lunes, 11 de enero de 2016

678 Bibliotecario….(Humoradas )

La comunidad profesional asiste con estupor, muy poco  entusiasmo y un indisimulado desagrado ante los mensajes (no específicos) que se publican en la Lista de correo electrónico de la Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina (ABGRA).

En esto hay responsabilidades  de los emisores( entre los que me encuentro con pitos y cadenas) , porque si bien la lista No esta moderada hay pautas y normas que no se cumplen en su totalidad y se prestan a  los  mas variados conflictos,  productos de una tolerancia ausente de quienes no ven mas que lo que su ideología les indica,  descalificando  a los que en algún momento se animaron a divulgar ciertas informaciones de la realidad, las que  eran ipso facto contestadas por los biblio-militantes del gobierno saliente.

Hasta no hace mucho tiempo, no era habitual leer mensajes OffTópic en la lista de abgra, hasta que la nueva comisión directiva (lista violeta-2014 ) suprimió las censuras y con excelente criterio comenzaron a leerse  publicaciones  que  además, informaban hechos que pasaban en nuestro país.

Pero esta nefasta característica,  inédita en la vida de los argentinos desde la recuperación de la democracia en 1983, a saber mirar al adversario como un enemigo…es algo impropio en un estado de derecho…los argentinos No nos identificamos con ese desparpajo totalitario.

Como sigue esta temática. A mi entender respetando las normas establecidas; Moderando las publicaciones, o estableciendo  reglas de conducta grupales de cumplimiento obligatorio

Permítaseme agregar algunas cuasi-reflexiones:

Como sabemos el gobierno saliente  ha utilizado los medios del estado (el estado somos todos.?)
Para propalar sus actividades, pero también para denostar, escrachar  y atacar   a quienes no se doblegaban a los encantos de la caja rosada.

Se acuerdan: Radicales K, Socialistas K, Cta. K, CGT K, artistas K, Batallón Militante, Hinchadas Unidas, Justicia legitima……una infinita suma de ceros….fuera de este universo bien regado $ y atendido ….los  díscolos eran objeto de las perversos, feos/as….onero$os  panelistas  del partido saliente el 10D.

Sigo con la cátedra….su atención please: Como llegabas al ábrete sésamo…porque  la gran mayoría no comulgaba por amor a la camiseta…a los ideales…de que no se que cosa; el coran de los conversos no pasaba por la mente ni por el corazón: La borocotizacion era una propuesta que nadie se atrevía a rechazar. Capicci hasta aquí

Ahora, a fuer de sinceros, hay militantes de los 70 que creyeron ver en este revival  el mandato de Don Héctor J.C  cumplido…o que  la  plaza del 1 de mayo del 74 fue un error ocasionado por la inmadurez, porque  el líder no era de raigambre socialista….y lo putearon feo… y se fueron .
Como asi también colegas, que rescatan las muy buenas obras que los gobiernos de N. y C.  Concretaron en materia tecnológica, cultural, social…o sea la parte altamente positiva que nos legaron y no podemos ni debemos negar.

Lo cuestionable es el modelo de país que veía en cada disidente un vendepatria, buitre, agente del imperialismo, hijo de un tal mañeto…y toda esa parafernalia neochavista berreta.

Para ir terminando con este escrito….quiero mencionar  el mensaje del sábado ( en la lista de ABGRA )  de una destacada intelectual del medio, que no se si es ciudadana argentina, cubana o  uruguaya,  ha colmado el vaso  con sus hirientes profecías…por usar un subterfugio indeseable.
  
Manifiesta su preocupación en estos términos…Aclaro que estoy sumamente preocupada por los acontecimientos y la dirección de las políticas del actual oficialismo…"  y remata diciendo que por ahora la serpiente es solo un huevo… (Hace apenas  1 mes que asumió el nuevo gobierno….en mi rioba se decía que esto era de muy mala leche)

Ni una sola AUTOCRITICA….después de  12 años en el poder…acaso piensan que el 10 de diciembre nos legaron un paraíso Escandinavo…algo parecido a Australia, N.Zelanda o Canada…?? Vos que crees…
Sin hipérbole podríamos afirmar que estamos subsumidos en un festival polirubro de mafias al amparo de la impunidad…

No reconocer la herencia es parte del relato; una caja de Pandora que por poner un solo ejemplo, citando  al otrora vilipendiado Cardenal Bergoglio, hoy Papa Francisco nos pintaba esta viñeta  hace un año…."Ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización de la Argentina"


Finalmente: Hablemos un poquito de la principal fuerza opositora


El Peronismo, por suerte para nuestra patria, tiene una actitud madura y apoya la gobernabilidad. Dirigentes de la talla de Sergio Massa, Bossio, J.M De la Sota, Pichetto, Florencio Randazzo y Urtubey por nombrar los más encumbrados, son la cara visible de una renovación republicana, con vistas a una alternancia racional y responsable….lejos del resentimiento incubado por (al decir de Bárbaro)  un mal pasajero y necesariamente olvidable… 



IDENTIDAD BIBLIOTECARIA: Este Foro pretende ser el hábitat aleatorio de quienes abrazamos afectivamente la Profesión de Gestores de la información y el conocimiento, en cualquiera de sus estadios: Docentes, Idóneos, Directivos, Bibliófilos, Bibliógrafos, Estudiantes; Bibliotecarios/as todos sin distingos. En suma los que experimentamos la grata sensación del deber auxiliador para ayudarnos a crecer –Humana e intelectualmente- a partir del Acceso a los Medios de Erudición y la responsabilidad de ser trasmisores de los mismos, desde los interminables laberintos y recursos que las Bibliotecas como Centros de Preservación y Documentación dispone

Lista de correo electrónico de la Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina (ABGRA), para comunicación e intercambio profesional, abierto a todos los bibliotecarios y a todas las personas vinculadas al mundo del libro y las bibliotecas, sean o no miembros de la Asociación.


miércoles, 6 de enero de 2016

Centro Cultural Néstor Kirchner: El Gobierno dio de baja al 85% de los contratados.

Hernán Lombardi aseguró que las contrataciones se hicieron a través de convenios con universidades que se efectuaron "sin concursos". Revisarán el resto de los nombramientos efectuados por la gestión anterior

El Centro Cultural Néstor Kirchner (CCK) fue objeto de disputas entre el kirchnerismo y sus críticos incluso antes de su inauguración, en mayo del año pasado. A las objeciones por el nombre elegido, quienes entonces formaban parte de la oposición reprochaban los gastos y las contrataciones. Sobre ese último punto hizo foco el actual gobierno en las últimas horas.

