Fondo de Cultura Económica abrió un local con diseño de Clorindo Testa, que se suma al de la prestigiosa Waldhuter; una apuesta para lectores que no creen que el libro sea una variable de ajuste.
la Capital Mundial del Libro, como se declaró a Buenos Aires en 2011, y en un contexto crítico para el sector editorial, esta semana se abrieron dos importantes librerías con propuestas que van más allá de la venta de ejemplares. La del Fondo de Cultura Económica, en un edificio diseñado por Clorindo Testa, incluye un centro cultural con espacio para muestras y un sector exclusivo para literatura infantil. La Waldhuter, en avenida Santa Fe al 1600, donde funcionó durante décadas Paidós del Fondo, es el primer local a la calle de la prestigiosa distribuidora.
Para lectores, editores y libreros, la apertura de estas librerías es una buena noticia; aún más en este año en el que hubo una caída en las ventas y un fuerte aumento en los costos (alquileres, servicios, impuestos). Este "combo" llevó al cierre de locales tradicionales como El Vitral, de Montevideo al 100, en agosto, y la conversión en cooperativa de la clásica Adán Buenosayres, en Corrientes al 1600, en junio. Estuvo a punto de cerrar, pero finalmente los empleados decidieron continuar con el negocio en forma cooperativa. Un último recurso de resistencia para hacerle frente al tarifazo y la crisis.
Los casos de Waldhuter y de la librería del Fondo son proyectos de largo aliento cuyas inauguraciones coincidieron por estos días. El primero se concretó a partir de la transferencia de la librería Paidós del Fondo, de la familia Bernstein, a Waldhuter. Conserva el equipo de libreros y el catálogo, y suma sus títulos y los de las editoriales nacionales y extranjeras que distribuye en el país.
Más allá de la coincidencia temporal de las aperturas, hay otro dato que cruza las historias de Paidós del Fondo, ahora Waldhuter La Librería, y del Fondo de Cultura Económica: hace más de 25 años que en ese local funciona una librería. Los Bernstein, dueños de la editorial Paidós y de Paidós Central del Libro Psicológico, compraron en 1999 la librería que tenía el FCE en avenida Santa Fe y Rodríguez Peña. La llamaron Paidós del Fondo. En ese mismo espacio abrió Waldhuter el 1° de noviembre. Pocos días antes, el 28 de octubre, había sido la inauguración de Librería del Fondo y Centro Cultural Arnaldo Orfila Reynal (primer director del FCE en la Argentina), en Costa Rica 4568, Palermo. Por su parte, Paidós Central del Libro Psicológico continuará funcionando en el local de Las Heras al 3700.
Otro eje en común entre ambos proyectos es el editor y ensayista Alejandro Katz, quien fue gerente del FCE cuando se abrió la librería de avenida Santa Fe y también participó en el proyecto de la nueva librería. Cuenta Katz: "Curiosamente, mi historia profesional me vincula con ambas librerías. La Waldhuter continúa un proyecto que pusimos en marcha desde el FCE en 1993 o 1994, cuando, para acompañar un nuevo e intenso programa editorial que no encontraba un lugar en las librerías, decidimos abrir un local propio. Años después, cuando el programa editorial estaba consolidado, lo transferimos a librería Paidós, que lo gestionó exitosamente de la mano de su director, Marcelo Bernstein. La librería del FCE, por su parte, se construyó sobre un terreno que fue comprado por la editorial durante mi gestión, en 2002. Definir un perfil de lector en el entrecruzamiento de públicos diversos de la zona será la clave para que el proyecto resulte exitoso".
Gabriel Waldhuter, al frente de la distribuidora junto a su hermano Jorge, explicó a LA NACION la trastienda de la transferencia: "Las conversaciones con Bernstein comenzaron en febrero. La idea era hacer un pase de librería, con alguien que mantuviera el espíritu y el equipo de trabajo. Las dos partes estamos convencidos de que debía seguir siendo una librería de calidad: con el mismo material, más todas las editoriales que Waldhuter distribuye en la Argentina".
A la pregunta obligada (¿por qué abrir una librería en este contexto económico?), el editor responde: "Es cierto que este año han cerrado varias librerías y también han abierto otras. La situación no es la ideal; las bajas en el rubro libros del 15%, más los altos costos de los servicios, hacen cada vez más difícil la situación. Tenemos en claro el panorama, pero nos gustan los desafíos. Además del entusiasmo de tener una librería, creemos que el público que nos visita en la Feria del Libro nos pide vernos más de una vez al año. Y salió esta oportunidad".
Para Bernstein, que estuvo a cargo de Paidós del Fondo y ahora continuará en Paidós Central del Libro Psicológico, "es una muy buena noticia que en esta época se abran librerías. Con una mirada en lo general, creo que si se tienen recursos es un buen momento para hacer apuestas. Instalar una librería es muy complejo y aprovechar situaciones oportunas puede facilitar la puesta en marcha de un proyecto. En el caso de Waldhuter se les presentó la oportunidad de tener una librería en un lugar destacado, con una rica historia librera que lleva casi 25 años".
Con los estantes repletos de títulos de géneros variados (con peso en ciencias sociales y psicología), la librería Waldhuter tiene un espacio para presentaciones y actos, donde planean organizar narraciones de cuentos para los chicos. "Queremos que sea un lugar de encuentro, de lecturas", completó el librero.
El mismo espíritu persigue el proyecto del FCE, que comenzó hace años. Alejandro Archain, gerente general del sello mexicano, cuenta: "El trabajo de diseño de Clorindo Testa data de 2008. Las obras se iniciaron en 2015. El momento influye en lo que será el desarrollo en lo inmediato, pero confiamos en su prolongación en el tiempo. Una editorial como el Fondo de Cultura Económica, con más de ochenta años, ha atravesado diversos momentos, con mayores o menores dificultades, pero siempre con una proyección que va más allá de lo coyuntural".
Archain define el proyecto: "Será una librería general, con material del FCE y de las principales editoriales. Estarán las joyas del catálogo propio y también las de otros sellos, las novedades y un amplio sector de literatura infantil y juvenil. Queremos que además de librería sea un espacio de encuentro y de actividades culturales. Será un complejo donde la venta de libros estará integrada al conjunto".
¿Cómo se sostiene una librería de las características de las dos nuevas en estas circunstancias? Responde Katz, desde su experiencia en el rubro: "Librerías de grandes dimensiones no pueden prescindir de los best sellers, pero tampoco pueden nutrirse exclusivamente de ellos. Definir un perfil es imperioso para diferenciarse en un mercado que, como el de Buenos Aires, tiene una gran oferta de librerías. Ese perfil puede incluir la programación de actividades culturales, pero la clave del éxito radica en el saber de quienes ejercen el oficio de librero. Debe articular el conocimiento y comprensión de las necesidades y deseos de un público diverso y exigente con una oferta editorial desmesurada. Sin ese saber, el riesgo de no tener el libro que puede satisfacer a un cliente es inmenso; con ese saber, la posibilidad de producir un encuentro entre el libro y su lector es sin duda más elevada".
Fondo de Cultura Económica abrió un local con diseño de Clorindo Testa, que se suma al de la prestigiosa Waldhuter; una apuesta para lectores que no creen que el libro sea una variable de ajuste
El edificio del FCE proyectado por Testa cuenta con una librería de dos pisos, una sala para eventos culturales y un espacio para exhibición de obras de arte. Actualmente, en el segundo piso, se exponen los planos del arquitecto y artista visual, fotos de la obra en marcha y dibujos originales realizados a mano. La muestra está abierta al público. La programación de noviembre incluye actividades para chicos (domingos a las 16), talleres y charlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario