lunes, 2 de enero de 2012

Breve historia de los bibliotecarios romanos

En entradas anteriores habíamos tratado de ciertas bibliotecas privadas de ostentación y de sus propietarios. Ahora le llega el turno a las bibliotecas públicas romanas y a sus empleados -igualmente públicos, que no privados-, gracias a fuentes históricas y sobre todo epigráficas.

Las bibliotecas públicas romanas

Las grandes bibliotecas de Roma fueron concebidas para la selección y conservación de las memorias históricas de Roma, así como de cierta literatura romana, estando excluidas por lo general al préstamo domiciliario. Sus colecciones estaban integradas por rollos de papiro (volumina) guardados en diversos tipos de contenedores (recipientes cerámicos, cestos, cofres de madera) y dispuestos en las estanterías de los nidi abiertos en las paredes. Hacia los siglos III-IV d.C. el rollo fue siendo sustituido por el codex, generalizándose entonces el uso de losarmaria, óptimos para guardar ambos soportes del libro.

Biblioteca Ulpia en el Foro de Trajano (Ilustración de James E. Packer)

Estas grandes bibliotecas públicas fueron creadas para el disfrute de cualquier lector, pero eran en realidad frecuentadas por una restringida comunidad de doctos y literatos deseosos de acceder a obras antiguas o raras, de cotejar textos o de usarlas como mero espacio de sociabilidad. Por lo demás, los potenciales lectores de estas bibliotecas públicas eran los mismos que tenían la posibilidad de poseer -y a menudo poseían- bibliotecas privadas.

Antes del Principado sólo había bibliotecas privadas. Sus propietarios -como el orador Marco Tulio Cicerón y su amigo el bibliopola Tito Pomponio Ático- permitían únicamente a sus clientes y amistades utilizarlas como un privilegio adicional. Con el tiempo, esta aristocracia comenzó a considerar la posibilidad de crear una biblioteca pública para las clases populares (Fielden, J.).

Será el senador y literato Gaio Asinio Polión quien construya en el Atrium Libertatis (edificio donde los censores custodiaban tabellae con los listados de esclavos manumitidos) la primera biblioteca pública de Roma, al unir posiblemente varias colecciones de notables romanos -como las de Marco Terencio Varrón y el dictador Lucio Cornelio Sila- y merced al botín obtenido en las Guerras Ilíricas (39 a.C.). La decoración de la misma a base de esculturas de escritores de renombre y la división en dos secciones -latina y griega-, emplazadas en sendos edificios gemelos o afrontados, se repetirá en las sucesivas bibliotecas erigidas por emperadores y personajes poderosos, merced a la práctica conocida con el nombre de "evergetismo" (el mecenazgo o donación pública de edificios y espacios para disfrute público).

En Roma hay documentadas las siguientes bibliotecas públicas:

- Bibliotheca in Atrio Libertatis

- Bibliotheca Templi Apollinis

- Bibliotheca Porticus Octaviae

- Bibliotheca Templi Augusti

- Bibliotheca Domus Tiberianae

- Bibliotheca in Templo Pacis

- Bibliotheca in Foro Traiano

- Bibliotheca in Capitolio

- Bibliotheca in Templo Aesculapii

También está documentada la existencia de ciertas bibliotecas menores anexas a las grandes termas y que poseerían un fondo más modesto, destinado al mero entretenimiento entre baño y baño. Fuera de Roma son conocidos también abundantes donantes de bibliotecas y colecciones, como la biblioteca del templo de Asclepio en Pérgamo -donada por Flavia Melitina, una generosa dama local-, la Biblioteca de Adriano en Atenas o la Biblioteca de Celso en Éfeso -cuyas magnificas fachada y exedra aún se conservan-.

Los bibliotecarios romanos

En época julio claudia los trabajadores de las bibliotecas públicas solían ser libertos imperiales (Augusti liberti) y en menor medida esclavos públicos (servi publici) especializados. Con el paso del tiempo la más alta dirección de las bibliotecas quedaría reservada a ciudadanos del orden ecuestre (ordo equester), como un cargo más en su carrera de procuratelas. Examinando las inscripciones epigráficas que nos han llegado "únicamente es posible suponer las ocupaciones de cada uno de los puestos desempeñados, ya que aquéllas no nos porporcionan información alguna sobre este particular" (Rodríguez Valcárcel). Podemos llegar a distinguir varias categorías diferentes -procuratores bibliothecae, a bibliothecis,servi publici vilicilibrarii- y tan sólo intentar esbozar sus posibles funciones.

Los procurator bibliothecae. El emperador Tiberio será quien dé carácter oficial a quienes se encargaban de dirigir las bibliotecas, supervisar su personal y controlar las adquisiciones -ya fuera buscando títulos para su copia, comprando de manuscritos a los bibliopola de la urbe o efectuando expurgos, ora políticos, ora técnicos-. Uno de los procuradores más longevo en su desempeño fue Tiberio Iulio Papo, servidor primero de la domus imperial, y más tarde, liberto del emperador Claudio, que desempeñará su cargo de forma sucesiva bajo los emperadores Tiberio, Calígula y Claudio. También fue procurator bajo Adriano el escritor Gaio Suetonio Tranquilo, autor de De vita caesarum (Las vidas de los doce césares).

