miércoles, 19 de diciembre de 2018

PRECARIEDAD LABORAL: por cada puesto que se perdió en blanco se crearon 5 en negro en un año

La proyección de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec a total país determinó que en el tercer trimestre habían 18,9 millones de trabajadores ocupados: 12,2 millones registrados y 6,7 millones en la informalidad

El Indec midió para el tercer trimestre del año un aumento de la tasa de desempleo en 0,7 puntos porcentuales, a 9% de la población económicamente activa, como consecuencia directa del mayor crecimiento de la oferta de trabajadores, 0,4 puntos porcentuales de la población total, que la tasa de empleo que lo hizo en apenas 0,1 puntos porcentuales, en comparación con la proporción registrada un año atrás para el conjunto de los 31 aglomerados urbanos del país, sobre una población en ese universo de poco más de 27,8 millones de personas.

En términos absolutos, esas proporciones extrapoladas al total país, con una población de aproximadamente 44,7 millones de habitantes, arrojó una oferta laboral de algo más de 20,5 millones, se elevó en 392 mil personas, de las cuales se encontraban ocupadas 18,9 millones, en ese caso subió en 292 mil puestos, en ambos casos respecto del tercer trimestre del año anterior.

Semejante crecimiento del empleo en un período en que el PBI acumuló una caída de 3,5% superó las expectativas del mercado, más aún porque pocas semanas antes la ahora Secretaría de Empleo había dado cuenta de que el empleo registrado por el Sistema Integrado Previsional Argentino había acusado en ese período una disminución de 70 mil puestos.

La diferencia se explicó por la aceleración de la tasa de precariedad laboral, como se define no sólo a los empleos de baja calificación profesional, y salarios equivalentes a la mitad del ingreso medio de la economía que asciende a unos $30.000 por mes en términos brutos, sino principalmente a la mayor parte de los ocupados en la informalidad, sin aportes jubilatorios ni cobertura asistencial por parte del empleador.

Se trata de unos 362 mil trabajadores que lograron entre octubre de 2017 y septiembre de 2018 ocuparse en una actividad informal como principal fuente de ingreso, una proporción equivalente a 5 por cada puesto de trabajo que se destruyó en la economía formal, principalmente en la industria y la construcción, según informó el Indec.

Así, tras  haber alcanzado el empleo en negro una proporción mínima de 32,6% del total de empleos en el país en el primer trimestre de 2017 se observó un proceso casi ininterrumpido de incremento de la informalidad laboral hasta un pico de 35,4% a fines de septiembre, en línea con un agobiante crecimiento de la presión tributaria y resistencia de gran parte de la dirigencia política y sindical a modernizar el sistema de contrataciones, a tono con las prácticas que predominan en el mundo.

Una vez más, en la reapertura de las negociaciones entre trabajadores y empresarios en paritarias se logró un rápido consenso para acordar aumentos nominales de las remuneraciones, pero volvió a quedar fuera de agenda el debate sobre los mecanismos para lograr el crecimiento de la productividad laboral y las condiciones de flexibilidad laboral, en beneficio de las dos partes.

Según el relevamiento del Indec los sectores que en el  últimos año perdieron participación en el mercado de trabajo fueron la industria, hoteles y restaurantes; servicios financieros y de alquiler; administración pública; servicios comunitarios. Por el contrario, se mostraron activas las ramas de la construcción; servicio doméstico; comercio y enseñanza.

https://www.infobae.com/economia/2018/12/19/precariedad-laboral-por-cada-puesto-que-se-perdio-en-blanco-se-crearon-5-en-negro-en-un-ano/

lunes, 17 de diciembre de 2018

Codex Sinaiticus : la Biblia más antigua.


El Mercurio salmantino publicó:" El Códice Sinaítico o Codex Sinaiticus es un manuscrito del siglo IV (años 330 - 350)  que contiene la copia completa más antigua del Nuevo Testamento aunque originalmente contenía la totalidad de ambos Testamentos, pero solo han llegado hasta nuestros d"

Codex Sinaiticus : la Biblia más antigua.

por El Mercurio salmantino

Resultado de imagen de Codex SinaiticusConsulta virtual.

El Códice Sinaítico o Codex Sinaiticus es un manuscrito del siglo IV (años 330 - 350)  que contiene la copia completa más antigua del Nuevo Testamento aunque originalmente contenía la totalidad de ambos Testamentos, pero solo han llegado hasta nuestros días trozos de la Septuaginta, la totalidad del Nuevo Testamento, la Epístola de Bernabé y fragmentos de El Pastor de Hermas.

Gracias a los adelantos tecnológicos, desde hace unos años se puede consultar por Internet y con alta resolución las más de 800 páginas y fragmentos que se conservan de la considerada Biblia más antigua del mundo . Escrito en griego sobre hojas de pergamino por varios escribas y cuyo texto se revisó y corrigió a lo largo de los siguientes siglos.  Podrá accederse desde cualquier parte del mundo (http://www.codexsinaiticus.org/). a las imágenes digitales en alta resolución de las páginas de ese libro.

El codex se encuentra dividido en cuatro trozos desiguales, cada uno de ellos situado en un punto distinto del mapa. El bloque más importante lo forman las 347 hojas de la Biblioteca Británica en Londres (con el Nuevo Testamento al completo), 12 hojas y 14 fragmentos en el Monasterio de Santa Catalina (Monte Sinaí, Egipto) (los encontrados en 1975) que son además los del inicio y final del Códice, 43 hojas en la Biblioteca de la Universidad de Leipzig, desde 1844 y por último fragmentos de 3 hojas en la Biblioteca Nacional de Rusia, en San Petersburo.

La reunificación virtual del Codex Sinaiticus marcó la culminación de cuatro años de estrecha colaboración entre todas esas instituciones,

El proyecto  permite a los estudiosos de todo el mundo profundizar en el texto griego, que se ha transcrito en su totalidad con referencias cruzadas, que incluyen la transcripción de las numerosas revisiones y correcciones posteriores. También permitirá a los investigadores examinar la historia del libro como objeto físico, estudiar la textura y manufactura del pergamino. La versión digital no se limita a la reproducción del texto, [en scriptio continua (estilo de escritura en el que no se utilizan espacios para separar las palabras) y con caligrafía uncial ( tipo de escritura en el que todo el texto se escribía en letras mayúsculas)], sino que permite modificarlo como una película digital, con la posibilidad de mover párrafos e intercalar la transcripción griega y la traducción alemana.

El códice, tal vez el libro encuadernado más antiguo que ha sobrevivido hasta nuestros días, era enorme: el número final de folios se calcula por encima de los 730 por lo que su encuadernación tuvo que ser de una resistencia considerable. Cada uno de los folios medía 40,6 centímetros de alto por 35,5 de ancho. Para su producción se necesitaron al menos la piel de 365 animales.

"El Codex Sinaititucs es uno de los mayores tesoros escritos del mundo. Marca el triunfo definitivo de los códices encuadernados sobre los pergaminos", comentó Scot McKendrick, director del departamento de manuscritos occidentales de la Biblioteca Británica. "Permite estudiar el desarrollo de la temprana cristiandad y ofrece material documental de primera mano sobre cómo se transmitió la biblia de generación en generación", dijo McKendrick. "El proyecto ha permitido determinar que un cuarto escriba – además de los tres ya reconocidos- trabajó también el texto", señaló el director de la Biblioteca Británica. Según McKendrick, "la disponibilidad del manuscrito virtual para su estudio por los expertos de todo el mundo crea oportunidades de colaboración investigadora que habrían sido imposibles hace sólo unos años".


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El Mercurio salmantino | 17 diciembre, 2018 en 8:11 am | Etiquetas: Biblia, Manuscritos | Categorías: Recursos | URL: https://wp.me/p8nrXs-10M
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viernes, 14 de diciembre de 2018

PREOCUPADO….(de Venezuela-Cuba-Nicaragua ni una palabra )

El Papa, preocupado por el uso de la justicia para inhabilitar a líderes políticos en Sudamérica

Jorge Bergoglio recibió un informe sobre los juicios que enfrentan ex presidentes latinoamericanos, como Lula Da Silva, Cristina Kirchner y Rafael Correa, que insinuarían una instrumentación selectiva de la justicia con fines políticos

El timing quizás no fue el mejor para denunciar una direccionalidad intencionada en estos procesos judiciales considerando que la justicia acaba de citar a indagatoria nada menos que a hermano y al padre del presidente Mauricio Macri, pero ello no impidió al abogado argentino Roberto Carlés, frustrado candidato kirchnerista a la Corte Suprema de Justicia, y a un grupo de juristas que lo acompañaba, presentarle al Papa un informe sobre el uso selectivo de la justicia para inhabilitar líderes políticos en América del Sur.

Según el Vatican Insider el Papa está preocupado por esta tendencia que afectaría el Estado de derecho en América Latina y que algunos analistas llaman "lawfare", o sea "guerras judiciales". Lo que en Argentina suele calificarse como judicialización de la política.  La delegación que visitó a Francisco estaba formada, además de Carlés, por el músico brasileño Chico Buarque, su pareja, la abogada Carol Proner, y la militante social italiana Grazia Tuzi.

En la audiencia con el Papa, que tuvo lugar en la residencia Casa Santa Marta y que duró 45 minutos, le entregaron un informe detallado de la situación procesal de algunos dirigentes de la región, en particular de los ex presidentes de Brasil, Luis Inacio "Lula" da Silva, de Ecuador, Rafael Correa, y de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner.

El vocero post-audiencia fue Carlés: "El motivo de la reunión fue el de presentarle al Papa este informe elaborado por la Asociación de Jueces para la Democracia de Brasil, junto con otros juristas, sobre la situación del Estado de Derecho en América Latina", dijo al Vatican Insider.

En los documentos entregados al Papa está el detalle de la situación procesal de cada uno de estos políticos y los visitantes se comprometieron a ir actualizando la información.

Cristina Kirchner está procesada en seis causas, varias por coimas en la concesión de obras públicas y lavado de dinero, entre otros delitos, mientras que Lula Da Silva cumple una condena de 12 años por corrupción pasiva y lavado de activos y tráfico de influencias. Rafael Correa por su parte tiene varias denuncias por varios delitos, entre ellos, tráfico de influencias, y peculado. Según Carlés, la mayoría de estos dirigentes es objeto de "investigaciones imparciales, con violación a garantías constitucionales y una abierta violación a los principios del Estado de derecho, como se está viendo en los distintos países".

El abogado argentino aseguró que el Papa "comparte esta preocupación".

"El ambiente de la reunión fue cordial, distendido, nos conocemos hace tiempo y sí, en principio nos hemos propuesto informarle en forma permanente de los distintos avances y cambios, la evolución de las situaciones de los políticos", dijo Carlés.

El abogado hizo sin embargo una interesante precisión: el Papa condena claramente la corrupción, dijo.

