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martes, 20 de noviembre de 2012

20 de noviembre: Día de la Soberanía Nacional


El 20 de noviembre, se recuerda el Aniversario de la "Guerra del Paraná" que diera lustre a nuestra Patria con los distintos hechos que marcaron significativamente nuestro pasado. Por eso el 20 de noviembre, aniversario del combate de Vuelta de Obligado, es para los argentinos el Día de la Soberanía. 

Allí el 20 de noviembre de 1845 en las costas del Río Paraná, se batieron con alma y vida las tropas argentinas hasta quedar sin munición, y vencidos por la superioridad de las fuerzas invasoras, con armas de alta tecnología como los nuevos "barcos de guerra a vapor" y los cañones estriados de carga posterior. La Flota Inglesa al mando del Almirante Inglefield y la francesa al mando del almirante Lainé. Después del bombardeo y al desembarco, las cargas de bayoneta se repitieron y los principales jefes argentinos fueron heridos en combate.

Los gritos de Viva la Patria se repetían y en medio del combate, la banda de Música del Regimiento Nº 1 de Patricios por orden del General Lucio Norberto Mansilla, tocó el Himno Nacional Argentino, coreado a gritos de rabia por los bravos que defendían la posición. Por eso el 20 de noviembre, recordamos en nuestra Patria, el Día de la Soberanía Nacional ". 

Arenga del General Lucio Norberto Mansilla a las tropas nacionales:

"Milicias del Departamento del Norte ! Valientes soldados federales, defensores denodados de la Independencia de la República y de América !

Los insignificantes restos de los salvajes traidores unitarios que han podido salvarse de la persecución de los victoriosos ejércitos de las Confederación y orientales libres, en las memorables batallas de Arroyo Grande, India Muerta y otras, que pudieron asilarse de las murallas de la desgraciada ciudad de Montevideo, vienen hoy sostenidos por los codiciosos marinos de Francia e Inglaterra, navegando las aguas del gran Paraná, sobre cuyas costas estamos para privar su navegación bajo otra bandera que no sea la nacional... Vedlos, camaradas, allí los tenéis...! Considerad el tamaño insulto que vienen haciendo a la soberanía de nuestra Patria, al navegar las aguas de un rio que corre por el territorio de nuestra República, sin más título que la fuerza con que se creen poderosos! Pero se engañan esos miserables. Aquí no lo serán ! ... No es verdad, camaradas? Vamos a probarlo!... 

Ya no hay paz Suena ya el cañón ! Ya no hay paz con la Francia ni con la Inglaterra ! Mueran los enemigos!!... Trémole en el río Paraná y en sus costas el pabellón azul y blanco y vamos a morir todos antes que verlo bajar de donde flamea !! 

Ejemplo heróico Sea ésta vuestra resolución, a ejemplo del heróico y gran porteño, nuestro querido brigadier don Juan Manuel de Rosas y para llevarla contad con ver en donde sea mayor el peligro a vuestro jefe y compatriota el general"
 




jueves, 17 de noviembre de 2011

20 de Noviembre: Día de la SOBERANÍA NACIONAL


El Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, adhiere y participa de los Actos Conmemorativos referentes a esta magna fecha que realizará la Comisión Nacional Permanente de Homenaje a la Vuelta de Obligado. Dicho evento se realizará el viernes 18 de noviembre en la localidad homónima a las 12:00.


En conmemoración del DÍA DE LA SOBERANÍA NACIONAL, este Instituto Nacional entregará una ofrenda floral en el Monumento al Restaurador de las Leyes, Brig. Gral. Juan Manuel de Rosas, Av. del Libertador y Av. Sarmiento, Ciudad de Buenos Aires, el día 20 de noviembre a las 10:00 .


Montevideo 641 (C1019ABM) C.A.B.A. Argentina

011 4375-5669 /  011 4373-7039




sábado, 20 de noviembre de 2010

20 de Noviembre - Día de la Soberanía Nacional


 
Libres, para siempre
 
El 20 de noviembre de 1845, en la batalla de Vuelta de Obligado, algo más de un millar de argentinos con profundo amor por su patria enfrentó a la armada más poderosa del mundo, en una gesta histórica que permitió consolidar  definitivamente nuestra soberanía nacional.
A pedido del historiador José María Rosa y por medio de la Ley Nº 20.770, se ha instaurado el 20 de noviembre como Día de la Soberanía Nacional, en conmemoración de la batalla de Vuelta de Obligado. Por las condiciones en que se dio esa batalla, por la valentía de los argentinos que participaron en ella y por sus consecuencias, es reconocida como modelo y ejemplo de sacrificio en pos de nuestra soberanía.
Ocurrió en 1845, en un contexto político interno muy complejo y con profundas divisiones, que propiciaron un nuevo intento de dos potencias europeas (Francia e Inglaterra) por colonizar algunas regiones de nuestro país.
Gobernaba Juan Manuel de Rosas, San Martín lo apoyaba desde su exilio y en todo el país se oyó el deseo de seguir siendo una nación libre y no una colonia extranjera, aun a costa del enorme sacrificio que ello significaría. Si hasta el autor del Himno Nacional, Vicente López y Planes, arengaba a nuestro pueblo ante el avance de las fuerzas anglo-francesas por el Río de la Plata:
"¡Morir antes, heroicos argentinos,
que de la libertad caiga este templo.
Daremos a la América alto ejemplo
que enseñe a defender la libertad!"
 
El propósito de los invasores era ingresar por el Paraná, a lo que el gobierno argentino se anticipó preparando la resistencia al mando de Lucio Mansilla en un lugar cercano a San Pedro: Vuelta de Obligado. Las fuerzas enemigas superaban ampliamente, en número y en modernidad de su armamento, a las argentinas, que tras 7 horas de lucha fueron desplazadas.
Sin embargo, aunque pudo franquear el paso hacia el Paraná, el enemigo no pudo ocupar las costas (de vital necesidad estratégica), por lo cual su victoria no fue completa. En cambio, se vigorizó el espíritu nacional y desde todo el mundo los mensajes favorecían la defensa de nuestra soberanía, que finalmente resultó reforzada. Para darnos una idea de cuánto significaba la defensa de nuestro suelo para quienes lucharon en aquella batalla, vale mencionar algunas de las emocionantes palabras de Mansilla a su gente antes del combate:

"¡Valientes soldados federales, defensores denodados de la Independencia de la República y de la América!; ahí vienen nuestros enemigos, sostenidos por los codiciosos marinos de Francia e Inglaterra, navegando las aguas del gran Paraná, sobre cuyas costas estamos para privar su navegación bajo de otra bandera que no sea la Nacional... ¡Vedlos camaradas, allí los tenéis!... Considerad el tamaño del insulto que vienen haciendo a la soberanía de nuestra Patria, al navegar un río que corre por el territorio de nuestra República, sin más título que la fuerza con que se creen poderosos. ¡Pero se engañan esos miserables: aquí no lo serán! ¿No es verdad camaradas? ¡Vamos a probarlo! Tremole en el río Paraná y en sus costas el pabellón azul y blanco, y muramos todos antes de verlo bajar de donde flamea."
Muchos de los que escucharon esta arenga no regresaron a su casa. Murieron defendiendo a su patria con un concepto muy claro y muy básico de "soberanía": que el invasor vuelva a su lugar, porque esta tierra es nuestra y de nuestros descendientes.
El notable espíritu de resistencia manifestado en Vuelta de Obligado terminó de ratificar nuestra condición de nación libre e independiente, por cuanto aun quienes no simpatizaban con Rosas cayeron en la cuenta de que dejarse conquistar por fuerzas extranjeras no era una salida, y que el pueblo no iba a dejar que ello ocurriera.
El propósito de esta conmemoración, es contribuir a fortalecer el espíritu nacional de los argentinos, y recordar que la Patria se hizo con coraje y heroísmo.
 

miércoles, 3 de noviembre de 2010

JUSTO HOMENAJE: El 20 de Noviembre vuelve a ser Feriado Nacional

Obligados a dar la vuelta [Sobre el Día de la Soberanía Nacional]

......Resistiremos hasta el fin, señor, pero será muy difícil vencerlos -opinó, prudente, el general Lucio N. Mansilla.

 -¿Difícil?... imposible -replicó el Restaurador, en un tono vivaz, casi alegre.

Se venían los ingleses y los franceses, máximas potencias planetarias, con una poderosa escuadra provista del armamento más moderno: los "Peysar", primeros cañones rayados, en las naves inglesas. Las francesas contaban con el novísimo cañón-obús "Paixhans", que disparaba balas de ochenta libras. También los cohetes "Congreve" que habían demostrado su eficacia en el reciente sojuzgamiento de China.

-Se trata de una aventura comercial, Mansilla. Tenemos que hacerles la mayor cantidad posible de agujeros -Rosas hablaba con firmeza -. Para que la expedición les dé pérdidas. Esa será nuestra victoria.

Ambos sabían que Paraguay los tentaba con el algodón que las industrias británicas necesitaban para sustituir al tejano. A las potencias europeas les resultaba más cómodo atacar a las expugnables Provincias Unidas del Plata, también debilitadas por el prolongado embargo que les impidió abastecerse de armamento, que a la poderosa América del Norte.

"¡Allá los tenéis! -arengará Mansilla a sus tropas el 20 de noviembre [1845], con el fondo de las tres gruesas cadenas que cruzan el Paraná-. ¡Considerad el insulto que hacen a la soberanía de nuestra Patria al navegar, sin más título que la fuerza, las aguas de un río que corre por el territorio de nuestro país!"

 Eran 103 los barcos mercantes, de las más variadas nacionalidades, que avanzaban detrás de los navíos de guerra, relamiéndose por el botín esperado, seguros de que un país lejano, pobre y desarmado, no opondría resistencia.

