Milton Friedman El
concepto de “intelectual” fue acuñado en Francia durante el affaire Dreyfus, a
fines del siglo XIX y se usaba como un calificativo peyorativo que los
antridreufistas usaban para denominar a los personajes de la ciencia, el arte y
la cultura (Emile Zola, Anatole France, Octave Mirbeau) que apoyaban la
liberación del capitán judío Alfred Dreyfus acusado de traición.
Si lo definimos desde el
marxismo, en particular desde Gramsci, la labor de lo que la izquierda ortodoxa
llamaría “intelectual orgánico” es justificar ideológicamente la superestructura
político-ideológica existente, en beneficio del predominio social de las clases
dominantes, o su crítica, en beneficio de las clases dominadas.
El intelectual orgánico
bien podría protagonizar aquel viejo chiste sobre los periodistas: –Hay que
escribir sobre Dios… –Ok, ¿a favor o en contra?
Se ha escrito y debatido
mucho sobre el rol del intelectual en la sociedad. Durante Sócrates los
intelectuales intentaban dominar la violencia mediante el uso del diálogo
frente a las convicciones políticas. Sócrates hacía algo intrínseco a cualquier
intelectual: invitaba a los atenienses a interrogarse, a abrirse ante la
pluralidad humana. Hay quienes comparan la tarea del intelectual dialóguico con
el hecho de que cada persona contiene –como escribió Walt Whitman en su “Canto
a mí mismo”– “multitudes”, y un intelectual debe aceptar esas diferencias como
elemento constitutivo del mundo. Cuando
se pregunta si los intelectuales deben meterse en política, Umberto Eco señala
que la Grecia
clásica ofrece “tres modelos de intelectual.
El primero es el de
Ulises que, al menos en la
Iliada, desarrolla funciones de intelectual orgánico según la
vieja idea de los partidos de izquierda. Agamenón le pregunta cómo puede
conquistar Troya y Ulises inventa la idea del caballo y, siendo como es un
intelectual orgánico de su grupo, no se preocupa del final que puedan tener los
hijos de Príamo. Después, como tantos intelectuales orgánicos que entran en
crisis y se transforman en gurús o se ponen a trabajar en Mediaset (el grupo
mediático de Berlusconi), Ulises se dedica a navegar y a sus propios asuntos.
La segunda figura es la
de Platón -sigue Eco-, que no sólo tiene una idea propia de la función oracular
del intelectual sino que piensa que los filósofos pueden enseñar a gobernar. El
experimento que pone en marcha junto al tirano de Siracusa no le sale bien, lo
que quiere decir que hay que tener mucho cuidado con los filósofos que proponen
un modelo concreto de buen gobierno.
La tercera figura es la
de Aristóteles que, como es de sobra conocido, fue el preceptor de un hombre de
gobierno como Alejandro. Por lo que sabemos nunca le dio consejos precisos de
que hacer en sus campañas”. “Hay una cuarta función del intelectual -termina Umberto Eco-. Sócrates desempeña
su papel criticando a la ciudad en que vive y, después, acepta ser condenado a
muerte para enseñarle a la gente a respetar las leyes. El intelectual que
pienso tiene también ese deber: no debe hablar contra los enemigos de su grupo,
sino contra su grupo. Debe ser la conciencia crítica de su grupo. Romper las
convenciones. De hecho, en los casos más radicales, cuando un grupo llega al
poder por medio de una revolución, el intelectual incómodo es el primero en ser
guillotinado o fusilado (…) Deben aceptar la idea de que el grupo no les ame demasiado.
Si les ama demasiado y les da palmaditas
en la espalda, entonces es que son peores que los intelectuales orgánicos: son
intelectuales del régimen”.
Esta semana la ofensiva
emprendida por el aparato de propaganda estatal para desacreditar las investigaciones
sobre lavado de dinero K incluyó un pronunciamiento del grupo de intelectuales
orgánico “Carta Abierta”, su carta
número 13, titulada “Los Justos”. La
prosa mediocre e intrincada del texto permite adivinar con facilidad que fue
escrito por Horacio González, y el texto llega con facilidad al paroxismo
de ser más lazarista que el propio Lázaro. Me compara con Botana -junto a
Jacobo Timerman, uno de los editores más importantes del siglo pasado- y traza
un paralelo entre nuestra denuncia en PPT y las denuncias de corrupción que el
diario Crítica utilizaba durante el golpe contra Hipólito Yrigoyen. “El
programa de Lanata tiene elementos parecidos a las denuncias que él mismo hacía
en la época de Menem, pero ahora le agrega elementos de music hall, de folletín
gótico, de novela policial negra (…) eso no habla de la veracidad de las
denuncias”. Para González (las bóvedas
con dólares) “son indemostrables, elementos que requerirían la pluma de Edgar
Allan Poe”.
La solicitud de pruebas,
en términos casi judiciales, se alinea con el aparato de propaganda estatal:
los cyber k, los periodistas oficialistas, los políticos, nos piden pruebas. La
sensación es curiosa: tengo 52 años, soy periodista desde los 14, varias notas
mías han hecho caer a funcionarios nacionales y nunca he tenido tantas pruebas
que me apoyen como ahora. Pero me piden pruebas.
Cuando publicamos la nota sobre la bolsa de Felisa Miceli en el baño no teníamos ni siquiera el acta de los bomberos, que intentamos, en vano, conseguir. Pero Néstor decidió que Miceli debía salir de su cargo e ir a juicio. Aquí hay pruebas documentales, testimoniales e, incluso, más de doscientas fotografías tomadas por quien ayudó a Lázaro Báez a desarmar la bóveda. Pero faltan pruebas. Sería más sincero que los intelectuales orgánicos como González y Forster reconocieran que, en el fondo, la corrupción no les interesa. Para ellos es un “daño colateral”, lo importante es la revolución que suponen estar haciendo.
Cuando publicamos la nota sobre la bolsa de Felisa Miceli en el baño no teníamos ni siquiera el acta de los bomberos, que intentamos, en vano, conseguir. Pero Néstor decidió que Miceli debía salir de su cargo e ir a juicio. Aquí hay pruebas documentales, testimoniales e, incluso, más de doscientas fotografías tomadas por quien ayudó a Lázaro Báez a desarmar la bóveda. Pero faltan pruebas. Sería más sincero que los intelectuales orgánicos como González y Forster reconocieran que, en el fondo, la corrupción no les interesa. Para ellos es un “daño colateral”, lo importante es la revolución que suponen estar haciendo.
“¡Qué carajo sé cómo hizo
la plata Lázaro Báez!”, le gritó por radio Identidad Ricardo Forster al
periodista Martín Pitton.
Sin tomar en cuenta las
pruebas periodísticas, AQUÍ VAN LAS
PRUEBAS JUDICIALES QUE LA INVESTIGACIÓN PROMOVIÓ:
El 3 de mayo el fiscal Marijuán imputó al
empresario K Lázaro Báez, a uno de sus cuatro hijos y a Fabián Rossi,
representante de la financiera SGI en Panamá.
El martes pasado Carrió
denunció que Báez desmanteló la bóveda que tenía detrás de la cava en su chacra
de Río Gallegos. Mañana mostraremos por la televisión más de doscientas fotos
–incluida una de Lázaro en la escena del delito– tomadas por Triviño, una de
las personas que lo ayudó en esa tarea durante más de una semana.
Hay una causa contra el
titular de la
Procuraduría Adjunta de Criminalidad Económica y Lavado de
Activos (PROCELAC), Carlos Gonella, por omitir la imputación de Lázaro Báez al
inicio de la causa cuando el organismo la tuvo a su cargo.
Hay una causa por las
declaraciones de Miriam Quiroga, la ex secretaria de Néstor por la existencia
de bolsos con dinero. Aún no declaró porque acaba de nombrarse al juez. Daniel
Muñoz, a quien ella señaló como portador de los bolsos, fue imputado.
El 6 de mayo el fiscal
uruguayo Juan Gómez hizo lugar a la presentación que hicieron los diputados
Ocaña y Garrido por sociedades uruguayas de Lázaro.
La Justicia uruguaya también abrió una causa contra Pérez Gadín
por la compra de un campo en 14 millones de dólares, lo que según Fariña había
formado parte de la “ficción” que me vendió.
El Ministerio Público de
Suiza abrió un procedimiento formal por el denominado “lazarogate”.
En actas de directorio de
Austral Construcciones del 12 de junio de 2005 –mostrada por la televisión se
deja constancia de que Báez y Kirchner fueron socios en la construcción de una
propiedad horizontal de diez departamentos en Río Gallegos.
Se publicaron fotos del
Tango 10, avión presidencial, en el hangar de Lázaro en San Fernando.
La Justicia investiga los vuelos del “avión recaudador”. PPT
proporcionó los números de matrícula y fecha de los viajes.
Se presentaron en PPT
varios documentos de Teegan INC, una de las cincuenta empresas truchas en la
ruta del dinero K; el certificado de la incorporación de la firma en Belice; la
escritura del notario de Panamá con la factura del costo de inscripción; el
resumen del Banco Lombard Odier en Suiza donde se depositaron 1,5 millón de
dólares; el alquiler de la empresa South Aviation con la firma de Rossi.
SÓLO NOS FALTA QUE LÁZARO
SE ARREPIENTA, LLORE Y CONFIESE. PERO TAMBIÉN A ESO CARTA ABIERTA LE ENCONTRARÍA UNA JUSTIFICACIÓN.
Investigación: JL/María
Eugenia Dufard/Amelia Cole
Por Jorge LANATA – Mayo de
2013
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