Efectivamente Jorge Bergoglio ha deplorado reiteradamente estos actos y es conocida su frase: "¡Pecador sí, corrupto, no!". También ha escrito libros sobre el tema y ha condenado reiteradamente la corrupción en muchos de sus discursos y homilías."Aquí lo que preocupa es la instrumentalización de la corrupción para otros fines", aclaró entonces Carlés, que habló de una "judicialización selectiva" de la política, considerada como "uno de los mayores peligros para la democracia en el mundo y no solo en América Latina".

https://www.infobae.com/politica/2018/12/14/el-papa-preocupado-por-el-uso-de-la-justicia-para-inhabilitar-a-lideres-politicos-en-sudamerica/

jueves, 13 de diciembre de 2018

La pobreza creció al 33,6% en la Argentina y es la más alta de la década, según un informe de la UCA **


Son cifras correspondientes al tercer trimestre. Aumentó 19% respecto del mismo período de 2017. Más de 13 millones de argentinos son pobres

En lo que constituye un verdadero retroceso en términos de desigualdades en la Argentina el índice de pobreza se disparó al 33,6% en todo el país durante el tercer trimestre de este año y constituye así un aumento de 19% respecto de las cifras difundidas por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) un año atrás.
Según los datos emitidos hoy, en la Argentina existe un 33,6% de personas que viven por debajo de la línea de la pobreza mientras que hay un 6,1% que se encuentran en la indigencia. Esto constituye un estimado de más de 13,2 millones de personas que sufren la pobreza. Un año antes había medido 28,2% de la población.
"Este es un informe que no responde a una intencionalidad política o partidaria sino que es el reflejo de un estudio científico que responde a una Argentina que vive con muchas desigualdades, una inflación que pegó mucho en la población y una importante franja de los argentinos que no tienen trabajo", expresó a Infobae Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.
Estos datos de pobreza arrojan los índices más elevados en la última década en Argentina y se estima que en el último trimestre estos datos se mantendrán.
Los números arrojados por este índice se realizan en unos 5.800 casos de todos los conglomerados urbanos del país con más de 80.000 habitantes y toma en cuenta una muestra por ingreso aunque tiene datos más ampliados de la situación de las personas pobres o indigentes.
El incremento en los niveles de pobreza que registró ahora el informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA implica un retroceso ya que vuelven a darse cifras superiores a las que había en el 2015 cuando finalizó el mandato de Cristina Kirchner (29,2%) y al momento en que comenzó la administración de Mauricio Macri (32,3%).
Salvia explicó que la pobreza golpeó más a los sectores medios por la inflación y la falta de trabajo que a los sectores indigentes que tienen una protección social que hizo mantenerlos en su situación.
De esta manera, el Gobierno no logró, al evaluar estos datos, una reducción de la pobreza y se mantiene muy lejos de la promesa presidencial de alcanzar una pobreza cero en la Argentina.
En el primer semestre de 2018, el INDEC arrojó el dato de que el 19,6% de los hogares en la Argentina está por debajo de la línea de pobreza, lo que comprende al 27,3% de las personas. Dentro de este conjunto se distingue un 3,8% de hogares indigentes que incluyen 4,9% de las personas.
Allí también el INDEC había registrado una suba de la pobreza y la indigencia con respecto al segundo semestre de 2017 y una disminución respecto de los consignados en el primer semestre de 2017.
Por otra parte, el dato llamativo del índice de ahora de la UCA es que la pobreza golpea más en el Conurbano y en los chicos de 0 a 17 años donde se vio un incremento del 44% al 51,7%.
En este caso llama mucho la atención otro dato alarmante del Observatorio de la Deuda Social: el nivel de inseguridad alimentaria en la Argentina hoy es del 20% del total de la población y la inseguridad alimentaria severa, es decir aquellos que pasan hambre, es de 7,9%.
Salvia atribuyó todas estas cifras alarmantes en la Argentina a que no existe en la última década una clara política distributiva del ingreso y a que la pobreza estructural no logró desterrarse.
El trabajo que presentó la UCA bajo el título de Estancamiento estructural, pobreza crónicas y desigualdad crónica en Argentina 2010-2018 sostiene también que la economía vinculada al sector externo y necesario para el crecimiento no logró una derrame hacia los sectores más productivos.
En marzo, la UCA presentará un informe sobre pobreza multidimensional en donde se registrarán mayores niveles de inseguridad alimentaria y una mejora en la infraestructura de salud y hábitat.
** Martín Dinatale / Infobae

lunes, 10 de diciembre de 2018

Las icónicas cabinas telefónica rojas de Londres se convierten en pequeñas bibliotecas libres




Las icónicas cabinas telefónica rojas de Londres se convierten en pequeñas bibliotecas libres

por Julio Alonso Arévalo

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London Icons: The Red Telephone Box
Charlotte Luxford
Home & Design Editor
Culture Trip: 5 December 2018

Ver además

 

BuecherboXX cabinas telefónicas trasformadas en bibliotecas

Cabinas de teléfonos convertidas en pequeñas bibliotecas libres

Libros libres: un espacio para fomentar la lectura a través del intercambio de libros entre lectores

 

La revolución digital puede hacer que la icónica cabina telefónica roja desaparezca, pero sigue siendo uno de los símbolos más perdurables de Londres y el Reino Unido en la actualidad.

Para un londinense es difícil pasar por una cabina telefónica roja sin sentir una pizca de admiración. De pie en las esquinas de Londres, estas balizas de dos metros y medio de altura evocan una visión romántica del Reino Unido: un mundo de tomar el té y ondear la bandera. De hecho, la iteración más conocida de la cabina telefónica - el prosaicamente llamado Kiosco 6 (K6) - fue encargado para celebrar el Jubileo de Plata del Rey Jorge V en 1935.

Los orígenes de las K6 se remontan a la Oficina de Correos, que en la década de 1920 se convirtió en la compañía telefónica del Reino Unido. En busca de una cabina telefónica pública adecuada para la nación, la Oficina de Correos encargó a Sir Giles Gilbert Scott, el arquitecto que diseñó de algunos de los símbolos más emblemáticos de Londres, la central eléctrica de Battersea y la central eléctrica de Bankside (ahora sede de la Tate Modern). El diseño K2 con cúpula de Scott fue el precursor de la cabina telefónica roja con la que la mayoría de la gente está familiarizada.

El diseño inicial de Scott tuvo un gran éxito entre los londinenses, aunque tenía el doble de peso que un piano de cola. En 1935 Scott tuvo la oportunidad de diseñar un nuevo quiosco para conmemorar el Jubileo de Plata del Rey Jorge V; lo reemplazó por una versión más delicada que era un 25 por ciento más ligera. Este K6 aerodinámico se convirtió en la cabina telefónica más emblemática de la capital, tan popular que se instalaron 60.000 en todo el Reino Unido, y algunas incluso llegaron hasta las calles de Malta, Bermudas y Gibraltar.

Mientras que la cabina K6 de color rojo brillante sigue siendo el diseño más omnipresente de Gran Bretaña, también se produjeron otros modelos menos exitosos. Hay una rara cabina telefónica K3 de color crema, que todavía se puede ver al lado de la exposición de Penguin Beach en el ZSL London Zoo. Un K4, que incorporaba un práctico buzón de correos y una máquina de sellos externa, que se introdujo durante un corto periodo de tiempo. Sin embargo, resultó que las máquinas torpes molestaban a los usuarios de teléfono y los rollos de sellos a menudo se humedecían y pegaban por el clima lluvioso de Londres.

La necesidad de teléfonos públicos disminuyó en la década de 1980 y las cabinas de Londres fueron víctimas de vandalismo y adornos de dudosa gracia. Pero les esperaba un destino potencialmente peor: en 1980, British Telecom (BT) asumió la responsabilidad de las cabinas telefónicas, y se anunció que todos los quioscos se pintarían de amarillo. Naturalmente, algunos sectores de la opinión pública británica se opusieron a la decisión, y el periódico Daily Mail hizo campaña contra "el peligro amarillo". Mientras que 2.000 de las cabinas telefónicas rojas estaban en la lista, un gran número de las K6 originales fueron eventualmente reemplazadas por el KX100 de BT - una fortaleza de acero y vidrio templado con toda la practicidad pero sin el brillo de su glamoroso color escarlata. De hecho, su diseño "a prueba de vandalismo" resultó aún más atractivo para aquellos a los que se pretendía repeler, y los KX100 se convirtieron en un maltratado adefesio urbano, y muchss de ellss fueron reemplazadas, irónicamente, por cabinas K6 restauradas.

En los últimos años se ha iniciado una tendencia a la reutilización de las cabinas K6 debido, en parte, impulsado por el programa "Adopte una cabina de BT". Asi se han dado curiosos destinos a las cabinas rojas K6 en toda Gran Bretaña con un verdadero espíritu renovador, desde mini bibliotecas de préstamo y cabinas de desfibriladores hasta pequeñas exposiciones de arte itinerante. Si bien la era del smartphone ha dejado obsoletas estas cabinas en cierto sentido, son una parte muy arraigada de la cultura británica. Pasará mucho tiempo antes de que la cabina telefónica roja pierda su factor de novedad.

 

 



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…Cómo fue el 10 de diciembre de 1983…

