La participación del país en ese encuentro cultural empezó con un papelón, cuando el Gobierno excluyó a autores críticos de la delegación, y termina de igual modo, con el reclamo de una factura impaga
"¿El Salón del Libro de París víctima del incumplimiento de los
compromisos contraídos con el Estado argentino?" Ese es el título del
comunicado de prensa enviado por Bernard Arnould, director de la agencia
encargada de la prensa y difusión del Salón del Libro de París –Façons de
penser-, y que contiene el reclamo del pago de una deuda originada en la
participación de la Argentina en ese acontecimiento literario francés, en marzo
pasado.
De este modo, lo que empezó escandalosamente, termina igual, con lo que casi
parece un nuevo "desacato". Pero el responsable de la organización
del Salon, Bertrand Morisset, dijo a Infobae: "No somos un fondo
buitre".
El mensaje introductorio de Arnould decía escuetamente: "Encontrarán
adjunto el Comunicado de prensa que recuerda el convenio incumplido por el
gobierno de la República Argentina desde su participación en el Salon du Livre
de Paris, en Francia y en marzo 2014, inaugurado por la presidenta
Kirchner".
En efecto, y así lo detalla el comunicado, la edición de este año del Salon fue
inaugurada por Cristina Kirchner y por el Premier francés, Jean-Marc Ayrault.
El comunicado recuerda que "Argentina fue el país invitado de honor en
el Salón del Libro de París de 2014" y dice que "esta cooperación fue
todo un éxito y el conjunto de sus actores valoraron unánimemente y de forma
muy positiva tanto el desarrollo como las repercusiones de esta
operación". Pero a continuación, agrega: "Desgraciadamente, seis
meses más tarde, nos vemos obligados a declarar que el Ministerio de Cultura de
Argentina no ha cumplido con sus compromisos contractuales. A día de hoy, una
factura por valor de 400 000 euros está todavía sin pagar y el Salón del
Libro de París sigue sin obtener respuesta alguna por parte de las autoridades
argentinas implicadas".
El COMUNICADO es emitido por la empresa Reed Expositions France, encargada
de la organización de Exposiciones, y lleva la firma de Juan-Carlos
Fernández.
"Los momentos difíciles que está viviendo Argentina
–dice Fernández, mostrándose informado- no justifican de modo alguno este
silencio ni el incumplimiento de los compromisos contractuales entre el
gobierno argentino y la sociedad organizadora del Salón del Libro de
París".
"A pesar de la amistad que une nuestros dos pueblos, exigimos que
Argentina salde su deuda con el Salón del Libro de París", concluye
el comunicado.
Bertrand Morisset, comisario del Salón del Libro, es un hombre indignado. No
puede creer lo que le está pasando.
"Yo no soy un fondo buitre –aclara, vía telefónica, desde Francfort,
donde participa de la inauguración de la Feria del Libro de esa ciudad. Asegura
incluso que respalda a la Argentina en su reclamo contra la especulación
financiera. "Pero jamás me sucedió algo así. Reef Expositions es una
empresa líder en el mundo en organización de este tipo de eventos, hacemos el
Salón del Libro de Tokio, de San Pablo, de Shanghai, de Londres... nunca nos
pasó esto".
Su enojo aumenta al recordar que, cuando se produjo la polémica por la lista
de autores que integraban la delegación de nuestro país, él defendió al
gobierno argentino.Además, sostiene que todo salió de maravillas en el Salon.
Las conferencias de prensa colmadas, diarios, televisión y radios hablando de
la Argentina, las relaciones comerciales en el plano editorial amplificadas, la
creación cultural argentina prestigiada...
"No hubo un solo escollo en todo el desarrollo de la exposición. La
presidente Kirchner dijo que este Salón era 'el eje principal de la presencia
cultural de Argentina en el mundo'. Si hubiéramos hecho alguna macana, todavía,
pero no fue así, todo salió impecable".
Morrisset explica además que su empresa ya pagó a todos los proveedores,
a los intérpretes, los hoteles, los pasajes, todo. La deuda que reclama a la
Argentina se origina en un contrato firmado por el Gobierno para el alquiler
del espacio, la construcción del pabellón argentino, el viaje y alojamiento de
la delegación y la prensa y difusión del evento. Total: 800 mil euros, de los
cuales la mitad fue pagada por anticipado. "No es mucho dinero",
afirma Morisset, considerando que la delegación argentina incluyó a 54
escritores.
Lo que más lo indigna es la total falta de respuesta por parte de las
autoridades argentinas a su reclamo. "Nadie me habla, cero respuesta,
es la política del avestruz. Ahora empiezo con un comunicado. Pero la próxima
etapa es Guadalajara, donde Argentina es invitada de honor. Allí hago un
acampe", dice, conocedor tal vez de los métodos de protesta usuales por
aquí.
