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El alma de las bibliotecas y Centros de documentación es el bibliotecario/a. El ha sido y es, el nexo entre el saber aquilatado, conservado y organizado en las nobles arquitecturas y la comunidad. Tiene responsabilidades, objetivos y obligaciones…pero esa alma corpórea es merecedora de los derechos que como Trabajador de la Información le corresponden; Este es nuestro desafió profesional: Construír a partir de nuestra propia identidad una organización genuina para los Bibliotecarios
viernes, 18 de diciembre de 2020
domingo, 6 de diciembre de 2020
Deudas Sociales en Argentina 2010 -2020 / ODSA: Universidad Católica Argentina
Deudas Sociales en Argentina 2010 -2020 / ODSA: Universidad Católica Argentina
El Observatorio de la Deuda Social Argentina tiene el agrado de informar que se encuentra disponible en soporte digital el Informe de avance: "Deudas Sociales en la Argentina 2010-2020. Crisis del empleo, pobrezas y desigualdades estructurales en el contexto COVID-19. Aportes para una Agenda sustentable de desarrollo humano integral".
La apertura estuvo a cargo del Dr. Miguel Ángel Schiavone, Rector de la UCA. El Dr. Agustín Salvia, Director de Investigación del Observatorio de la Deuda Social Argentina presentó el Informe de Avance Deudas Sociales en la Argentina 2010-2020.
Participaron del debate Michelle Muschett de la Universidad de Oxford y Pablo Villatoro de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Moderó la periodista María O´Donnell.
A continuación, destacamos los siguientes informes de avances correspondientes:
Presentación del estudio:"Deudas Sociales en la Argentina 2010-2020. Crisis del empleo, pobrezas y desigualdades estructurales en el contexto COVID-19. Aportes para una Agenda sustentable de desarrollo humano integral". (pdf)
"Aportes para una agenda sustentable de desarrollo humano integral" (pdf)
"Trabajo, empleo, inactividad forzada y exclusión social 2010-2020 y efectos de la crisis COVID-19" (pdf)
jueves, 3 de diciembre de 2020
La Corte Suprema confirmó la CONDENA a Amado BOUDOU por el caso Ciccone Calcográfica
El ex vicepresidente fue condenado a cinco años y medio de prisión por negociaciones incompatibles y cohecho. Le habían dado prisión domiciliaria porque la sentencia no era firme y por el Covid.
La Corte Suprema confirmó este jueves 3 de diciembre de 2020 la condena al ex vicepresidente Amado Boudou a cinco años y medio de prisión por el caso Ciccone Calcográfica. Ahora, el juez Daniel Obligado, que está al frente del tribunal de origen que lo juzgó, definirá si le quita la prisión domiciliaria y lo obliga a volver a prisión.
https://drive.google.com/file/d/10YfqFEiA6R9w1o3fI6yjxTcr7oWgh7kc/view
sábado, 28 de noviembre de 2020
La brecha digital. Una desigualdad que la pandemia profundizó ***
La pandemia de coronavirus impuso el pulso de vida en 2020 y todo indica que esa influencia va a perdurar. El virus sembró muerte, al mismo tiempo que apuró procesos que hoy avanzan a otro ritmo. Las vacunas se trabajan en tiempo récord, así como las alternativas de hipotéticos tratamientos o los desesperados parches sobre las estructuras sanitarias existentes. La migración de la vida a las pantallas también se aceleró con el aislamiento social, en un proceso que potenció el efecto de las desigualdades. Sobre todo, el de aquellas signadas por la brecha digital. La distancia entre los que tienen pleno acceso a la tecnología y los que, relegados por la pobreza, no la tienen, se ensanchó, dado el papel que adquirió la comunicación virtual en la pandemia. Un protagonismo que difícilmente cederá cuando pase el virus.
Una mirada sobre esta brecha desde perspectivas económicas y etarias no deja dudas del impacto que provoca en el mundo laboral, educativo y cotidiano. Los sectores económicamente desfavorecidos se caen del mercado laboral ante la falta de alternativas para sortear la brecha digital. Muchos adultos mayores siguen ese destino en el ámbito del trabajo, pero también empiezan a verse cada vez más ajenos a una cotidianidad definida por lo virtual. Este complejo escenario exige la búsqueda de alternativas que eviten que esos efectos dominen el día después, en un mundo ya signado por la gran distancia que existe entre los que más y los que menos tienen. Se trata de un problema global, que sin embargo tiene particulares resonancias en la Argentina.
"La pandemia de coronavirus reveló dramáticamente lo que ocurre en un país fragmentado. Hemos visto cómo la capacidad de las personas para enfrentar situaciones complejas se distribuye asimétricamente", dice Ramiro Albrieu, investigador principal del Programa de Desarrollo Económico del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec).
"En el caso del mercado laboral, esa asimetría no se limita a los ingresos -aclara el economista del Cippec-, sino que incluye las habilidades digitales, la conectividad y la tenencia de dispositivos digitales en el hogar y en el puesto de trabajo. Entonces, la pandemia nos mostró dos cosas. La primera, que el impacto negativo en los ingresos laborales es mayor para aquellas personas que no cuentan con el conjunto de habilidades, conectividad y dispositivos requeridos para participar en el ámbito digital. La segunda, que somos una sociedad con importantes brechas digitales, las cuales tienden a reproducir, y hasta profundizar, la fragmentación existente. Sin un evento como la pandemia, esa mayor fragmentación ocurre en forma tendencial, al igual que cuando vemos crecer el pasto. Al llegar la pandemia, las brechas se tornan decisivas no solo en el largo plazo sino en el muy corto plazo. Marcaron una línea divisoria entre los que pudieron continuar su relación laboral y los que la perdieron".
Los trabajos del futuro
El virus se expandió velozmente e imprimió la misma velocidad a realidades que estaban en marcha, como la digitalización. Así lo explica Albrieu: "La pandemia aceleró un proceso de la transformación digital. El grupo de trabajadores de menores recursos está en desventaja para avanzar en esa transformación. Tomemos, por ejemplo, la presencia de computadoras en el hogar. En los deciles 8 a 10, de mayores recursos, apenas uno de cada diez hogares no cuenta con computadora; en los deciles 1 a 3, de menores ingresos, uno de cada dos hogares. De no cerrar la brecha digital, ese grupo no podrá acceder a los trabajos del futuro, y le esperan salarios bajos y malas condiciones laborales. La pandemia agregó un elemento, el de la dificultad para mantener la relación laboral en el corto plazo".
La pandemia ha producido daños en frentes variados, con la digitalización como rasgo definitorio. "Todas las pandemias o crisis sanitarias anteriores generaron este efecto de mayor profundización del coeficiente de Gini, que mide la diferencia entre los más ricos y los más pobres. Pero en este momento, además de estar atravesando esta crisis sanitaria y de que ya veníamos con una crisis económica, hay una intersección con la revolución digital que ya nos planteaba muchos desafíos e interrogantes acerca del futuro del trabajo", explica Mariela Mociulsky, CEO de la consultora Trendsity.
