Perplejo, he leído que el
presidente de la Corte
Suprema de Justicia eligió a Eduardo Anguita para que
presentara su libro “Derechos humanos, justicia y reparación”.
El gesto del doctor
Ricardo Lorenzetti, de singular significado, no parece evidenciar “el respeto y
la tolerancia” que se auto adjudica el magistrado, ni es prueba de “la igualdad
ante la ley para todos” que predica; más bien se asemeja a una burla al dolor
de las víctimas del terrorismo guerrillero, se aleja de la prudencia e
imparcialidad con que deben conducirse los jueces, y anticipa que para algunos
de ellos hay una sola clase de derechos humanos.
Como miembro de la
organización terrorista ERP, que secuestrara y asesinara a mi padre, Anguita
integró el grupo guerrillero que copó, el 6 de septiembre de l973, el Comando
de Sanidad del Ejército, asesinó al teniente coronel Juan Duarte Hardoy e hirió
a un oficial y a un conscripto, en el marco del ataque sistemático a la población
civil que, en pleno gobierno constitucional, realizó el terrorismo guerrillero
para imponer un régimen marxista.
Confío que otros jueces
tendrán el coraje para desoír la convocatoria del doctor Lorenzetti a imitar su
cuestionable proceder, y alguna vez juzgarán a los guerrilleros que entonces
torturaron, secuestraron y asesinaron a miles de personas, y a quienes hoy
presuntamente malversan los caudales públicos indemnizando a los deudos de los
guerrilleros muertos durante el ataque a cuarteles, en plena democracia.
Y espero, también, que
cuando la causa por el asesinato de mi padre llegue a la Corte , el doctor Ricardo
Lorenzetti tenga el decoro de excusarse, porque evidentemente con su gesto ha
prejuzgado.
Arturo
Larrabure
** El autor es hijo del Coronel
Argentino del Valle Larrabure, secuestrado por el ERP y encontrado muerto el 23
de agosto de 1975, luego de 372 días en cautiverio.
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