viernes, 16 de julio de 2010

La historia de la biblioteca de Tomás Abraham

 

El filósofo  presenta el viernes, a las 19 hs, en Librería Ross, su libro "Historia de una biblioteca. De Platón a Nietzsche", acompañado por Luis Novaresio. Para Abraham "la biblioteca es el cuerpo del filósofo".

"La biblioteca es el cuerpo de un filósofo. Su esqueleto y su carne. Sin ella muere de hambre. Los libros son el mundo que lo lleva al mundo. Hay dos mundos para el filósofo, el de adentro y el de afuera de sus anaqueles".
La biblioteca no es un mueble. Es el reaseguro de una identidad. Recorrerla es recordar y confirmar una historia y un presente. Nuestros libros son como la antigua caja de ahorro. Está depositado nuestro saber y nuestro tener". 
 
Así toma Tomás Abraham  "un estante al azar", en su libro Historia de una Biblioteca, de Platón a Nietzsche, que presenta este viernes a las 19 hs, en la Librería Ross, Córdoba  1347. El profesor, filósofo y ensayista estará acompañado por el periodista Luis Novaresio. 
 
Los libros que marcaron la historia del autor desde sus 15 años, son los que están en los estantes de su biblioteca. El libro de sudamericana es un ensayo sobre la historia de la filosofía de acuerdo con los libros de filosofía que se agrupan en esa biblioteca. Pero además de esta definición limitada, el concepto de biblioteca remite a una experiencia vital entrañable de nuestro autor: comprende experiencias de lecturas, que remiten a los libros más subrayados, a textos cuya lectura ha sido recuperada y compensada- filósofos leídos a los quince años y releídos para el trabajo de este libro, recuerdos de situaciones de lectura, maestros guías, la formación universitaria francesa a fines de los 60, los años de intenso estudio como autodidacta al regresar de su formación profesional europea, encuentros con personas a propósito de algunos libros, cambios de perspectivas con respecto a textos y autores (se modifica positivamente y, en gran medida, la visión del autor sobre la figura de Kant y sus textos críticos), sorpresas, confirmaciones, decepciones después de largas esperas (cierto "aburrimiento decepcionante" que suscitan los Ensayos de Montaigne en nuestro autor), ansiedades, obstáculos, etc. La biblioteca remite conceptualmente, entonces, a un mundo, el del autor en este caso, y constituye su cuerpo, su alma y su alimento ("sin ella el filósofo se muere de hambre", nos dice Tomás). Al mismo tiempo es un puente hacia otros mundos. Es aquello que le permite al autor salir y friccionarse con lo otro de sí.
 

 

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