"Los que más rápido pudieron migrar, en esta migración casi forzosa, fueron los de deciles más altos, que ya tenían incorporadas estas habilidades y también la posibilidad de contar con los dispositivos y con una buena conectividad. Todos esto comenzó a ser imprescindible para poder mantener el nivel de educación y los trabajos. Los trabajadores que no tenían la posibilidad de virtualizarse quedaron desempleados. En las últimas mediciones de la Encuesta Permanente de Hogares no figuran tanto como desempleados, porque ni siquiera volvieron a buscar trabajo", agrega Mociulsky, que preside la Sociedad Argentina de Investigación de Marketing y Opinión (Saimo). "Esta pandemia es aún más peligrosa en este sentido, porque la digitalización se está acelerando a niveles que se esperaban tener como mínimo en un par de años".
La desigualdad digital se vive en el trabajo y en la escuela, ambos ámbitos hoy confinados y mezclados en el hogar. La CEO de Trendsity señala que en el país hay muchas iniciativas, sobre todo en el ámbito educativo, de interacción entre gobiernos y empresas para paliar la brecha digital: "Todo lo que se está haciendo es muy incipiente como para poder ver resultados. Muchos alumnos se quedaron sin clases, y otros, con un nivel de aprendizaje menor. Van a ser muy diferentes los niveles y oportunidades para quienes hayan podido tener un total acceso a conectividad, contenidos y docentes preparados, que para quienes no lo tuvieron, que ya no lo tenían antes y ahora tuvieron peor calidad de educación".
Paliar esta situación y sus consecuencias a futuro requiere de la acción de los distintos actores sociales, dice la experta. "No es suficiente lo que se está haciendo, pero no es algo de nuestro país, en todo el mundo es insuficiente. El gobierno nacional y las provincias desplegaron distintas iniciativas para la continuidad pedagógica. Tener un smartphone no significa tener buena conectividad, no significa que toda una familia pueda hacer todas sus actividades, que tengan la suficiente cantidad de datos", grafica.
Albrieu afirma que la pandemia trajo a la mesa de política pública de corto plazo las discusiones sobre transformación digital, que solían estar confinadas a la mesa de política pública de largo plazo. "En un país inestable y con crisis recurrentes, el largo plazo ocupa poco espacio en la agenda pública. Ahora, las medidas contra el virus son también medidas para cerrar las brechas digitales. En ese sentido, aparece una oportunidad. El Gobierno ha avanzado en esta materia y ahora es importante tomar esta base para estimular la transformación digital".
Estrategias necesarias
Mirar hacia los países desarrollados para buscar estrategias para afrontar estos problemas es útil, aunque las herramientas deben adaptarse a lo local. "Cerrar la brecha digital requiere una visión de sistema, en la que a un tiempo se piensa en tecnología, en conectividad, en habilidades y en regulaciones. Se puede aprender y mucho sobre la transformación digital en los países centrales, después de todo es allí donde se corre la frontera tecnológica. Pero hay que interpretar esos cambios tecnológicos a la luz de nuestro contexto. No debemos olvidar que los sectores de menos recursos se mueven en los márgenes del mundo digital, donde un kilómetro adicional requiere no solo una solución tecnológica, sino también la readaptación de habilidades, la mejora en la infraestructura y un soporte regulatorio que no están disponibles, y que serán distintos en cada contexto. Aprender de los países centrales para resolver problemas distintos de los que allí existen, y que están en los márgenes del mundo digital, es la clave para cerrar las brechas digitales en nuestro país", remarca el investigador del Cippec.
Más allá de las recetas, para comprender la problemática es necesario tener en cuenta un punto básico, sobre el que Albrieu pone énfasis. "Lo primero que hay que entender -destaca el economista- es que la principal causa de las brechas digitales no es tecnológica. Un adolescente puede adquirir un teléfono móvil, pero ese teléfono abrirá oportunidades laborales si se utiliza para buscar trabajo o para formarse; si solo se utiliza para redes sociales, difícilmente redundará en un mejor empleo en el futuro".
La brecha digital tiene múltiples caras. Un punto de enfoque son las personas mayores dentro del mundo laboral; otro es el que pone el ojo sobre una cotidianidad cada vez más digitalizada, que llegó para quedarse y a la que los adultos mayores deben adaptarse.
Los no nativos digitales
"Un estudio que hicimos en Cippec en 2018 nos decía que apenas un 16% de las personas que componen el mercado de trabajo tienen las habilidades que les permiten interactuar con las máquinas en este nuevo mundo. Una mayor atención a los programas de capacitación técnica y profesional, con mayor apoyo de la política pública, es un paso necesario para cerrar la brecha digital en materia etaria. Y el beneficio no sería solo para los no nativos digitales, sino que la economía como un todo se vería beneficiada, porque son ellos los que ocupan los puestos de trabajo con mayor contenido cognitivo. Por último, el beneficio no sería solo para el largo plazo, sino clave para la recuperación en tiempos de Covid. De hecho, la brecha entre el teletrabajo potencial y el efectivo, que es grande en la Argentina, se concentra en los no nativos digitales: es cercana al 5% para los trabajadores de entre 15 y 25 años, y cercana al 20% para los trabajadores mayores de 35", describe Albrieu.
Para Mociulsky, la pandemia puso en un lugar de vulnerabilidad muy difícil de tramitar a los adultos mayores. "Fue una involución sentirse vulnerables, desprotegidos, sin futuro. Entonces, muchos de ellos tuvieron que abandonar sus espacios de trabajo; algunos tuvieron posibilidades de adecuación a mecanismos de teletrabajo, pero no todos. Y los que pudieron, avanzaron bastante en la adquisición de habilidades en procesos de digitalización. Hubo un avance en esta transformación digital, pero sobre todo esto sucede en los deciles más altos", afirma.
Todo desde casa
La conclusión es que esta #brechadigital arrastra muchas otras brechas que ya existían, pero que tienden a profundizarse. "El acceso a los dispositivos, la buena conectividad, más las habilidades, son necesarios para todo lo que hacemos, por este modo 'todo desde casa'. Desde la socialización, hacer las compras, pagar las cuentas, cobrar la jubilación. Los adultos mayores tenían mucha desconfianza, preferían ir y tomarse un taxi a la salida del banco. Le tenían menos miedo a eso que a hacerlo a través de la computadora, y hoy lo tienen que hacer".
Es un escenario en el que la tendencia a la exclusión aumenta, porque se van a necesitar habilidades tecnológicas, con una sobrevaloración de los millennials y subestimación de adultos mayores, define Mociulsky. En una reciente investigación de su consultora se señala que "la #digitalización como tendencia creciente y duradera llegó para quedarse". Ella añade que "sería muy pertinente poner el foco ahí [por los adultos mayores], porque es un segmento grande de la población que no puede quedarse sin ingresos u oportunidades".