Hernán Lombardi, titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, anunció que "fueron dados de baja contratos de asistencia técnica" que esa institución había firmado con las universidades nacionales de San Martín, 3 de Febrero y La Matanza. "Estos contratos involucraban al 85 por ciento de los designados que tenían su relación laboral triangulada con las Universidades", detalló.

La medida, explicó Lombardi en su cuenta de Twitter, es porque los convenios con las universidades se realizaron "sin concursos". Apuntó que "el 81 por ciento de las designaciones fueron efectuadas durante 2015", año en que se puso en funcionamiento. "Funcionarios salientes firmaron irresponsablemente falsas renovaciones de contratos para 2016 que carecen de legalidad y legitimidad", agregó.

El CCK, por ejemplo, tenía nombrados unos 700 empleados, de los cuales el 80 por ciento habían sido contratados en los últimos seis meses, pero la anterior gestión no había designado ningún director. "Eso hizo que la transición sea complicadísima, no había una cabeza con quien hablar", aseguraron a Infobae cerca del ex ministro de Cultura porteño.

Varios de esos empleados fueron incluso contratados después de las elecciones primarias del 22 de agosto pasado. "El problema no es la ideología, de hecho a muchos de ellos los vamos a contratar de nuevo porque cumplían tareas", explicaron. El macrismo tiene en la mira la metodología de empleo: los convenios con las universidades, una modalidad discrecional, muy usada por el kirchnerismo.

Lombardi informó que el 15 por ciento restante de los contratos "serán renovados por entre uno y tres meses de acuerdo a la normativa emanada del Ministerio de Modernización". Y adelantó que "cada caso será revisado por los nuevos responsables de la transición de cada área, evaluándose la pertinencia de su designación".

La medida adoptada por Lombardi había sido de algún modo advertida por un grupo de empleados ayer, cuando no pudieron ingresar al edificio. "Se nos impidió el ingreso al edificio cuando nos correspondía ir a trabajar. Solo le permitieron el ingreso a la gente de mantenimiento y Recursos Humanos", relató en diálogo con radio América el delegado Hernán Granovsky.

Lombardi había anticipado que se estudiarían los contratos del CCK a fines de diciembre, cuando reveló –en diálogo con Clarín- que levantaría la sala dedicada a Néstor Kirchner en el centro cultural; en su lugar se evalúa hacer una rotación de muestras dedicadas a presidentes constitucionales. Sin embargo, de momento el nombre del edificio no se cambiará. "No es prioridad y fue elegido por ley, en todo caso será facultad del Congreso en otro momento", indicaron. Los funcionarios a cargo dejaron trascender no obstante que el nombre "no representa a la mayoría de los argentinos".

martes, 5 de enero de 2016

Cierra la Biblioteca Popular Sarmiento (Ushuaia)

Con casi 90 años de vida, por no contar con personal, cierra sus puertas esta Institución señera en la vida de Ushuaia.

 

Debido a los recortes de personal dispuestos, primero desde el Ministerio de Trabajo, al dar de baja al personal con el Programa de Entrenamiento Laboral (Plan PEL), y luego desde la Dirección de Cultura Provincial, quien por una decisión del Gobierno Provincial dispuso el cese de Talleristas, Auxiliares Docentes, y otros; la Biblioteca Popular Sarmiento se ve en la obligación de cerrar sus puertas a la atención al público, ya que no cuenta con el personal suficiente para atención en recepción y salas de lectura.

Con una trayectoria de 90 años en la vida de la ciudad, la Biblioteca más austral del mundo, suspende sus servicios, hasta que se encuentre una salida viable a esta crítica situación.

La Comisión Directiva agradece a los Socios y Usuarios por su acompañamiento durante tantos años al servicio de la comunidad.

 

Fuente: http://www.notitdf.com/noticias/leer/19947-cierra-la-biblioteca-popular-sarmiento.html

lunes, 4 de enero de 2016

Leandro de Sagastizábal [editor] presidirá la Conabip


Ayer se confirmó que Pablo Avelluto, Ministro de Cultura de la Nación, le ofreció a Leandro de Sagastizábal, editor e historiador de la edición en la Argentina, presidir la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), un órgano esencial para fortalecer el desarrollo de la lectura y la diseminación de estos espacios en todo el país. De Sagastizábal ya aceptó y ahora sólo falta que el Poder Ejecutivo lo designe en el cargo.

Desde hace cuarenta años, De Sagastizábal es un nombre conocido en el universo del libro, primero como Gerente Editorial de Eudeba y hasta ahora como asesor de editoriales universitarias. "Si hay algo valioso en una sociedad es que se cuide la lectura y mucho más en un proyecto federal destinado a sectores de menos recursos como éste", entiende De Sagastizábal, que también fue director de la carrera de Edición en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.

Desde 1870, creada a partir de una ley impulsada por Sarmiento, la Comisión tuvo como objetivo fortalecer las bibliotecas populares en tanto organizaciones de la sociedad civil. En los últimos años, además, las compras que realizó el organismo para abastecer la red de dos mil bibliotecas en todo el país fueron un pilar para el sostenimiento de gran cantidad de editoriales independientes argentinas.
Esta designación se suma a otras que vienen confirmándose por estos días. En la Ciudad de Buenos Aires, el Ministro de Cultura Darío Lopérfido designó a Guillermo Alonso, ex director del Museo Nacional de Bellas Artes, como responsable de la Dirección de Patrimonio y Museos de la Ciudad, que unificará las áreas de Patrimonio, Casco Histórico y Museos.

domingo, 3 de enero de 2016

Isabel Allende: "El chavismo ha destrozado a Venezuela"


La reconocida escritora chilena comparó al régimen de Nicolás Maduro
con la dictadura de Augusto Pinochet que derrocó a su tío Salvador
Allende en 1973
Isabel Allende describe con inquietud y angustia lo que ocurre por
estos días -y años- en Venezuela. Pero no con bronca ni rencor. Es un
país que, dice, ha cambiado mucho pero en su "situación política,
porque los recursos naturales del país siguen siendo de los más
grandes del mundo, la gente sigue siendo la misma gente, la naturaleza
es la misma".

"EL CHAVISMO ES UN SISTEMA QUE HA DESTROZADO EL PAÍS, COMO LO DESTROZÓ
LA DICTADURA DE PINOCHET EN CHILE, y cambió a Chile para siempre",
afirmó la galardonada escritora chilena en una entrevista publicada.
"Venezuela siempre fue un país que recogió gente, que acogía a los que
venían de otros países escapando de la violencia, la miseria, y de las
dictaduras. Venezuela era el país que tenía las puertas abiertas
siempre, y ahora les toca a ellos irse", lamentó Allende, que ya
vendió 65 millones de ejemplares y cuyas obras fueron traducidas a 35
idiomas.

