Bolivia, ¿Lee?
Una lacerante verdad del siglo pasado, se repite sin cesar en el presente: "los bolivianos no leen". La verdad de ayer se convirtió en la leyenda negra de hoy, pues los indicadores de producción editorial muestran lo contrario. Como ejemplo, basta un botón: los 120.000 maestros del sistema educativo fiscal han recibido, junto a sus laptops, una biblioteca digital de miles de títulos. Con esa premisa, entregamos este ensayo de la Bibliografía Boliviana, para ver sus características, su alcance y su significado. El recuento de la Bibliografía Boliviana, considerando el trabajo realizado por los bibliógrafos desde Gabriel René Moreno, nos muestra la cifra de 65.721 títulos publicados desde 1537 al 2011 en territorio boliviano. En términos relativos, podemos afirmar que la producción bibliográfica boliviana se expresa, a lo largo de nuestra historia, en 5% para la época de la Colonia, 17% corresponde al siglo XIX de la época Republicana, 67% al siglo XX y 11% al siglo XXI, comprendido este a 2011.
El catálogo bibliográfico de Arturo Cosa de la Torre
Con El Catálogo de la Bibliografía Boliviana de José Rosendo Gutiérrez y la Biblioteca Boliviana y la Biblioteca Peruana de Moreno se abre un capítulo fundamental de la bibliografía boliviana, cuyo 'broche de oro' viene con su Ensayo de una bibliografía general de los periódicos de Bolivia (1825-1905). El vacío creado con su desaparición es ocupado por un acucioso bibliógrafo, Arturo Costa de la Torre, quien sigue la tradición moreniana de "acaparar" y "allegar" documentos impresos, con los que formó una impresionante biblioteca boliviana. En su Catálogo de la Bibliografía Boliviana (1968), en dos volúmenes, ordena las entradas por autor, a las que antecede, una biografía del autor, formando una bio-bibliografía boliviana, la primera en su género. Sin embargo, a diferencia (y muy notable por cierto) de sus ilustres antecesores, no es un imponderable para él, poseer en propiedad un título, para referenciarlo de visu. Cubre en su imponente Catálogo, las publicaciones bolivianas desde 1900 a 1963 (8711 registros), más las adiciones a la Bibliografía boliviana de Gabiel René Moreno de 1900 a 1908 (2958 registros) y una impresionante lista de folletos anónimos, ordenados cronológicamente desde 1908 a 1963 (13712 registros), contabilizando un total general de 22381 referencias. Costa ya había publicado anteriormente su Bibliografía sobre el Gran Mariscal de Zepita Andrés de Santa Cruz, 1818-1965 (1965) y posteriormente dio a luz de la imprenta su importante Bibliografía de la revolución del 16 de julio de 1809 (1974).
La Bibliografía Boliviana de Guttentag
Toma la posta un librero judío, de origen alemán, Werner Guttentag, quien publica en 1963, su primer volumen de la Bibliografía Boliviana del año 1962. Ensayo de catalogación (La Paz, Amigos del Libro, 1963), adscribiéndose a la escuela bibliográfica del siglo XIX, fundamentalmente a la de Moreno, buscando "Compilar toda la literatura impresa en el país y aun aquella editada en el extranjero, producida, desde luego, por la pluma de escritores bolivianos. Aspiro, ciertamente, a que no se omita ninguna de las piezas literarias aparecidas el año 1962".
A diferencia de sus antecesores, el propósito es levantar un catálogo, lo que explica que en su repertorio incluyera la clasificación Dewey en cada título. En su fuero interno aspiraba a elaborar una catalogación técnica más que una bibliografía propiamente dicha. Anhela la creación de un Catálogo Bibliográfico Nacional, empresa auto impuesta que superaba su capacidad, por lo que invocó a que tome esta responsabilidad una organización estatal, que llegaría recién 40 años más tarde. En 1962 adscribe su simpatía por el proceso de la revolución nacional e inscribe su trabajo como parte del Plan Decenal de Desarrollo Económico y Social, considerando que "Este catálogo de la riqueza intelectual y tipográfica del país es indispensable para la formidable tarea de encarar el desarrollo económico y social que se ha impuesto el Gobierno de la Revolución Nacional, así como es indispensable elaborar, con iguales fines, un inventario de la flora y fauna bolivianas, cuya ausencia se deja sentir".
Pronto se daría cuenta de las imposibilidades de esa revolución minada internamente, "por sus diferencias ideológicas y sociales". No obstante, avanzó en su obra monumental, pues su visión de la Bibliografía Boliviana era holística, abarcativa, incluyente, sin descuidar lo mínimo. Nada escapó a su interés: "Panorama de la literatura boliviana en el siglo XX" de Augusto Guzmán (1966), "Ensayo de una bibliografía militar", "Literatura agrícola de Bolivia" de Armando Cardozo (1973), "Bibliografía selecta de Bolivia" de Juan Siles Guevara (1974), "Bibliografías extranjeras sobre Bolivia", "Bibliografía del arte pictórico" (1988), "Bibliografía de artículos de Bolivia en la revista Nueva Sociedad", "Bibliografía de mapas" (1973 a 1976), "Bibliografía especial de revistas" (1991). Incluyó la catalogación de las publicaciones unversitarias, publicaciones oficiales estatales, de las organizaciones no gubernamentales, que en esa época (y aún hoy) no tenían la costumbre de realizar el registro del depósito legal.
