Indignación y ola de críticas en Brasil por el incendio del Museo Nacional de Río de Janeiro. El edificio está en ruinas y solamente se salvó el diez por ciento de las veinte millones de piezas que guardaba
La sociedad brasileña no superó, todavía, el estado de shock en que se sumergió con el incendio pavoroso del Museo Nacional en Río de Janeiro. Una acto masivo se desarrollaba por la noche en el centro histórico carioca, frente a la intendencia. Miles de brasileños se daban cita para manifestarse contra lo que sintieron como un "robo" a su historia. Lo que resta de las grandes colecciones y de los hechos históricos que albergaba ese palacio de principios del siglo XIX, son apenas unas columnas y paredes que podrían dar por tierra, en una réplica del desastre. La vicedirectora del afamado edificio, que ocupa con su parque más de dos manzanas, dijo que apenas se salvó un 10% de las más de 20 millones de piezas que acumulaba.
Según Cristiana Serejo, que ofreció una conferencia de prensa por la tarde de este lunes, indicó el estado de abandono en el que se encontraban las instalaciones. "No funcionó la alarma contra incendios" confirmó. También declaró que la institución había recibido apenas unos 60.000 dólares a lo largo del año para mantener semejante estructura. Un relato de la Cámara de Diputados de Brasil reveló la caída del presupuesto girado para el museo: en 2011 había recibido 371.000 dólares, una partida que se mantuvo hasta el final de la gestión de Dilma Rousseff en la presidencia del país. Ya con el actual jefe de Estado Michel Temer comenzó el recorte. El año pasado se había restringido a menos de 200.000 dólares y este año batió todos los record al bajar apenas a 60.000 en el período enero-agosto.
-¿Qué sobró del acervo? Preguntaron los periodistas a la vicejefa del museo.
--¿Qué sobró? El edificio y, tal vez, hasta 10% de las piezas.
En un comunicado, las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura compararon la catástrofe con la tragedia del Palmira, en Siria, que desapareció virtualemente del mapa por obra y gracia de la bestialidad del Estado Islámico. Aquella ciudad con ruinas monumentales de principios de la era cristiana, fue bombardeada y destruida en sucesivos ataques, que la dejaron devastada. Para la Unesco el incendio del Museo de Historia Nacional es "una gran pérdida para Brasil y para la humanidad".
Angustiados por ver en cenizas 200 años de su historia, los brasileños se volcaron hacia el palacio en manifestaciones donde se escuchaba vocear con rabia: "Fuera Temer". Y luego unieron las manos para abrazar el edificio. Este museo no sólo era el más antiguo del país. En el predio se alojó la familia real que gobernaría Brasil ya independiente, desde1822 a la caida de la monarquía en 1889.
Considerada uno de los peores desastres mundiales, porque no sólo afectó la cultura brasileña, el Museo Nacional de Historia acababa de cumplir 200 años. Entre los tesoros que albergaba, estaba Luzia, el esqueleto de una joven que había sido encontrado en Minas Gerais y que tenía 12.000 años. Era el resto humano más antiguo de las Américas.
En dos salas del edificio podía visitarse el mayor dinosaurio brasileño, que vivió hace más de 80 millones de años y fue hallado en Minas Gerais. También se exponían las colecciones de Egipto, con varias momias, además de elementos de las culturas indígenas de América.
Todo eso se perdió en forma irremediable. Pese a esto, al ministro de Educación de Brasil no se le ocurrió nada mejor que tratar de zafar de las responsabilidades.
El ministro Rossieli Soares da Silva declaró que la culpa por la falta de inversiones "no es exclusiva del gobierno federal". Su posición contrastó de manera flagrante con el pronunciamiento del rector de la Universidad Federal de Río de Janeiro Roberto Leher, como también del director de la institución, Alex Kellner. Ambos dijeron algo que luego quedaría demostrado en las planillas de remisión de fondos al Museo. "El gobierno (de Michel Temer) no envió los fondos que deberían habernos llegado". Para el ministro Rosielli, "la responsabilidad debe ser compartida también con las gestiones anteriores".
El mundo político reaccionó a la tragedia con distintos tonos. "Muy triste lo ocurrido. Desaparecieron 20 millones de piezas de nuestra historia. Y esto es culpa del gobierno de Michel Temer" expresó Guilherme Boulos, candidato por el Psol. Y Henrique Meirelles, postulante del partido de gobierno (MDB), recordó: "Además del acervo de valor inestimable, el palacio incendiado fue el escenario de momentos decisivos en la historia del país".
El socialdemócrata Geraldo Alckmin fue más enfático: "Agrede a la identidad nacional y entristece a todo el país". Para Marina Silva, de Red Sustentable, "esta catástrofe equivale a una lobotomía de la memoria brasileña".
En una nota, el PT señaló: "La tragedia no se limita a la negligencia del país con su historia y su cultura. El Museo Nacional, que acaba de cumplir 200 años, es el mayor museo de historia natyral de América Latina". Sin embargo, hubo una disonancia y fue la del ultraconservador Jair Bolsonaro, para quien "no hay que invertir dinero en los Museos".
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