Fuente: http://runrun.es/nacional/actualidad/220275/isabel-allende-a-venezuela-la-destrozo-el-chavismo-como-pinochet-destrozo-a-chile.html

lunes, 28 de diciembre de 2015

La sombra de Alejandría / Alberto Manguel

El próximo director de la Biblioteca Nacional reflexiona en este texto sobre la relación del hombre con el hábito de leer y narra con exquisita erudición la evolución de las bibliotecas a través de los siglos.
Uno de los sitios urbanos más antiguos de la Tierra es el de Çatalhöyük en Turquía. Çatalhöyük es una ciudad subterránea construida hace más de nueve milenios. Las habitaciones fueron excavadas en la tierra calcárea de Anatolia, y comunican no por portales sino por una suerte de red de puentes aéreos que cruzan de techo en techo. Los arqueólogos que excavaron la ciudad determinaron que en cada habitación había un sitio para cada actividad: un rincón para la cocina, otro para dormir, otro para los conciliábulos o tertulias de nuestros lejanos abuelos. La escritura no se había aún inventado: cuatro milenios faltarían para que en un pueblo lejano, al este de Anatolia, alguien imaginara una tarde cómo representar sonidos por medio de signos trazados en un trozo de arcilla. Por eso no hay en esta primera ciudad una biblioteca. Pero sí pueden verse remotos precursores del lenguaje escrito: en algunos de los antiquísimos muros hay diseños estilizados de animales o de dioses cuyos terribles nombres hemos olvidado pero cuyas hazañas perduran hasta hoy en nuestros cuentos. En este sentido, esos muros fueron, como nuestras futuras bibliotecas, valientes archivos de nuestra voluntad de memoria. Esos muros contenían la promesa de que un día seríamos lectores.
No sé si todos recuerdan el momento en que se convirtieron en lectores. Yo sí. Tenía tres o cuatro años y desde la ventana de un coche vi un cartel publicitario, y en el cartel unos signos que de pronto se convirtieron en palabras. No sé que decían esas palabras mágicas, pero en ese instante supe que, sin la ayuda de nadie, sin tener que pedirle a alguien el préstamo de los ojos y de la voz, yo me había convertido en lector. De pronto, como por milagro, yo sabía leer.
Sin embargo, hoy, después de unos sesenta años de lectura cotidiana, todavía no sé en qué consiste exactamente este extraño oficio de lector, ni cómo definir el recinto en el que la lectura se ejerce. ¿Qué es un lector? ¿Qué es una biblioteca?
A pesar de que los índices de analfabetismo son todavía alarmantes en el mundo entero, podemos definir a la mayor parte de nuestras sociedades como sociedades del libro, porque sus raíces míticas parten de un texto fundador, sea la Biblia o el Corán, los Anales de Confucio o las enseñanzas del Buda, la Declaración de los Derechos del Hombre o el Manifiesto Comunista. Pero eso no quiere decir que en todas estas sociedades la lectura sea considerada esencial.
Toda sociedad del libro requiere que sus ciudadanos sepan leer por lo menos algunas palabras esenciales, como "Beba Coca-Cola" o "Gire a la derecha", pero son pocas las sociedades que exigen un conocimiento íntimo del Quijote o de Edipo Rey . Saber leer, para las burocracias oficiales, significa poder entender algunas instrucciones rudimentarias, reconocer nuestro nombre por escrito, descifrar algunos carteles publicitarios.
Pero saber leer no significa ser lector.
Ser lector implica asumir poderes extraordinarios: el poder de definir el texto que estamos leyendo según las circunstancias de nuestra lectura y de nuestro pasado común, el poder de elegir cuáles serán los libros que perdurarán y cuáles merecen ser relegados al olvido. Y por sobre todo, el poder mágico que nos permite descubrir en la biblioteca universal palabras para nombrar nuestra propia experiencia.
Por lo general, nuestras sociedades no alientan este grado de lectura profunda. Tanto las sociedades de consumo como las sociedades totalitarias no quieren que sus miembros sean verdaderamente lectores. Para las primeras, un lector, un verdadero lector, es un mal consumidor, porque puede reflexionar sobre lo que lee, y quien reflexiona no compra las imbecilidades que el mercado nos ofrece. Para las segundas, el lector es un mal ciudadano, porque un verdadero lector puede cuestionar la autoridad narrativa, puesto que la literatura es esencialmente lo contrario del dogma, político o religioso, y consiste en preguntas, no en respuestas.
Sin embargo, puesto que las sociedades del libro dependen, para su buen funcionamiento, de la escritura y de la lectura, estas sociedades permiten que sus ciudadanos adopten frente a la palabra escrita dos actitudes opuestas que definen a su vez nuestras diversas bibliotecas.
Salman Rushdie cuenta que en su casa, en la casa de una familia musulmana moderada, tenían la costumbre de besar cualquier pedazo de pan que cayese al suelo, y también tenían la costumbre de besar cualquier libro que cayese al suelo. El respeto por la palabra escrita era tal que poco importaba cuál fuese el contenido del libro, fuese el Corán o la guía telefónica –una actitud que puede resultar peligrosa, como el propio Rushdie descubrió cuando su novela, Los versos satánicos , fue condenada sin ser leída, es decir, por lo que supuestamente decía. En los años sesenta, en la España de Franco, un taxista madrileño me preguntó si conocía el Quijote , que era según él un libro tan importante que abarcaba cientos de volúmenes y que por lo tanto nadie había leído hasta la última página. Este es el extremo del escrito venerado como objeto sagrado, como contenedor, no como contenido, archivado en bibliotecas que tienen algo de mausoleos.
En el otro extremo están aquellas sociedades en las que el libro como tal ha perdido su prestigio, pero en las que la palabra escrita es esencial. Así son la mayor parte de las sociedades actuales, donde priman los mensajes Twitter y las novelas-fórmula, las hagiografías políticas y los manuales de auto-consolación.
Entre estos dos extremos, el libro ha sobrevivido, a través de sus muchas encarnaciones, unos cinco mil años. Desde las primeras tablillas de arcilla a las últimas tabletas electrónicas, desde el rollo de Grecia y Roma al rollo de la página web, desde los primeros signos manuscritos a la tipografía de la imprenta y al texto virtual, el libro, diga lo que digan los profetas del apocalipsis, sigue omnipresente. Y la biblioteca, digan lo que digan esos mismos tétricos profetas, también. A pesar de todo, no nos resignamos a perder aquello que nuestra memoria ha tan laboriosamente atesorado.
Pero decir que una biblioteca es el repositorio de la memoria de una sociedad parece argüir que esa memoria es algo de allá lejos y hace tiempo, contemporánea de Alejandría y de Babel. La noción de que aquello que preservamos del olvido pueda ser tan reciente como nuestra propia infancia nos escapa: preferimos pensar en toda historia como historia antigua, vieja como las noches de Çatalhöyük. Sin embargo, una biblioteca es, por sobre todo, repositorio de nuestra propia historia, la crónica de lo que nos hace y nos define, y presta una suerte de modesta inmortalidad a aquello que el olvido quiere convertir en cenizas.
Las bibliotecas vuelven lo antiguo, contemporáneo. El lugar en el que vivimos, la gente que vemos todos los días, tienen historias documentadas, intencional o involuntariamente, en toneladas de papel y tinta, en retratos y fotografías, en voces grabadas, en rollos de papiros y de cera, y en formatos electrónicos. De una biblioteca, puede decirse que no tiene pasado: todo es presente o, si preferimos, todo, incluso este momento y este lugar en el que nos encontramos, pertenece a un pasado en el que seguimos existiendo. Ese pasado es el de cada uno de nosotros pero, sobre todo, el de nosotros en conjunto. Una biblioteca siempre lleva consigo, implícitamente, la noción de una cierta identidad colectiva. Pero ¿qué elemento, qué característica precisa define esa identidad?
Obviamente, una biblioteca regional o nacional debe aducir la preocupación de albergar bajo su techo la mayoría de las obras que esa región o nación ha producido, y permitir a los ciudadanos de ese lugar acceso a todos sus fondos. Y para encarnar plenamente la identidad colectiva –para ser, en cierto sentido, su imagen emblemática– debe sin embargo poseer algo más, algo que permita a sus lectores reconocer en ella una duplicidad esclarecedora: ser una institución conservadora pero estar siempre en crecimiento, sentirse arraigada en el pasado pero traducir constantemente ese pasado en presente, proponerse como un centro a la vez local y deslocalizado, como un archivo concentrado y ecléctico, como un microcosmo y como un macrocosmo, todo esto reunido bajo un único techo.
Quizá porque la historia es un género literario, los grandes eventos de la humanidad obedecen a leyes de estilo y reglas de sintaxis. Nuestros eventos históricos tienen sus héroes y villanos, sus réplicas memorables y sus actos simbólicos. Con esmero artístico, aunque no siempre logrado, construimos la crónica de nuestras sociedades y nuestras instituciones, y a lo largo del tiempo, como ocurre en nuestra memoria de las obras literarias, nuestras acciones se resumen a unos pocos notables párrafos. Así sucede con todas nuestras ambiciones y empresas, nuestras fundaciones y destrucciones, nuestras derrotas y nuevos comienzos. Nuestras ciudades, como nuestros libros y obras de arte, atesoran significados que sus autores no podían conocer y símbolos que, sin ser conscientes de ello, son arcanos y universales.