Fuera del ámbito laboral, la pandemia dejará un mundo más digitalizado en las actividades cotidianas. A esto necesitan adaptarse muchos adultos mayores que, ya retirados, deben apelar a un arsenal tecnológico que pueden tener a mano, pero que les resulta ajeno por distancia generacional.
"Es natural que nos cueste comprender algo en lo que encontramos tanta distancia. El miedo a lo desconocido, a no poder aprenderlo, a ver que los otros lo usan con tanta naturalidad y que a nosotros nos cuesta siquiera entender las cuestiones más básicas. Muchas veces, el miedo está asociado a este desconocimiento y, sin duda, aumentar los saberes va a hacer que esa distancia, esa brecha, se acorte. Un adulto mayor que ve a su nieto usar muy rápidamente una nueva tecnología de forma natural puede pensar que es demasiado complicado. El primer paso para vencer ese temor es el conocimiento, empezar a acercar al adulto mayor a la nueva tecnología. Pueden utilizarse actividades que sean particularmente de su interés. Por ejemplo, si con el aislamiento social obligatorio la persona tiene muchas ganas de ver a sus nietos, esa será una excusa para el acercamiento", dice María Roca, doctora en psicología, coordinadora científica de la Fundación Ineco, que preside Facundo Manes.
"Los adultos mayores pueden empezar a presentar ciertos cambios a nivel cognitivo, con mayores dificultades para realizar nuevos aprendizajes -afirma-. Esto no quiere decir que no pueden aprender cosas nuevas, sino que les puede costar un poquito más de tiempo. Mi sugerencia principal es tener en cuenta esto, no pretender que aprendan las cuestiones con la misma velocidad que lo haría una persona muy joven. Por otra parte, hay que recordar que todos los procesos de aprendizaje requieren de la práctica".
La pandemia hizo que muchos mayores se acercaran a la tecnología como nunca lo habían hecho, dice la coordinadora científica de la Fundación Ineco. "Es cierto que el aislamiento social, el estar desconectado de otras personas, es un factor de riesgo importante para la salud mental. Esto ocurre en las personas jóvenes y particularmente en los adultos mayores; por eso, si vemos que ese acercamiento no se está dando, tenemos que generar un acompañamiento para que se dé. Probablemente, algunas tecnologías o respuestas digitales a problemas prevalezcan y es muy importante que, como sociedad y en las familias, nos ocupemos de que los adultos mayores no se queden afuera", señala Roca.
*** Javier Fuego Simondet /La Nación
lunes, 23 de noviembre de 2020
“La biblioteca es un lugar donde sucede lo mejor de la naturaleza humana” Susan Orlean
La reconocida escritora estadounidense, autora de
“Ladrón de orquídeas” y “Sábado noche,” será la encargada de inaugurar la
cuarta edición del Festival Basado en Hechos Reales, que comienza este viernes.
En esta entrevista exclusiva con Infobae Cultura, habla de #Labibliotecaenllamas, su trabajo más reciente, a la vez que se interroga por la identidad
del pueblo norteamericano
Son cinco horas menos en San
Francisco y mientras aquí el día comienza a apagarse, en la casa de #SusanOrlean el sol explota contra los ventanales: son unos ventanales enormes que
van de piso a techo y que dan hacia una hermosa vista poblada de árboles. La
pantalla del Zoom, la herramienta con la que se hace la entrevista, se vuelve
luminosa y verde, solo interrumpida por un cartel que dice “To do” y tiene dos
anotaciones. Por más que uno haga el esfuerzo y se muera de curiosidad, no se
llegan a leer cuáles son esas dos tareas.
Orlean es una reconocida
escritora y periodista que ganó notoriedad con el libro Ladrón de orquídeas y
la posterior adaptación cinematográfica dirigida por Spike Jonze —Meryl Streep
actúa de ella—, aunque, en rigor, la película no es tanto sobre el libro sino
sobre las dificultades del guionista para adaptar el libro. Orlean, que será la
encargada de inaugurar este viernes la cuarta edición del Festival Basado en
Hechos Reales, ha publicado, además de Ladrón de orquídeas, Sábado noche, Rin
tin tin: la vida y la leyenda y el reciente La biblioteca en llamas, entre
otros títulos.
Desde hace casi cuarenta años
escribe regularmente en The New Yorker. De hecho, hace pocos meses, en medio
del pico más grave de la pandemia de coronavirus, publicó allí un artículo
sobre un virus mortal, pero que, en lugar de afectar a los murciélagos, se
contagiaba entre conejos.
“Me gusta buscar historias
que tengan una conexión con el momento actual, pero desde una dirección
diferente”, dice ahora en diálogo con Infobae. “Busco el sentido que se esconde
detrás de la gran historia dramática obvia. Pero esta vez se dio de casualidad:
mi hijastro tiene un conejo de mascota y me contó que el veterinario había
cerrado su clínica por un brote de este virus. Eso fue en el peor momento del
Covid en Nueva York —él vive allá—; me pareció una ironía extraña. Por
supuesto, es algo triste que se mueran los conejos, pero era interesante ver
los paralelos entre aquel brote y el Covid. Descubrí que esa enfermedad
espeluznante tiene una propagación similar y, así como el Gobierno negaba que
el Covid fuera un gran problema, también negaba que hubiera un gran problema
para los conejos. Es interesante la resistencia gubernamental a reconocer los
problemas”.
—¿De qué forma vida de las
plantas y los animales pueden explicar la naturaleza humana?
—Pienso mucho en eso porque
escribo mucho sobre animales y los animales son seres extraños. Es fascinante
imaginarse cómo sería ser un perro, un caballo o un conejo. Vivimos con estos
seres que son como marcianos. Es curioso porque estamos tan acostumbrados a
ellos y, sin embargo, tenemos formas muy rudimentarias de comunicarnos con
ellos. Como escritora, siempre es agradable ver la naturaleza humana refractada
en la lente de otra cosa: ya sea a través de la obsesión por coleccionar
orquídeas, la pasión por los libros o la interacción con los animales. La
naturaleza humana se revela de una manera más pura que cuando ves a las
personas interactuando entre sí.
Siempre es agradable ver la
naturaleza humana refractada en la lente de otra cosa: la obsesión por
coleccionar orquídeas, la pasión por los libros o la interacción con los
animales. Se revela de una manera más pura que cuando ves a las personas
interactuando entre sí
—Mi pregunta venía justamente
por eso: teniendo en cuenta la variedad de temas con los que trabaja, parecería
que el punto en común de sus textos es el abordaje de la naturaleza humana.
—Absolutamente. Si alguien me
preguntara sobre qué escribo tendría problemas para acotarlo, pero justamente
las historias que me interesan tratan de responder a la pregunta de por qué
hacemos lo que hacemos, por qué tomamos las de las decisiones que tomamos.
