. De modo que el secretario de Cultura, que no es una excepción, aprovechó y dijo: “Es difícil encontrar en Macri políticas claras para las villas”.

El argumento siempre es el mismo, Macri gobierna para los ricos y se olvida de los pobres. Como si el kirchnerismo fuera la expresión política de los desamparados y el pobrerío de la Patria. Ni una cosa ni la otra. El secretario de Cultura debería saber que en la villa 21 donde inauguró sus oficinas existe un polo educativo sostenido por la ciudad, que consta de un Jardín maternal, una escuela primaria, una escuela secundaria para adolescentes, un centro de formación profesional, y un secundario para adultos, además de la escuela Parroquial Caacupé, antigua sede del padre Pepe, que como todas las escuelas parroquiales cuenta con aportes del gobierno de la ciudad. De modo que no es justa la acusación de que en las villas hay abandono y ausencia.

Por otro lado el sur de la ciudad, que es la zona más postergada desde los tiempos de Ibarra, aliado del gobierno kirchnerista hasta la tragedia de Cromañón, las cosas han comenzado a cambiar. De treinta y tres escuelas creadas, dieciocho se hicieron en el sur. Se aumentaron las vacantes escolares en esa región a ocho mil quinientas. Y de trece escuelas secundarias nuevas, cuatro se desarrollaron en la zona. En fin sería ocioso continuar la enumeración.

El clasismo del gobierno nacional que fomenta la fractura social sobre la base de un discurso que promueve la lucha de clases (la Villa 21 y la Recoleta) nada tiene que ver con el peronismo histórico que promovía la cooperación y el acuerdo. Tampoco la política cultural del peronismo fue la construcción de ghettos que hacen de la pobreza la bandera del statu quo. ¡No se lleva la cultura a las villas y con eso la conciencia de los funcionarios queda tranquila!

Si la política económica del gobierno nacional fuera beneficiosa para los sectores populares. Si hubiera trabajo, seguridad y no existiera inflación, entonces los postergados saldrían a disfrutar la ciudad y los espacios culturales en compañía de los restantes sectores sociales. Como ocurrió en la época del General Perón. Quien no hizo un hotel cinco estrellas en la Salada sino que promovió el turismo a Mar del Plata, en compañía de los sectores más altos de la sociedad, o los fabulosos hoteles de Chapaldmalal o Embalse.
No se trata de encerrar la pobreza en los barrios, se trata de sacarla. No se trata de dividir sino de sumar.