En este sentido, la arquitectura de una ciudad emblematiza su historia, y toda sociedad puede reclamar como suyo ese epitafio que el arquitecto Wren compuso para su tumba en la catedral de Westminster: "Si monumentum requeris, circumspice", "Si necesitas un monumento, mira en torno." Censores y políticos saben que esto es cierto y en nuestra época tratan empedernidamente de reemplazar la biblioteca, centro simbólico de una sociedad letrada, con el banco, centro simbólico de una sociedad usurera.
Desde sus principios, las bibliotecas han crecido a la sombra de censores y políticos. Los primeros creen, a pesar de los incontables ejemplos de lo contrario, que es posible anular el pasado, enceguecer el presente, desvalijar el futuro, aniquilar una idea una vez expresada y literalmente borrar las palabras de la memoria común. Los segundos piensan que, deformando o empobreciendo el acto de lectura, pueden transformar a los lectores en meros consumidores, debilitando su poder de reflexión y su juicio, condición necesaria para consumir a ciegas; durante un tiempo, pueden lograr sus propósitos, pero no para siempre. Ambos esfuerzos son, al fin y al cabo, inútiles y demuestran la extraordinaria fe que las autoridades tienen en los poderes del lector: poder de elegir, de razonar, de cuestionar, de transformar, de recordar, de imaginar mundos mejores.
En las sociedades del libro, la biblioteca, si bien reside en un lugar determinado, asume para sus lectores una geografía universal, puesto que la palabra escrita elimina las fronteras del tiempo y del espacio. "Bulattal me ha traído tu mensaje", dice una carta escrita en Mesopotamia a principios del decimoséptimo siglo a. C. y enviada desde los montes de Zagros a un lector en la aldea de Shemshara. "Tus palabras me han llenado de placer. Tuve la impresión que tú y yo nos habíamos encontrado y nos habíamos abrazado." Las palabras leídas convirtieron a este antiguo lector en un viajero mágico, transportado como por encanto al lugar donde se encontraba su amigo ausente.
Esa geografía sin fronteras que la palabra escrita crea, elige como centro el espacio de la biblioteca. Nuestro universo está definido por nuestro punto de vista: a pesar de Copérnico, seguimos imaginando que las galaxias giran en torno a esta perdida esquinita del cosmos en la que por casualidad nos encontramos. Así también nuestras bibliotecas, fortuitos centros de nuestro universo. Los siete mares y los seis continentes confluyen en los anaqueles de estos emblemáticos edificios, como también las constelaciones, los soles y las tinieblas, inmensidad que para cada lector converge en su mesa de trabajo y se resume a unas cuantas líneas del texto que está leyendo. La biblioteca universal no existe, a menos que toda biblioteca sea universal.
Durante largos siglos, la costumbre de crear bibliotecas se concentró en el Cercano Oriente y en los países del Mediterráneo. En el Imperio Romano, la biblioteca de la Villa de los Papiros de Pompeya, objeto de una magnífica exposición reciente en la Casa del Lector de Madrid, fue contemporánea de la colección de escritos reunida por la comunidad Qumran en la Palestina antigua, y Filodemo, primer lector de la biblioteca pompeyana, nació en Gadara en Jordania, a poca distancia de donde se encontraron los manuscritos del Mar Muerto. La biblioteca más antigua del mundo judío, o el primer conjunto de volúmenes al que podemos dar el nombre de biblioteca, es mencionada en el segundo Libro de Macabeos, donde se habla de un "tesoro" de libros establecido por Nehemías, que contenía libros sobre los monarcas y profetas, los salmos de David y diversas cartas atribuidas a los reyes de Israel.
En el mundo islámico, la idea de biblioteca nace con el Corán. Antes de la revelación hecha a Mahoma, la exquisita poesía amorosa y los textos filosóficos de los árabes, las crónicas históricas y los cuentos populares, no fueron recogidos ni archivados salvo en la memoria de los recitadores. La tradición dice que el califa Muavia, gobernador de Siria en el siglo séptimo, fue quien primero fundó un centro de estudios, y por ende una biblioteca, llenándola de libros que ordenó traducir del griego. Las grandes bibliotecas de Bagdad, Cairo y después Córdoba, fueron las herederas de la legendaria biblioteca del califa Muavia.
Una tal ambición bibliófila hace que toda biblioteca tenga algo de enciclopedia, y que comparta con éstas una antigua paradoja: mientras más sabemos menos podemos saber. A través de los milenios, hemos acumulado conocimientos a un ritmo espeluznante. Mientras que en el siglo I, Plinio el Viejo se jactaba de poder redactar una Historia Natural con todo lo conocido hasta entonces, a partir del Siglo de las Luces la empresa ya no estaba al alcance de una sola persona, y si bien Diderot concibió el proyecto de una enciclopedia total, requirió para llevarla a cabo la contribución de docenas de amigos y expertos, y la asistencia de innombrables bibliotecas. Desde el siglo XV en adelante, no existió nadie quien osase afirmar, como Pico de la Mirándola, que lo sabía todo.
Entonces ¿son nuestras bibliotecas un remedio para nuestra limitada inteligencia? A medida que los libros van acumulándose sobre los casi infinitos anaqueles de la biblioteca universal, material y virtual, ¿logramos realmente ser dueños de ese saber que, como el caldo encantado en el caldero del aprendiz del mago, aumenta de manera monstruosa sin que nada pueda detenerlo?
Mi generación fue quizá la última que se crió entre bibliotecas y enciclopedias. Las primeras existían, modestas, en las escuelas, o a veces en casa, y aún si uno no entraba en ellas por temor o por desinterés, sabía que allí estaban, símbolo de un poder que, al contrario del poder político o económico, parecía que podía ser nuestro. Las segundas, que para nosotros tenían algo de bibliotecas microcósmicas, eran ofrecidas por vendedores ambulantes o libreros empedernidos. Mi generación se inició al mundo de los conocimientos compartidos, primero con El Tesoro de la Juventud, con sus cubiertas sedosas y azules, donde leí por primera vez, en versiones resumidas, las aventuras de Don Quijote y de Ulises, y luego con la casi infinita Espasa Calpe que tronaba en el último anaquel de la biblioteca de mi padre, en cuyos escalofriantes artículos sobre órganos sexuales y enfermedades venéreas obtuve mi primera educación sexual. Consultábamos la enciclopedia para obtener un dato preciso para escribir nuestros deberes, pero nos demorábamos en los artículos precedentes y posteriores, pasando con voluptuosa curiosidad de las medidas cretas de los Alpes a las campañas de Aníbal y a las aventuras de los heroicos bandoleros de Albania y de Asturias. Las miles de páginas por descubrir nos fascinaban. Cuando vuelvo a ver los severos tomos en la estantería de una biblioteca, siento la nostalgia y el consuelo de alguien que reconoce en tierra extranjera un paisaje de la infancia.
Pero la nostalgia es una peligrosa seductora: tiende a hacernos creer que en el pasado hubo un jardín milagroso que no hubiéramos debido perder. El hecho de que tal jardín no existió jamás no nos convence, por que creemos recordar que allí fuimos felices, y que pasábamos tardes tranquilas rodeados de cientos de volúmenes generosos. Lo cierto es que en muy pocos casos fue así. Mis compañeros preferían pasar esas tardes jugando al fútbol, y yo mismo no frecuentaba a menudo las bibliotecas porque prefería leer a solas, en la intimidad de mi cuarto. Sin embargo, todos sabíamos que la biblioteca estaba a nuestra disposición, que existía, y el solo hecho de saberlo creaba la ilusión de que allí, al alcance de la mano y en orden alfabético, yacía todo lo que uno quisiera y pudiera preguntar, sin por lo tanto llegar a saber todo.
Los que aún frecuentamos los libros impresos –y somos muchos– sabemos que recorrer un tomo cualquiera, perdernos en los anaqueles y detenernos donde sea, no es igual a teclear una pregunta y recibir la respuesta inmediata. La biblioteca virtual es sin duda más veloz, más al día, más confiable (un intrépido explorador de la Red afirmó que la Wikipedia contiene diez veces menos errores que la venerada Britannica.) Sin embargo, sabemos que hay en la lectura demorada, en la curiosidad sin prisa, en la visión material de las riquezas que la vasta biblioteca de papel y tinta aún promete, algo que no puede reemplazarse con mera eficiencia electrónica.
Estas claves sugieren que una biblioteca –virtual o de papel y tinta– no es la simple acumulación de libros, fueran cuales fuesen, como quisieron los reyes de Alejandría. Toda biblioteca es emblema de la sociedad que la construye, y de los juicios y prejuicios de esa sociedad, de sus códigos culturales y de sus ambiciones intelectuales. Al mismo tiempo que una biblioteca demuestra los límites y condiciones de la cultura de sus lectores, una biblioteca ofrece también posibilidades para enmendar, extender y enriquecer esas mismos límites y condiciones.
Quizá la biblioteca no deba definirse como el lugar de todos nuestros conocimientos. Quizá la biblioteca de hoy en día simbolice la nostalgia de cuando éramos conscientes de no poder saber todo, y la promesa de que, en el futuro, sabremos un poco más.
© Alberto Manguel

sábado, 26 de diciembre de 2015

CachivaCHAVISMO

En el chavismo reconocen que hubo un "error" en las acusaciones contra Macri

 La CANCILLER VENEZOLANA se equivocó al afirmar que el mandatario liberó a represores. En la diplomacia bolivariana atribuyen la "confusión" a los ecos de un editorial periodístico.

Fue la gaffe internacional de la semana. En plena cumbre del Mercosur, la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, afirmó el lunes pasado que Mauricio Macri impulsó la liberación de represores condenados por crímenes de lesa humanidad en la Argentina. La falsa acusación de Rodríguez desvió la atención del debate de fondo acerca de si en Venezuela hay "presos políticos", como sostiene el macrismo, y de si el gobierno argentino peca de "injerencismo" en los asuntos del país caribeño, como asegura Caracas. Ahora, en el chavismo admiten que hubo un "error" en el discurso de la canciller y apelan a una curiosa explicación para dar cuenta del malentendido.

Yo entiendo que el presidente Macri quiera pedir la libertad para estos violentos", dijo Rodríguez durante la cumbre en Asunción, en referencia a Leopoldo López y otros dirigentes opositores venezolanos presos, cuya liberación había reclamado Macri pocos minutos antes. "Lo entiendo porque sé que uno de sus primeros anuncios ha sido liberar a los responsables de las torturas, desapariciones y asesinatos durante la dictadura en Argentina –agregó–. Sabemos también que en su ejercicio usted ha vetado leyes contra el trato injusto, la tortura y las desapariciones forzadas". En rigor, nada de eso ocurrió desde la asunción de Macri. La alocución de la canciller venezolana dejó perpleja a la delegación argentina, que decidió no responder a una información sin base real.

La explicación resulta, como mínimo, curiosa, sobre todo si se considera el nivel de precisión que exige la labor diplomática. Llama la atención que la canciller no se haya asesorado debidamente con la embajada venezolana en Buenos Aires, cuyos funcionarios suelen seguir muy de cerca la escena política local y tienen fluidos lazos con muchos de sus actores protagónicos.

En cualquier caso, la declaración final de los presidentes del Mercosur no incluyó ninguna mención a los "presos políticos" que, según Macri, hay en Venezuela. Tal como informó este diario, en las semanas previas a la cumbre hubo gestiones de Brasil para que el gobierno argentino moderara su postura frente al país caribeño.

http://www.perfil.com/internacional/En-el-chavismo-reconocen-que-hubo-un-error-en-las-acusaciones-contra-Macri-20151226-0022.html

 



martes, 22 de diciembre de 2015

Saludo en las vísperas....

A TODOS-AS mis amigos/as: colegas, Compañeros/as, camaradas….MIS MEJORES AUGURIOS!!!

 

…..En las vísperas…de Nochebuena y navidad observamos mucha gente ansiosa hablando de viteltones, sidras, turrones, champagnes, pecetos y pan dulces…y etc.….un montón de cosas que posiblemente tengan algo que ver con un evento pantagruélico…en el cual se reúnen las familias en una inmensa y generosa mesa de reencuentros e indisimuladas rencillas, todos juntos esperando las 24 para descorchar lo que se tenga a mano y desabrocharse un poco las cinchas y trusas de los sufridos abdómenes cargados con alocadas viandas frías , calientes, dulces y amargas..y regadas etílicamente como es debido; en una Nochebuena en la cual se supone recordamos el nacimiento de un flaco que en las antípodas de este descontrolado  escenario, en medio de una digna pobreza se jugó con su vida por nosotros…y nosotros mortales al fin y al acabo lo recordamos echándole una mirada prosaica al arbolito, donde junto a un diminuto pesebre y otros animalitos plásticos, esperan los paquetes con regalos …para completar la fiesta….feliz claro…. (Jojojo??)


CON AFECTO!!!

Daniel Diaz / Bibliotecario Argentino

https://www.facebook.com/groups/1432929303624646/

lunes, 21 de diciembre de 2015

La política partidaria, no debería sentarse sobre las instituciones culturales que sostienen todos los argentinos…/ Pablo Avelluto

Avelluto y la transición hacia una nueva cultura nacional: "La confrontación nos hizo daño"

El ministro de Cultura será uno de los responsables de articular el diálogo con artistas e intelectuales. Carta Abierta y actores militantes. "La política chica no debería sentarse sobre las instituciones".

En revisión. Mientras el macrismo intenta vencer la resistencia a algunas de sus primeras medidas de gobierno, el resto del Ejecutivo parece estar abocado a observar cada una de las áreas que hasta hace sólo diez días prometían perpetuar el legado kirchnerista. En algunas dependencias, la épica del fin de ciclo se impuso a la transición entre los equipos de trabajo como una continuación de la pulseada en torno a la posesiónde los atributos presidenciales. En unos pocos espacios, el traspaso de la administración de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su sucesor en el cargo, Mauricio Macri, resultó ordenada y, según dicen sus protagonistas, hasta cordial.

A pocas horas de la presentación de su gabinete, prevista para este lunes, el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, dialogó con Perfil.com en torno a los objetivos de la cartera que asumió, sus desafíos para reestructurar la oferta cultural tanto a nivel nacional como internacional, y la necesidad de reformular el diálogo entre los intelectuales, después de la "grieta" encarnada con Carta Abierta y los artistas militantes.

 

- Perfil.com: ¿Qué dejó el kirchnerismo en materia de política cultural?

- Avelluto: El legado kirchnerista es un balance complejo. Falta tiempo para trazar un balance simple. Hubo cosas buenas y muchas cosas muy malas.

El kirchnerismo nos dejó una sociedad fragmentada en términos culturales. Nuestro trabajo es integrar, en principio, esos fragmentos. Nos dejó un clima de competencia entre Ciudad y Nación, que también estamos tratando de modificar. Hay una visión un tanto homogénea, no diversa. Estamos tratando de construir una visión plural y diversa a partir de nuestra gestión. Nos dejó visiones unilaterales sobre la historia argentina en algunos museos históricos.

También una infraestructura algo venida a menos, como el caso del Teatro Cervantes o algunas dependencias del Ministerio.

No me gustó que hubiera privilegiado posiciones partidarias de los artistas o escritores. Hubo una semilla de pensamiento nacional que estamos dando de baja pero también dejó programas en el Ministerio que vamos a profundizar y fortalecer. Dejó momentos bochornosos en la gestión del INCAA y, por otro lado, un impulso significativo a la industria cinematográfica.

No obstante, quedaron algunas cosas buenas, como la política de actividades culturales de la Biblioteca Nacional. También alguna infraestructura muy significativa, como el Centro Cultural Kirchner, e iniciativas muy positivas como Tecnópolis, aunque hayan sido utilizados como vehículos de propaganda política más que para lo que fueron anunciados, que era divulgación científica.

 

- La transición entre las gestiones de los tres últimos secretarios de Cultura -José Nun, Jorge Coscia y Teresa Parodi, todos integrantes de gobiernos kirchneristas- marcaron también cierta fragmentación en cuanto al estilo y objetivos de cada uno de ellos. ¿Cómo imagina la política cultural en los próximos cuatro años?

- Hemos puesto tres grandes objetivos, que tienen relación con la nueva organización del Ministerio. Uno tiene que ver con priorizar y preservar el patrimonio cultural, material e inmaterial. Para ello hemos designado en la Secretaría de Patrimonio de la Nación a Américo Castilla (ex Director Nacional de Patrimonio y Museos y expresidente de la Fundación TyPA). Uno de nuestros planes es que todos los museos concursen su dirección en base a mérito.

También vamos a profundizar tanto la cooperación a nivel federal entre el Estado nacional y las provincias como la cooperación internacional, para promover la obra de nuestros creadores al mundo. A cargo de esta Secretaría de Cooperación con las Provincias y el Exterior va a estar Iván Petrella (legislador porteño y director de la Fundación Pensar).

Tercero, la incorporación de la Secretaría de Cultura y Creatividad, que va a trabajar sobre gestión cultural pero a partir de ideas de innovación. Enrique Avogadro(exsubsecretario de Economía Creativa del Gobierno de la Ciudad) va a estar a cargo de este área.

 

- ¿Cómo fue el encuentro con la exministra Parodi? 

