No lo tengas por esclavo, pues es libre. Por tanto, no lo señales con marca alguna.
No lo hieras ni de corte ni de punta. No es un enemigo.
Abstente de trazar rayas en cualquier dirección, ni por dentro ni por fuera.
No plegues ni dobles, ni dejes que se arrugen.
Guárdate de garabatear en los márgenes.
Retira la tinta a más de una milla. Prefiere morir a mancharse.
No intercales sino hojas de limpio papiro.
No se lo prestes a otros ní oculta, ni manifiestamente.
Aleja de él los ratones, la polilla, las moscas y a los ladronzuelos.
Apártalo del agua, del aceite, del fuego, del moho y de toda suciedad.
Usa, no abuses de él.
Te es lícito leerlo y hacer los extractos que quieras.
Una vez leído no lo retengas indefinidamente.
Devuélvelo como lo recibiste, sin maltrato ni menoscabo alguno.
Quién obrare asi, aunque sea deconocido, estará en el álbum de los amigos.
Quién obrare de otra manera será borrado.
Reglas para el uso y manejo de los libros. Escrito por Manuel Martin.
Antigua Biblioteca Turriana
El alma de las bibliotecas y Centros de documentación es el bibliotecario/a. El ha sido y es, el nexo entre el saber aquilatado, conservado y organizado en las nobles arquitecturas y la comunidad. Tiene responsabilidades, objetivos y obligaciones…pero esa alma corpórea es merecedora de los derechos que como Trabajador de la Información le corresponden; Este es nuestro desafió profesional: Construír a partir de nuestra propia identidad una organización genuina para los Bibliotecarios
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