Hace 35 años, con la asunción de Raúl Alfonsín como presidente constitucional, la Argentina vivió un momento de fervor popular y de gran esperanza después de los oscuros años de la dictadura militar
Ese sábado todo empezó muy temprano. A las 7.45 ya había movimiento. Los cuatro canales de aire transmitían desde el Congreso. El presidente electo, Raúl Alfonsín ya había llegado. También lo iban haciendo legisladores, invitados y delegaciones extranjeras.
Lo de empezar temprano el día de su asunción no parece casual. No sólo porque iba a ser un día abigarrado, cargado de actividades. El libro Alfonsín, mitos y verdades del padre de la democracia, una excelente biografía escrita por Oscar Muiño, abre con una gran escena: "Era noctámbulo, trasnochaba, se levantaba tardísimo, fumaba mucho, llegaba tarde a las reuniones. Un radical típico. Un día, de repente, largó el cigarrillo, se inventó una rutina, comenzó a convocar gente temprano en las mañanas, dejó la noche. Cuando me enteré, supe que Raúl Alfonsín quería ser presidente". Ese madrugar, ese tener en actividad un sábado a todos desde muy temprano pretendía ser una nueva impronta.
Entre los invitados especiales los mayores honores se los llevaban los ex presidentes democráticos. Arturo Frondizi saludaba a cada legislador pero fue Isabel Perón quien tuvo que sacarse fotos con cada persona que se le acercaba simulando que los conocía. Desde su regreso al país había sido portada en todos los diarios. Se especulaba con que que encabezaría la oposición, que comandaría la reestructuración del peronismo derrotado. Los dos ex presidentes fueron los encargados de izar la bandera en la sala de sesiones.
Había una tensión alegre y ansiosa en el ambiente. Luego de siete años de silencio el Congreso se resignificaba. Su ausencia había hecho que los argentinos hubieran vuelto a valorar su actividad. Manteniendo un hábito legislativo de las décadas anteriores, las sesiones preparatorias, que tuvieron lugar desde 15 días antes, no habían sido del todo pacíficas.
Algunas provincias no habían terminado el recuento definitivo y no se podían aprobar los diplomas. Eso demoraba también la proclamación de la dupla presidencial a través del Colegio Electoral. Pero la gran disputa entre radicales y peronistas se daba por la conformación y manejo de las diferentes comisiones legislativas. Mientras el oficialismo reclamaba mayor poder por haber triunfado en las elecciones, el peronismo luchaba por mantenerse vivo y con influencia y no quería perder el manejo de comisiones clave.
Además la conformación de las Cámaras había quedaba bastante equilibrada con mayoría radical en Diputados pero con supremacía peronista en Senadores.
Luego del triunfo con el 52% de los votos del 30 de octubre, Alfonsín se dedicó a formar su gabinete y a reunirse con los distintos sectores políticos y sociales del país. Referentes peronistas, militares, Madres de Plaza de Mayo,intelectuales y otros fueron pasando por los encuentros, deseándole suerte y, por supuesto, dejándole pedidos y reclamos de antemano.
Los sindicatos se movían y empezaban con sus exigencias y procuraban imponer condiciones; no querían quedar relegados en la nueva repartija de poder. Antes de asumir empezaba una lucha que perseguiría y hostigaría al presidente radical a lo largo de todo su mandato. Alfonsín hablaba de sindicato único por actividad, elecciones claras y actividad sindical escindida de la políticaSaúl Ubaldini y el resto de la CGT marcaban la cancha desde temprano. Luego, vendrían las discusiones públicas, los enfrentamientos y un número que varios pueden repetir de memoria: los 13 paros generales en cinco años y medio.
El panorama tampoco era alentador desde el punto de vista económico. Recesión, inflación del 20 % mensual, deuda externa. El otro foco de tensión, naturalmente, estaba dado por los militares. Poco antes habían dictado la ley que se conoció como de Autoamnistía. Las tensiones estaban latentes y las heridas en carne viva. El 5 de diciembre se disolvía la Junta Militar. Luego de negociaciones encabezadas por Antonio Tróccoli, el futuro ministro del Interior, la asunción del mando se adelantó de principios de 1984 a diciembre de 1983.
Aquel 10 de diciembre, a las 8.30 en punto, comenzó la sesión. Alfonsín y Víctor Martínez juraron ante la Asamblea Legislativa. Años de dolor parecían quedar atrás, en esas voces fuertes, convencidas que juraban lealtad a la Constitución Nacional, auguraban un futuro mejor, abrían esperanzas. Fue el primer momento emotivo del día.
Luego Alfonsín se dirigió a la Asamblea. Abrió una carpeta, acomodó las hojas, se puso los anteojos y empezó su discurso. Sólo leyó 28 de las 74 páginas. El resto pidió que fuera incorporado al Diario de Sesiones. Eligió dar a conocer su ideario institucional y dejar para otro momento las medidas concretas. Es lo que necesitaba el país en ese momento. El discurso fue interrumpido por aplausos de todas las bancadas en varias ocasiones. Se puede resumir su alocución (medida y firme, acorde al lugar y al momento, dejando la espectacularidad para otra circunstancia) en la frase que provocó la primera ovación. Simple, contundente y necesaria: "Vamos a ser un gobierno decente".
Luego del Congreso llegó el primer momento épico del día. A contramano, bajó por Avenida de Mayo hacia la Casa de Gobierno. En el Cadillac descapotable, escoltado por decenas de granaderos a caballo, con su esposa María Lorenza Barreneche de pie al lado suyo, Alfonsín saludaba a las miles de personas que esperaban verlo pasar a los costados de la avenida. El sol de diciembre, el entusiasmo de la gente, los papelitos que caían sin cesar de los edificios y la esperanza convertirían a ese paseo en inolvidable.
En la Casa Rosada fue el momento de la entrega de atributos. En una ceremonia sobria, formal y breve, sin demasiadas sonrisas, Reynaldo Bignone, el último dictador, entregó el bastón y la faja presidencial. Luego, Alfonsín tomó juramento a sus primeros ocho ministros: Antonio Tróccoli (Interior), Bernardo Grinspun (Economía), Dante Caputo (Relaciones Exteriores), Roque Carranza (Obras y Servicios Públicos), Raúl Borrás (Defensa), Antonio Mucci (Trabajo), Aldo Neri (Salud y Acción Social) y Carlos Alconada Aramburú (Educación).
Grinspun tomaría notoriedad por su pelea por enderezar la economía; sus momentos de mayor fama los consiguió en verano: jugando al truco en las madrugadas marplatenses con Gerardo Sofovich y Susana Giménez, y en una célebre respuesta con mohín incluido ante un representante del FMI, cuando se bajó los pantalones y mostrándole la cola le dijo: "¿Querés que me baje los pantalones? Me los bajo".
Caputo tenía apenas 40 años, era el más joven del gabinete y el de mayor preparación intelectual. Borrás tenía la tarea más ímproba que era lidiar con los militares, con su repliegue, con la necesidad de depurar las tres armas, con sus exigencias por impunidad y con la urgencia por ajustar sus conductas a los nuevos tiempos democráticos. Luego de ellos ocho, un buen elenco, juraron todos los secretarios de Estado.
De allí, Alfonsín se dirigió al Cabildo. En los días previos, los radicales más influyentes sentaron su posición al respecto y alimentaron la discusión. ¿Desde dónde debía dirigir Alfonsín su primer mensaje como presidente al pueblo? Muchos sostenían que desde los balcones de la Casa Rosada. Otros insistían en evitar ese escenario. No querían asociar el nuevo gobierno a imágenes del pasado, deseaban obviar situaciones que los asimilaran al peronismo. Ese balcón tenía dueño. Simbólicamente, comenzar desde el Cabildo era unir los primeros pasos del nuevo gobierno a los albores de la Nación.
El balcón principal del Cabildo desbordaba de gente. Entre ellos se abrieron paso el flamante presidente y Víctor Martínez. La multitud bramó. La plaza y las calles aledañas estaban repletas. Había vinchas celestes y blancas, gorros y banderas argentinas, boinas blancas y banderas y estandartes del Partido Radical. También algunas enseñas de otros partidos. Pasaron un par de minutos hasta que Alfonsín pudiese hablar. La gente, abajo, coreaba su nombre, gritaba "Argentina, Argentina" y saltaba. Alfonsín, entonces, habló en primera persona del plural. Incluyó, se refirió a "todos". En su primera frase advirtió que vendría una etapa dura, difícil pero que el deber de todos era trabajar por asegurar la libertad y las condiciones de vida dignas en el país.
Mientras hablaba (y mientras la gente bramaba) fue adquiriendo cada vez más convicción y energía. El brazo se agitaba con firmeza y apuntalaba cada palabra, el exacto tono enfático. "No tengo dudas de que saldremos adelante, que tendremos el país que nos merecemos". Una nueva ovación.
El cierre de esos ocho minutos fue con lo que ya a esa altura era un clásico. El hit de Alfonsín, como lo llama Martín Zariello en su reciente libro 1988, el fin de la ilusión: el recitado del preámbulo de la Constitución Nacional. Fue, como lo bautizó el mismo Alfonsín en el cierre de campaña en la 9 de julio, un rezo laico. El brazo cayendo con el índice levantado, como golpeando cada frase, la voz grave, y la gente que se va sumando y repitiendo cada una de las consignas. Los que estaban en el balcón movían los labios acompañando, se entusiasmaban, afirmaban con cortos movimientos de cabeza.
Las últimas palabras las dijeron juntos, las gritaron decenas de miles de personas. Un momento estremecedor. El preámbulo de la Constitución Nacional con el que Alfonsín, cuando era candidato, cerraba todos sus discursos, se había convertido en una carta de fe de sus votantes.
Sin embargo, seis años después, al final de su mandato, las mismas palabras dichas con la misma cadencia expositiva no lograban similar efecto. Su resonancia, su sentido se había invertido. En el '83 representaban la esperanza, el futuro. En el '89 se habían convertido en un tango, eran pura nostalgia, eran la muestra cabal de todo lo que no pudo ser, de un fracaso.
Todavía quedaban más emociones en ese 10 de diciembre. En el Palacio San Martín, Alfonsín recibió a los representantes extranjeros que habían venido para su asunción. Felipe González, Bettino Craxi, George Bush (padre), el premier francés Pierre Mauroy, Belaúnde Terry, Siles Suazo y Daniel Ortega entre otros. Para la noche quedó la gala en el Teatro Colón. Programa previsible y emotivo: Alberto Ginastera, Astor Piazzolla y el Himno de la Alegría.
La actividad de los primeros días fue frenética. El programa de gobierno trató de cubrir todos los puntos de acción. En la economía hubo un rápido congelamiento de precios, búsqueda de créditos e intentos por estabilizar las distintas variables. La democratización de los sindicatos fracasó. A los cinco días de gobierno se ordenó el juzgamiento a las cúpulas militares y la creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep). En política exterior se comenzó con la reinserción del país en el mundo.
Todavía quedaban más emociones en ese 10 de diciembre. En el Palacio San Martín, Alfonsín recibió a los representantes extranjeros que habían venido para su asunción. Felipe González, Bettino Craxi, George Bush (padre), el premier francés Pierre Mauroy, Belaúnde Terry, Siles Suazo y Daniel Ortega entre otros. Para la noche quedó la gala en el Teatro Colón. Programa previsible y emotivo: Alberto Ginastera, Astor Piazzolla y el Himno de la Alegría.
La actividad de los primeros días fue frenética. El programa de gobierno trató de cubrir todos los puntos de acción. En la economía hubo un rápido congelamiento de precios, búsqueda de créditos e intentos por estabilizar las distintas variables. La democratización de los sindicatos fracasó. A los cinco días de gobierno se ordenó el juzgamiento a las cúpulas militares y la creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep). En política exterior se comenzó con la reinserción del país en el mundo.
La censura se había levantado, la gente volvía con entusiasmo al país, otras voces se escuchaban. Soplaban nuevos vientos. Había alegría y esperanzas en las calles. Comenzaba lo que se llamó la Primavera Alfonsinista que duraría hasta algún momento de 1987 (¿el primer levantamiento carapintada, la derrota en las segundas elecciones legislativas, el fracaso del Plan Austral?).
Pero ese 10 de diciembre un país tuvo expectativa, se llenó de fe y creyó en el futuro. Ese día el país salió de su época más atroz, de un tiempo de anomia, muerte y abyección. Ese 10 de diciembre fue un día largo. Pero también ese 10 de diciembre, quizá, haya sido el día más feliz en mucho tiempo.