- Tuvimos una reunión muy cordial. Me contó sobre los ejes de su gestión y cómo había organizado el Ministerio. Puso en nuestras manos mucha información sobre los programas. Fue una transición prolija. Hubo una intención muy saludable de conversar y dar apoyo a las autoridades nuevas.

De todas maneras, hubo decisiones de último momento que no compartimos, como designaciones en los últimos días…

 

- ¿Como cuáles?

- Por ejemplo, no compartí la designación de Araceli Bellota al frente del Museo Histórico Nacional o algunos traslados de personal que se hicieron en los últimos días. Esto tiene que ver con picardías habituales de los cambios de gobierno y administración. Claramente, son cosas que estarán en revisión y podrían revocarse.

 

- ¿Qué pasó con las áreas más politizadas del Ministerio, manejadas por referentes de La Cámpora?

- No vine ni vengo a preguntarle a la gente si es de La Cámpora o no. Del mismo modo que no lo hago tampoco pretendo que la política partidaria interfiera en la gestión de la política pública de la gestión cultural. La política chica, partidaria, no debería sentarse sobre las instituciones culturales que sostienen todos los argentinos.

Lo que pasó fue que los funcionarios designados políticamente presentaron sus renuncias. Y en el caso de los militantes políticos dentro del staff, no tengo nada en contra de ellos mientras su militancia política no interfiera con su trabajo. Así como no lo permitiría conmigo, yo no perseguiría a nadie por sus ideas.

Uno puede notar que sí hubo programas orientados a destinar recursos del Estado para una utilización partidaria, como también lo vimos en los medios públicos de comunicación. En esos casos, significará reorientar y reordenar tales programas, evaluar el rol que tienen en nuestra política y en todo caso, decidir si continúan o no. Ese es el trabajo que estamos haciendo en este momento.

 

- ¿Qué programas se mantienen y cuáles no?

- Hay cierta superposición de programas y actividades similares que se desarrollaban desde distintas áreas, con poco contacto entre sí. Percibimos cierta desconexión y  dificultades en lograr una gestión trasversal por distintas orientaciones y liderazgos. Esa me parece una característica fundamental.

Tenemos que invertir la lógica del Ministerio. Como muchos organismos del Estado, termina siendo devorado por su propia mecánica interna, su propia burocracia. Queremos poner encima de todo eso la relación entre la gestión y los ciudadanos, que son finalmente quienes sostienen este enorme aparato de política cultural.

Uno de los programas que más me interesa es el Sistema de Información Cultural de la Argentina (SinCA), quizás por provenir de la industria editorial, en la que trabajé muchos años. Tenemos que tener información estadística válida que nos permita hacer comparaciones y desarrollar mapas sobre el impacto de las políticas que vamos desarrollando.

Es una herramienta extraordinaria. Lo veo como la gran base de datos para la planificación de políticas públicas culturales. Es una iniciativa que celebro que se haya dado y haya atravesado las tres gestiones en estos doce años. Arrancó con Nun, siguió con Coscia y Parodi. Yo lo quiero profundizar.

En paralelo, me parece un nombre pretencioso y antiguo el de la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional. A pesar de que allí ha habido programas relacionados con debates y encuentros que merecen seguir.

 

- Las principales críticas a su nombramiento en Cultura hablaban de una supuesta aversión a artistas populares. ¿Qué tan cierta es esa postura?

- Nunca la tuve. Soy un consumidor de música y literatura populares. Siempre fui un consumidor de cultura popular en todas sus manifestaciones, coleccionista, melómano. Se tomaron en serio algunos tuits viejos. Nada más.

- Uno de los enfrentamientos más conocidos de la gestión de Parodi tuvo que ver con la rescisión de contratos supuestamente políticos. ¿Cómo sigue ese conflicto?

- Este es uno de los temas más delicados y difíciles de resolver. La Casa de la Cultura en la Villa 21 tuvo muchos problemas desde  la gestión de Coscia, que fue la que la creó, y su implementación y uso.

Fue una iniciativa positiva, con intenciones muy loables, como muchas de las cosas que pasaron con el gobierno kirchnerista. Después, en la implementación, hubo problemas. Pero de ninguna manera eso borra el hecho de que me parezca perfecto. Las casas de cultura en las villas son una experiencia que todos tomamos de Medellín, entre otros lugares. Su impacto trasciende lo estrictamente cultural: generan mejores niveles de convivencia, mejoran la seguridad, fortalecen vínculos entre las personas.

Por lo complejo de lo que ocurrió allí estamos recién identificando a los referentes, a tratar de definir una política inmediata. Va a ser uno de los ejes de nuestra gestión el trabajo allí donde la inequidad es más notoria, donde el acceso a la oferta cultural es geográfica o socioeconómicamente más lejano.

Estoy absolutamente a favor de llevar la política cultural adonde más se necesita, y en el trabajo territorial en los barrios más populares pero nos estamos tomando tiempo para hacerlo bien. Esto es, encontrar a los referentes en cada territorio, trabajar junto al Ministerio de Desarrollo Social, con los intendentes en el Conurbano y en todo el país para llevar las políticas nuestras a todos estos lugares. Lo estamos analizando con mucho cuidado para entender qué es lo que pasó.

- ¿Va a mantener la oficina en la villa?

- Sí, por supuesto. Estamos recorriendo todas las dependencias de este Ministerio. Tengo previsto ir a la Villa 21 y hablar con quienes estén allí.

- ¿Van a retomar el proyecto de que el Ministerio tenga un canal de tv propio, más allá del funcionamiento del Centro de Producción e Investigación Audiovisual (CePIA)?

- Sin dudas, vamos a darle un fuerte impulso a lo audiovisual pero no sé si nos enfocaremos en un canal de cable, como el caso de Paka Paka o Encuentro. Al mismo tiempo que hacemos esto, el ministro (a cargo del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán) Lombardi está evaluando la política de medios públicos. Mi concepción es que todo el Ministerio, en términos de su enorme oferta cultural, es en sí mismo un medio de comunicación gigantesco, aunque no en su forma clásica. Mostramos, registramos y producimos cultura todo el tiempo y tenemos herramientas para comunicarlo.

 

- Días atrás, la publicación de un listado de actores y productoras contratados por el Estado generó cierta controversia alrededor de la militancia de los artistas y el uso de dinero público. ¿Cuál es su visión al respecto?

- No creo que haya actores kirchneristas o no. Son actores y votan a quien votan. No me parece mal que se manifieste una identidad política, aunque hubo un tipo de utilización que a mí no me gusta nada. Creo es que hubo favoritismos o preferencias pero la responsabilidad principal fue del Gobierno, no de los artistas.

