Cuando 'El Negro' Luna gritó: '¡Acá no se rinde nadie, mierda!' / Por
Ceferino Reato
Detrás de cada uno de los soldados y militares muertos el 5 de
octubre de 1975 en Formosa durante
un ataque de Montoneros,
la guerrilla peronista, hay una historia. Por ejemplo, la de Hermindo Luna, "El Negro" Luna,
de 21 años, que no debió haber estado aquel domingo de guardia pero era muy
pobre y cambió su franco por unos pesos con otro “colimba”; igual, no tenía
dinero para visitar a sus padres, campesinos de Las Lomitas, a unos 300 kilómetros de la
capital provincial. “¡Acá no se rinde nadie, mierda!”, dijo Luna antes de que
los disparos de uno de los atacantes lo partieran en dos. Su gesto sirvió para
alertar al resto de sus compañeros y salvó muchas vidas.
O la de Edmundo Sosa,
un obrero metalúrgico que como no tenía papá podría haberse salvado del
servicio militar obligatorio; quiso “servir a la
patria”. Tampoco Sosa debería haber estado aquel domingo de
guardia: cinco días antes había rechazado la primera baja para que en su lugar
se fuera otro “colimba”, que era casado, con dos hijos y tenía gravísimas
urgencias económicas.
O la de Marcelino Torales,
el hijo de Doña María, un carismático albañil y cantor aficionado que soñaba
con compartir el escenario con Sandro y murió en cinco segundos en la Guardia.
O la del subteniente Ricardo Massaferro,
también de 21 años, hijo de un militar retirado muy peronista y del mismo
nombre que había instruido militarmente a grupos de montoneros. “¿Se dan
cuenta? Lo que yo hice por el peronismo, la Resistencia y la Juventud Peronista ,
y ahora me pagan así”, se lamentó al día siguiente cuando recibió en Buenos
Aires el ataúd con el cuerpo de su único hijo.
En mi opinión, el proyecto de ley aprobado el miércoles por la noche por
la Cámara de Diputados es justo porque otorga a los defensores del cuartel la misma
indemnización que ya cobraron los familiares de la mayoría de los guerrilleros
muertos. Estos militantes montoneros habían sido considerados
como víctimas del terrorismo de Estado a pesar de que murieron atacando un regimiento del Ejército en
los suburbios de Formosa y durante el gobierno
constitucional de la presidenta Isabel Perón.
Aquel 5 de octubre de 1975, mientras los formoseños dormían la
siesta, murieron en total 24
jóvenes, todos peronistas: doce guerrilleros, diez soldados, un
subteniente y un sargento primero. Parecía una novela de
Osvaldo Soriano, en la que todos morían gritando “¡Viva
Perón!”, pero lamentablemente fue cierto. Fue el debut del Ejército Montoneros,
con sus uniformes azules; el ataque fue bautizado “Operación Primicia”
e incluyó el secuestro en pleno vuelo de un avión de Aerolíneas Argentinas y el
copamiento del aeropuerto formoseño, donde murió un policía, Argentino Alegre, cuyos familiares
también serán indemnizados. Cuando todo había terminado, los militares salieron
del cuartel y en la represión, mataron a tres vecinos que no habían tenido nada
que ver y que estaban desarmados, uno de ellos de 15 años; también sus
herederos están incluidos en el proyecto de ley, que ahora debería ser aprobado
por el Senado.
El objetivo de Montoneros fue humillar al Ejército en una provincia alejada y periférica, “recuperar” armas y
prepararse para el golpe que consideraban inevitable y, además, deseable ya
que, imaginaban, serviría para que la gente se pusiera del lado de los
guerrilleros acelerando la llegada de la revolución socialista. Pensaban que
los soldados se rendirían rápidamente. Todo salió mal.
Ya era hora de que quienes suelen
reinvindicar de manera acrítica los ideales de aquella “juventud maravillosa”
comenzaran a reparar los errores cometidos en los Setenta.
Publico: http://www.infobae.com/notas/684333-Cuando-El-Negro-Luna-grito-Aca-no-se-rinde-nadie-mierda.html
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