El Paraíso bajo la especie de
una biblioteca
La biblioteca en llamas es un
libro que trabaja sobre el incendio que sufrió la Biblioteca Pública de Los
Angeles en 1986. La crónica de Orlean es fascinante y pone a la biblioteca como
un lugar primordial en la vida de la comunidad. El libro es una larguísima
investigación que aborda toda la compleja maquinaria que significa una
biblioteca pública y que no termina en el límite de lo intelectual sino que se
convierte, por ejemplo, en un espacio que da albergue a mendigos e indigentes.
De todas las historias que Orlean cuenta hay dos o tres figuras que se destacan
sobre el resto: el antiguo director de la Biblioteca, el chico con autismo que
catalogaba mapas con una capacidad asombrosa y el acusado del incendio, un tal
Harry Peak que daba diferentes versiones cada vez más retorcidas y absurdas.
Si bien fue una tragedia de
gran magnitud y de graves consecuencias —el incendio duró siete horas y se
quemaron alrededor de un millón de libros—, el hecho quedó eclipsado por otro
que se daba al otro lado del mundo: ese mismo día volaba el cuarto reactor de
la central atómica de Chernóbil y el planeta quedaba al borde de la extinción.
“El accidente nuclear de Chernóbil”, escribe Orlean en La biblioteca en llamas,
“copó las páginas de todos los periódicos del mundo a excepción del Pravda, que
trató la cuestión muy sucintamente y que, sin embargo, se las apañó para llevar
a cabo una amplia cobertura del incendio en la Biblioteca Central”.
—Antes le preguntaba por cómo
sus textos abordaban la naturaleza humana. Pero también hay otro punto de
contacto, que es la cuestión de la fragilidad del hombre. Incluso cuando
escribe sobre el perro Rin Tin Tin aparece esa sensación.
—Es verdad. Creo que tengo un
gran sentimiento de melancolía. La sensación de que las cosas pueden y van a
desaparecer. Que la gente se va a morir, que las cosas van a cambiar, que nada
es permanente. Esa es la tristeza suprema de la experiencia humana: el
movimiento inevitable hacia la pérdida. Me gusta escribir: es atractivo, es
divertido, siembra el buen humor. Pero a menudo soy consciente de que la tragedia
es parte de estar vivo. Las cosas maravillosas pueden desmoronarse. Lo que amas
puede desaparecer. Esa es nuestra forma de vivir. No soy una persona triste,
pero soy muy sensible ante la advertencia de la vulnerabilidad. Y del paso del
tiempo. Ninguno de nosotros puede hacer nada al respecto. Eso es lo único que
nunca vamos a controla, nunca vamos a vencer.
Hay gente preocupada por el
futuro del libro debido a la inmediatez de los e-books, pero, para mí, los hace
volver a una forma de comunicación directa
—En relación a La biblioteca
en llamas, ¿por qué el libro tiene un valor más alto que otros productos
culturales como los discos o las películas?
—En principio, los libros han
existido durante mucho más tiempo. Además de hablar, es la forma de comunicación
más antigua. Son cientos y cientos de años conectados a través de los libros.
Y, luego, con respecto a cuestiones como la tecnología, los libros son muy
sencillos: yo puedo sentarme aquí, escribir un libro y dártelo. Los discos y
las películas no son tan directos. Involucran muchas capas de intervención. Por
supuesto que la música y las películas tienen un impacto enorme, pero creo que
los libros tienen ese tipo de simplicidad que se siente como un mensaje directo
hacia el pensamiento y el conocimiento.
—Pero ahora tenemos el
teléfono inteligente y en el mismo dispositivo se pueden leer libros, escuchar
canciones y ver películas. ¿Cambia el libro a partir del cambio de la
tecnología?
—Sí, y, en cierto modo, que
puedas conseguir libros en un segundo los hace sentir muy inmediatos en el buen
sentido. >. Si quiero leer tu libro no tengo que ir a una librería y
comprarlo y llevarlo a casa y sentarme y leerlo. Puedo comprarlo mientras
espero el colectivo. ¿Se echa de menos el libro físico? Sí, pero de lo que trata
un libro es de su contenido. Quiero decir: me encanta la sensación de un libro
nuevo, pero de lo que realmente se trata es de lo que está adentro. Si puedo
conseguirlo mientras espero a que el semáforo se ponga verde, siento que el
libro está realmente vivo.
—Hay una frase muy hermosa en
La biblioteca en llamas: “Todas las cosas que van mal en el mundo parecen verse
derrotadas por la sencilla promesa innombrada de las bibliotecas”. ¿Podría
ahondar en esta idea?
—Pasé mucho tiempo en la
biblioteca y realmente me afectó la belleza de ese lugar. Las bibliotecas son
instituciones increíbles. No hay nadie a quien no le gusten las bibliotecas.
Escribir es un acto muy lindo, es la manera de decirle al otro que me importa
comunicarme con él. Y la biblioteca pone todos esos libros a disposición de
forma gratuita. Es sorprendente. La biblioteca es un lugar lleno de
generosidad, donde sucede lo mejor de la naturaleza humana. Hubo momentos en
que estaba en la biblioteca y sentía que me iba a poner a llorar. Había gente
leyendo o haciendo investigaciones o estaban con sus hijos, y todo esto sucedía
pacíficamente, sin intercambio de dinero y los bibliotecarios ayudaban porque
les encanta su trabajo. Me hace creer que hay esperanza para la humanidad.
Este querido mundo que se
deforma y que se apaga
—Cuando publicó La biblioteca
en llamas dijo que una biblioteca representa todo aquello que Trump odia. En
estas elecciones Trump obtuvo casi el 50% de los votos: ¿qué dice esto sobre la
identidad de los estadounidenses?
—Es una gran pregunta y debo
admitir que pasé mucho tiempo pensando en ello. En este momento, las personas
que votaron por Trump y quienes se opusieron a él sienten que no tienen ningún
terreno común. Es un momento muy polarizante. Y aunque Biden ganó por cinco
millones y medio de votos, hay mucha gente —incluyéndome— que se asombró de que
no haya sido por 50 millones de votos. La idea de que mucha gente haya aprobado
su presidencia… Es muy diferente a cuando se postuló en 2016 y nadie sabía qué
haría. Entonces no se lo estaba tratando como político; no se sabía cómo sería.
Teníamos la esperanza de que, como hacen muchas personas al acceder a un cargo,
cambiara su forma. Pero creo que somos muchos los que pensamos que resultó peor
de lo que esperábamos. En esta elección se sabía exactamente quién era y qué
valores defendía. Como nación, no podemos permitirnos el lujo de mirar a las
personas que votaron por Trump y decir “Vamos a hacer caso omiso de esto”. Es
un momento realmente desafiante.
—En 2016, tuve la oportunidad
de entrevistar a John Irving, que me dijo que los Estados Unidos nunca fueron
unidos.
—Estados Unidos es un
experimento poco común en la historia de la humanidad. La democracia con grupos
de personas tan diversos como los que hay en Estados Unidos es un experimento
inusual. La democracia solo funciona si la gente está dispuesta a sacrificarse
y a votar en favor del interés de la comunidad por sobre su propio beneficio.
Creo que la cultura estadounidense ha tratado de equilibrar el sentido de individualidad
y autodeterminación con el valor de la comunidad. Eso es algo que debe pensar
la sociedad. Tomemos el caso de los barbijos, que es uno de los ejemplos más
obvios: los que dicen que tiene derecho a no usarlo deben saber que podrían
estar infectando a otras personas y, por lo tanto, en este caso, su derecho
individual es menos importante que el derecho comunitario.
El comportamiento de Trump da
miedo. Espero que haya suficientes personas que le digan que lo que está
haciendo es ridículo, que perdió
—¿Es por esta diferenciación
entre lo individual y lo público que pueden atravesar una crisis gubernamental
sin que necesariamente se traduzca a una crisis económica?
—De hecho, el mercado de
valores está subiendo, lo que es fascinante. Creo que eso se da porque tenemos
una larga historia de estabilidad. Nunca, desde la guerra civil, hemos tenido
una crisis que desestabilice al país. Pero ahora, el comportamiento de Trump da
miedo. Espero que haya suficientes personas que le digan que lo que está
haciendo es ridículo, que perdió. Y que el 20 de enero se inaugure un nuevo
período presidencial con Joe Biden. De lo contrario, sería el evento más
catastrófico en la historia de este país. Sería un golpe de Estado. La gente
debe comprender que es aterrador que la vanidad de un hombre pueda
desestabilizar al país.
—Este año se le entregó el
premio Nobel a Louise Glück. Aquí hemos debatido sobre la hipótesis de que
fuera un mensaje a Trump: Glück es mujer, recibió la medalla al mérito en manos
de Obama, es una figura austera. ¿Sería como un mensaje: “Esta es la clase de
estadounidense que queremos”?
—Me gustaría interpretarlo de
esa manera, pero no creo que Trump sea lo suficientemente sensible como para
interpretar un mensaje tan sutil. Ni en un millón de años sabría quién es
Louise Glück. Yo fui jurado en el National Book Awards y en otros premios, y
uno no está en el vacío. Definitivamente se toman decisiones sabiendo que
tienen otras implicancias más allá de la elección. Hay un significado. Si ese
fue el mensaje que envió el Nobel, desafortunadamente, la persona que debería
recibirlo no está lo suficientemente en sintonía como para darse cuenta. Lo que
dice mucho de él. Por otro lado, durante mucho tiempo Trump ha estado haciendo
lobby para recibir él mismo el Premio Nobel. Su vanidad es tan extraordinaria
que tiene un ego que está fuera del mundo. Creo que si le dices “Eres la peor
persona del mundo”, simplemente diría “Fake news!”.
Por Patricio Zunini
domingo, 15 de noviembre de 2020
El talentoso Sr. Trotta, trabajador esencial de la ignorancia / Pola Oloixarac
Sería un error creer que Nicolás Trotta, el Ministro de Educación, es un "funcionario que no funciona", la definición misteriosa que Cristina Kirchner sembró como ántrax en su Epístola a los Albertos.
Por el contrario: Trotta
tiene talentos ocultos que no resultan fáciles de discernir para el ciudadano
común. A simple vista, Trotta podría
parecer pasivo, ausente; pero su función, que ejerce con maestría en el Gobierno,
es impedir. La administración de
Alberto Fernández se apoya en pilares encargados de frenar: la vuelta de los
niños a las aulas (Trotta), las sesiones presenciales en el Congreso (Massa), o
la libre circulación dentro del país (Wado). Ese grupo forja una tenaza que
impide el movimiento y la libertad, generando una stasis que confunde y
desmoraliza, mientras otros son los jugadores libres que avanzan: sobre la
Justicia (Cristina), sobre la separación de poderes, o sobre la propiedad. En este esquema de tenazas y embestidas debe
comprenderse el arte estático de Trotta, que se revela como un trabajador
esencial de la ignorancia en la Argentina.
La catástrofe educativa está
a la vista: según Flacso, 1 millón y medio de niños han perdido todo contacto
con la escuela, muchos de ellos para siempre. Después de pasar a Brasil y Chile
en muertos por millón con la cuarentena más larga del mundo, los casos se
estabilizaron y reabrieron los casinos, gimnasios, cines y teatros, pero las
escuelas siguen cerradas, y aquí puede observarse la pericia de Trotta en
obstaculizar el derecho esencial de los niños a educarse. En Europa, la segunda
ola trajo restricciones, pero las escuelas se mantienen abiertas para todas las
edades: los estudios coinciden en que cerrar las aulas tiene un impacto
negativo duradero en los chicos que no se justifica, además, porque la tasa de
contagio es muy baja: por este motivo "las aulas deben ser lo último en
cerrarse" (Angela Merkel). Sólo Bélgica y Alemania cerraron las escuelas
en la segunda ola, con el plan de reabrirlas inmediatamente. En mayo, Nicolás
Trotta declaró que no habría clases hasta que llegara la vacuna; en noviembre,
con lo que se sabe del virus y de las estrategias educativas de otros países,
mantiene impávido la misma postura. No sólo eso: pasaron ocho meses y Trotta no
previó que las escuelas debían prepararse para la vuelta de las clases cuando
la curva bajara; de hecho, el tema ni siquiera estaba en la agenda. Ante esta
situación, la oposición ha pedido declarar la emergencia educativa y declarar
la educación una actividad esencial, pero el oficialismo no da quórum en el
Congreso.
La incómoda pregunta de Juana
Viale a Nicolás Trotta: "¿Cambiarías todos tus dólares a pesos?"
Sin la pandemia, TROTTA hubiera
pasado más o menos desapercibido en la meseta masculina del gabinete; después
de todo, LO SUYO NO ES LA PEDAGOGÍA NI LA
EDUCACIÓN (la viceministra Adriana
Puigrós, que renunció entre rumores de su mala relación con Trotta, tenía una
amplia formación). ABOGADO, TROTTA NUNCA EJERCIÓ LA DOCENCIA; y por lo que puede observarse de su carrera en
Wikipedia, su prospecto era pasársela disfrazado de árbol entre asesorías y
consejos. Intenta, sin éxito, ingresar en la Legislatura, y queda como asesor
de Cavallo-Béliz; pasa unos años como asesor del gobierno de Salta, vuelve a
intentar ingresar como Legislador, sin lograrlo, hasta que en 2014 pega el
salto y es designado Rector de la Universidad UMET, la alta casa de estudios
del Sindicato de Porteros. Allí, Trotta suma algunos cargos más (director de la
Editorial, de la Fundación y el Centro de Investigación) en una especie de
Conicet paralelo de los Porteros: la Harvard del
prohombre multimedial del kirchnerismo, Víctor Santa María.
¿Tiene el Gobierno de
Científicos interés en los estudios científicos que muestran los síntomas de
depresión, regresión y retroceso cognitivo en niños con aulas cerradas?¿Tiene
el Gobierno de Científicos interés en los estudios científicos que muestran los
síntomas de depresión, regresión y retroceso cognitivo en niños con aulas
cerradas?