Esa partidización de los agentes culturales no sumó nada. No me parece bien la homogeneización ideológica. Los artistas pueden ser kirchneristas o antikirchneristas, están en todo su derecho. Lo que me parece mal es que las delegaciones que representaron al país fueron homogéneas. Los recursos que sostienen la política cultural vienen de todos los argentinos, no de los que sólo piensan como yo.

 

- ¿Cómo es su vínculo con Carta Abierta? ¿Qué se espera de la Biblioteca Nacional con el nombramiento de Alberto Manguel?

- Conozco a Ricardo Forster, le he publicado un libro cuando estaba en Sudamericana. Él era amigo de un profesor y gran amigo mío, Nicolás Casullo. Conozco a Horacio González, que también integraba el grupo de profesores cuando yo estudiaba en la UBA. Conozco a algunos otros, a quienes traté en tiempos prekirchneristas.

Fui siempre bastante crítico del Gobierno y no me parecieron interesantes las cartas abiertasMe parecía equivocado que la Biblioteca Nacional prestara su sede para la reunión de un sector que apoyaba al Gobierno nacional, siendo un órgano público. Pero tampoco era un delito.

No creo que la Biblioteca deba estar asociada a Carta Abierta porque su entonces director (González) era una de las figuras más importantes de ese grupo de intelectuales. Lo que no me gustaba es que se interrumpiera la conversación con quienes pensaban de otra manera. Nadie puede estar orgulloso de haberse reunido sólo con los que pensaban parecido. Fuera del kirchnerismo había más matices. Faltó un ejercicio de disenso y apuesto a recuperarlo o a construirlo, si es que nunca lo tuvimos.

No es que ahora hablamos nosotros y no habla más Carta Abierta. No se trata de aislar ahora a los que apoyaban al anterior gobierno sino de integrarlos al debate democrático. Esta lógica pendular y de revancha me parece improductiva. Se trata de dialogar y, en todo caso, no estar de acuerdo, no de hablar sólo con los que piensan como yo. El ejercicio de la conversación es un signo de madurez democrática y republicana que tenemos que recuperar. No defiendo la lógica de la confrontación, nos hizo mucho daño.

Hemos puesto demasiado el acento en lo que nos separa. Tal vez fueron necesidades políticas del momento pero las diferencias ideológicas quedan en un segundo plano cuando hablamos de los temas de fondo. Esta década nos llenó mucho de certezas. Eso no es bueno en el mundo de la cultura y las ideas.

- ¿Qué haría con el Centro Cultural Kirchner?

- Es un tema que no está en mi área. Es un lugar extraordinario en términos arquitectónicos, aunque hay que terminarlo, tiene zonas inconclusas. Confío en que Lombardi va a hacer las cosas muy bien.

En mi caso, más allá de que haya que cumplir con la ley, no me quita el sueño su nombre. Lo importante es lo que pase adentro. Debe ser aprovechado por todos los argentinos. No hay que convertir la cultura en propaganda; ahí nos empobrecemos todos. Es el sentido con el que se construyó y es el sentido que hay que mantener.

 

Fuente. http://www.perfil.com/cultura/Avelluto-y-la-transicion-hacia-una-nueva-cultura-nacional-La-confrontacion-nos-hizo-dano-20151221-0003.html

domingo, 20 de diciembre de 2015

(Off Tópic)… nos tiran con toda la biblioteca estalinista por la cabeza…

¿6-7-8 tiene derecho a la eternidad?  / Julio Bárbaro **

Los de 6-7-8 salieron a discutir su derecho a la eternidad, y nos tiran con toda la biblioteca estalinista por la cabeza. La ley de medios como dogma iniciático, las corporaciones privadas que debían ser enfrentadas por la corporación del Estado, claro que perdieron la elección y no se entiende por dónde diablos intentarán propagar sus dogmatismos, salvo que lo terminen haciendo al servicio de los bingos y las tragamonedas. Pero ellos dejaron en claro que el triunfo del mal no podía cuestionar las virtudes del bien, lugar que ocupan ellos, y solo ellos por derecho propio.

En tiempos de estudiante era difícil aceptar que los del Partido Comunista o los de la guerrilla, en caso de ganar, no nos iban a dejar opinar. Para ellos lo mío es un planteo pequeñoburgués, lo cierto es que el hábitat de ellos es siempre la dictadura del proletariado, y luego, a perseguir enemigos -que venimos a ser nosotros-. Un viejo jefe guerrillero nos confesó una noche de cena con vinos y nostalgias, "no imaginan a cuántos teníamos pensado eliminar". No son peronistas, nunca soportaron el -para ellos- "bonapartismo" de Perón. Ellos siempre la tuvieron clara, lástima que la historia se les dio vuelta y convirtió sus sueños en pesadillas. Y suerte para nosotros.

Si ellos ganaban nosotros ocupábamos el espacio del mal que con la ley de medios y otras persecuciones iban a eliminar. Ahora nos corren con una ley que, según ellos, dura más que sus votos. Si ganan ellos me eliminan, si ganamos nosotros debemos respetarlos. Son gente menor que usurpó el Estado para perseguir disidentes, que se metió debajo de un poder votado por peronistas para perseguir. Una vanguardia de izquierda que desprecia al peronismo y a la democracia nos viene a correr con el cuento de que los debemos respetar.

Utilizaron los canales oficiales para acusar, degradar y perseguir a los que no pensamos como ellos. Dueños de una colección de consignas: imperialismo, grupos hegemónicos, derechas, agentes del poder mediático, y un conjunto de gansadas convertidas en dogmas. Una izquierda utilizada para defender a la derecha; el juego y la obra pública convertidos en distribuidores de justicia social. Y la idea de ser los únicos propietarios de la verdad, seres superiores que nos acusan, denuncian, persiguen, y esperaban poder eliminarnos. Cierto que nosotros debemos ser tan libres como para permitirles opinar y jamás utilizar el Estado al servicio del poder como lo hicieron ellos. Lo difícil es correr el riesgo de confundir grandeza con inocencia, y olvidar que en la derrota de esta secta dogmática y autoritaria está la fortaleza de la democracias que necesitamos.

Utilizaron al Estado para degradar disidentes, ¿son ellos parte de la democracia y la libertad que necesitamos o tan solo la enfermedad que estamos obligados a extirpar?

No son la oposición, solo el núcleo duro de una parte de ella. Mientras crezca el espacio del diálogo se irá concentrando o disolviendo el pensamiento del odio. Siempre existen partidos menores que convocan a gestas absurdas, en poco tiempo el kirchnerismo será solo eso. Y sus gestores mantendrán sus odios como simple ritual interior. Lo demás es la política, y eso es por suerte lo que estamos recuperando.

**Julio Bárbaro
Referente histórico del peronismo