La Bibliografía Boliviana experimentó transformaciones a lo largo de su existencia. En 1975 cambió su epígrafe a Bio-Bibliografía Boliviana, gracias a lo cual "no sólo nos enteramos de la producción de autores, sino también de su profesión, de su lugar y fecha de nacimiento", como afirma José Roberto Arze. En 1985 publica una estadística bibliográfica, elaborada por José de Mesa y Teresa Gisbert. En 1986 elaboró, por primera vez, un índice acumulativo por materias, autores y un índice onomástico conmutado desde 1962. En 1991 incluye un resumen de los treinta años de labor bibliográfica. En 1992 incorporó como coautora a Rita Arze Ramírez. Tuvo también desaciertos: En 1967, con generosidad muy rara, publicaba artículos de "autores y críticos que han hecho pequeños comentarios a los más importantes libros del año. Esto se suspendió en 1971 (...) Hoy, pienso que fue un error no dar continuidad a este trabajo", afirmó posteriormente. En 1989 se suprimió el índice de imprentas "debido al desinterés de las mismas", lo que nos privó de una importante referencia.
Fue una obra trabajada febrilmente en medio de peripecias y avatares sin fin: "la publicación del año 1969, salió a la luz recién en febrero del 71 debido a las convulsiones políticas; la de 1983 salió recién de la imprenta el año 85 a causa de la época inflacionaria durante el gobierno de la UDP". Fue valiente, hasta lo temerario: "durante las dictaduras y gobiernos de facto se publicaron libros y folletos prohibidos, que debían ser parte de la memoria del país y se incluyó". En la Bibliografía de 1970, desafiando a la dictadura, escribió "un pequeño artículo que titulaba 'Bolivia, el libro y la censura', donde anotó: censurar... después matar". Confiesa, dos décadas más tarde: "No estuve conciente del peligro que aquello significaría". No fue lo único temerario que hizo, pues en 1986, publicó "por primera vez, una bibliografía de libros "piratas", un mundo que con los años fue imposible continuar", irritando con ello a más de uno.
En las cuatro décadas que levantó la Bibliografía Boliviana, registró un total de 25371 fichas catalográficas, que pasaron por su revisión, "de visu", tal como lo hicieran José Rosendo Gutiérrez y Gabriel René Moreno. La Bio-Bibliografía Boliviana de 2001, fue la última que editó, pasando la posta, después de 40 años, a la Biblioteca Nacional de Bolivia, con sede en Sucre, dependiente de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia.
La Bibliografía Nacional
Continuando ese legado, el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia inicia la publicación de la Bibliografía Boliviana. Monografías 2002-2003, edición en homenaje a Werner Guttentag Tichauer (Sucre, ABNB, 2003), dirigida por Marcela Inch Calvimonte, con diferencias evidentes respecto del trabajo de su antecesor, pues registra impresos bolivianos estrictamente recibidos por el Depósito Legal; omite la referencia biográfica (en realidad, el año de nacimiento), con lo que vuelve al origen, es decir, a la Bibliografía Boliviana. Pero también existen innovaciones, como la incorporación de las publicaciones en soportes modernos (cif.: electrónicos), al que rotulan como "Materiales especiales". Lo notable es que a pesar de recoger estrictamente lo que ingresa por el Depósito Legal, las cifras superan toda expectativa al llegar a 914 fichas catalográficas para el 2002. Al término de la gestión de Marcela Inch, se editó la Bibliografía Boliviana 2010, que alcanza a 1098 títulos, que se explica por el auge (boom) editorial que experimenta el país. En 2012, se publicó la Bibliografía Boliviana 2011¸ ya durante él interinato en la dirección del ABNB, de la Dra. Ana María Lema Garret 1, con 251 referencias catalográficas, que sin duda se incrementarán con los numerosos Suplementos que se publicarán sucesivamente, como es ya tradición en nuestra Bibliografía Boliviana. En su corta gestión, la Bibliografía Nacional ha registrado
Otros bibliógrafos
Entre Guttentag y el ABNB, existe un puñado de bibliógrafos que coadyuvan en la ardua —y difícilmente completa— misión de levantar la Bibliografía Boliviana, en el sentido más preciso de esta disciplina científica, que va más allá de la catalogación bibliográfica, es decir consignar la producción intelectual publicada, al margen si esta ha sido o no registrada en el depósito legal.