¿Tiene el Gobierno de
Científicos interés en los estudios científicos que muestran los síntomas de
depresión, regresión y retroceso cognitivo en niños con aulas cerradas? Según
la BBC, los niños han perdido habilidades como usar el cuchillo y tenedor; en
Argentina, donde muchos niños van a comer a la escuela, la situación es
naturalmente peor: la escuela es un factor clave para las comunidades
vulnerables. (Asimismo, los estudios europeos indican que las escuelas
funcionan como un lugar de detección temprana del virus y no de contagio,
colaborando con su control). Aunque Trotta domina con fluidez el lenguaje
revolucionario kirchnerista, sus comienzos con Domingo Cavallo dejaron huella,
porque su destreza para obstaculizar lo revela como "funcional a la
derecha": es la cara de un Estado que le da la espalda a los niños, y que
en lugar de garantizar el acceso a la educación reparte subsidios (IFE, ATP).
Un poco de dinero y a otra cosa; después de todo, como dijo Kicillof, organizar
la vuelta a las aulas sería "un despelote".
Aunque parece desconectado de
la realidad de muchos padres, la semana pasada Trotta tuvo un momento de
empatía. Fue en el programa de Mirtha Legrand: Trotta repitió el mantra oficial
de instar a la población a ahorrar en pesos, y luego, ante la pregunta de la
conductora, admitió que ahorra en dólares y que no piensa cambiarlos a pesos.
Le tembló levemente la boca, como si sus propias palabras lo hubieran
atravesado en un anzuelo (trotta, en italiano, significa trucha). Trotta
prefiere el dólar "blue", como muchísimas familias que han tenido que
optar por los "jardines blue": la para-educación inicial "en
negro", donde una maestra da clases ilegales a grupos de niños pequeños.
Además de seguir pagando el colegio cerrado, una amiga me contaba que este año
pagó la versión "blue" del jardín de infantes, fútbol e inglés.
Cuando intenté contactar con maestras del interior, era tal el clima de miedo
que las maestras "blue" se negaban a hablar por temor a que les
hicieran una denuncia. Ya perdieron mucho como para arriesgarse.
Durante el Proceso, las
universidades fueron intervenidas; para evitar el control policial, los
profesores (Josefina Ludmer y Beatriz Sarlo, entre otros) organizaban
encuentros secretos en casas particulares en lo que se llamó "la
universidad de las catacumbas". Ahora son los jardines de infantes y la
escuela primaria los que entraron en la clandestinidad, y esta situación
extrema ha llevado a padres, maestros y niños a organizarse en todo el país
reclamando el regreso de las aulas (@padresorg, entre otras). Aunque los
maestros siguen trabajando a destajo por zoom, Trotta ha conseguido que su
esfuerzo y cansancio sean en vano. Según el Ministerio de Educación, el 78% de
los niños de bajos recursos no tienen una computadora propia y hacen los
deberes vía whatsapp: el maestro manda archivos, la madre tiene imprimirlos en
un locutorio, el nene los hace, luego tienen que sacar una foto y mandarlos,
pero muchas veces no le alcanza la memoria en el teléfono, y no puede enviarlo.
La desigualdad ha implicado una carga extra para las mujeres. A pesar de los
múltiples ministerios, agencias y comisiones de género del Gobierno, no existe
un estudio sobre esta incidencia, y menos una política para paliarlo. Así como
los niños dejan la escuela, las mujeres también dejan los trabajos, o los
pierden.
Nabokov decía que las formas
del lenguaje pueden dar origen a seres vivos; a su vez, el Estado es una forma
que cobra vida a través de seres como Trotta, que parece hecho de la materia
misma del intestino estatal, engendrado en los laberintos interminables de
secretarías, comisiones y consejos. Quizás su mayor legado sea ser él mismo un
ejemplo modélico del ciudadano futuro educado por el Estado: un repetidor
incansable de consignas, criado para la obsolescencia. "El virus es el
mismo; la enfermedad asume el rostro de quienes la padecen" escribe
Claudia Romero, investigadora de UdT, en "La mesa" de discusión sobre
derechos humanos (lamesa.org). La víctima unánime son los niños.
Pola Oloixarac. Escritora.
Autora de Las teorías salvajes, Las constelaciones oscuras y Mona.Fuente: La Nación
domingo, 8 de noviembre de 2020
El verdadero dilema de las REDES SOCIALES: cuánto nos manipulan, cuánto nos dividen, cuánto nos reflejan / Patricia Kolesnicov
Un documental de Netflix impulsó el debate. Dice que separan a las familias, nos radicalizan y usan nuestros datos. ¿Y si tan solo desnudan nuestros modos de ser?
"Nada extraordinario llega a la vida de los mortales separado de la desgracia", dice el documental, como para arrancar "en clima". Desgracia, dice. Y el documental se llama El dilema de las redes sociales Ponga el título al lado de la advertencia. Listo.
Un éxito fue -es- el documental, dirigido por Jeff Orlowski, que emite Netflix. No es para menos. Se trata de gente "del riñón" de empresas como Facebook, Twitter, Google e Instagram, que se "arrepintieron" y se paran frente a la cámara a contarlo. Uno termina de verlo y se iría derecho a desinstalar cualquier red social del teléfono. Pero ¿es para tanto?
"Me fui de Google por inquietudes éticas, no sólo con Google", dice Tristan Harris, ex diseñador ético -¿?- de la compañía. "Me sentía adicto al correo electrónico y me sorprendía que no hubiera nadie en Gmail que trabajara para hacerlo menos adictivo", explicará más tarde.
¿En serio lo sorprendió eso? Parece que sí. Otro de los entrevistados se confiesa: "Pensé que era una fuerza para el bien".
Pero no era una fuerza para el bien, según el documental. A lo largo del film nos dirán que somos "adictos a los dispositivos", que hay jóvenes con "trastornos dismórficos" de Snapchat, que se quieren parecer a sus imágenes en la red; que vivimos un "capitalismo de vigilancia", que estamos en la desinformación y, claro, que la democracia está en peligro. Familias que se ignoran -todo el día con el teléfono-, fotos que circulan no se sabe por dónde, soledad, radicalización política, manipulación y de la intimidad, ni rastros. Eso muestra el documental. ¿Tiramos el teléfono al río?
"Si vamos a hacer teorías conspirativas, yo vengo observando un contramovimiento de ciertos sectores para demonizar las tecnologías", arranca Adriana Amado, doctora en Ciencias Sociales y analista en Comunicación. "No creo esa mirada que unos cerebros se sientan a ver cómo nos pueden joder la vida y entonces inventan Facebook. La sociedad también fue impulsando esas tecnologías de la conversación. ¿El botón 'Me gusta' cambió a la humanidad, o los cambios que ya venía haciendo la humanidad propiciaron el 'Me gusta'?"
