“Es la mañana del 8 de octubre de 1895. En el patio de una amplia
casona de la calle Buenos Aires, en el pueblo de Lobos, un niño de cuatro años
ha interrumpido sus juegos. Mario Avelino Perón no entiende bien lo que está
sucediendo: su madre, doña Juana, no ha salido ese día de la habitación, un
agitado ir y venir de gente extraña lo inquieta y los persistentes berridos que
de pronto llenan la casa acaban por intrigarlo. Por fin, su tía Francisca
aparece con un recién nacido en brazos. Ha llegado al mundo su hermanito
prometido”.
Estas palabras corresponden a una obra titulada PERÓN, EL HOMBRE
DEL DESTINO, editada en febrero de 1974, bajo la dirección de Enrique Pavón
Pereyra, cuando todavía vivía el general Juan Domingo Perón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario