domingo, 25 de febrero de 2018

Lugones y Borges: revelaciones de dos bibliotecas excepcionales




Dos muestras coordinadas en la Ciudad de Buenos Aires funcionan como un oportuno homenaje al autor de "Lunario Sentimental" a 80 años de su muerte, a la vez que aportan curiosidades y secretos sobre la obra de su "falso discípulo", el creador de "El Aleph"


Dos muestras homenajean, este mes, la memoria de Leopoldo Lugones, escritor multifacético que hace 80 años se suicidó en una isla del Delta. Poeta, periodista, narrador, helenista autodidacta, Lugones encarnó al diletante eximio. Al principio, moduló en buenos y malos versos la doble herencia del simbolismo francés y del modernismo que acaudillaba Rubén Darío. Su poesía pudo abarcar desde el delirio visionario de Las montañas del orohasta la virtuosa estilización del tono campero en los Romances del Río Seco. Lugones fue sucesivamente anarquista, socialista, detractor del feminismo, nacionalista y un enérgico fascista; también se convirtió en defensor de los judíos, al menos cuando se dedicó a demostrar que Los protocolos de los sabios de Sión –texto mítico de la tradición antisemita– no eran más que un pastiche apócrifo. Se involucró con entusiasmo en la educación pública y dirigió la Biblioteca Nacional de Maestros desde el año 1915 hasta su muerte, en 1938.

La muestra Borges y Lugones: el falso discípulo, en el antiguo edificio de la Biblioteca Nacional, pone en paralelo las carreras literarias de ambos escritores y plantea una hipótesis sobre el magisterio equívoco que Lugones habría ejercido sobre Borges a lo largo de toda su vida. Elegante o cursi, sabio o macaneador, alternativamente "poeta mayor" y "muy casi nadie": en los testimonios de Borges puede encontrarse toda una gama de elogios y vituperios, orales y escritos, confidenciales o públicos. La figura del "falso alumno" permite captar bien esa paradójica relación discipular. (Si seguimos esta hipótesis, debemos contar a Lugones entre los maestros de Borges, añadiéndolo a la lista que encabezan ese Sócrates vernáculo que fue Macedonio Fernández y ese francés acriollado que fue Paul Groussac.)

La actitud de Borges hacia Lugones cambió drásticamente con el tiempo. Pasó de denunciar las rimas machaconas del Romancero a reconocer que, en el autor de esos versos pueriles, la literatura argentina podía encontrar su escritor más eminente. Al Lunario sentimental, el joven Borges enseguida lo rebautizó como Nulario, pero más tarde reconoció que sus metáforas superaban en osadía las de la efímera vanguardia ultraísta. Tal vez el título borgiano de El tamaño de mi esperanza esconda una réplica a El tamaño del universo, así como Luna de enfrente, una respuesta al Lunario. En su monografía Leopoldo Lugones (1965), Borges razona los motivos que apuntalan su cambio de valoración: es un prodigio de síntesis, homenaje ambiguo y socarrón ejercicio crítico.

El falso discípulo puede considerarse un eco lugoniano de Borges, libros y lecturas, el escrupuloso catálogo que elaboraron Laura Rosato y Germán Álvarez a partir de la colección Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional.

Publicado por primera vez en 2010, el año pasado conoció una segunda edición corregida y renovada. Aunque este tesoro de referencias no registra ningún volumen de Lugones, hay al menos una anotación de Borges, relativa a un libro de Benedetto Croce, que tácitamente vincula los vicios de la poesía barroca con las extravagancias verbales del autor de La guerra gaucha. Los investigadores esperamos con ansiedad un segundo tomo de esta serie, que se explayará sobre las anotaciones de Borges presentes en libros ajenos, y que explora otros reservorios, así como otras bibliotecas e instituciones, tanto públicas como privadas. Está previsto que se publique en el curso de este año.

A principios de esta semana, también se inauguró la exposición El Hacedor, en la Biblioteca Nacional de Maestros. El título alude al célebre libro de Borges de 1960, compilación de prosas cortas y poemas que comienza, precisamente, con una dedicatoria a Lugones.
Ese prólogo puede leerse como un intento de reconciliación póstuma –puramente imaginaria– entre dos escritores rivales. Pero la voluntad de congraciarse con Lugones data, en Borges, de mucho antes. Esta muestra aporta una de la pruebas más vibrantes de esa hipótesis, al exhibir una primera edición de Discusión (1932), con la siguiente dedicatoria del propio Borges: "A nuestro Don Leopoldo Lugones, con admiración genuina y total".
El resto de los documentos exhibidos son puras maravillas. Desde la previsible edición comentada y anotada por Eleuterio F. Tiscornia del Martín Fierro hasta los ejemplares de la legendaria Gazeta de Buenos Aires, que Lugones adquirió en 1925 para el fondo de la Sala del Tesoro. O algún tratado de ocultismo masónico, así como los libros de la Sección Infantil, un espacio creado en 1916 para promocionar la lectura en los niños. Así como los volúmenes que atestiguan la pasión  del escritor por las etimologías y los regionalismos: un antiguo vocabulario de "catamarqueñismos", un diccionario de mitología "nahoa" (es decir, náhuatl), otro libro sobre el quichua ecuatoriano e incluso una gramática del árabe hablado en Egipto.

Estos documentos dialogan con los que se exhiben en San Telmo, donde tampoco el asombro da tregua. Hay apuntes sobre biología, la traducción de un poema de Giovanni Pascoli, o el manuscrito de otro poema, esta vez de su autoría, que iría integrar El libro fiel; también está el contrato editorial de Las fuerzas extrañas. Y en ambas muestras pueden verse numerosos libros que revelan el interés de Lugones por la teoría de la relatividad: uno de ellos contiene una ecuación y un comentario de su puño y letra. (Se trata de lecturas que sin duda nutren la conferencia El tamaño del espacio. No hay que olvidar que, en 1925, el escritor formaría parte de la comisión de bienvenida al país de Albert Einstein.)
Mágicamente, estas exposiciones nos permiten vislumbrar las anotaciones marginales que tanto Lugones como su avieso discípulo fueron haciendo en los libros de sus bibliotecas personales: lo que se conoce como marginalia.
Podemos apreciar la caligrafía de Lugones, vigorosa y desmañada, así como la típica "letra de insecto" que Borges comparte con Pierre Menard. Jorge N. Ferro escrutó los 1.700 volúmenes de la biblioteca personal de Lugones, en busca de anotaciones en los márgenes de sus libros o en los muchos papeles sueltos intercalados entre sus páginas. Esos comentarios responden al tipo más usual: notas de lectura, fichas etimológicas, recordatorios.
Por el contrario, como atestigua el trabajo de Rosato y Álvarez, las notas de Borges conducen directamente a su obra literaria, son una suerte de vía regia a sus procesos de creación: como cabría esperar, la continuidad entre lectura y escritura es total. Por lo general, estas anotaciones se encuentran en las páginas de cortesía de los libros, no en los márgenes ni intercaladas en el texto. (En su último estudio en vías de publicación –How Borges Wrote–, Daniel Balderston dedica un capítulo a estudiar estos peculiares marginalia borgianos.)
La parte más selecta de la biblioteca de Lugones atesora muchas predilecciones que estamos acostumbrados a atribuir casi exclusivamente a Borges. Así podemos encontrar un libro del místico sueco Emanuel Swedenborg, los poemas del demócrata Walt Whitman, una traducción francesa de las Eddas nórdicas o una extraordinaria edición parisina de Las mil y una noches. En estos meses en que La Divina Comedia se discute a través de Twitter, conviene recordar, no menos que la de Borges, la veta dantista de Lugones. Quien se acerque a ver estas muestras, encontrará comentarios y estudios sobre Dante, una Comedia de fines de siglo XIX, así como dos magníficas ediciones de La vida nueva.
Al modo de una puesta en abismo, estas preciadas bibliotecas personales se resguardan, al menos en parte, en el marco de las instituciones públicas que dirigieron sus dueños. Cabe recordar, entonces, la frase que Borges pronunció en 1956, al recibir el fondo José Ingenieros en la Biblioteca Nacional: "Los libros congregados e interrogados por un hombre constituyen también un aspecto de su obra y el mapa y espejo de su personalidad".
Lejos de alentar el fetichismo bibliófilo, estas exposiciones demuestran que, en manos de estos escritores, los libros funcionaban ante todo como una suprema herramienta de la inteligencia. De cualquier manera, también los bibliófilos a la antigua usanza disfrutarán de estas muestras, así como los meros curiosos, y muchos otros. Para escándalo, eso sí, de los biempensantes, que conocen bastante bien la obra de Borges, pero que rara vez leyeron hasta el final ninguno de los libros de Leopoldo Lugones.
* La exposición Borges y Lugones: el falso discípulo permanecerá abierta hasta el 9 de marzo, en el Centro Jorge Luis Borges (México 564), de 10 a 18. El Hacedor cierra el 23 de marzo y puede visitarse en la Biblioteca Nacional de Maestros (Pizzurno 953), de 9 a 20. Ambas actividades son de entrada libre y gratuita.

jueves, 22 de febrero de 2018

INFO ABGRA | Extensión del Plazo de entrega Resúmenes 50RNB





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miércoles, 21 de febrero de 2018

Panorama de las agencias del ISBN en Iberoámerica




Julio Alonso Arévalo publicó:" Panorama de las agencias del ISBN en Iberoámerica. [e-Book] Bogotá, Cerlalc, 2018. Texto completo   Un ISBN es un código normalizado internacional para libros (International Standard Book Number) que contiene trece dígitos que corresponden a cinco e"

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Panorama de las agencias del ISBN en Iberoámerica 

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Panorama de las agencias del ISBN en Iberoámerica. [e-Book] Bogotá, Cerlalc, 2018.

Texto completo

 

Un ISBN es un código normalizado internacional para libros (International Standard Book Number) que contiene trece dígitos que corresponden a cinco elementos separados entre sí por un espacio o un guion: un prefijo que señala que el objeto identificado es un libro; un elemento que identifica un país, región geográfica o área lingüística; un tercer componente titular que corresponde al editor o sello editorial; un cuarto que caracteriza la edición y el formato del título, y por último, un dígito de control que valida matemáticamente el resto del número (Agencia Internacional del ISBN, 2014). En la actualidad, el comercio mundial del libro se realiza en su mayoría mediante el uso del sistema ISBN por ser un método rápido y eficiente. Tener una publicación sin ISBN implica estar por fuera del ámbito comercial, ya que los pedidos y la distribución se gestionan esencialmente a través de este. A pesar de haber pasado más de cincuenta años desde su creación, se trata de un sistema totalmente vigente que optimiza el manejo del registro bibliográfico, ahorra tiempo y costos de personal, permite diferenciar distintos formatos y ediciones de un libro, facilita la com pilación y puesta al día de los directorios de comercio del libro y de las bases de datos bibliográficas, permite hacer seguimiento a la información de ventas y recibir pagos por préstamos de libros en aquellos países en donde existe una remuneración.

Este estudio tiene como objetivo hacer un diagnóstico del estado actual de las agencias ISBN de la región iberoamericana para los países miembros del Cerlalc y proponer mecanismos para su desarrollo en términos de la prestación de más y mejores servicios, acordes con las necesidades del sector editorial, pero también con los perfiles, la infraestructura y la capacidad instalada de las agencias. También busca identificar cómo se puede brindar una mejor coordinación desde el Cerlalc en términos de asistencia técnica y gestión interinstitucional con el sector privado y los gobiernos de Iberoamérica. Para ello se solicitó a las agencias que llenaran un cuestionario a partir del cual se realizó un diagnóstico general y se elaboraron las fichas de países en las cuales se presenta información general de la agencia y se da cuenta de su estado actual en materia de personal, infraestructura tecnológica, tarifas, proceso de asignación del isbn y servicios adicionales prestados. También se realizó una encuesta vía web entre usuarios del isbn para indagar sobre su percepción acerca del servicio prestado por las agencias.

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Manifiesto comunista: 170 años de uno de los textos más influyentes y polémicos / por Claudia Peiró

Una crítica de la sociedad y un programa que marcaron todo el siglo XX e inspiraron muchos regímenes, de la Revolución rusa en adelante, sacrificando en diversos grados la libertad en nombre de la igualdad

Incluso a quienes no hayan leído este Manifiesto, algunos de sus conceptos les resultarán familiares. Desde la metafórica frase inicial -"un espectro se cierne sobre Europa, el espectro del comunismo", hasta la convocatoria final: "Proletarios del mundo uníos", sus principales definiciones fueron mundialmente difundidas, y tuvieron larga influencia.

Hasta qué punto puede responsabilizarse a Marx y su Manifiesto por todo lo que hicieron luego sus seguidores es un debate que perdura y que se reavivará este año porque el próximo 5 de mayo se conmemorará el bicentenario del nacimiento de este influyente filósofo alemán.

La aplicación práctica del marxismo leninismo tuvo por resultado diferentes tipos de totalitarismos, más blandos o más duros, según el país o la etapa histórica.

Para sus defensores, Marx no es responsable de las posteriores "desviaciones" de su ideal de sociedad sin clases, sin explotadores ni explotados. Para sus detractores, el germen del totalitarismo, del sometimiento del individuo al Estado, ya se encontraba en aquel texto fundacional.

Un texto por encargo, una utopía voluntarista

Publicado por primera vez en forma anónima, en Londres, el 21 de febrero de 1848, fue un texto escrito por encargo de la Liga de los Comunistas, una asociación creada poco antes, en junio de 1947, e integrada mayormente por exiliados alemanes, como el propio Karl Marx. Cuando redactó el Manifiesto, a dúo con Friedrich Engels, Marx ya había sido expulsado de Alemania y de Francia por sus ideas socialistas y su activismo. Durante su exilio en Londres escribirá casi toda su obra.

Diferenciándose de los "socialistas utópicos", Marx y Engels se propusieron formular los principios de un "socialismo científico", partiendo de una crítica al orden capitalista que expuso las leyes de su funcionamiento; leyes que llevarían al sistema a su destrucción.

El Manifiesto, por lo tanto, fue mucho más que una simple proclama política. En este pequeño libro, Marx volcó una teoría de la historia y del progreso, del funcionamiento de la economía y de las clases sociales. Además, profetizó la revolución proletaria.

Pese a ser caracterizado como materialista, pese a proclamar que las sociedades no cambiaban por las ideas sino por un determinismo basado en las contradicciones entre los sistemas y los intereses de clase, lo que Marx formula en el manifiesto revela del orden de las utopías. La utopía de la igualdad, de la propiedad colectiva de los medios de producción, de todos los hombres trabajando a la par, no en beneficio propio e individual, sino del conjunto. Una utopía voluntarista.

Algunos intuyeron ya por aquel entonces que la instauración del comunismo implicaría una restricción total de las libertades individuales, descalificadas por "burguesas".  Proudhon le escribió a Marx: "No nos convirtamos en jefes de una nueva intolerancia".

Sus predicciones sobre el fin del capitalismo no se verificaron, como es evidente. Pero su análisis del funcionamiento de ese sistema sigue siendo valorado y no sólo por los enemigos del capitalismo; también por sus defensores.

"Contra este espectro (del comunismo) –escribe Marx- se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa, el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes".

Esta estigmatización lleva a Marx a afirmar que "ya hora de que los comunistas expresen a la luz del día y ante el mundo entero sus ideas, sus tendencias, sus aspiraciones". Para ello, el Manifiesto.

Para Marx y Engels, "la historia de toda sociedad hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases", desde los patricios y los plebeyos en la antigua Roma, los siervos y los señores en el feudalismo, hasta los burgueses y los proletarios en el capitalismo.

El burgués posee los medios de producción pero son los proletarios -que no los poseen- quienes generan el valor de las mercancías con esos medios.

La burguesía es una clase dinámica que ha jugado en la historia un papel revolucionario al derrocar al poder feudal. Su prosperidad deriva del crecimiento de la industria y del comercio, potenciados por la apertura de nuevos mercados, por ejemplo, como resultado del descubrimiento de América y la apertura de mercados en Asia.

La revolución industrial impulsa a crear un mercado mundial y acelera aún más el desarrollo del comercio, de la navegación y las comunicaciones.

El poder político, los gobiernos, no son más que comités que administran para la burguesía.

Vale la pena reproducir un párrafo que el Manifiesto dedica a la clase dominante:

"La burguesía ha desempeñado, en el transcurso de la historia, un papel verdaderamente revolucionario. Dondequiera que se instauró, echó por tierra todas las instituciones feudales, patriarcales e idílicas. Desgarró implacablemente los abigarrados lazos feudales que unían al hombre con sus superiores naturales y no dejó en pie más vínculo que el del interés escueto, el del dinero contante y sonante, que no tiene entrañas. Echó por encima del santo temor de Dios (…). Enterró la dignidad personal bajo el dinero y redujo todas aquellas innumerables libertades escrituradas y bien adquiridas a una única libertad: la libertad ilimitada de comerciar. Sustituyó (…) un régimen de explotación, velado por los cendales de las ilusiones políticas y religiosas, por un régimen franco, descarado, directo, escueto, de explotación".

Este breve extracto permite apreciar lo atractivo de la prosa marxista, el modo conciso y drástico con el que se analizan y exponen los armazones del sistema.

Pero las realizaciones de esta clase burguesa son también admirables. Muestran todo aquello de que es capaz el genio humano. La burguesía no puede subsistir sin revolucionar constantemente los instrumentos de producción y las relaciones de producción.

Otra condición necesaria a la subsistencia de la sociedad burguesa es el imperialismo: la constante carrera hacia adelante le impone conquistar nuevos territorios, nuevos mercados para sus mercancías y nuevas fuentes de materias primas.

La burguesía exporta el modo de producción capitalista a todo el mundo, pero también sus gustos, ideas y costumbres: "Con el rápido perfeccionamiento de todos los medios de producción, con las facilidades increíbles de su red de comunicaciones, lleva la civilización hasta a las naciones más salvajes".

En lo interno, se produce un éxodo del campo a la ciudad, los campesinos se convierten en obreros, lo que no es necesariamente negativo para Marx, ya que, al liberar más fuerzas productivas de las relaciones feudales que las ataban a la tierra, completa el paso del antiguo sistema al capitalismo, un estadio superior de desarrollo.

Esta liberación de relaciones de producción antiguas también tendrá incidencia en el desarrollo de las ideas. Porque para Marx es la materialidad la que determina la conciencia: no son las ideas las que modelan las condiciones concretas de vida de los hombres en una época dada, sino las condiciones económicas, el nivel de desarrollo material de una sociedad. Los espíritus cambian porque cambian las condiciones económicas.

Ahora bien, llegará un momento en que, como en el feudalismo, también en la sociedad burguesa las relaciones de producción pueden desacoplarse del estado real de la sociedad. Esto genera crisis que, a diferencia del feudalismo, no desembocan en hambrunas sino en sobreproducción. Demasiados medios de subsistencia, demasiada industria, demasiado comercio.

La burguesía desatará entonces guerras imperialistas, en busca de nuevos mercados, nuevos productos, lo que desembocará en más explotación y generará en adelante nuevas crisis.

Pero en este proceso, advierte Marx, la burguesía engendra también sus futuros verdugos, los proletarios. "En la misma proporción en que se desarrolla la burguesía, es decir, el capital, desarróllase también el proletariado, esa clase obrera moderna que sólo puede vivir encontrando trabajo y que sólo encuentra trabajo en la medida en que éste alimenta a incremento el capital.  El obrero, obligado a venderse a trozos, es una mercancía como otra cualquiera…".

El obrero es esclavo de los burgueses y de la máquina -y por un sueldo de subsistencia- en un sistema cuyo fin proclamado es la ganancia. Eso legitima la reivindicación comunista de que los medios de producción deben pertenecer a quienes trabajan con ellos, a los obreros, y no a los burgueses.

Marx profetiza que pronto la clase obrera tomará cada vez más conciencia de su fuerza y se organizará. Que la revolución está cercana porque el proletariado ha tomado distancia de los valores burgueses: ha entendido que las leyes, la moral, la religión, sólo encubren intereses de clase.

El paso de la sociedad burguesa a una nueva sociedad no puede hacerse mediante reformas, sino por una revolución. Esta posición es la que diferencia a Marx de los socialistas que preconizan reformas y cambios lentos, mientras que los comunistas quieren la revolución, lo que implica cierto grado de violencia.

Marx no hace una condena moral sino histórica de la burguesía. La sociedad burguesa va a desaparecer porque está atrapada en contradicciones insuperables. Explota al proletario al punto de no dejarlo sobrevivir.

La misión del partido comunista es ayudar al proletariado a organizar la revolución. Mejor dicho, a acelerarla, ya que la misma es inexorable.

La abolición de la propiedad privada

"Lo que caracteriza al comunismo no es la abolición de la propiedad en general, sino la abolición del régimen de propiedad de la burguesía, de esta moderna institución de la propiedad privada burguesa, expresión última y la más acabada de ese régimen de producción y apropiación de lo producido que reposa sobre el antagonismo de dos clases, sobre la explotación de unos hombres por otros. Así entendida, sí pueden los comunistas resumir su teoría en esa fórmula: abolición de la propiedad privada". Así resume el Manifiesto el núcleo del programa comunista.

Marx se adelanta a las críticas. "Os aterráis de que queramos abolir la propiedad privada, ¡cómo si ya en el seno de vuestra sociedad actual, la propiedad privada no estuviese abolida para nueve décimas partes de la población (…)!"

Y también: "Se arguye que, abolida la propiedad privada, cesará toda actividad y reinará la indolencia universal. Si esto fuese verdad, ya hace mucho tiempo que se habría estrellado contra el escollo de la holganza una sociedad como la burguesa, en que los que trabajan no adquieren y los que adquieren, no trabajan." La concreción del comunismo –que Marx no vería- desmintió drásticamente esta afirmación. Precisamente, la caída de la productividad fue el gran punto débil de las economías colectivistas.

Optimista, Marx se muestra convencido de que el cambio en las condiciones materiales hará cambiar las mentalidades; eliminará el individualismo burgués.

"A los comunistas se nos reprocha también que queramos abolir la patria, la nacionalidad. Los trabajadores no tienen patria. Mal se les puede quitar lo que no tienen", alega, convencido de que la revolución proletaria pondrá fin a las rivalidades nacionales. Otra afirmación idealista que recibirá una desmentida histórica, con la Primera Guerra Mundial, cuando los proletarios de todo el mundo opten por la patria antes que por la solidaridad internacional de clase.

Pero en 1848, Marx y Engels estaban convencidos de que la instauración del comunismo implicaba el fin de la lucha de clases en lo interno y de la hostilidad entre las naciones en lo externo.

El Manifiesto concluye con una exhortación: "Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista.  Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas.  Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar. ¡Proletarios de todos los Países, uníos!


La relectura del Manifiesto a la luz de la historia debería llevar a la reflexión acerca de cómo armonizar libertad e igualdad, en la búsqueda de una sociedad más justa. Una no debe ser sacrificada en el altar de la otra; o a la larga se pierden ambas.

El capitalismo no sucumbió a sus crisis, como pronosticó Marx. En diferentes etapas y países, las superó adoptando un rostro más social, alejado de las formas crudas de explotación que denunciaba el Manifiesto. 

Hoy, en muchas regiones del mundo, la brecha entre ricos y pobres se agudiza, desafiando a la imaginación a encontrar nuevas soluciones, sin caer en concepciones reduccionistas de la naturaleza humana que olvidan que el hombre es armonía de individuo y sociedad, de materia y espíritu. Que aspira tanto a la justicia como a la libertad.

https://www.infobae.com/america/cultura-america/2018/02/21/manifiesto-comunista-170-anos-de-uno-de-los-textos-mas-influyentes-y-polemicos/

          


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martes, 20 de febrero de 2018

Los Libros de Horas.



El Mercurio salmantino publicó:"Sandra Hindman, empresaria y amante de valiosos libros antiguos, se decidió recientemente a conectar tecnológicamente los últimos años medievales y los primeros renacentistas con el siglo XXI. Esta investigadora norteamericana puso en marcha en noviembre "
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Los Libros de Horas.

por El Mercurio salmantino

Sandra Hindman, empresaria y amante de valiosos libros antiguos, se decidió recientemente a conectar tecnológicamente los últimos años medievales y los primeros renacentistas con el siglo XXI. Esta investigadora norteamericana puso en marcha en noviembre una nueva página web de la galería franco americana "Les Enluminures", dedicada íntegramente a la divulgación de los llamados "Libros de horas".

En la web www.medievalbooksofhours.com  se pueden apreciar algunas obras maestras procedentes de talleres de Francia, Bélgica, Alemania, Países Bajos e Italia, con una datación que oscila entre el inicio del siglo XV y los años medios del siglo XVI. Entre los artistas acogidos destacan Jean Fouquet, Simon Marmion y Matteo Felice, entre otras agrupaciones o escuelas de iluminadores, como el Grupo Betremieu.

Pero ¿qué es exactamente un libro de horas? 

Principalmente un libro de horas es un libro de rezos que marca los ocho momentos de oración, a la par de las ocho horas monásticas. Dedicados a la devoción mariana, contienen secuencias, repetidas en la mayoría de ellos, sobre la Virgen, la Navidad y los momentos de la vida temprana de Jesucristo. En algunos se incluyen escenas de la crucifixión y en otros, alusiones al rey David.

Eran unos siglos en los que las horas del día venían marcadas por el cielo: por las horas de rezo en un caso, por las labores del campo en el otro. Las fiestas, los trabajos de la tierra y con los animales, el horóscopo. Eso era la vida, resumida, en la Edad Media y los libros de horas son una deliciosa manera de ver pasar el tiempo.

Resultado de imagen de Liber mozarabicus canticorum et horarum.

 Liber mozarabicus canticorum et horarum. Siglo XI (1059). Ms. 2668
Es uno de los códices más antiguos de la Universidad de Salamanca, que transmite una serie de himnos y oraciones para la devoción personal propios de la llamada liturgia mozárabe o visigótica. Fue copiado el año 1059 para Sancha, reina de Castilla y León (†1067), por un amanuense llamado Cristóforo. Escrito en letra visigótica, con bellas iniciales polícromas con elementos zoomórficos, contiene también, en sus últimos folios, un repertorio musical mozárabe. Procedencia: Colegio de Cuenca.

SANDRA HINDMAN es experta en iluminación de manuscritos medievales y renacentistas. Profesora emérita de Historia del Arte en la Northwestern University y propietaria de Les Enluminures (París, Chicago y Nueva York), la profesora Hindman es autora, coautora o editora de más de diez libros, así como de numerosos artículos sobre manuscritos iluminados y anillos medievales.

Entre sus publicaciones destacan:

  • The Robert Lehman Collection. IV. Illuminations (New York Metropolitan Museum of Art, 1997 - DESCARGAR PDF) ;
  • Manuscript Illumination in the Modern Age: Recovery and Reconstruction (Mary and Leigh Block Museum of Art, 2001) ;
  • Toward an Art History of Medieval Rings: A Private Collection (Paris, 2007 - Acceso a las primeras páginas).
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