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sábado, 28 de julio de 2018
“Adán Buenosayres", historia de la novela que marcó un antes y un después en la literatura argentina
Hace 70 años Leopoldo Marechal publicó de forma
completa el “Ulises” argentino. En esta nota, un recorrido por la obra y por el
destino de su autor, entre Borges, Cortázar, Perón y un exilio en Chile
Borges dijo
que nunca leyó completo el Ulises; solo
algunos capítulos. De hecho, tenía una relación ambivalente con ese libro:
alguna vez escribió que James Joyce había
logrado párrafos "que no son inferiores a los más ilustres de Shakespeare", pero, a la vez, en un decálogo que
escribió junto a Bioy y Silvina —y que se encontró en las últimas páginas de un
ejemplar de An experiment with time—
decía que en la literatura había que evitar "novelas en las que la trama
guarda algún paralelo con la de otro libro". Y consignaba un ejemplo: Ulysses —así, escrito en inglés.
Borges nunca leyó completo el Ulises,
pero es sabido que estuvo interesado en traducirlo. En 1925 publicó en la
revista Proa una
versión de la última página. Para los investigadores, esa traducción despierta
aún hoy muchísimos interrogantes y se la suele vincular con el cuento
"Pierre Menard, autor del Quijote". Una curiosidad: el cuento, que,
además, fue el primero que escribió, es de 1939, el mismo año de aquel decálogo.
Si finalmente no lo tradujo —la
propuesta le había llegado a través de Natalio Botana,
el director del diario Crítica—,
fue porque José Salas Subirat, un oscuro
vendedor de seguros que formaba parte del círculo más excéntrico de los
intelectuales de Boedo, había adquirido previamente los derechos de la novela.
El impacto que provocó el Ulisesen los
intelectuales de la época tal vez haya sido comparable con el temblor que para
otros significó más tarde Cien años de soledad, Rayuela o Los detectives salvajes.
Un acólito de la catedral de Joyce
Durante su juventud, Borges alteraba su
fecha de nacimiento. No era un gesto vanidoso; lo hacía para sentirse parte del
siglo XX. El capricho le duró poco y luego siempre dijo que era de 1899 —y que
su siglo favorito era el XIX.
Leopoldo Marechal nació un año
después que Borges. Él sí era, con todas las de la ley, un ciudadano de su
siglo. Como si fueran personajes de un cuento, las vidas de Borges y Marechal
están atravesadas por paralelas y tangentes. Mientras el primero, todavía
adolescente, viajaba en familia a Europa y trababa relación con las
vanguardias de la época —de las que más tarde renegaría—, Marechal, con 16
años, debido a una enfermedad mortal del padre, debía buscar trabajo en una
biblioteca popular. El primer empleo formal de Borges sería también como
bibliotecario —en la
Biblioteca Miguel Cané—, pero a los 38 años.
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