Y aunque Amado y ella no llegarán a las mismas conclusiones, la investigadora Lila Luchessi, doctora en Ciencias Políticas, también lo toma con pinzas: "Es un cuco extraño porque manipula a todos menos a mí; todos creemos que los demás son manipulables menos nosotros mismos.
¿Separan a las familias?
Se sabe: una tiene ese primo al que quiere tanto. El primo pone fotos de la vacaciones de la infancia, la sombrilla en Gesell. Después sus hijos, los gatitos. Un día, una posición política que es un cachetazo. Esa contra la que peleamos. ¿Cómo vamos al próximo cumpleaños?
"Esa es la verdadera crisis", dice Amado. "Que todo lo comunicamos, todos publicamos nuestras cosas y eso hace que se develen diferencias. Y ahí se cae el gran mito del siglo XIX: la familia como estructura básica. Ahora te das cuenta que tu afinidad está más en un grupo de extraños que con la gente conocida".
Pero, ¿y si quiero seguir hablando de Gesell? "Lo que vos likeas es lo que te viene", dice Amado. "Si le das "me gusta" a las noticias te va a venir esa noticias aunque vos no coincidas. Si le das a las fotos, Facebook te va a mostrar fotos de esa persona. Las redes están trabajando mucho en esa depuración, ya depuraron cuentas falsas, publicidad política..."
Amado cree que se culpa a las redes de problemas de otro orden. "Me pasó con una amiga que descubrió que el chico estaba en un chat de suicidas y la pregunta es: ¿era el chat o la cuarentena, que lo hizo estar más en la computadora, o eran los problemas del chico? El debate que tenemos que dar es qué pasa con lo vincular. Es como la crisis de la educación: se la podemos achacar al coronvirus, pero creo que tiene que ver con que hay cosas que quedaron expuestas: los padres están viendo lo que hace la maestra, porque antes la maestra cerraba el aula".
"Siempre existe eso de ir a buscar lo que confirme lo que ya pienso", dice Luchessi. "Si tenés alguien muy crítico que te va a decir que todo lo que te pongas te queda feo, le vas a ir a preguntar a tu abuela para que te diga que todo lo que te pongas, aunque te quede horrible, te queda lindo. Me parece que los tipos de las redes funcionan sobre una cosa muy básica de la humanidad que es que todos queremos que nos quieran, que nos acepten y todos queremos tener razón. Desde ese lugar el algoritmo lo que hace es llevarte con aquellas personas que piensan que eso que vos pensás es lo razonable, es lo bello, es lo aceptable, es lo querible y a partir de ahí todo lo que no encaje es excluido. Las condiciones de otra edad existen desde que la humanidad existe, la plataforma lo que hace es acelerarlo y ponerlo de manera más bestial. Pero pertenecer a una determinada comunidad en Facebook, Twitter, o Instagram no es muy distinto a pertenecer a una tribu".
Y Luchessi señala la ira: "en las redes se elige llamar 'eliminar' y 'bloquear' a lo que hacemos con alguien que no nos gusta. Hay una elección en eso, en asimilarlo con otro tipo de cuestiones que todos reprimimos en la vida offline porque si no terminaríamos a los garrotazos. Bueno la red te permite eliminar: mi abuela decía 'te mataría', pero lo ponía en condicional. Esto es te elimino, te mato. No existís, te borré. Alguien que planifica la aplicación y que el botón se llame 'eliminar' tiene mucho de conocimiento de la psicología social, que dice que, efectivamente, te mataría".
¿Radicalizan?
Amado relativiza: "Si fuera tan burbuja uno no vería cosas que ve: todos los estudios serios hechos sobre consumos de noticias en redes sociales demuestran fehacientemente que vos tenés más pluralidad de consumos en redes sociales que en otros formatos. ¿Y dónde está dicho que uno está obligado a ver las cosas que no quiere ver?"
Luchessi no cree que sea tan grave: "En Estados Unidos tenés dos partidos políticos que compiten y en Argentina, históricamente, los partidos competitivos eran el peronismo y el radicalismo, que ahora puede expresarse en Juntos por el Cambio. No me parece tan grave en términos de alternancia que sea bipolar. Lo que sí me parece que hay que atender es la gran cantidad de haters -gente que odia, coléricos- que genera, o como se llega al extremo. Eso tiene que ver con las burbujas que se arman: si yo estoy en una microburbuja pero creo que es multitudinaria -que lo es, porque de repente tengo cinco mil amigos, que es un montón- y todos estamos de acuerdo en que no vivimos en una República, o que está el sistema en peligro... Vos a un tipo que es claramente minoritario le podés hacer creer que es mayoría y desde ese lugar puede salir a hacer algo que no haría si cree que es minoría".
Amado no se asusta: "Todos estos fantasmas de antivacunas o terraplanistas son mínimos y siempre existieron. Lo que pasa que ahora los vemos consolidados en un grupo, pero si vos ves la cantidad de seguidores que tienen no son millones, tiene mucho más seguidores el Rubius -un youtuber- pero nadie piensa que es una amenaza para la humanidad".
¿Nos manipulan?
"Hay programas -dice Luchessi- que te permiten acceder a cierto tipo de información que no es tan secreta, como geolocalizar determinados posicionamientos. Si querés medir el uso de lenguaje en Buenos Aires en época electoral, por ejemplo, incluso te va a tirar como se van agrupando los posicionamientos políticos hasta por barrio y si vas más en profundidad podés saber a quien va a votar cada uno".
-Fuerte.
LL-Pero me parece más serio cuando los Estados, para poder comunicarse con los ciudadanos, tienen que estar en este tipo de lugares: Twitter, Facebook y todo lo demás. Porque en la medida que los Estados aceptan términos y condiciones de las aplicaciones, les están diciendo a estas empresas, que son privadas y que no sabemos qué van a hacer con nuestros datos, que eso que está adentro de sus servers puede ser utilizado. Entonces una de las cosas que más me preocupa es el Ministerio de Salud: si llegamos a la digitalización de historias clínicas: ¿por qué yo le tengo que dar mi historia clínica a Marc Zuckerberg?
-¿Por qué la digitalización tiene que ver con Zuckerberg, el creador de Facebook?
LL -Cuando os aceptás términos y condiciones, estás aceptando que todo tu material pueda ser utilizado y si no lo aceptás te quedás afuera de un espacio de relacionamiento social. ¿Se van a enterar de con quién salgo? No me importa, pero por ejemplo si los bancos están en las redes no es tan confidencial su información.
Lucchesi cree, entonces, que algunos recaudos de privacidad no está mal tomar. ¿Desinstalo? "Desinstalá si tenés fotos de tus nietos, de tus hijos, fotos tuyas, si te da gusto sacarte fotos íntimas, desinstala o pasate a un disco rígido y bórralo. Siempre queda huella, siempre se puede rescatar. O por lo menos tené cuidado, tratá de saber qué puede pasar".
Adriana Amado señala: "Lo que está claro es que usan nuestros datos pero no saben lo que hace Adriana o Patricia. ¿Cómo lo sabes? Porque te siguen mandando ofertas para Uruguay dos semanas después de que fuiste, ellos saben que pusiste la palabra 'Uruguay', porque es al bulto, pero no saben qué estás haciendo".
-¿No saben?
AA -Por ahora esos sistemas son tontos, tienen grandes números, grandes tendencias pero no pueden identificar a cada uno. ¿Y lo van a poder hacer? Es tan caro llegar a tu comportamiento que deberías ser no sé quién para que justificara el dinero que implicaría desagregar cada dato y ver el comportamiento individual. ¿Es riesgoso estar en comunidades que manejan los grandes números, que pueden seguir la inteligencia colectiva?
-¿Es peligroso?
AA -No sé si stá tan mal. La inteligencia colectiva está trayendo muy interesantes temas al debate que estaban clausurados, como el tema del género, el tema del medio ambiente, el tema del racismo. Con lo cual en el dilema yo sigo viendo ganancias.
El fantasma del algoritmo
¿Hay una fórmula, un programa, que nos sigue, se alimenta de todas nuestras decisiones electrónicas, predice lo que haremos y se lo dice a grandes empresas o a los gobiernos? En el documental de Netflix, dos personas que van a mirando a los protagonistas y mandándoles estímulos "son" el algoritmo. ¿Y en la vida?
"La tecnología no es nefasta en sí misma o grandiosa en sí misma -dice Luchessi-, es qué hacemos nosotros con ella. El documental es un tanto ingenuo en algún punto, pero es cierto que la mayoría de la gente no tiene las herramientas básicas como para saber que acceden a tus datos, que pueden manipularte un poquitito, cambiarte un poco la percepción. A mí me parece que lo más complicado que tienen las redes es la posibilidad del cambio de percepción".
"Algunas de las cosas que el documental plantea son ciertas, no creo que sean catastróficas pero son ciertas", dice Adriana Amado. Habla del uso de los algoritmos. "Veo tutoriales de Drag queens, porque me encanta cómo se montan las pestañas postizas. Entonces me mandan ofertas de maquillaje... En lugar de enojarme con YouTube tendré que ver qué estoy viendo. También hay que empezar a entender que uno es su propio algoritmo. Porque yo te miento cuando me hacés una encuesta, me hago la inteligente acá cuando hablo con vos, pero después abrís mi YouTube y vas a ver las tonterías a las que dedico mi tiempo. El algoritmo se ha convertido en nuestro espejo más devastador.
PK/EV
sábado, 7 de noviembre de 2020
PINO SOLANAS, Fernando Ezequiel (16. febrero. 1936 - 6. noviembre.2020)
Fernando "Pino" Solanas deja un legado caracterizado por su vida de militancia, que se desplegó a través de su apasionada acción política y su obra artística con contenido social.
Nacido el 16 de febrero de 1936 en Buenos Aires, sus ideas políticas marcaron su actuación pública, tanto como cineasta, donde destacó con una decena de exitosas películas con fuerte contenido social, hasta su participación en política.
"Pino" fue un actor clave en la creación de varios espacios de centro-izquierda que lo llevaron a ocupar varios cargos, como diputado, senador nacional o embajador ante la Unesco, su último rol como servidor público.
Formado intelectual y políticamente bajo el influjo de nombres como Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche y Juan José Hernández Arregui, Solanas comenzó a plasmar sus ideas políticas a través de su obra cinematográfica a comienzos de la década del 60´.
Así surge en 1962 su primer cortometraje de ficción, Seguir Andando. En 1968 llegaría el primer largometraje, La Hora de los Hornos, una trilogía donde aborda algunos de los temas que lo apasionaron a lo largo de su carrera: el neocolonialismo y la violencia en el país y en América Latina.
Un año después, en 1969, funda el grupo Cine Liberación, una corriente de realizadores que sirve como base de resistencia a la dictadura, promoviendo un circuito alternativo de difusión de sus producciones.
Es este mismo grupo de Cine Liberación el que es convocado por Juan Domingo Perón, en el exilio en Madrid, para realizar sus dos testimonios fílmicos: La Revolución Justicialista y Actualización Doctrinaria para la toma del poder
En 1975 presenta Los Hijos de Fierro, y ante las amenazas de muerte y un intento de secuestro parte al exilio, radicándose en Francia, donde realiza en 1980 el documental La Mirada de los Otros.
Desde el exterior, estuvo activamente involucrado en la defensa de los derechos humanos y denunció a la dictadura militar a nivel internacional. Con el triunfo de Raúl Alfonsín en 1983 regresa al país y filma Tango, El exilio de Gardel, y luego en 1988 Sur, ambas premiadas en los festivales de cine más prestigiosos del mundo.
Los comienzos de los 90´ marcan su irrupción de lleno en el mundo de la política, y su voz se alza para criticar al gobierno de Carlos Saúl Menem (1989-1999).
Entonces, promovió la modificación de la ley de Radiodifusión que regía durante la dictadura militar y se mostraba particularmente crítico con las privatizaciones y la ley de reforma del Estado promovidas por la administración menemista.
En 1992, de la mano del dirigente Luis Brunati gestan el Frente del Sur, presentándose ese mismo año como candidato a senador nacional por la Ciudad de Buenos Aires.
Luego, en 1993, se funda el Frente Grande, con la inclusión del sector que lideraba Carlos "Chacho" Alvarez, y "Pino" Solanas es electo diputado nacional por la provincia de Buenos Aires.
Solanas juega un rol importante en la elección a convencionales constituyentes para la reforma constitucional de 1994, obteniendo casi 18% de los votos en la provincia de Buenos Aires. Desencantado con lo que consideraba un giro "a la derecha" del Frente Grande, a partir del "Pacto del Molino" entre "Chacho" Álvarez, Graciela Fernández Meijide, y José "Pilo" Bordón, Solanas termina su mandato en 1997 y decide replegarse en su rol como cineasta.
Su actuación política estuvo dominada por algunos temas que lo obsesionaban, como la defensa del medio ambiente y la deuda externa argentina, cuyo origen cuestionaba en duros términos.
En 1998 termina su película La Nube, y es premiado en los festivales de Venecia y La Habana, en este último caso por su trayectoria. Luego vendrán sus películas Memoria del Saqueo y La Dignidad de los Nadies, mientras en 2007 estrena Argentina Latente, su documental sobre el potencial científico de Argentina.
Su carrera política se retoma desde entonces con un gran ritmo. En 2007 encara la candidatura a Presidente de la Nación por Proyecto Sur, proponiendo la nacionalización de los recursos estratégicos.
Es electo diputado nacional por el período 2009-2013 y senador nacional entre 2013 y 2019.
A principios de octubre visitó al Papa Francisco en el Vaticano, y días después, el 21, comunicaba por redes sociales que estaba internado por coronavirus en terapia intensiva y que seguía "resistiendo"
Fuente: TELAM