domingo, 13 de junio de 2010

Libreros: el oficio de leer y formar lectores


Los libreros no se sienten vendedores de ejemplares, sino guías para las inquietudes literarias de sus clientes
"Quien entra en una librería no es sólo un cliente: es una persona con inquietudes. Y tiene que haber mucha responsabilidad del librero de saber qué aconsejar para leer." Estas reflexiones, expresadas con gran convicción, pertenecen a Miguel Fochesatto, quien ejerce el trabajo de librero desde hace más de 30 años.

Sostiene que un librero debe incentivar la lectura; que debe aprender a escuchar al otro y no imponerle un libro; que tiene que haber leído textos clásicos como Crimen y castigo, de Dostoievski, y Madame Bovary, de Flaubert; la poesía de Pushkin y Edgard Allan Poe, entre una larga lista que enuncia.

"Inculcar el amor al saber es una tarea del librero, y lo hago de todo corazón", expresó  este hombre de 53 años, quien considera que "ser librero es una profesión integral".
Con la idea de recuperar la importancia del librero en la formación de lectores, en agosto abrirá la primera escuela de libreros del país, organizada por la Cámara Argentina de Papelerías, Librerías y Afines (Capla), la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref) y el apoyo de la Secretaría de Cultura y del Ministerio de Trabajo nacionales.

Un nexo indispensable

"Se ha debilitado el nexo entre el libro y el lector, que es el librero de raza. Buscamos recuperar la idea de librero como formador de lectores", comentó Rodolfo Hamawi, director de Industrias Culturales de la Secretaría de Cultura de la Nación. La propuesta está dirigida a personas con experiencia laboral o sin ella, y con secundario completo.

Durante un cuatrimestre, los alumnos cursarán ocho materias, con una frecuencia de dos veces por semana y de cuatro horas por día. Habrá asignaturas de cultura general, como Historia de la Cultura e Historia de la Producción Bibliográfica , y otras específicas, como Gestión de la Librería , Comunicación y Atención al Público y Composición de las Librerías Especializadas.
El curso es gratuito y ya hay más de 200 inscriptos, mientras que por el momento sólo hay 40 lugares. "Estamos enviando un cuestionario para hacer la selección de los 40 primeros. Se valorará la experiencia previa en trabajo de librería y tendremos en cuenta un porcentaje de jóvenes que estén sin trabajo en este momento", explicó Hamawi.

Este primer curso se dictará en el Centro Cultural Borges, que es la sede porteña de la Untref , y se está evaluando la posibilidad de abrir un segundo curso en la sede universitaria de Caseros.
Asimismo, en estos días se acaba de acordar la apertura de una escuela de libreros en la ciudad de Córdoba. "Cerramos un acuerdo con la Cámara de Librerías, Papelerías y Afines del Centro de la República (Calipacer), para que funcione la escuela de libreros en la ciudad de Córdoba a partir de marzo, y estamos en tratativas con libreros de Rosario", contó Hamawi.

Buenos Aires, con sus más de 350 librerías, es la ciudad con mayor número de locales de la región.

Grandes amistades

Miguel Avila comenzó a los 14 años a trabajar en una librería. Hoy, a los 64 años, tiene su propio negocio en la esquina de Alsina y Bolívar, en lo que alguna vez se conoció como la Librería del Colegio, que fue la primera de Buenos Aires.
"El libro me acompañó siempre y tuve la suerte de haber conocido a grandes libreros que eran de una enorme cultura. Primero, eran grandes lectores, y luego se habían convertido en libreros", contó Avila , en una conversación durante la cual se sucedieron las anécdotas y conocimientos cosechados en todos estos años de profesión.

"La librería es un comercio, pero la intención es poder formar un lector, asesorarlo, guiarlo. El librero es un formador, no un despachante", sostuvo Avila. Por eso, consideró: "No se puede tener un vendedor que no tenga una formación cultural básica y que no sea lector".
Asimismo, señaló que en la actualidad hay tanta producción de libros que no se puede pretender que los vendedores conozcan todo lo que se publica.

Avila se refirió también a las amistades que se generan entre los lectores y los libreros, y entre estos y los escritores. Por ejemplo, recordó sus conversaciones, entre otros, con Adolfo Bioy Casares, quien le enseñó a descubrir el humor en Jorge Luis Borges.
De hecho, hay escritores que coinciden no sólo en la importancia de los libreros como vínculo entre sus lectores y sus libros, sino como consejeros para guiar sus propias lecturas (de lo que se informa por separado).
Fochesatto también sabe de amistades. "Me gusta la diversidad de gente que entra a una librería. Uno se hace amigo de los lectores", contó. Luego de haber trabajado en varios locales, en la actualidad a este librero de alma se lo encuentra en el local de la editorial y librería Eterna Cadencia, de Palermo, dispuesto a conversar y a seguir haciendo su tarea con un entusiasmo y una responsabilidad contagiosos.
Avila y Fochesatto son dos personas que agradecen la presencia del libro en sus vidas, la posibilidad de haber aprendido de grandes libreros, y el poder habitar ese universo de lectores, libros y autores.

Por Laura Casanovas.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1274513


Daniel Diaz
Bibliotecario Argentino

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