jueves, 1 de marzo de 2012

Bibliotecarios de Oscar (Historia de una denominación...)



¿De resaca después de la noche de los Oscar? ¿Recuperados ya del espectáculo de la piernaca de Angelina Jolie, o lo que realmente les impactó fue el trajecito de Burbuja Freixenet que se nos puso Meryl Streep? ¿Se esperaban el triunfo de The Artist, o eran de los que rezaban para ver subir a George Clooney o Brad Pitt y recoger sus estatuitas?

En fin, sea como fuere, la gala de entrega de la 84ª edición de los Premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas ya ha pasado a la historia.

Una historia que, mal que bien, está llena de momentos intensos y decepcionantes (cada uno tiene sus favoritos, claro está), y de ceremonias de entrega más largas que un día sin pan o que una tarde llena de cenutriousuarios vacilones. La pequeña intrahistoria de las galas de los Oscars viene a ser un pulso entre el espectáculo y el coñazo inherente a una ceremonia en la que se entregan veintitantos premios. Imagínense que fuera más larga; por ejemplo, si durase media hora más. Muchos de ustedes desistirían de quedarse hasta las tantas para verla, ¿verdad?

Pues bien: que sepan que, si pueden verla entera, y conseguir que siga suscitando ilusión y expectativas, es, en parte, gracias a una bibliotecaria. En concreto, esta.

Les presentamos a Margaret Herrick (nombre de soltera: Margaret Buck Gledhill), a la sazón bibliotecaria de la Academia en 1931, que fue la protagonista de la famosísima anécdota según la cual los premios se llaman Oscar porque la estatuita dorada le recordaba a su tío Oscar. Tal vez como reconocimiento, llegó a directora emérita de la Academia, y la biblioteca de esta institución lleva su nombre. 

Gracias a ella (una bibliotecaria, no lo olviden), todos nosotros podemos ver la ceremonia de entrega de los premios más famosos del mundo del cine sin que nos parezca un soberano coñazo. Una ceremonia que, gracias a la expresión "And the Oscar goes to...", es mucho más ágil y fácil de seguir que si tuviéramos que escuchar dos docenas de veces una letanía interminable como, pongamos por caso, "And the Academy of Motion Picture Arts and Science award goes to...".

Muchas gracias, Margaret. Y no te olvides de sacarle brillo de vez en cuando al tío Oscar, allá donde estéis.

Fuente: http://frikitecaris.blogspot.com/2012/02/bibliotecarios-de-oscar.html


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