Morisset denuncia que los fondos fueron asignados por el Gobierno a este
fin. Está al tanto del cambio de autoridades en el área, donde Jorge Coscia
fue remplazado por Teresa Parodi, al tiempo que la Secretaría de Cultura se
convertía en ministerio. Y recuerda que, habitualmente, la encargada de
coordinar la presencia cultural de la Argentina en el mundo, era Magdalena
Faillace, directora de Asuntos Culturales de la Cancillería, con quien Morisset
tuvo excelente trato. Pero Coscia la desplazó en la relación con Francia y
decidió manejar directamente el tema.
Morisset lamenta ahora haber aceptado eso. Y denuncia: "El dinero fue derivado a la
Secretaría. Rodolfo Hamawi, el director nacional de Industrias Culturales, no
responde mis llamadas ni mis
correos. También escribí a la Embajada, sin suerte. Y envié una carta
directamente a la Presidente, que todavía no hago pública".
El Salón del Libro de París tuvo lugar en marzo pasado. La Argentina era
invitada de honor por cumplirse este año el centenario del nacimiento de Julio
Cortázar, un autor argentino muy vinculado a Francia, país donde residió la
mayor parte de su vida y donde falleció en 1984.
Pero la invitación al país derivó en bochorno cuando Infobae denunció que
el oficialismo manipuló la lista de autores invitados para excluir toda voz
crítica, dejando al margen a escritores de indiscutido renombre como Jorge
Asís, Beatriz Sarlo y Martín Caparrós, a la vez que incluía a otros cuyo
principal mérito era la adscripción incondicional al modelo, como varios
integrantes de Carta Abierta.
La polémica llegó hasta los medios franceses y empañó la presencia argentina
en ese acontecimiento emblemático. Seis meses después, el bochorno se completa
con este "default", menor si se quiere por su monto, pero impactante
por tratarse de un evento cultural de tanto prestigio. El reclamo viene
acompañado además de una suerte de "escrache literario" al
gobierno argentino.
En efecto, el mensaje de Reed Expositions France alude a próximos
compromisos del mismo género que tiene nuestro país, al decir que
"Argentina continuará con su proyecto político de representación en el
ámbito internacional", en referencia a la participación de delegaciones de
nuestro país en las Ferias del Libro de Francfort (Alemania) –que se abre este
mismo miércoles 8 de octubre- y de Guadalajara (México) –del 29 de noviembre al
5 de diciembre próximos.
La participación del país en ese encuentro cultural empezó con un papelón, cuando el Gobierno excluyó a autores críticos de la delegación, y termina de igual modo, con el reclamo de una factura impaga
"¿El Salón del Libro de París víctima del incumplimiento de los compromisos contraídos con el Estado argentino?" Ese es el título del comunicado de prensa enviado por Bernard Arnould, director de la agencia encargada de la prensa y difusión del Salón del Libro de París –Façons de penser-, y que contiene el reclamo del pago de una deuda originada en la participación de la Argentina en ese acontecimiento literario francés, en marzo pasado.
De este modo, lo que empezó escandalosamente, termina igual, con lo que casi
parece un nuevo "desacato". Pero el responsable de la organización
del Salon, Bertrand Morisset, dijo a Infobae: "No somos un fondo
buitre".
El mensaje introductorio de Arnould decía escuetamente: "Encontrarán
adjunto el Comunicado de prensa que recuerda el convenio incumplido por el
gobierno de la República Argentina desde su participación en el Salon du Livre
de Paris, en Francia y en marzo 2014, inaugurado por la presidenta
Kirchner".
En efecto, y así lo detalla el comunicado, la edición de este año del Salon fue
inaugurada por Cristina Kirchner y por el Premier francés, Jean-Marc Ayrault.
El comunicado recuerda que "Argentina fue el país invitado de honor en
el Salón del Libro de París de 2014" y dice que "esta cooperación fue
todo un éxito y el conjunto de sus actores valoraron unánimemente y de forma
muy positiva tanto el desarrollo como las repercusiones de esta
operación". Pero a continuación, agrega: "Desgraciadamente, seis
meses más tarde, nos vemos obligados a declarar que el Ministerio de Cultura de
Argentina no ha cumplido con sus compromisos contractuales. A día de hoy, una
factura por valor de 400 000 euros está todavía sin pagar y el Salón del
Libro de París sigue sin obtener respuesta alguna por parte de las autoridades
argentinas implicadas".
El COMUNICADO es emitido por la empresa Reed Expositions France, encargada
de la organización de Exposiciones, y lleva la firma de Juan-Carlos
Fernández.
"Los momentos difíciles que está viviendo Argentina
–dice Fernández, mostrándose informado- no justifican de modo alguno este
silencio ni el incumplimiento de los compromisos contractuales entre el
gobierno argentino y la sociedad organizadora del Salón del Libro de
París".