José Roberto Arze 2, aportó a la bibliografía histórica y el género biográfico, con temas novedosos, como su ensayo de una bibliografía del Dr. José Antonio Arze (1968), Ensayo de una bibliografía del Mariscal Antonio José de Sucre. Homenaje al gran Mariscal en el Sesquicenteneraio de su muerte (1980, 1995), Apuntes para un catálogo de seudónimos bolivianos (1981), en coautoría con Juan Siles Guevara; Ensayo de una bibliografía biográfica boliviana (1981), Bibliografía de bibliografías bolivianas (1983), Fuentes para la historia de las ideas en Bolivia en la primera mitad del siglo XX. Bibliografía preliminar (1988). Es, además, el primero en abordar un esfuerzo de caracterización de esta disciplina en su Manual de Bibliografía (1992).
Josep M. Barnadas, explora temas especializados. Una de sus primeros aportes viene en la Introducción a los estudios contemporáneos, 1960-1984. Manual de bibliografía (1987), que compila un repertorio de uso práctico con el concurso de varios profesionales. En coautoría con Guillermo Ovando Sanz, publica su valiosa Adiciones y correcciones a la Bibliografía Boliviana, 1659-1908 (1996), en clara alusión a Gabriel René Moreno y sus adicionadores. Más tarde publica su Ensayo bibliográfico sobre el latín en Bolivia. Siglos XVI-XXI (2005). Ese mismo año publica su rarísimo Catálogo Latinoamericano: 111 números del "Catálogo de Todo" (con Peter Wehrli). Finalmente volvemos a citar su monumental Bibliotheca Boliviana Antigva. Impresos coloniales, 1534-1825 (2008).
Desde la vertiente etnológica, Hans Van Den Berg sorprende con su monumental Bibliografía aymara, en tres tomos (1995), continuando con la Bibliografía de las lenguas indígenas del oriente boliviano, Una sinfonía inconclusa (1998), seguido de su Bibliografía del oriente boliviano. Una obra en permanente construcción (1998), todas escritas en su cuartel general en la Biblioteca Etnológica de la Universidad Católica de Cochabamba.
Importantes aportes llovieron de forma intermitente en bibliografías especializadas y complementarias: Juan Siles Guevara, Contribución a la bibliografía de Gabriel René Moreno (1969), Ensayo de una bibliografía sobre Ricardo Jaimes Freyre (1985) Y ensayo de una bibliografía boliviana de fuentes éditas para su historia diplomática (1985). Jorge Muñoz Reyes, Bibliografía geológica, mineralógica y paleontológica, en coautoría con Leonardo Branisa y Alfonso Freile (1962) y Bibliografía geográfica de Bolivia (1967); Armando Cardozo publicó en el Boletín de la Sociedad de Ingenieros Agrónomos de Bolivia, su Bibliografía sobre camélidos sudamericanos (1968-1986), así mismo compiló su Bibliografía de bibliografías agrícolas bolivianas (1974); Irma Aliaga de Vizcarra, su Bibliografía agrícola boliviana (1967), con dos suplementos (1975-1976), y una Bibliografía nacional de investigaciones agropecuarias de Bolivia, con Angel Pérez (1976); Consuelo Cardozo de Saravia, Bibliografía boliviana de ecología (1989); Rolando Costa Arduz, con sus ensayos sobre medicina tradicional y electoral: Compilación de estudios sobre medicina Kallawaya (1988), Bibliografía andina de medicina tradicional (Bolivia, Ecuador, Perú) (1988), Bibliografía boliviana en materia electoral, democracia y partidos políticos (1998).
Luis Ramiro Beltrán, Carlos Suárez y Guillermo Isaza, Bibliografía de estudios sobre comunicación en Bolivia (1990) y Karina Herrera Miller, Una actualización bibliohemerográfica de los estudios sobre comunicación en Bolivia 1990-2000 (2000). Virginia Paco, Bibliografía de cultura popular y educación en América Latina (1986), Gabriela Vidaurre, Bibliografía referente a la educación (1981); Ana Rosa Vilar Zárate Bibliografía educativa boliviana (1982). Luis Oporto Ordóñez publicó una Bibliografía sobre teoría de la historia y metodología de la investigación histórica (1985), Catálogo: materiales del Instituto Lingüístico de Verano sobre grupos étnicos de Bolivias, 1985-1980 (1981), con Miriam Cuevas, Bibliografía de sobre culturas de tradición oral (1982), y más recientemente La Bibliografía sobre la historia de la campaña de Ñancahuazú (2012). Temas muy aislados, fueron compilados por Hugo Molina, Bibliografía de literatura infantil boliviana (s.f); Manuel Durán Padilla, (1957); Antonio Paredes Candia, Bibliografía del folclore boliviano (1961); Guillermo Burton, Catálogo de obras relacionadas con la Guerra del Pacífico (1979); Irma Lorini Catálogo sobre folletería minera (1979); Edgar Valda Catálogo sobre ferrocarriles en Bolivia (1979) y Manuel E. Contreras, "Bibliografía sobre la historia de la minería en Bolivia", en su obra Tecnología moderna en los Andes: minería e ingeniería en Bolivia en el siglo XX (1994).
* Historiador y Archivista. Docente de la Carrera de Historia de la UMSA. Director de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional.
1 El prólogo lo suscribe el Subdirector Joaquín Loayza Valda.
2 Véase semblanza en sección especial.
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