miércoles, 2 de enero de 2019

Cómo organizar una biblioteca popular





Cómo organizar una biblioteca popular

por Julio Alonso Arévalo

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Organizar una biblioteca popular. CONABIP, 2017 ISBN 978-987-1696-23-9

Texto completo

En este fascículo se presentan algunas cuestiones generales que hacen a la organización hacia adentro de la biblioteca popular: los espacios físicos, la infraestructura y el mobiliario. También, se destina un apartado al tema de la accesibilidad tanto física como virtual y se introducen algunos aspectos básicos de la gestión bibliotecaria, en lo que hace al ordenamiento y distribución de los libros y otros materiales. Por último, se presentan brevemente algunos elementos sobre la gestión administrativa: cómo llevar registros financieros y qué considerar para tener las cuentas ordenadas.

Julio Alonso Arévalo | enero 2, 2019 en 11:00 am | Etiquetas: Bibliotecas, Libros, Manuales | Categorías: Bibliotecas, Noticias | URL: https://wp.me/p72Cm4-jw7

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Mejorar la comunicación en la biblioteca popular





Mejorar la comunicación en la biblioteca popular

por Julio Alonso Arévalo

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Apuntes para la comunicación. Buenos Aires: CONABIP, 2017

Texto completo

Una buena comunicación contribuye al éxito de lo que se proponga la biblioteca popular, ya sea hacia adentro o hacia afuera de ella por eso este nuevo material intenta aportar herramientas prácticas para lograrlo. También se abordan conceptos para entender a la comunicación como interacción social; aproximaciones a la comunicación interna y externa; y algunas puntas para pensar cómo realizar un diagnóstico comunicacional.

Julio Alonso Arévalo | enero 2, 2019 en 11:20 am | Etiquetas: Bibliotecas, Comunicación, Libros | Categorías: Bibliotecas, Libros, Noticias | URL: https://wp.me/p72Cm4-jwh

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lunes, 31 de diciembre de 2018

Un poeta la bautizó "ARGENTINA ": el origen y los secretos del nombre de nuestro país



De las minas de plata en Potosí y un poema del 1600 hasta la Constitución y el Himno Nacional: la historia de cuando comenzamos a llamarnos "argentinos"