"A pesar de la amistad que une nuestros dos pueblos, exigimos que
Argentina salde su deuda con el Salón del Libro de París", concluye
el comunicado.
Bertrand Morisset, comisario del Salón del Libro, es un hombre indignado. No
puede creer lo que le está pasando.
"Yo no soy un fondo buitre –aclara, vía telefónica, desde Francfort,
donde participa de la inauguración de la Feria del Libro de esa ciudad. Asegura
incluso que respalda a la Argentina en su reclamo contra la especulación
financiera. "Pero jamás me sucedió algo así. Reef Expositions es una
empresa líder en el mundo en organización de este tipo de eventos, hacemos el
Salón del Libro de Tokio, de San Pablo, de Shanghai, de Londres... nunca nos
pasó esto".
Su enojo aumenta al recordar que, cuando se produjo la polémica por la lista
de autores que integraban la delegación de nuestro país, él defendió al
gobierno argentino.Además, sostiene que todo salió de maravillas en el Salon.
Las conferencias de prensa colmadas, diarios, televisión y radios hablando de
la Argentina, las relaciones comerciales en el plano editorial amplificadas, la
creación cultural argentina prestigiada...
"No hubo un solo escollo en todo el desarrollo de la exposición. La
presidente Kirchner dijo que este Salón era 'el eje principal de la presencia
cultural de Argentina en el mundo'. Si hubiéramos hecho alguna macana, todavía,
pero no fue así, todo salió impecable".
Morrisset explica además que su empresa ya pagó a todos los proveedores,
a los intérpretes, los hoteles, los pasajes, todo. La deuda que reclama a la
Argentina se origina en un contrato firmado por el Gobierno para el alquiler
del espacio, la construcción del pabellón argentino, el viaje y alojamiento de
la delegación y la prensa y difusión del evento. Total: 800 mil euros, de los
cuales la mitad fue pagada por anticipado. "No es mucho dinero",
afirma Morisset, considerando que la delegación argentina incluyó a 54
escritores.
Lo que más lo indigna es la total falta de respuesta por parte de las
autoridades argentinas a su reclamo. "Nadie me habla, cero respuesta,
es la política del avestruz. Ahora empiezo con un comunicado. Pero la próxima
etapa es Guadalajara, donde Argentina es invitada de honor. Allí hago un
acampe", dice, conocedor tal vez de los métodos de protesta usuales por
aquí.
Morisset denuncia que los fondos fueron asignados por el Gobierno a este
fin. Está al tanto del cambio de autoridades en el área, donde Jorge Coscia
fue remplazado por Teresa Parodi, al tiempo que la Secretaría de Cultura se
convertía en ministerio. Y recuerda que, habitualmente, la encargada de
coordinar la presencia cultural de la Argentina en el mundo, era Magdalena
Faillace, directora de Asuntos Culturales de la Cancillería, con quien Morisset
tuvo excelente trato. Pero Coscia la desplazó en la relación con Francia y
decidió manejar directamente el tema.
Morisset lamenta ahora haber aceptado eso. Y denuncia: "El dinero fue derivado a la
Secretaría. Rodolfo Hamawi, el director nacional de Industrias Culturales, no
responde mis llamadas ni mis
correos. También escribí a la Embajada, sin suerte. Y envié una carta
directamente a la Presidente, que todavía no hago pública".
El Salón del Libro de París tuvo lugar en marzo pasado. La Argentina era
invitada de honor por cumplirse este año el centenario del nacimiento de Julio
Cortázar, un autor argentino muy vinculado a Francia, país donde residió la
mayor parte de su vida y donde falleció en 1984.
Pero la invitación al país derivó en bochorno cuando Infobae denunció que
el oficialismo manipuló la lista de autores invitados para excluir toda voz
crítica, dejando al margen a escritores de indiscutido renombre como Jorge
Asís, Beatriz Sarlo y Martín Caparrós, a la vez que incluía a otros cuyo
principal mérito era la adscripción incondicional al modelo, como varios
integrantes de Carta Abierta.
La polémica llegó hasta los medios franceses y empañó la presencia argentina
en ese acontecimiento emblemático. Seis meses después, el bochorno se completa
con este "default", menor si se quiere por su monto, pero impactante
por tratarse de un evento cultural de tanto prestigio. El reclamo viene
acompañado además de una suerte de "escrache literario" al
gobierno argentino.
En efecto, el mensaje de Reed Expositions France alude a próximos
compromisos del mismo género que tiene nuestro país, al decir que
"Argentina continuará con su proyecto político de representación en el
ámbito internacional", en referencia a la participación de delegaciones de
nuestro país en las Ferias del Libro de Francfort (Alemania) –que se abre este
mismo miércoles 8 de octubre- y de Guadalajara (México) –del 29 de noviembre al
5 de diciembre próximos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario