domingo, 23 de agosto de 2015

Indaga la historia de los libros y su censura [Fernando Báez]


El escritor venezolano Fernando Báez presenta Los primeros libros de la humanidad; "quería ir a las raíces, investigar, ser autónomo", señala

Cómo el libro se convirtió en un objeto de culto a través del tiempo; cuáles fueron los primeros soportes; desde la piedra, el hueso, los códices, el barro hasta la imprenta, son los asuntos que el escritor venezolano Fernando Báez examina en Los primeros libros de la humanidad.
Se trata de un recorrido por cinco mil años de historia en los que demuestra por qué a pesar del tiempo y la destrucción de manuscritos, siguen siendo memoria viva de la humanidad. De éstos quedan los que influyen en la vida actual de miles de millones de seres humanos como La Biblia, El Talmud, El Corán, los textos védicos y los textos budistas, entre otros.

"Intento aproximar al lector a una hipótesis: que el libro no es el formato, que se transforma, que tiene una continuidad asombrosa. Es fantástico observar una tablilla del Poema de Gilgamesh, para entender este proceso fascinante que convierte al libro en un objeto de culto", señala a La Razón Fernando Báez.

El autor quien es considerado una autoridad mundial en el campo de la historia de los libros y las bibliotecas, comenzó esta exhaustiva investigación cuando leyó The beginnings of libraries, de Ernest Cushing Richardson.

"Me di cuenta que había perdido el tiempo al intentar ser un funcionario; quería ir a las raíces, investigar, ser autónomo, comprender la esencial del imperialismo cultural sin matrices prefabricadas de derecha o izquierda", comparte.
Una investigación que lo llevó al activista a lugares como Damasco, Beirut, Amán, Teherán, Catar, El Cairo, Alejandría, Azerbaiyán, Tánger, Trípoli, países como Túnez, Afganistán, Malí y Kuwait.

Báez, quien fue considerado persona non grata por el gobierno de Estados Unidos por su libro La destrucción cultural en Irak, también reflexiona sobre la libertad de expresión, señala que durante su investigación en archivos, bibliotecas y sitios arqueológicos, no encontró un solo periodo sin censura, desde la antigua Mesopotamia hasta nuestros días.

"Existieron distintas formas de censura con los papiros, las estelas o los códices, para impedir su divulgación por medio de destrucción o fomentando su olvido en un proceso llamado Damnatio memoriae por los romanos, que consiste en ir borrando poco a poco los rastros de un tema hasta el punto de que sensibilizas áreas periféricas que mutilan la memoria de un grupo o nación", concluye.

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