La ciudad de Potosí está ubicada al sur de Bolivia, en la provincia de Tomás Frías, y se extiende sobre las faldas del legendario Cerro Rico, en el cual desde mediados del siglo XVI se situó la mina de plata más grande del mundo, habiéndose constituido por entonces, y durante mucho tiempo, en el soporte y sustento de los dominios españoles en América.
La explotación del cerro comenzó en 1545, durante la colonia española, y desde entonces no se detuvo nunca. En la actualidad unos diez mil mineros ingresan diariamente al subsuelo para abrir socavones con dinamita y extraer al menos, cada día, dos mil toneladas de tierra con minerales. Dicen que en esa zona no hay más que golpear dos rocas para oír el increíble sonido metálico que se genera. La cúspide es el lugar más rico del gigantesco yacimiento, pero la explotación en ese sector está prohibida para evitar que el cerro quede descabezado y pierda la forma cónica que aún puede divisarse a la distancia, desde la capital potosina.
¿Pero qué tiene que ver este relato con el nombre de nuestro país?
Resulta que el Cerro Rico de Potosí se caracteriza, precisamente, por su abundancia en plata. Plata en latín se dice argentum, y todo lo derivado de argentum es argentinum.
La palabra argentinum fue castellanizada como "Argentina" por primera vez, cuando en el año 1602, Martín del Barco Centenera (miembro de la expedición de Juan Ortiz de Zarate) publicó un poema referido a la historia del Río de la Plata, con el título "Argentina: la conquista del Río de la Plata".
Allí comenzó a utilizarse la palabra Argentina para referirse a todo el territorio bañado por el enorme Río de la Plata
Si bien no existe un momento histórico determinado y definido a partir del cual pueda afirmarse que nuestro país se denomina "Argentina", lo que sí puede corroborarse es la utilización, en el actual territorio nacional, del término "argentinos" para referirse a sus habitantes. Fue en el primer periódico porteño llamado "Telégrafo Mercantil, Rural, Político y Económico del Río de la Plata", creado en 1801 por el español Francisco Cabello, apoyado desde el Consulado por Belgrano y Castelli, y clausurado en 1802 por el virrey Joaquín del Pino cuando apenas llevaba ciento diez ediciones.
Algunos años más tarde, poco tiempo después de la Revolución de Mayo, la palabra "argentino" también fue utilizada en el mismo sentido por Alejandro Vicente López y Planes al elaborar la letra del himno nacional, en el que si bien utilizó la expresión Provincias Unidas del Sud para referirse a la unidad política sucesora del Virreinato del Río de la Plata ("… ya su trono dignísimo abrieron las Provincias Unidas del Sud"), también hizo referencia "al gran pueblo argentino" cuando se refiere al saludo brindado a éste por los pueblos libres del mundo ("… y los libres del mundo responden, al gran pueblo argentino salud").
Como se advierte la palabra utilizada en esas dos ocasiones fue "argentinos", para identificar a los habitantes de la unidad política integrada por los actuales Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia; pero para referirse a esa unidad política específicamente, se usaban las expresiones Provincias Unidas del Río de la Plata o Provincias Unidas del Sud.
En 1816, el acta de declaración de la independencia utilizó la expresión Provincias Unidas en Sud-América, y desde entonces ese fue el nombre que se observa en los documentos, reglamentos y estatutos oficiales, e inclusive en el texto de la fallida Constitución centralista y aristocratizante del año 1819.
En el año 1820 se produjo la caída de las autoridades nacionales (director supremo y Congreso Nacional), y el país quedó convertido en una suerte de Confederación de hecho, es decir, en una unión no oficializada de Estados independientes que por entonces eran las provincias, y que se mantuvieron vinculadas por medio de tratados tales como el del Pilar, el del Cuadrilátero, el de Benegas y el Pacto Federal de 1831, a través de los cuales se comprometían a alcanzar la organización nacional.
"Confederación" fue, entonces, la figura jurídico-institucional que caracterizó a nuestro país entre 1820 y 1853, habiendo sido ese nombre el que se utilizó para individualizarlo en aquellos años, e inclusive hasta algunos después de la organización nacional, ya que nuestra Ley Suprema, no obstante haber organizado al país bajo la forma de un gobierno federal, continuaba utilizando la expresión "Confederación" para referirse a él.
Significa entonces que entre 1810 y 1820 nuestro país ha recibido los nombres de Provincias Unidas del Río de la Plata o Provincias Unidas del Sud o Provincias Unidas en Sud-América.
