De Sarmiento a Baradel / por Osvaldo Pepe (**)
Más de 3 millones de chicos vuelven
hoy a clase en la Provincia, pero la educación pública argentina sigue
crujiendo.
Los conflictos siguen en otros nueve
distritos. Vale decir que aun con el aumento, los
maestros están mal pagos. Un policía de la Provincia, antes de la
recomposición del empleo público, tiene un salario inicial de $ 8.500,
contra los $ 4.544 de un maestro sin antigüedad, ya con la paritaria del
sector resuelta.
Con las cifras a mano a los docentes
los asiste la razón, pero todo este tiempo pudieron haber protestado con los
alumnos dentro de las escuelas y con los maestros al frente del aula.
Con más inteligencia pedagógica y menos
estilo barra brava. Aun con paro, los chicos hubieran aprendido mucho más
dentro de la institución que con las maratones de play, compu o TV o los
vagabundeos en la calle.
Quizá también hubiesen registrado que
la huelga es un derecho constitucional que sus maestros ejercieron para darles
una mejor educación. Y que aprender también es un derecho constitucional
de ellos como alumnos.
Hubiesen aprendido que quienes les
enseñan cada día deberían ser a la vez personas razonables y sensatas, y no
sindicalistas patoteros que braman amenazas, apenas disfrazadas de
reivindicaciones salariales, como ésa lanzada al gobernador y a sus propios
funcionarios: “Donde vayan los iremos a buscar”.
Y deberían aprender, ahora y siempre,
que Domingo Faustino Sarmiento es más importante que Roberto Baradel, el hombre que lloró en 6,7,8 al recordar la función de los
comedores escolares, pero que en el conflicto se mostró como la caricatura
de un patovica, que negaba el acceso de los chicos a la escuela.
Ahora, en la vuelta a las aulas, un
gremio mayoritariamente K, como el docente, acaso saque provecho
pedagógico de la dura experiencia, y de paso les explique a los alumnos cómo ha
sido posible que en tanto tiempo sin clases en la Provincia donde vive un
tercio del país, la Presidenta de la Nación no haya tenido una sola palabra
sobre el diferendo y menos todavía sobre la gradual decadencia del sistema
educativo argentino.
Este conflicto no fue sólo económico. El país invierte el 6,47%
del PBI en educación. A juzgar por los hechos, es plata tirada.
No alcanza para salarios dignos de
los docentes ni para una educación de excelencia: el derrape de los estudiantes argentinos en las pruebas PISA
muestra una brusca caída en comprensión de textos. Sin eufemismos: la mayoría
de los chicos argentinos no entiende lo que lee, no puede asimilar ni
comprender consignas o elaborar pensamiento propio. Como para que los
burócratas de la educación empiecen a replantear su eficacia. El drenaje a
la escuela privada se acrecienta con estos paros. Ya no hay plan oficial que
retenga a los chicos en la escuela: quienes se reciben en el secundario son
hoy menos que hace una década.
En educación, en estos diez años nadie
ha ganado. Todos hemos perdido.
**
Periodista del Diario CLARIN
qué les extraña? si eso es precisamente lo que este modelo necesita: gente ignorante...a más ignorante, más gobernable....Y no es culpa de los docentes la caída de la calidad educativa (de hecho soy docente) y las órdenes de arriba son "NADIE REPITE", y la Justificación a las protestas de los docentes ante esta situación es:"ALGO TIENEN QUE HABER APRENDIDO,POR POCO QUE SEA, ES UN PROGRESO"
ResponderEliminarqué les extraña? si eso es precisamente lo que este modelo necesita: gente ignorante...a más ignorante, más gobernable....Y no es culpa de los docentes la caída de la calidad educativa (de hecho soy docente) y las órdenes de arriba son "NADIE REPITE", y la Justificación a las protestas de los docentes ante esta situación es:"ALGO TIENEN QUE HABER APRENDIDO,POR POCO QUE SEA, ES UN PROGRESO"
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