El jefe de la caballería gaucha en la Vuelta de Obligado fue Facundo Quiroga (hijo) lo que, según el rosismo, demuestra que don Juan Manuel difícilmente pudo haber sido el asesino de su padre.

La invasión anglo francesa contó con el apoyo de los unitarios exiliados. También de José María Paz, gobernador de Corrientes, cuya vida Rosas y Estanislao López habían perdonado cuando su caballo fue derribado por una certera boleadora, quien apoyaba el propósito anglo francés de crear una nueva república: la de la Mesopotamia (Misiones, Corrientes, Entre Ríos y quizás Paraguay). Se sospecha que confiaba en que él sería su primer presidente.

La invasión al Río de la Plata, gracias a la heroica defensa de civiles y militares, fue un desastre militar, económico y político para Francia e Inglaterra.

 Inglaterra, deseosa de terminar con el asunto envía a un negociador, el prestigioso diplomático Henri Southern. Don Juan Manuel, arrogante, se niega a recibirlo. El primer ministro lord Aberdeen protestará en la Cámara de los Pares el 22 de febrero de 1850: "Hay límites hasta para aguantar las insolencias, y esta insolencia de Rosas es lo más inaudito que ha sucedido hasta ahora a un ministro inglés. ¿Hasta cuándo hay que estar sentado en la antesala de este jefe gaucho? Habrá que esperar a que encuentre conveniente recibirle... Es una insolencia inaudita".

Finalmente, Francia e Inglaterra aceptaron su derrota y se retiraron sin imponer condiciones, disparando 21 cañonazos de desagravio y homenaje al pabellón argentino. Alguien quedaría herido: el general Urquiza, jefe de los ejércitos de la Confederación, postergado por Rosas, quien estaba al tanto de sus conversaciones con los unitarios y con los invasores y prefirió a su cuñado, Lucio N. Mansilla.

El último libro del autor **, La gran epopeya, relata los sucesos ocurridos en el combate de la Vuelta de Obligado, hecho que motivó la instauración del Día de la Soberanía Nacional.  

 ** Por Pacho O´Donnell

 

Publicado en http://richardebury.blogspot.com/

 

 

 

sábado, 21 de noviembre de 2009

20 de Noviembre dia de la Soberanía...

El Sable / Leopoldo Lugones




Juan Manuel de Rosas: Este hombre tan grande y tan fuerte vivió constantemente recibiendo rayos. Cuestión de altura. Sólo que como las cosas del mundo físico suelen tocar su acción en el mundo moral, las calumnias, las diatribas y los apóstrofes de los pequeños contra los grandes hieren de abajo a arriba.


Es casi asunto de iniciados llegar a convencerse en este país de la inmensa altura genial de Rosas. Son veinte años de historia tachados cobardemente. Irrefutable prueba de pequeñez moral. Las tres cuartas partes de los ciudadanos argentinos ignoran todo lo que es realmente histórico de la dictadura del general Rosas. La gente unitaria ha seguido teniéndole miedo al hombre hasta después de muerto, y se ha dado el elocuente caso de un cadáver dando miedo a la historia oficial de un pueblo. Porque ésta es la verdad: no han sido los historiadores que se han callado, sino el cadáver que les ha impuesto silencio. De algún modo tenía la calumnia que mostrar bajo su falsa piel leonina, el hocico de chacal.



Hay que confesar que la personalidad de Rosas no cabía en la vulgar y mediana blusa democrática a pesar de tener ésta diez mil mangas. Y él la hizo estallar magníficamente. Bajo la enorme presión de su pecho dominador saltaron los míseros broches del convencionalismo legal. Entonces le advirtió la tempestad, le juzgó digno de su esfuerzo, le vio grande entre las microscópicas envidias que hormigueaban bajo su talón imperioso, y echó él vientos, nubes, rayos.




Europa volvió a anudar los cabos rotos de sus recolonizaciones fracasadas, y fue el moverse las escuadras sobre los mares, y el agruparse los traidores sobre la tierra. Brevemente: Rosas alzó entonces su cabeza principalmente hermosa y soberbia, hizo pelear a su pueblo, y batiéndose –ambidextro formidable– con un brazo contra la traición que ponía en venta la propia tierra por envidia de él, y con el otro contra la invasión que venía saquear en tierra extraña, echó a la tempestad riendas de hierro que manejó con sus puños el gran jinete de pueblos y de potros. Y por segunda vez se salvó la independencia de la América.



Entonces el sable, aquel viejo sable se estremeció en su vaina como en los buenos días de las batallas por la libertad del continente lejano.






El león sintió que sus canas eran todavía pelos viriles, comprendió toda la grandeza del esfuerzo del dictador, y dijo que en mejor mano no podía caer la prenda heroica. Y redactó su testamento partiendo la herencia en dos; dejó su corazón a Buenos Aires y su sable a Juan Manuel de Rosas. Y no tenía más que dejar. Hay motivos para creer que no amaba más el corazón que el sable…






Fuente: publicado originalmente en el diario El Tiempo el 4 de marzo de 1897, con motivo del retorno a la Argentina del sable del Libertador.