La primera de estas denominaciones fue también utilizada en la llamada "Ley de Presidencia" (6 de febrero de 1826) en la que se estipuló que para ser presidente, "la persona electa será condecorada con el título de presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata", y en virtud de la cual fue elegido para ocupar dicho cargo, Bernardino de la Trinidad González Rodríguez Rivadavia.
Luego, desde 1820 hasta 1853, se utilizó el nombre Confederación Argentina, ya que, aunque de un modo informal, el de la Confederación era el régimen imperante en aquellos años; y ese nombre siguió siendo utilizado por el constituyente hasta la reforma constitucional del año 1860.
En el devenir de estos acontecimientos, más allá de la palabra "argentinos" que ya se venía utilizando para identificar a los habitantes de las Provincias Unidas del Sud, y luego de la Confederación, fue apareciendo sigilosa y tímidamente la expresión "Argentina", y se institucionalizó oficialmente al sancionarse la Constitución del año 1826 (24 de diciembre de 1826), de esta manera:
"La Nación Argentina es para siempre libre e independiente de toda dominación extranjera".
"El Poder Ejecutivo de la Nación se confía y encarga a una sola persona bajo el título de presidente de la República Argentina".
La expresión "República Argentina" se consolidó durante la reforma constitucional del año 1860, efectuada en ocasión de incorporarse la provincia de Buenos Aires al resto del país como consecuencia de lo acordado en el Pacto de San José de Flores, a través del cual la provincia bonaerense pidió revisar el texto constitucional sancionado siete años antes, para considerar la posibilidad de efectuarle algunas reformas.
Una de esas reformas consistió en el agregado del actual Artículo 35, que refiere a los nombres que tiene nuestro país, y cuyo texto es el siguiente:
"Las denominaciones adoptadas sucesivamente desde 1810 hasta el presente, a saber: Provincias Unidas del Río de la Plata, República Argentina o Confederación Argentina, serán en adelante nombres oficiales indistintamente para la designación del Gobierno y territorio de las provincias".
Pues más allá de la evolución que he contado en esta nota, respecto de cómo en nuestro país se fue afianzando el nombre que nos identifica en el mundo (Argentina), es para destacar la connotación poética que gira en derredor del mismo: en efecto, como lo señalé antes, fue un poeta, sacerdote y tripulante de la expedición de Juan Ortiz de Zárate (Martín del Barco Centenera), el que lo acuño a principios del siglo XVII.
Luego, en los albores de nuestra vida emancipada, el político, escritor y compositor Alejandro Vicente López y Planes recogió la expresión "argentinos", incorporándolo en el legendario texto del himno nacional de nuestro país; y ya sobre el final del siglo XX, el popular cantante de folklore, poeta y autor, Roberto Rimoldi Fraga, fue quien popularizó el contenido pasional del nombre "Argentina" en su legendario tema "Argentino hasta la muerte", en cuya letra recitaba acalorada y sentimentalmente:
"Un poeta la bautizó,
con el nombre de Argentina,
un sol de trigo ilumina,
las glorias de su bandera,
cuna del Chacho Varela,
San Martin, Güemes, Moreno
Bustos, Ramírez, Dorrego,
paladines de una raza,
aquellos que a chuza y lanza
su libertad defendieron.
En el marco de una pronunciada arenga nacionalista, el popular cantante cerraba siempre este tema recitando:
"Yo quiero clavar la lanza,
de este homenaje a mi pueblo,
en el pecho de las guerras,
y gritarle al mundo entero
que aquel que tuvo la suerte
de haber nacido en mi tierra,
liberada por centauros,
ya puede gritar bien fuerte
aquellos versos ardientes
de Carlos Guido y Spano:
¡Argentino…, Argentino
hasta la muerteeeee!
No podía faltar esa aureola de pasión y romanticismo en derredor del nombre de nuestro país, cuyos habitantes pareciéramos no ser capaces de lograr una sociedad con reglas ordenadas de juego y sana convivencia, pero que ha sido cuna de descollantes individualidades destacadas en el mundo.
Próceres como José Francisco de San Martín y Manuel José Joaquín del Sagrado Corazón de Jesús Belgrano; escritores como Esteban Echeverría, Ricardo Guiraldes, José Hernández, Leopoldo Lugones, Roberto Arlt, Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y Julio Cortázar; científicos como Javier Muñiz, Guillermo Rawson, Juan Antonio Fernández, Ramón Carrillo, Ricardo Finochietto, Juan Pedro Garraham, Luis Federico Leloir, Esteban Laureano Maradona, Angel Roffo, Luis Agote, René Favaloro, Bernardo Houssay; deportistas como Juan Manuel Fangio, Carlos Monzón, Guillermo Vilas, Alberto Demidi, Manu Ginóbili y Lionel Messi; actores y artistas reconocidos en el mundo, y hasta un Papa, son el "argentinum" o derivados del metal precioso que esta tierra, de casi tres millones de kilómetros cuadrados ubicada al final del mundo, ha sabido dar al mundo.
## por Félix V. Lonigro /infobae

