Septiembre de aquel año, no se presentó simplemente como un
mes electoral: fue mucho más allá de ello. Se muestra una realidad barroca, en
un juego de luces y sombras, de claros y de oscuros, en que no había lugar ni
para tibios, moderados y distintas gamas de grises, ya que comenzamos hablando
artísticamente. E inclusive la apertura del escenario integraba a otros países.
El
discurso de Carcagno causó un gran impacto y no era para menos. Así al
referirse sobre las causas de la subversión dijo que "sólo se conseguirá
hacerla desaparecer cuando se actúe decididamente sobre esas causas en el plano
político, económico y social". Expresó también que "Somos sensibles a
los múltiples problemas que crea la civilización tecnológica y va de suyo que
tratamos de superarlos. Pero paralelamente reclamamos el derecho de acceder
plenamente a los beneficios que supone".
En otro
pasaje el comandante dijo: "La afirmación de su soberanía constituye la piedra
angular de la política exterior argentina y en ella se inspira su
Ejército", y luego añadió: "Los ejércitos de cada país están
obligados, dentro de los límites de su competencia, a no ahorrar esfuerzos ni a
medir riesgos en su apoyo a los pueblos y a los gobiernos que se niegan a ser
víctimas de un nuevo modelo de división internacional del trabajo diseñado para
la opulencia de unos pocos y la pauperizacíon de la mayoría".
Como un
cotracanto del discurso militar de Caracas, pronunciado el día 5, al día
siguiente un grupo de guerrilleros del ERP copó en Buenos Aires la sede de la Dirección General
de Sanidad del ejército y tras el tiroteo quedó muerto el teniente coronel Raúl
Duarte Ardoy. Aparte de ser una vulgar provocación, muchos se preguntaron a quién
beneficiaba dicha operación.
El 7 de
septiembre, en la IV
Conferencia Cumbre de los Países No Alineados pudo
escucharse, indirectamente, la voz del general Perón, quien, en mensaje que se
leyó ese día, expuso su visión de la Tercera Posición
con la autoridad de un precursor; su filosofía del hombre como "expresión
racional de la creación divina" y "valor predominante de la Historia , de la vida, del
trabajo y de la lucha"; el delirio de grandeza como causa de la ruina de
los imperios, y la necesidad de "una revolución mental" para
preservar la Naturaleza
y la Humanidad
misma. Definió como "el verdadero problema" de la Humanidad la defensa del
medio ambiente.
El día 8,
en su casa de Vicente López, Perón reunió a dirigentes de los distintos
sectores juveniles, incluyendo a FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) y a
Montoneros, y trató de persuadirlos sobre las desventajas de la violencia. Puso
el ejemplo de lo que estaba ocurriendo en Chile, donde Salvador Allende pasaba
por serios problemas. "Los ingredientes de la revolución son siempre dos:
sangre y tiempo. Si se emplea mucha sangre se ahorra tiempo, si se emplea mucho
tiempo se ahorra sangre; eso es lo único que podemos decir...", sentenció.
Instó, además, a la juventud a organizarse. Fue gráfico: "Ahora que hay
que hacerla [la revolución], sí, hay que hacerla, pero hay que hacerla 'piano'
y bien hecha". Opinó, en fin, que el trasvasamiento generacional no podía
darse de golpe.
Diez día
después el ministro de Economía, José Ber Gelbard, pudo anunciar que la inflación
había sido reducida del 80 al 50 por ciento anual.
El 11
había sio derrocado y asesinado Salvador Allende y en Buenos Aires se realizó
el 18 de septiembre un funeral cívico y atentados con bombas contra la embajada
de los Estados Unidos.
Perón cerró
su campaña con un mensaje televisado que fue como una clase de repaso. Abordó
todas las necesidades del momento y pidió "cooperación activa y
fehaciente" en caso de un triunfo del Frente Justicialista de Liberación.
El resultado de los comicios era previsible.
El FREJULI obtuvo 7.359.252 votos (61,85%); la UCR , 2.905.719 (24,42%; y la Alianza Popular
Federalista, con Manrique-Martínez Raimonda, 1.450.998 (12,19%). El cuarto
lugar lo ocupó el Partido Socialista de los Trabajadores, con Coral-Páez y
181.474 votos (1,52%).
Ese mismo
23 de septiembre murió en Chile el poeta Pablo Neruda, Premio Nobel 1971,
colaborador que fue de La
Prensa de Buenos Aires (cuando se la había expropiado y
estaba en manos de los trabajadores) en la última etapa peronista. Contaba 69
años de edad, entristecido y deprimido por la muerte de su amigo Allende.
Dos días
después un crimen político iba a empañar de alguna manera la claridad de la
victoria peronista: José Ignacio Rucci caería asesinado y la organización
Montoneros, se adjudicaría su muerte.
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