La carrera hacia la presidencia se convirtió para
algunos dirigentes en un Karma. Sergio Massa parecería renunciar o tratar de
hacerle olvidar a la gente de donde viene. Cuando para muchos todavía es una
esperanza de cambio, manda señales preocupantes y contradictorias como decir
que “se acabaron las ideologías”, parafraseando una tesis de los años ‘90,
mezclado con cierto transversalismo al estilo Néstor Kirchner.
Sergio Massa aparentemente basa sus políticas al
estilo de Carlos Menem, lo primordial es su imagen, su carisma y el contacto
con la gente, del resto parecería que está convencido de que es secundario,
quizás por eso fundamenta su campaña en encuestas, algunos “medios de
comunicación”, asesores extranjeros, focus groups y redes sociales. Pero
tal vez la caza de radicales tenga que ver con que, al igual que Mauricio
Macri, piensa que la UCR pueda darle una estructura nacional, pero que fundamentalmente,
son más “conducibles” que los peronistas o tal vez sea la respuesta ante la
situación de que muchos peronistas ya se encuentren encolumnados con Daniel
Scioli, a pesar de ser el felpudo de Cristina, con la esperanza de que el
gobernador de Buenos Aires le haga a la presidenta y a los suyos lo mismo que
ellos hicieron con Duhalde y el peronismo.
Pero “para muestra basta un botón”, por eso sólo hace falta ver con quien se
sacó fotos Massa en estos últimos 60 días, hay una evidente falta de dirigentes
peronistas y solo están aquellos con los que tiene un compromiso ya asumido.
Pero ahí surge una nueva contradicción, porque si Massa se quisiera mostrar
como “la nueva política” no tendría a dirigentes como Raúl Othacehé o a José
Ignacio de Mendiguren a quien muchos recuerdan por la mega devaluación que
impulsó en la presidencia de Duhalde, dejando a varios pequeños y medianos
productores en la ruina, sin contar Felipe Solá, Héctor Daer o Mario Das Neves,
entre otros, parecería que todos nacieron en octubre del 2013, en eso se
parecen al kirchnerismo, donde para ellos todo surgió en el 2003 y nadie tiene
pasado, ni nada ocurrió antes. Acá también la soberbia juega un papel
preponderante, todos los nombrados hacen gala de ella.
Pero apelando a los dichos del ex intendente de Tigre
podemos preguntarnos ¿Qué es la nueva política? Tal vez se refiera al clan
Moyano, o a la familia Posse, los Álvarez o Acuña en Hurlingham, etc., porque
parecería que para la nueva política el nepotismo no es ajeno. Lo que sucede es
más grave que la retórica absurda, quizás Massa no se atreve, como si hace
Macri, a tener un discurso critico, rozando al antiperonismo, entonces pretende
enviar metamensajes a la sociedad juntándose con radicales, o practicando esas
locuras como pretender salir a medir al economista Tomás Bulat como candidato a
Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires porque los brillantes genios que
tiene al lado les dicen de la “gran” cantidad de seguidores que tiene en
Twitter o, sin ir más lejos, tratar de sacarle al kirchnerismo a Martín
Insaurralde por ser “famoso” y uno de los personajes más nombrados por Marcelo
Tinelli, en desmedro de los candidatos históricos peronistas que lo acompañaron
desde la primera hora.
Si, como dice su nuevo slogan, Massa es “distinto”,
tanto que para mí es muy difícil explicar qué quiere Sergio Massa de la
política, con mi poca experiencia siento que en un año se quedó sin discurso,
pero encontró la suerte de que el kirchnerismo y Cristina, con la impronta de
ir por todo, mete tanto la pata que siempre le da un tema para que esté en
primera plana, pero sin dudas solo con los medios no se ganan elecciones y eso
provoca más dudas.
Massa, cuando habla de armar un proyecto diferenciador
en la política y se aleja del peronismo se olvida de que está jugando las
elecciones 2015 contra un espacio político que no esta peleando la permanencia
en el poder, sino que están peleando por no ir “en cana” y contra eso, sumado a
un candidato como Scioli, que increíblemente sigue midiendo bien en las
encuestas, lo más factible es que por lógica los antiperonistas se vayan con
Macri, no con él por más que consuma un matrimonio con medio radicalismo y los
peronistas, ante el destrato, se vayan con Scioli o De la Sota. La pregunta
entonces sería ¿toda esa usina de cerebros marketineros que hoy sostienen al
Frente Renovador va a alcanzar para fiscalizar las elecciones en todo el país?
Porque, Sergio, sin el peronismo, ¿quién te va a contar y cuidar los votos?
Leo Anzalone
Dirigente de Peronismo Para Todos
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