domingo, 30 de diciembre de 2018

Variaciones del Costo social (personas que reciben un pago del Estado)



Periodos  del  2002 al  2019  (Argentina)


Periodo 2002 al  2015: de 7.639.708  a 17.098.729  o sea   +   9.459.021

Periodo 2015 a 2019  de 17.098 a  19.075.211  se incremento  en 1.976.482



sábado, 29 de diciembre de 2018

Diez anacronismos que perviven en el último país comunista de América




La Habana, 28 dic (EFE).- Cuba, el último país comunista de América Latina, sorprende al visitante con pintorescas estampas que muestran una isla congelada en el tiempo y unos usos y costumbres desaparecidos hace décadas en la mayor parte del mundo:
.- La libreta de abastecimiento: Quizá el mayor quebradero de cabeza del Gobierno cubano por su alto costo, en la isla se mantiene este vestigio de tiempos bélicos por el que la población recibe cada mes a precios testimoniales una -cada vez menor- cuota de alimentos básicos como arroz, aceite y huevos. Este subsidio es aún imprescindible para los sectores más pobres del país.
.- Los Comités de Defensa de la Revolución: Los "CDR" son organismos presentes en cada barrio creados en 1960 como sistema de vigilancia colectiva por Fidel Castro, quien los llamó "los ojos y oídos de la Revolución". En la actualidad cumplen también labores sociales y de defensa civil en caso de desastres, aunque para los detractores del sistema siguen siendo meros centros de delación.
.- El voto a mano alzada: En las elecciones municipales, los delegados del poder popular (concejales) son elegidos en cada barrio a mano alzada por sus vecinos. Según el Gobierno cubano, este sistema ilustra la representatividad democrática del sistema, pero son contadas las ocasiones en que ha logrado ser elegido un candidato independiente.
.- La rendición de cuentas: Aunque existe en la mayoría de las instituciones cubanas, la "rendición" más vistosa está ligada a lo anterior. Al final de su gestión, cada delegado popular debe rendir cuentas a sus representados en una asamblea en la que también recibe, a menudo acaloradas y socarronas, las quejas de sus vecinos sobre los problemas más variopintos.
.- Los desfiles del "pueblo combatiente": En fechas "revolucionarias" señaladas como el primero de mayo los cubanos están llamados a participar en multitudinarios desfiles para mostrar a propios y extraños la unidad popular, aunque lejos de las disciplinadas estampas militares de otras latitudes estos actos acaban a ritmo de conga caribeña.
.- La iconografía revolucionaria: Las grandes vallas y pancartas con consignas revolucionarias e imágenes del guerrillero cubano-argentino Ernesto "Che" Guevara, Fidel Castro y su hermano Raúl Castro llenan aún calles y edificios en todo el país. Una costumbre mantenida casi intacta en casi sesenta años de una Revolución que inspiró su propio movimiento gráfico.
.- Los pioneritos: Como hace casi seis décadas, los escolares cubanos siguen usando uniformes con pañoletas, que cambian de azul a rojo en fechas señaladas del calendario revolucionario para simbolizar su pase a los grados superiores de la enseñanza primaria. El saludo casi militar de "Pioneros por el comunismo, seremos como el Che" todavía cierra a coro las diarias reuniones matutinas en cada escuela del país.
.- El funcionamiento "analógico": A diferencia del resto del mundo, en Cuba las transacciones con dinero en efectivo todavía son la regla y la inmensa mayoría de los trámites se hacen de forma presencial. Los cubanos dicen en broma que hacer "colas" (filas) es el "deporte nacional", costumbre que sin embargo podría desaparecer en un futuro cercano debido al cada vez mayor acceso de los cubanos a internet y los esfuerzos del Gobierno por digitalizar sus servicios.
.- Clases de marxismo y leninismo en las escuelas: Desaparecida como asignatura en Rusia con el derrumbe de la Unión Soviética, donde surgió como base teórica para la "construcción del socialismo", la filosofía marxista-leninista aún se enseña dentro del currículo de las enseñanzas media y superior en Cuba, donde se ofrece entre las opciones de licenciaturas en las principales universidades del país.
.- El parque móvil: Los modelos de coche soviéticos de las marcas Lada y Moskvich y los "almendrones" estadounidenses de los 50 y 60 que aún ruedan por las calles de Cuba están entre los principales reclamos de los viajeros que buscan conocer una "isla detenida en el tiempo". Más que un objeto de colección, para los cubanos representan un medio para ganarse la vida o una manera de sortear el colapsado transporte público.

¿Cuáles son los países donde más se lee del mundo?






¿Cuáles son los países donde más se lee del mundo?

por Julio Alonso Arévalo

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El mapa muestra el promedio de horas semanales que los consumidores dicen que pasan leyendo a la semana.

World Culture Score for Reading, ChartsBin.com, viewed 28th December, 2018, <http://chartsbin.com/view/32136&gt;.

Acceso

 

Según datos aportados por World Culture Index, que recoge la cantidad de tiempo que la gente pasa leyendo. España ocupa el puesto 20 con 5:48 h. de lectura semanales por persona. El primer puesto lo ocupa India con 10 horas y 42 minutos, seguido de Tailandia y China (9,4 horas y 8 horas por semana, respectivamente). El último puesto lo ocupa Corea con tan sólo 3:06 h. semanales de lectura por persona.

 

Culture Score Index Series se basa en un análisis más detallado de la encuesta NOP World Roper Reports Worldwide(TM), que incluye entrevistas personales en profundidad con más de 30.000 personas de 13 años o más en 30 países. Los datos se ponderan en función de la población encuestada en cada país.

Sin embargo está la cuestión de las definiciones. ¿Qué es la lectura? ¿Cuando se consulta Facebook o un blogs, se contabiliza cómo lectura? El problema es que todos los intentos de definir la lectura tratan de excluir alguna forma de lectura. Esta exclusión hace un juicio de valor sobre que es  y que no es lectura. Por ejemplo ¿Debemos asumir que los indios en esta lista están leyendo más de 10 horas? Mientras que los coreanos que están tan avanzados tecnológicamente lo que hacen es mirar fijamente a las pantallas.

 

Horas de lectura por semana por persona

 

1. India — 10 hours, 42 minutes
2. Thailand — 9:24
3. China — 8:00
4. Philippines — 7:36
5. Egypt — 7:30
6. Czech Republic — 7:24
7. Russia — 7:06
8. Sweden — 6:54
8. France — 6:54
10. Hungary — 6:48
10. Saudi Arabia — 6:48
12. Hong Kong — 6:42
13. Poland — 6:30
14. Venezuela — 6:24
15. South Africa — 6:18
15. Australia — 6:18
17. Indonesia — 6:00
18. Argentina — 5:54
18. Turkey — 5:54
20. Spain — 5:48
20. Canada — 5:48
22. Germany — 5:42
22. USA — 5:42
24. Italy — 5:36
25. Mexico — 5:30
26. U.K. — 5:18
27. Brazil — 5:12
28. Taiwan — 5:00
29. Japan — 4:06
30. Korea — 3:06

Julio Alonso Arévalo | diciembre 28, 2018 en 12:56 pm | Etiquetas: Estadísticas, Informes, Lectura | Categorías: Informes, Lectura, Noticias | URL: https://wp.me/p72Cm4-jvw

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viernes, 28 de diciembre de 2018

Un planeta al borde del colapso por la explosión demográfica **



Habitamos un sistema construido con criterios del siglo XIX, pero nadie parece urgido a abordar un problema que se agrava al ritmo de 2,7 personas por segundo

PARÍS.- El siglo XXI no será una era dorada de progresos tecnológicos y fantásticos descubrimientos científicos capaces de erradicar las grandes enfermedades y prolongar la existencia humana hasta los 200 o 500 años, como predican los apóstoles del transhumanismo. La vida real será, probablemente, muy diferente. Dentro de 30 años apenas, una tripulación podrá vivir y cultivar sus propias legumbres en la estación espacial que construirá en la Luna. Pero, en la Tierra, la humanidad enfrentará graves penurias para alimentarse, beber agua potable e irrigar los cultivos. Se agravará la carencia de alojamientos, escuelas, hospitales, transportes y cloacas.

