miércoles, 8 de octubre de 2014

El Salón del Libro de París reclama a la Argentina una deuda de 400 mil euros


La participación del país en ese encuentro cultural empezó con un papelón, cuando el Gobierno excluyó a autores críticos de la delegación, y termina de igual modo, con el reclamo de una factura impaga

"¿El Salón del Libro de París víctima del incumplimiento de los compromisos contraídos con el Estado argentino?" Ese es el título del comunicado de prensa enviado por Bernard Arnould, director de la agencia encargada de la prensa y difusión del Salón del Libro de París –Façons de penser-, y que contiene el reclamo del pago de una deuda originada en la participación de la Argentina en ese acontecimiento literario francés, en marzo pasado. 

De este modo, lo que empezó escandalosamente, termina igual, con lo que casi parece un nuevo "desacato". Pero el responsable de la organización del Salon, Bertrand Morisset, dijo a Infobae: "No somos un fondo buitre".

El mensaje introductorio de Arnould decía escuetamente: "Encontrarán adjunto el Comunicado de prensa que recuerda el convenio incumplido por el gobierno de la República Argentina desde su participación en el Salon du Livre de Paris, en Francia y en marzo 2014, inaugurado por la presidenta Kirchner".

En efecto, y así lo detalla el comunicado, la edición de este año del Salon fue inaugurada por Cristina Kirchner y por el Premier francés, Jean-Marc Ayrault.
El comunicado recuerda que "Argentina fue el país invitado de honor en el Salón del Libro de París de 2014" y dice que "esta cooperación fue todo un éxito y el conjunto de sus actores valoraron unánimemente y de forma muy positiva tanto el desarrollo como las repercusiones de esta operación". Pero a continuación, agrega: "Desgraciadamente, seis meses más tarde, nos vemos obligados a declarar que el Ministerio de Cultura de Argentina no ha cumplido con sus compromisos contractuales. A día de hoy, una factura por valor de 400 000 euros está todavía sin pagar y el Salón del Libro de París sigue sin obtener respuesta alguna por parte de las autoridades argentinas implicadas".

El COMUNICADO es emitido por la empresa Reed Expositions France, encargada de la organización de Exposiciones, y lleva la firma de Juan-Carlos Fernández.
"Los momentos difíciles que está viviendo Argentina –dice Fernández, mostrándose informado- no justifican de modo alguno este silencio ni el incumplimiento de los compromisos contractuales entre el gobierno argentino y la sociedad organizadora del Salón del Libro de París".
"A pesar de la amistad que une nuestros dos pueblos, exigimos que Argentina salde su deuda con el Salón del Libro de París", concluye el comunicado.

Bertrand Morisset, comisario del Salón del Libro, es un hombre indignado. No puede creer lo que le está pasando.

"Yo no soy un fondo buitre –aclara, vía telefónica, desde Francfort, donde participa de la inauguración de la Feria del Libro de esa ciudad. Asegura incluso que respalda a la Argentina en su reclamo contra la especulación financiera. "Pero jamás me sucedió algo así. Reef Expositions es una empresa líder en el mundo en organización de este tipo de eventos, hacemos el Salón del Libro de Tokio, de San Pablo, de Shanghai, de Londres... nunca nos pasó esto".

Su enojo aumenta al recordar que, cuando se produjo la polémica por la lista de autores que integraban la delegación de nuestro país, él defendió al gobierno argentino.Además, sostiene que todo salió de maravillas en el Salon. Las conferencias de prensa colmadas, diarios, televisión y radios hablando de la Argentina, las relaciones comerciales en el plano editorial amplificadas, la creación cultural argentina prestigiada...
"No hubo un solo escollo en todo el desarrollo de la exposición. La presidente Kirchner dijo que este Salón era 'el eje principal de la presencia cultural de Argentina en el mundo'. Si hubiéramos hecho alguna macana, todavía, pero no fue así, todo salió impecable".

Morrisset explica además que su empresa ya pagó a todos los proveedores, a los intérpretes, los hoteles, los pasajes, todo. La deuda que reclama a la Argentina se origina en un contrato firmado por el Gobierno para el alquiler del espacio, la construcción del pabellón argentino, el viaje y alojamiento de la delegación y la prensa y difusión del evento. Total: 800 mil euros, de los cuales la mitad fue pagada por anticipado. "No es mucho dinero", afirma Morisset, considerando que la delegación argentina incluyó a 54 escritores.

Lo que más lo indigna es la total falta de respuesta por parte de las autoridades argentinas a su reclamo. "Nadie me habla, cero respuesta, es la política del avestruz. Ahora empiezo con un comunicado. Pero la próxima etapa es Guadalajara, donde Argentina es invitada de honor. Allí hago un acampe", dice, conocedor tal vez de los métodos de protesta usuales por aquí.

