El régimen de
SIRIA cuenta con el apoyo de Hezbollah y las guardias revolucionarias de Irán, señaladas por los
Estados Unidos como enemigos de la paz. Rusia también
saldría en defensa del gobernante
Mientras la comunidad internacional condena el uso de armas
químicas en Siria y los EEUU organizan una acción militar para frenar las
masacres del régimen, el gobierno de Bashar Al Assad
se apoya sobre sus aliados estratégicos: la organización terrorista Hezbollah,
las guardias revolucionarias de Irán y los chiitas de Irak, que se han trasladado al país para
apoyar al Ejército.
Los integrantes de Hezbollah pelean
junto con las tropas, según ha denunciado en distintas ocasiones la oposición.
Sus brigadas han jugado un papel crucial en la represión
en Al Qusseir, bastión que pertenecía
a los rebeldes, así como en Khaldiye, en el centro del país.
La organización chiita libanesa es un aliado de
Irán y, por lo tanto, de Siria. Uno de sus objetivos manifiestos es
la eliminación del Estado de Israel y ha participado en decenas de atentados contra blancos estadounidenses y europeos en
los últimos años.
Por otro lado, las temerarias guardias
revolucionarias de Irán son otros de los pilares de las fuerzas represivas de
Al Assad. Su rol es principalmente la capacitación técnica, táctica
y logística del Ejército sirio, de acuerdo con un reciente artículo de Slate.
Su brazo subversivo, Al Qods,
participa activamente del conflicto.
Las brigadas chiitas iraquíes también
están presentes en Siria con al menos 1.500 combatientes. Su principal misión
es resguardar la mezquita Sayyidah Zaynab, cerca de Damasco, considerada un
lugar santo para la vertiente chiita del Islam. Sus integrantes también
pelearon contra la intervención militar de EEUU en Irak en 2003.
Por último, Al Assad cuenta con el apoyo de
Rusia, que suscribe un acuerdo de cooperación mutua. El gobierno de
Moscú ha movilizado su flota al Mediterráneo ante la posibilidad de una acción
internacional en Siria. Tampoco se descarta ayuda militar, como armas y
misiles.
En tanto, un respaldo más bien verbal al régimen es el de Venezuela, cuyo presidente Nicolás Maduro ha manifestado
su rechazo a la posible guerra y ha dado abiertamente su espaldarazo al
gobernante. De hecho, uno de los
diputados del PSUV, de origen sirio, se ha sumado a las brigadas civiles que
contribuyen con las fuerzas de seguridad.
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