Las grandes ciudades vivirán rodeadas de anillos de villas miserias. Los centros urbanos, desbordados por el creciente flujo de migraciones internas e internacionales, se convertirán en infiernos por la falta de transportes y el exceso de circulación. El aire será irrespirable porque la tecnología y los gobiernos no habrán resuelto la transición energética ni reemplazado los combustibles de origen fósil por automóviles eléctricos. La nueva sociedad hiperindustrial será incluso incapaz de reciclar sus propios desechos. Ese panorama apocalíptico, en realidad, no es más que una previsión verosímil de los trastornos que provocará el crecimiento demográfico, porque el planeta -simplemente- no tiene recursos ni está preparado para soportar una población que en 2050 llegará a 10.000 millones de habitantes (contra 7300 millones en la actualidad). En pleno siglo XXI vivimos en un mundo que fue construido en el siglo XX con los criterios del siglo XIX.

Las primeras señales de alerta, lanzadas en 1968 por el biólogo norteamericano Paul R. Ehrlich en La bomba demográfica, fueron ratificadas en el informe Los límites del crecimiento, publicado en 1972 por el Club de Roma. Ambos coincidieron en advertir sobre los peligros que representaba la explosión demográfica, que se había acelerado en forma vertiginosa después de la Segunda Guerra Mundial. Entre 1950 y 2017, la población mundial pasó de 2700 a 7200 millones y ahora cada año que transcurre agrega un suplemento de 89 millones de personas. Peor aún: 55% de los humanos viven actualmente en zonas urbanas, tasa que en 2050 llegará a 70% (e incluso a 86% en los países más desarrollados). Ese desplazamiento significa que 1,4 millones de personas se instalan cada día en las ciudades o sus periferias: en la práctica, cada 24 horas nace un centro urbano de las dimensiones de Manhattan (59 km2).

Esas cifras escalofriantes permiten comprender que ese fenómeno será el desafío supremo que deberá resolver la humanidad si desea continuar viviendo en este planeta: el factor poblacional es el detonante de la explosión en cadena que incide en el calentamiento climático y distorsiona los equilibrios ecológicos que garantizan la supervivencia de la especie. Una proyección del Instituto Nacional de Estudios Demográficos (INED) de Francia calcula que el vertiginoso aumento de la población que acecha al mundo se estabilizará hacia fin de siglo en torno de los 12.000 millones de personas. Pero ya será probablemente demasiado tarde para evitar el cataclismo.

En 1679, un siglo antes de los trabajos de Thomas R. Malthus sobre la relación entre demografía y producción, el holandés Antoni van Leeuwenhoek había estimado que la "capacidad humana de la Tierra" era de 13.400 millones de habitantes. A pesar de su clarividencia, ese biólogo fue incapaz de sospechar los daños irreparables que iba a comenzar a perpetrar el ser humano un siglo después, a partir de la revolución industrial y de la explotación intensiva de los recursos naturales. En dos siglos y medio, el hombre agotó prácticamente el capital del ecosistema global. El biólogo Gilles Bouef y el demógrafo Hervé Le Bras argumentan que centrar el problema en la explosión demográfica es un artificio cómodo de los países más desarrollados para no cuestionar sus niveles de vida y, en particular, la desmesurada huella climática que produce la industria agroalimentaria.

Los desequilibrios se agravaron a partir de la década de 1980, cuando las clases medias de los países emergentes ganaron en poder adquisitivo. En China, el consumo de carne se multiplicó por 20 en los últimos 40 años. Ese ejemplo aislado sirve para ilustrar la aberrante distorsión que existe a escala global: el mundo produce dos veces más calorías vegetales de las que consume el ser humano porque la otra mitad se destina a alimentar el ganado que genera las calorías animales. Como el incremento de los ingresos no favoreció por igual a todas las poblaciones emergentes, la explosión demográfica creó nuevos pobres. La FAO denunció en septiembre que 821 millones de personas viven subalimentadas o con déficit alimentario crónico. Esa cantidad está condenada a crecer sin cesar por las perturbaciones climáticas, cada vez más frecuentes e intensas. El Objetivo de Desarrollo Durable (ODD) número 2 ("hambre cero"), adoptado en 2015, parece inalcanzable en 2030, como pretendía la ONU.

