Hay que dejar de leer a Shakespeare
/ por Ricardo ROA **
La historia tiene
mil usos pero manipularla y convertirla en una
caricatura a la medida de
necesidades políticas es el peor de todos los usos.
Un grupo de
intelectuales oficialistas acaba de concluir un congreso para acomodar la
historia al relato K. No es que lo hayan dicho de ese modo pero hay cosas que
no hacen falta decirlas. Caen de maduras, como comparar el abrazo de San Martín
con Bolívar al de Kirchner con Chávez. Eso hicieron.
Algunos son historiadores,
ninguno de primera línea y casi todos, funcionarios: no podía salir algo muy
distinto de lo que salió. El método fue el de siempre: dividir la historia entre buenos y
malos y después relacionar en
un relato tramposo sucesos del pasado con los de hoy.
Salen de una
historia para ellos amañada y se meten en otra más amañada aún, pero por ellos,
como atribuir el origen de todos nuestros males al empréstito que Rivadavia
tomó de la Baring
Brothers. Una síntesis: los cipayos y el Imperio Británico. Y
muchas palabras más sobre quiénes
son los Rivadavia de hoy pero
ni una sola sobre el negocio entre un fondo amigo de Boudou y los fondos
buitre.
¿Quién es el
líder del nuevo grupo revisionista? Un escritor que fue secretario de Cultura
de la Nación ,
senador y embajador. Todo, con Menem. El mismo que había dicho: “Desde el
primer momento que conocí a Menem quedé impresionado por su inteligencia...
Menem ha sido, en
muchos sentidos, un visionario”. Y el mismo que
ahora dice: “Se es revisionista cuando se cuestiona la historia liberal”. Todo
eso entra en una misma cabeza, la de Pacho O’ Donnell. Ya que anda hoy con el
revisionismo, no le vendría mal practicarlo un poco con él mismo.
Por si no queda
claro de qué revisionismo estamos hablando, unas palabras memorables de Jorge
Coscia: “Hay que ser muy idiota, muy
imbécil y retardado mental para no darse cuenta de que Argentina está mejor”.
Lo que se dice una mirada amplia. Coscia, actual secretario de Cultura, fue el
ladero en este congreso del ex secretario de Cultura de Menen.
Otras palabras no
menos memorables, esta vez de O’ Donnell: “Somos nosotros los que estamos
enfermos del sistema de colonización cultural de los imperios. Hacemos nuestros
los emblemas del dominador”. Habló en plural pero en realidad hablaba de él
mismo: a continuación pidió
disculpas por haber comprado entradas para ver al cantante Cat Stevens. No
porque cante mal sino porque es británico. Un delirio.
Mientras O’
Donnell asumía el timón del revisionismo K, el gobernador riojano Beder recordaba
los 150 años de la muerte del Chacho Peñaloza, un castigado por la historia
liberal, con una actitud opuesta.
Lo presentó como
un luchador por la libertad de imprenta. Algo poco
conocido, que propone integrarlo y convertirlo en una figura de todos. Porque
la historia no es propiedad de nadie sino de todos.
**Editor del diario Clarín.
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