Morisset denuncia que los fondos fueron asignados por el Gobierno a este fin. Está al tanto del cambio de autoridades en el área, donde Jorge Coscia fue remplazado por Teresa Parodi, al tiempo que la Secretaría de Cultura se convertía en ministerio. Y recuerda que, habitualmente, la encargada de coordinar la presencia cultural de la Argentina en el mundo, era Magdalena Faillace, directora de Asuntos Culturales de la Cancillería, con quien Morisset tuvo excelente trato. Pero Coscia la desplazó en la relación con Francia y decidió manejar directamente el tema.

Morisset lamenta ahora haber aceptado eso. Y denuncia: "El dinero fue derivado a la Secretaría. Rodolfo Hamawi, el director nacional de Industrias Culturales, no responde mis llamadas ni mis correos. También escribí a la Embajada, sin suerte. Y envié una carta directamente a la Presidente, que todavía no hago pública".

El Salón del Libro de París tuvo lugar en marzo pasado. La Argentina era invitada de honor por cumplirse este año el centenario del nacimiento de Julio Cortázar, un autor argentino muy vinculado a Francia, país donde residió la mayor parte de su vida y donde falleció en 1984.
Pero la invitación al país derivó en bochorno cuando Infobae denunció que el oficialismo manipuló la lista de autores invitados para excluir toda voz crítica, dejando al margen a escritores de indiscutido renombre como Jorge Asís, Beatriz Sarlo y Martín Caparrós, a la vez que incluía a otros cuyo principal mérito era la adscripción incondicional al modelo, como varios integrantes de Carta Abierta.
La polémica llegó hasta los medios franceses y empañó la presencia argentina en ese acontecimiento emblemático. Seis meses después, el bochorno se completa con este "default", menor si se quiere por su monto, pero impactante por tratarse de un evento cultural de tanto prestigio. El reclamo viene acompañado además de una suerte de "escrache literario" al gobierno argentino.

En efecto, el mensaje de Reed Expositions France alude a próximos compromisos del mismo género que tiene nuestro país, al decir que "Argentina continuará con su proyecto político de representación en el ámbito internacional", en referencia a la participación de delegaciones de nuestro país en las Ferias del Libro de Francfort (Alemania) –que se abre este mismo miércoles 8 de octubre- y de Guadalajara (México) –del 29 de noviembre al 5 de diciembre próximos.

 



La participación del país en ese encuentro cultural empezó con un papelón, cuando el Gobierno excluyó a autores críticos de la delegación, y termina de igual modo, con el reclamo de una factura impaga