sábado, 8 de diciembre de 2018

Quiénes son los "CHALECOS AMARILLOS", el movimiento sin líderes ni ideología que hace temblar a Francia



Emmanuel Macron atraviesa una profunda crisis que amenaza el futuro de su gobierno por una rebelión callejera. Aunque anuló el impuesto a los combustibles que había desatado las protestas, los manifestantes no parecen dispuestos a ceder y nadie sabe hasta dónde pueden llegar

Se sabía que, tarde o temprano, el gobierno de Emmanuel Macron iba a enfrentar una fuerte resistencia. Su arriesgado programa de reformas fiscales y laborales tiene perdedores muy claros, que no iban a aceptar pasivos los cambios. Por eso, el enfrentamiento con los sindicatos era inevitable.
Los primeros apuntados fueron los ferroviarios, que tienen un régimen de trabajo privilegiado. Hicieron tres meses de huelga, pero no lograron torcerle el brazo al presidente más joven de la democracia francesa. Ganar esa batalla le hizo pensar que las cosas iban a ser más fáciles de lo que terminaron siendo.
No fueron trabajadores organizados los que le provocaron la primera gran derrota a Macron y hundieron a su gobierno en una crisis que se profundiza cada día más. Fue un grupo inorgánico y heterogéneo, sin referentes claros ni una ideología precisa, que asaltó las calles de París —y de muchas otras ciudades—, desatando un caos que hacía varias décadas que no se veía en la capital francesa.
"Se movilizan a través de las redes sociales, Facebook principalmente. No tienen líderes, ni una dirección definida. Pero allí radica su éxito, porque muchas de esas personas miran con recelo a todos los aparatos y a las instituciones, incluyendo los sindicatos. Su heterogeneidad posibilita que todos lleven su propio reclamo, incluso aunque tenga fundamentos diferentes y hasta contradictorios con los de sus vecinos. Es un límite para el movimiento, pero también una fortaleza", explicó el politólogo Jean-Marie Pernot, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, consultado por Infobae.
El disparador fue la suba de los impuestos a la gasolina y al diésel, una medida aconsejada por los expertos en medio ambiente para desincentivar el consumo de combustibles fósiles. Pero una parte de la clase media baja, que desde hace muchos años enfrenta restricciones por el elevado desempleo y los bajos salarios, lo sintió como una gran injusticia. Sobre todo, por parte de un gobierno que redujo impuestos patrimoniales a los ricos para evitar que se lleven al extranjero sus fortunas.
Más 280 mil personas salieron a protestar el 17 de noviembre, el primer gran día de la marcha. Muchos de ellos tenían puestos los chalecos amarillos que obligatoriamente tienen que llevar los automovilistas. Rápidamente, ese pasó a ser el emblema del movimiento
Con el correr de las semanas, las movilizaciones perdieron concurrencia, pero aumentaron su visibilidad por el estallido de episodios de violencia. El extremo se vivió el pasado sábado. Mientras Macron estaba en Buenos Aires participando de la cumbre del G20, París ardió. Autos y edificios fueron incendiados, se registraron saqueos en tiendas y un grupo de personas vandalizó el Arco del Triunfo.
Los enfrentamientos entre manifestantes y policías se repitieron en distintos puntos de la ciudad, que parecía una zona de guerra. Las autoridades informaron que 263 personas resultaron heridas y 412 fueron arrestadas. Además, desde el 17 de noviembre se produjeron cuatro muertes relacionadas a los incidentes.
Con el correr de las semanas, las movilizaciones perdieron concurrencia, pero aumentaron su visibilidad por el estallido de episodios de violencia. El extremo se vivió el pasado sábado. Mientras Macron estaba en Buenos Aires participando de la cumbre del G20, París ardió. Autos y edificios fueron incendiados, se registraron saqueos en tiendas y un grupo de personas vandalizó el Arco del Triunfo.
Los enfrentamientos entre manifestantes y policías se repitieron en distintos puntos de la ciudad, que parecía una zona de guerra. Las autoridades informaron que 263 personas resultaron heridas y 412 fueron arrestadas. Además, desde el 17 de noviembre se produjeron cuatro muertes relacionadas a los incidentes.
Con el correr de las semanas, las movilizaciones perdieron concurrencia, pero aumentaron su visibilidad por el estallido de episodios de violencia. El extremo se vivió el pasado sábado. Mientras Macron estaba en Buenos Aires participando de la cumbre del G20, París ardió. Autos y edificios fueron incendiados, se registraron saqueos en tiendas y un grupo de personas vandalizó el Arco del Triunfo.
Los enfrentamientos entre manifestantes y policías se repitieron en distintos puntos de la ciudad, que parecía una zona de guerra. Las autoridades informaron que 263 personas resultaron heridas y 412 fueron arrestadas. Además, desde el 17 de noviembre se produjeron cuatro muertes relacionadas a los incidentes.
Pero lo más preocupante para Macron es que, a pesar de haber dado marcho atrás con la suba de impuestos, la crisis está lejos de terminar. Los Gilets Jaunes (chalecos amarillos) no se sienten satisfechos con los anuncios y sienten que llegaron demasiado tarde. Nada fortalece más a un movimiento de protesta que obtener victorias, especialmente cuando se hacen esperar.
"Los franceses no quieren migajas, quieren la baguette entera", dijo días atrás Benjamin Cauchy, uno de los tantos organizadores de las protestas. La Policía teme nuevos incidentes y muchos comercios van a permanecer cerrados.
"Las medidas del gobierno podrían haber tenido efecto al comienzo, pero ahora quedaron por detrás de la magnitud del movimiento. Lo único seguro es que habrá movilizaciones el fin de semana y que nuevos actores se sumarán, como los estudiantes secundarios y los agricultores", dijo a Infobae Danielle Tartakowsky, investigadora del Centro de Historia Social del Siglo XX.
Un movimiento que sintetiza el malestar