En ese sistema encadenado, cada eslabón origina nuevas distorsiones. La mayor paradoja es el despilfarro. Una parte de la humanidad no tiene para comer, pero los grandes polos de opulencia desperdician casi la mitad de los alimentos que producen. El mundo origina 4 millones de residuos domésticos por día, volumen equivalente a 400 torres Eiffel. El especialista en desarrollo urbano Daniel Hoornweg, de la Universidad de Ontario (Canadá), calcula que la masa de desperdicios se triplicará en 2100. Sus estadísticas no tienen en cuenta los 8300 millones de toneladas anuales de desechos plásticos. Tampoco contabilizan los residuos tóxicos del material electrónico que produce nuestra sociedad industrial al ritmo de 44,7 millones de toneladas anuales (1400 kilos por segundo y 6,1 kg año/persona).

En 2017, 15.000 científicos de 184 países advirtieron en la revista BioScience que la "capacidad de la biosfera había alcanzado su límite" y preconizaban lanzar un estudio para calcular cuál es la dimensión de la "población humana sustentable". La solución de ese dilema no surgirá de un modelo matemático ni la aportará la inteligencia artificial. La parte esencial de la respuesta deberá venir de un cambio radical del modo de vida humano y de una planificación global para administrar los recursos subsistentes. No será fácil llegar a un acuerdo mínimo de acción porque cualquier iniciativa activará antagonismos nacionales y científicos, rivalidades ideológicas, intereses colosales y convicciones filosóficas.

En un mundo en el que existen 4200 deidades, la religión no será un factor insignificante en esta ecuación que pondrá a prueba la ética y la consistencia de muchos dogmas. Bent Flyvbjerg, de la Universidad de Oxford, puso en evidencia el futuro dilema demográfico al decir que si permanecemos sin hacer nada, debemos resignarnos a vivir con el nivel de vida que tiene actualmente la India. En cambio, para garantizar un estándar comparable al de Europa, será necesario reducir la población a 3000 millones de personas (menos de la mitad de la población actual). La pregunta que se impone es cómo: ¿control masivo de la natalidad, eutanasia, selección, exterminio?

Ninguna de esas soluciones es aceptable, ni siquiera imaginable. Pero, por el momento, nadie parece demasiado urgido a abordar seriamente ese problema que se agrava al ritmo de 2,7 personas por segundo.

** Por: Carlos A. Mutto
     Fuente: LA NACION



martes, 25 de diciembre de 2018

BAYERspirina…




"Miren, la Argentina desde que tiene democracia, ya hace cerca de 100 años, fue gobernada solamente por 2 partidos políticos y tuvo 14 golpes militares. Ningún gobierno democrático fue capaz de defenderse contra esos golpes militares. Los militares entraron a la Casa de Gobierno desfilando y paseando, sin disparar un sólo balazo. Es decir, todos los presidentes argentinos se escaparon, en vez de defender como símbolo la Casa de Gobierno, como lo hizo Allende en Chile. Algunos lo hicieron en forma patética, como Irigoyen o Perón. LO DE PERÓN ES PATÉTICO. Se refugia primero en la embajada paraguaya, de ese vil dictador que fue Stroessner. Después el embajador se lo saca de encima y lo manda a la cañonera paraguaya, que estaba haciendo reparaciones y no tenía agua ni electricidad. Imagínese: el Presidente argentino, en su país, dentro de las aguas jurisdiccionales, en una cañonera paraguaya. Un novelista jamás podría inventar una cosa así."

El Anarquista que estudio en Alemania y vivia en Belgrano, Osvaldo Bayer - Entrevista del 23/08/2008
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sábado, 22 de diciembre de 2018

A los Colegas-Amigos del Grupo Identidad Bibliotecaria….

A los Colegas-Amigos del Grupo Identidad Bibliotecaria….

En vísperas de las festividades Cristianas de Nochebuena  y Navidad, les enviamos un afectuoso saludo y que pasen una bella jornada en familia.
De cara al 2019 renovemos las esperanzas de un futuro promisorio, con trabajo, paz,  democracia y dignidad profesional para todos los compañeros/as…!

Gracias por acompañarnos!

Direcciones de correo electrónico del grupo


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