Traemos a colación una inscripción honorífica procedente de Colonia Ostia -la ciudad portuaria de la antigua Roma- y dedicada por sus munícipes a otroprocurator bajo Adriano y Antonio Pío: Lucio Volusio Meciano (CIL XIV 5347/8). Perteneciente éste al rango ecuestre, podemos seguir en ella su cursus honorumcon todas sus procuratelas de mayor a menor importancia.

A Lucio Volusio Meciano, hijo de Lucio, que fue Prefecto de Egipto, Prefecto del Suministro del Grano, Pontífice Máximo, Procurador de los Libelos y Censos del emperador Antonino Pío, Procurador de la Jurisprudencia, Procurador de las Bibliotecas, Procurador del Servicio de Postas, Procurador de los Libelos de Antonino Pío, Ayudante del Divino Adriano, Prefecto de la Cohorte I Aelia Clásica y Prefecto de Ingenieros Militares

Patrono de la Colonia

Dedicado por decreto público de los Decuriones

Al servicio de aquéllos, los administradores a bibliothecis estarían encargados en cambio de la conservación de la colección, de la copia manuscrita de volúmenes, de su ordenación, de la confección de etiquetas de títulos y de la redacción de inventarios o catálogos. Transcribimos a continuación una inscripción funeraria, procedente de la Vía Appia, dedicada por dos de ellos a su madre fallecida (CIL VI, 5189)

IVLIA · ACCA

MATER

CALLISTHNIS · TI · CAESAR

AVG · A · BYBLIOTHECE

LATINA · APOLLINIS

ET DIOPITHIS · F · EIVS · A · BIBLIOT

LATINA · APOLLINIS

VIX · AN · XLVIII

Iulia Acca / mater / Callisthnis (sic) Ti(beri) Caesar(is) / Aug(usti) a bybliothece / Latina Apollinis, / et Diopithis f(ili) eius a bybliot(thece) / Latina Apollinis / vix(it) an(nos) XLVIII.

A Iulia Acca, madre, que vivió 48 años.  Se la dedican sus hijos Calístenes, [¿liberto?] del emperador Tiberio César Augusto, y Diópices, destinados a la Biblioteca Latina [del Templo] de Apolo.

Por debajo de éstos, los siervos públicos vilici se encargarían ya de las labores subalternas y del mantenimiento del edificio. Transcribimos la correspondiente inscripción funeraria (CIL VI, 4435) de la misma Vía Appia.

MONTANVS

IVLIANVS · VILIC

A · BYBLIOTHECA

OCTAVIAE · LATIN

Montanus / Iulianvs vilic(us) / a bybliotheca / Octaviae Latin(a)

Montano Juliano, vilicus de la Biblioteca Latina [del Pórtico] de Octavia.

En otras inscripciones aparece frecuentemente el término librarius, designando a un funcionario bien formado que llevaría a cabo tareas menores de secretario, copista, transcriptor, librero y hasta funciones sacerdotales (Boyd, C. E.)

Taller de un epigrafista junto a una vía romana. Ilustración de Otto Schwalge

Como hemos visto, las inscripciones de tumbas romanas nos aportan información sobre nuestros antecesores en la profesión. A modo de conclusión, y para confirmar que la perpetuación de la memoria de los bibliotecarios aún persiste, adjunto otros ejemplos más cercanos ya a nuestro tiempo: la tumba del librero y editor Honoré Champion (obra de Paul-Albert Bartholomé, en el cementerio parisino de Montparnasse) y la de un bibliotecario anglosajón muy escrupuloso con las normas de catalogación.

Manuel Pérez Rodríguez

A Bibliotheca Hispanica

Bibliografía

- ALONSO TRONCOSO, Víctor. "Las primeras bibliotecas de Roma (Romoteca)" enRevista General de Información y Documentación, 2003, 13, nº 1, p. 37-49. [en línea] <http://www.ucm.es/BUCM/revistas/byd/11321873/articulos/RGID0303120037A.PDF>

- BOYD, Clarence Eugene. Public libraries and literary culture in ancient Rome.Illionois: University Chicago Press, 1915. [En línea] <http://ia600401.us.archive.org/16/items/cu31924029525940/cu31924029525940.pdf>

- CASSON, Lionel. Las bibliotecas en el mundo antiguo. Barcelona: Bellaterra, 2003

Corpus Inscriptionum Latinarum (CIL). Berlin-Brandenburg Academy of Sciences and Humanities [En línea] <http://cil.bbaw.de/cil_en/index_en.html>

- FIELDEN, Jerry. Private Libraries in Ancient Rome [En línea]<http://www.jerryfielden.net/essays/privatelibs.htm>

- RODRÍGUEZ VALCÁRCEL, José A. "Procurator Bibliothecae Augusti: Los bibliotecarios del emperador en los inicios de las bibliotecas públicas de Roma" enAnales de Documentación, nº 7, 2004, p. 231-239. [en línea] <http://revistas.um.es/analesdoc/article/view/1601>

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