"Durante muchos años hubo en Francia intentos sociales o individuales de resistencia al trabajo que parecían no llevar a nada. Pero después de 2010, cuando se produjeron grandes protestas contra la suba de la edad jubilatoria, pensé que probablemente iba a surgir un movimiento social, aunque no sabía cuándo ni de qué manera. El descontento se cristalizó y comenzó alrededor de una demanda muy específica, pero agrupa a muchos descontentos y reclamos relacionados con la desigualdad social y la arrogancia de los ricos", dijo a Infobae Christian Chevandier, profesor de historia contemporánea en la Universidad de Le Havre.
El malestar no es nuevo en Francia. Desde hace tiempo hay en el país grandes porciones de la población que padecen el estancamiento económico, una desocupación crónica cercana al 10% y la ineficiencia de un estado que era demasiado grande y que ahora está en retirada.
"Muchas de esas personas no ven una contraprestación a sus impuestos, lo cual le da una impronta muy antiimpositiva al movimiento —dijo Pernot—. El fenómeno de los trabajadores pobres está creciendo. El Gobierno apunta a los desempleados y dice que la única solución es tener trabajo, cualquiera sea. Pero los chalecos amarillos son individuos con empleo que no pueden vivir dignamente".
Uno de los grandes problemas que enfrentan los franceses es que las reformas necesarias para revitalizar la economía son impopulares y difíciles de implementar en un país con sindicatos y estructuras burocráticas muy fuertes, capaces de bloquear muchas iniciativas. Por eso, a pesar de que los últimos gobiernos coincidieron en la necesidad de hacer cambios en la misma dirección, ninguno pudo avanzar demasiado.
Macron es sin dudas el presidente que asumió con mayor firmeza el mandato de reforma. Así que no sorprende que durante su gobierno se hayan producido las reacciones más fuertes.
"Es un movimiento que no está estructurado —dijo Tartakowsky—. Los llamados a marchar no respetaron la exigencia de registrarse preliminarmente, lo cual creó una dificultad para las fuerzas de seguridad. Al principio la violencia estuvo relacionada a grupos de extrema derecha y a alborotadores, pero muchos jóvenes de los chalecos también se sumaron. Hay una dimensión de ira y hay un elemento nuevo: algunos manifestantes reivindicaron la necesidad de la violencia, algo que es bastante excepcional en la historia de las protestas francesas".
Buena parte de la rabia con Macron no pasa por las políticas que quiere implementar, sino por su estilo y por lo que él mismo representa. Es un miembro de la elite económica y cultural francesa, formado en la exclusiva Escuela Nacional de Administración y con experiencia en el sector financiero. Por más que se esfuerce en explicar que los beneficios impositivos para los sectores de mayor poder adquisitivo pueden tener un impacto positivo sobre la economía, no tiene manera de evitar que lo acusen de ser "el presidente de los ricos".
"Hay tres elementos que convergen. El primero es la soberbia de Macron. Fue pobremente elegido, con una muy alta tasa de abstención, pero se comporta como si fuera el rey de Francia y parece mostrar un gran desprecio por la gente que tiene dificultades para vivir. El segundo es un conjunto de políticas públicas y privadas que volvieron a muchas personas dependientes del auto. Francia es un país disperso, en el que los precios de la tierra forzaron a mucha gente pobre a mudarse fuera de los centros urbanos. Los gastos relacionados al mantenimiento del vehículo crecieron en los últimos años, así que el aumento en la gasolina fue visto como demasiado. El tercero es la contracción de los servicios públicos y de las políticas sociales en general", sostuvo Pernot
Qué sigue para los Gilets Jaunes
La respuesta gubernamental a la crisis fue torpe y errática. Primero se limitó a condenar la violencia. Luego trató de negociar, pero no encontró interlocutores claros. Finalmente, en un hecho inédito desde que está en el poder, revirtió una medida. El primer ministro Édouard Philippe anunció el martes la suspensión por seis meses del aumento.
"El Gobierno responde con retardo a la movilización —dijo Pernot—. Si los anuncios se hacían después de la primera marcha, podrían haber funcionado. Pero hoy seguro que no. Al contrario, anunciar una simple suspensión dio la impresión de que sólo pretendía ganar tiempo y de que se estaba burlando de la gente. Los chalecos amarillos no confían en la política, sienten un odio increíble que se expresa. Es un sentir compartido: las encuestas muestran que el 70% de la población comprende y apoya la protesta, incluso después de la violencia".
Al ver que no alcanzaba para calmar los ánimos, Philippe comunicó que el tributo quedaba anulado y además congeló las tarifas de los servicios públicos. Pero tampoco fue suficiente.
Dos cosas resultan muy llamativas. Una es lo rápido que pasó el gobierno de no ceder en nada a entregar todo después de semanas de mantenerse firme. Otra es la estrategia de Macron: a pesar de la profunda gravedad de la crisis, mantiene un silencio casi absoluto. Sólo respondió una pregunta desde Buenos Aires. "Los culpables de esta violencia no quieren ninguna reforma, sólo quieren el caos", afirmó. Al regresar a Francia, se limitó a recorrer el Arco del Triunfo.
A nadie le llama la atención que su imagen haya caído al mínimo desde que se mudó al Elíseo. Sólo el 23% de las personas lo apoyan, según el último sondeo de Ifop-Fiducial.
Aprovechando la debilidad, los partidos de izquierda acordaron impulsar un voto de confianza en el Parlamento contra Philippe y su gabinete la semana que viene. Difícilmente prospere porque el oficialismo tiene mayoría, pero es una luz de alerta para el gobierno, y le da incentivos a los manifestantes para seguir en la calle.
"Es difícil predecir el futuro cuando uno es historiador, pero puedo decir que algo va a suceder. En el pequeño pueblo del sur de Francia en el que vivo el movimiento es más profundo que la discusión sobre el precio de los combustibles. Hay un resentimiento acumulado durante muchos años que se está expresando. Lo único seguro es que, como se dijo en 1968, nada volverá a ser como antes", concluyó Chevandier.