DURANTE LAS últimas décadas se ha gestado en los Estados Unidos una nueva tradición literaria que podría ser descrita como Codex Espanglesis. Se trata de una manifestación cultural polifacética escrita en una nueva lengua que resulta del híbrido entre el inglés y el castellano y a la que la gente se refiere como el Spanglish. (Otros nombres: espanglés y casteñol). Su cimiento es la minoría latina. A partir de los peregrinos protestantes que llegaron desde Holanda en el barco La Flor de Mayo (Mayflower) en el siglo XVI, el país siempre se ha visto rejuvenecido por inmigrantes que llegan de todas partes del mundo. Los latinos en la actualidad son casi 50 millones, una cifra demográfica astronómica que representa la segunda concentración de gente de origen hispánico en el mundo, después de México (107 millones) y antes de España (46,5 millones) y Colombia (45 millones). Pero no todos los latinos hablan el mismo idioma: los hay trilingües (inglés, castellano y spanglish), bilingües (inglés y castellano, inglés y spanglish, castellano y spanglish) y, por supuesto, monolingües. Todo grupo migratorio norteamericano, en su proceso de aculturación en el que abandona la lengua del lugar de origen y adquiere el inglés, pasa por un período en el cual utiliza una mezcla lingüística en la que se yuxtapone el idioma inmigrante y el inglés. Existen variantes híbridas conocidas como chinglish (mandarín e inglés), franglés (francés e inglés), y yinglish (yiddish e inglés). A ellas hay que añadir el Ebonics, que es el idioma utilizado por los jóvenes negros, particularmente en la música Hip-Hop. Pero ninguna de estas modalidades verbales tiene la presencia del spanglish. Too many VARIANTES. Hoy por hoy, el spanglish está en todas partes: en la calle y el restaurante, el salón de clase y el Internet, la radio y la televisión, el púlpito religioso y el foro político, las agencias turísticas y las campañas publicitarias. Ya que la minoría latina está constituida por individuos de proveniencias diversas (mexicanos, puertorriqueños, dominicanos, cubanos, colombianos, etc.), el spanglish tiene características únicas según la región de la cual proviene el hablante, su edad, su clase social, su extracción nacional y su momento de llegada a los Estados Unidos. El spanglish mexicano no es homogéneo: sus posibilidades incluyen el pocho, el pachuco, el chicano, el tex-Méx., y demás. El hablado por los puertorriqueños es conocido como nuyorriqueño, el de los dominicanos como dominicanish y el de los cubanos como cubonics, para mencionar sólo algunas riquezas. La trayectoria histórica de esas posibilidades se remonta por lo menos a mediados del siglo XIX, cuando, al terminar la guerra México-norteamericana, se firmó el Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848 en el que México cedió casi dos terceras partes de su territorio a los Estados Unidos. La porción incluyó a Utah, Nuevo México, Arizona, Colorado y California. Esas regiones tenían una población hispanoparlante cuyas raíces se remontaban al período colonial. De la noche a la mañana, el castellano y el inglés fueron forzados a convivir y el saldo fue un mejunje polifónico que los lingüistas reconocen como el antecedente inmediato del spanglish. En otras palabras, el spanglish está en la cicatriz donde el sur y el norte hemisféricos se encuentran o se separan. Otro momento histórico clave es la guerra hispanoamericana de 1898 en la que el imperio ibérico terminó su derrumbe y el mapa del Caribe fue reconfigurado drásticamente, con los Estados Unidos como el jugador diplomático principal. Cuba logró su independencia en esa época pero Puerto Rico pasó de una constelación, la ibérica, a otra, la norteamericana. Hay dos zonas spanglish-parlantes dominantes en el mundo. La primera es, precisamente, Puerto Rico, cuyo estatus diplomático es amorfo: un Estado libre asociado, que, como lo explica esta caracterización, ni es Estado norteamericano, ni es libre, y su asociación sigue siendo un dolor de cabeza tanto en la isla como en la diáspora. La otra zona es la frontera méxico-norteamericana que va de la costa del Océano Pacífico al Golfo de México y la cuenca del Atlántico y que cuenta, según estadísticas, con una población total de casi 30 millones de personas de ambos lados de la línea. UN Fenómeno VERY OLD. Lo anterior sirve para confirmar que si bien el spanglish da la impresión -errónea- de ser una novedad, su existencia es longeva. Dos pruebas, una de ellas del ámbito intelectual, la otra del cine. La idea del imperio norteamericano como una fuerza invasora palpita en el corazón de la generación modernista. Esa amenaza está presente en esa carta retórica de 1900 que José Enrique Rodó tituló Ariel, siguiendo la pista de La tempestad de Shakespeare, y en la que el uruguayo exhorta a la juventud latinoamericana a resistir la embestida materialista de los yanquis mediante un reconocimiento enfático de la espiritualidad en las Américas hispánicas. Otros modernistas vieron la amenaza en términos menos filosóficos. Rubén Darío, en "medallón" al presidente Theodore Roosevelt reflexionaba sobre el horror que simboliza para Latinoamérica el sueño norteamericano del destino manifiesto. (Valga mencionar que la novela corta de Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas, es también de 1900, fecha que demuestra el impacto imperial en las postrimerías de la edad decimonónica). Sin embargo, el grito más inspirado de Darío, cuyas coordenadas lo enlazan al spanglish, está presente en su poema "Los cisnes", escrito en 1895 y dedicado a Juan Ramón Jiménez, en el siguiente cuarteto: ¿Seremos entregados a los bárbaros fieros? ¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés? ¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros? ¿Callaremos ahora para llorar después? La otra prueba se halla en las películas del genio mexicano Tin-Tan (1915-1973, nombre completo: Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés Castillo), cuyo humor exploró la idiosincrasia chicana ("el pachuquismo"). Utilizó un lenguaje fracturado que anuncia el spanglish pachuco en películas como El rey del barrio (1950). Y tiene un sketch titulado "Quiero rascarme aquí" en el que se burla de Los Beatles. A través del comediante la confusión verbal adquiere relieve histriónico. Hoy los descendientes de Tin-Tan son George López, John Leguizamo y Carlos Mencia, que tienen programas televisivos propios de habla inglesa y papeles en Hollywood, gracias a los cuales el spanglish es un fenómeno sin fronteras. .............
Sigue en Fuente: http://www.elpais.com.uy/Suple/Cultural/10/03/26/cultural_478187.asp
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