sábado, 17 de abril de 2010

El último Bibliofilo


La casa de José Mindlin está en una zona residencial de São Paulo (Brasil). No es ni un famoso escritor, ni artista, ni profesor universitario, ni político. Simplemente es uno de los más grandes coleccionistas de libros o, como a él le gusta definirse: un buen lector. Sin embargo, casi todos nuestros contemporáneos que han escrito sobre libros y bibliotecas, como, por ejemplo, Jacques Bonnet, Umberto Eco o Jean-Claude Carrière, lo citan con admiración porque posee libros únicos. La puerta principal que da a la calle se abre automáticamente y da paso a un jardín en medio del cual se levanta una casa. Una sirvienta me abre otra puerta que da a un gran salón repleto de estanterías y libros. Poco después aparece el dueño.


Es una persona de mediana estatura, bastante mayor, muy amable, sonriente y de una gran agilidad para ir recogiendo de aquí y de allí volúmenes. Mindlin pertenece a una familia rusa que se estableció en Brasil a comienzos del siglo XX. Sus padres nacieron y se conocieron en Rusia. En 1905 emigraron cada uno por su lado y se encontraron casualmente cinco años después en Nueva York, donde contrajeron matrimonio y decidieron trasladarse a Brasil. Mindlin me comenta que en su familia siempre hubo interés por la pintura y tenían una razonable biblioteca. Ese discreto ambiente intelectual ayudó a su formación y a la de sus hermanos: Henrique, el mayor, un importante arquitecto amigo de Calder; Esther, una actriz que se agostó debido a la dedicación familiar; y Arnaldo, abogado como él mismo que, al final de su vida, lo dejó todo para dedicarse a la Fundación del Libro para Ciegos.

Fuente: http://www.abc.es/abcd/noticia.asp?id=14347&num=945&sec=31

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