"¿El Salón del Libro de París víctima del incumplimiento de los compromisos contraídos con el Estado argentino?" Ese es el título del comunicado de prensa enviado por Bernard Arnould, director de la agencia encargada de la prensa y difusión del Salón del Libro de París –Façons de penser-, y que contiene el reclamo del pago de una deuda originada en la participación de la Argentina en ese acontecimiento literario francés, en marzo pasado.
De este modo, lo que empezó escandalosamente, termina igual, con lo que casi parece un nuevo "desacato". Pero el responsable de la organización del Salon, Bertrand Morisset, dijo a Infobae: "No somos un fondo buitre".
El mensaje introductorio de Arnould decía escuetamente: "Encontrarán adjunto el Comunicado de prensa que recuerda el convenio incumplido por el gobierno de la República Argentina desde su participación en el Salon du Livre de Paris, en Francia y en marzo 2014, inaugurado por la presidenta Kirchner".
En efecto, y así lo detalla el comunicado, la edición de este año del Salon fue inaugurada por Cristina Kirchner y por el Premier francés, Jean-Marc Ayrault.
El comunicado recuerda que "Argentina fue el país invitado de honor en el Salón del Libro de París de 2014" y dice que "esta cooperación fue todo un éxito y el conjunto de sus actores valoraron unánimemente y de forma muy positiva tanto el desarrollo como las repercusiones de esta operación". Pero a continuación, agrega: "Desgraciadamente, seis meses más tarde, nos vemos obligados a declarar que el Ministerio de Cultura de Argentina no ha cumplido con sus compromisos contractuales. A día de hoy, una factura por valor de 400 000 euros está todavía sin pagar y el Salón del Libro de París sigue sin obtener respuesta alguna por parte de las autoridades argentinas implicadas".
El COMUNICADO es emitido por la empresa Reed Expositions France, encargada de la organización de Exposiciones, y lleva la firma de Juan-Carlos Fernández.
"Los momentos difíciles que está viviendo Argentina –dice Fernández, mostrándose informado- no justifican de modo alguno este silencio ni el incumplimiento de los compromisos contractuales entre el gobierno argentino y la sociedad organizadora del Salón del Libro de París".
"A pesar de la amistad que une nuestros dos pueblos, exigimos que Argentina salde su deuda con el Salón del Libro de París", concluye el comunicado.
Bertrand Morisset, comisario del Salón del Libro, es un hombre indignado. No puede creer lo que le está pasando.
"Yo no soy un fondo buitre –aclara, vía telefónica, desde Francfort, donde participa de la inauguración de la Feria del Libro de esa ciudad. Asegura incluso que respalda a la Argentina en su reclamo contra la especulación financiera. "Pero jamás me sucedió algo así. Reef Expositions es una empresa líder en el mundo en organización de este tipo de eventos, hacemos el Salón del Libro de Tokio, de San Pablo, de Shanghai, de Londres... nunca nos pasó esto".
Su enojo aumenta al recordar que, cuando se produjo la polémica por la lista de autores que integraban la delegación de nuestro país, él defendió al gobierno argentino.Además, sostiene que todo salió de maravillas en el Salon. Las conferencias de prensa colmadas, diarios, televisión y radios hablando de la Argentina, las relaciones comerciales en el plano editorial amplificadas, la creación cultural argentina prestigiada...
"No hubo un solo escollo en todo el desarrollo de la exposición. La presidente Kirchner dijo que este Salón era 'el eje principal de la presencia cultural de Argentina en el mundo'. Si hubiéramos hecho alguna macana, todavía, pero no fue así, todo salió impecable".
Morrisset explica además que su empresa ya pagó a todos los proveedores, a los intérpretes, los hoteles, los pasajes, todo. La deuda que reclama a la Argentina se origina en un contrato firmado por el Gobierno para el alquiler del espacio, la construcción del pabellón argentino, el viaje y alojamiento de la delegación y la prensa y difusión del evento. Total: 800 mil euros, de los cuales la mitad fue pagada por anticipado. "No es mucho dinero", afirma Morisset, considerando que la delegación argentina incluyó a 54 escritores.
Lo que más lo indigna es la total falta de respuesta por parte de las autoridades argentinas a su reclamo. "Nadie me habla, cero respuesta, es la política del avestruz. Ahora empiezo con un comunicado. Pero la próxima etapa es Guadalajara, donde Argentina es invitada de honor. Allí hago un acampe", dice, conocedor tal vez de los métodos de protesta usuales por aquí.

Morisset denuncia que los fondos fueron asignados por el Gobierno a este fin. Está al tanto del cambio de autoridades en el área, donde Jorge Coscia fue remplazado por Teresa Parodi, al tiempo que la Secretaría de Cultura se convertía en ministerio. Y recuerda que, habitualmente, la encargada de coordinar la presencia cultural de la Argentina en el mundo, era Magdalena Faillace, directora de Asuntos Culturales de la Cancillería, con quien Morisset tuvo excelente trato. Pero Coscia la desplazó en la relación con Francia y decidió manejar directamente el tema.

Morisset lamenta ahora haber aceptado eso. Y denuncia: "El dinero fue derivado a la Secretaría. Rodolfo Hamawi, el director nacional de Industrias Culturales, no responde mis llamadas ni mis correos. También escribí a la Embajada, sin suerte. Y envié una carta directamente a la Presidente, que todavía no hago pública".

El Salón del Libro de París tuvo lugar en marzo pasado. La Argentina era invitada de honor por cumplirse este año el centenario del nacimiento de Julio Cortázar, un autor argentino muy vinculado a Francia, país donde residió la mayor parte de su vida y donde falleció en 1984.

Pero la invitación al país derivó en bochorno cuando Infobae denunció que el oficialismo manipuló la lista de autores invitados para excluir toda voz crítica, dejando al margen a escritores de indiscutido renombre como Jorge Asís, Beatriz Sarlo y Martín Caparrós, a la vez que incluía a otros cuyo principal mérito era la adscripción incondicional al modelo, como varios integrantes de Carta Abierta.

La polémica llegó hasta los medios franceses y empañó la presencia argentina en ese acontecimiento emblemático. Seis meses después, el bochorno se completa con este "default", menor si se quiere por su monto, pero impactante por tratarse de un evento cultural de tanto prestigio. El reclamo viene acompañado además de una suerte de "escrache literario" al gobierno argentino.

En efecto, el mensaje de Reed Expositions France alude a próximos compromisos del mismo género que tiene nuestro país, al decir que "Argentina continuará con su proyecto político de representación en el ámbito internacional", en referencia a la participación de delegaciones de nuestro país en las Ferias del Libro de Francfort (Alemania) –que se abre este mismo miércoles 8 de octubre- y de Guadalajara (México) –del 29 de noviembre al 5 de diciembre próximos.




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