Como se esperaba desde hacía 11 días,
la Comisión Federal de Comunicaciones de los Estados Unidos (FCC, por sus siglas
en inglés) aprobó ayer la propuesta de que los operadores de banda ancha de
ese país sean reclasificados bajo el Título II de la ley de telecomunicaciones.
Esto significa que dejarán de estar casi libres de regulación estatal y pasarán
a convertirse en common carriers, con lo que quedarán sujetos a
estrictas reglas de interconexión y de no discriminación. No se regularán, en
cambio, las tarifas. La decisión fue interpretada como un triunfo de la
neutralidad de la Red.
Fue, en rigor, un voto cantado, porque el directorio de la
FCC está compuesto por tres demócratas y dos republicanos. Los primeros siempre
han defendido la neutralidad de la Red, mientras que los republicanos,
contrarios a la intervención estatal, prefieren que Internet también sea
regulada por el mercado. Por eso se anticipa que ahora presentarán proyectos de
ley que minimicen el efecto de la nueva disposición de la FCC. Se prevé también
una avalancha de juicios.
¿Qué es la neutralidad de la Red? El creador de la Web,
Tim Berners-Lee, y uno de los inventores de Internet, Vinton Cerf, son
defensores incondicionales de la neutralidad. Bob Kahn, el otro padre de
Internet, es enemigo jurado de la neutralidad. ¿Cómo puede ser? La explicación
es sencilla: la frase "neutralidad de la Red" significa varias cosas
diferentes.
Por un lado, quiere decir que ningún tráfico de datos
puede ser discriminado o privilegiado de forma arbitraria. Si las telefónicas y
empresas de cable empezaran a cobrarles a Netflix o a YouTube por una conexión
de muy alta velocidad, podrían evitar invertir en conexiones de muy alta
velocidad para las empresas que no pagaran esa tarifa y, además, ahogarían a
los nuevos emprendimientos, dejando la Red en manos de unas pocas grandes
billeteras. En una Internet así, ni Netflix ni YouTube hubieran tenido ninguna
posibilidad de surgir. A esto se refieren Cerf y Berners-Lee.
Pero, a la vez, en muchas situaciones es menester
priorizar ciertos paquetes de datos, por ejemplo para evitar problemas de
congestión. A esto se refiere Bob Kahn.
Todos tienen una parte de la razón, y legislar sobre la
neutralidad se ha probado arduo. Mientras Eslovenia, los Países Bajos e Israel
han circunscripto la neutralidad mediante una serie de excepciones, la
Argentina y Chile plantean una neutralidad monolítica. Simplificación peligrosa
que, en el país trasandino, ha convertido a Wikipedia Zero en ilegal, porque
privilegiar el tráfico de la enciclopedia es contrario a la neutralidad. Aunque
beneficie a los sectores más vulnerables.
En cuanto a la decisión de la FCC, se limita a los Estados
Unidos y el efecto es exclusivamente local; Internet es global, por definición.
Sin embargo, podría sentar un precedente y, de hecho, la Cámara de los Lores
inglesa hizo la semana última un llamado para que el gobierno de ese país
también reclasifique la banda ancha como un servicio público. En el escrito
citan el caso de Estonia, donde el acceso a Internet es considerado un derecho
humano. Lo mismo que en Finlandia.
El consenso general es, sin embargo, que no habrá grandes
cambios en lo inmediato para los consumidores (estadounidenses). La norma
entrará en vigor 60 días después de que se publique en el Boletín Oficial. La
batalla por una Internet abierta, que es la meta, recién empieza
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