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martes, 7 de octubre de 2014

Los LIBROS, claves en el ÉXITO educativo de Finlandia


Los cinco millones y medio de finlandeses sienten como un orgullo nacional el sistema de bibliotecas que ya alcanza los 948 lugares, entre las del sistema escolar, universitario y público. Un equivalente a 17 bibliotecas por cada 100.000 habitantes.

Además de esta gran red de bibliotecas a lo largo de su territorio, la nación europea también sumó en los últimos años otro motivo de orgullo que complementa su éxito educativo: una nueva generación de escritores que seduce cada vez más a buena parte de los lectores del planeta.
Esta avanzada literaria finesa quedará escenificada en la inminente Feria de Frankfurt, que se realizará ente el 8 y 12 de octubre en la ciudad alemana. La delegación de Helsinki concurrirá como invitada de honor, y estará compuesta por 60 autores, 30 bibliotecarios, 37 editores y un variado programa de actividades culturales.

Aunque su creación literaria apenas llega al siglo y medio, su literatura contemporánea es vibrante, y va mucho más allá de la popular Sinuhé, el egipcio, de Mika Waltari. En el evento alemán se recordarán o descubrirán nombres como los del fundador de la literatura de Finlandia, Aleksis Kivi; clásicos como Aino Kallas; maestros contemporáneos como Arto Paasilinna; y hasta los más traducidos y premiados durante los últimos años como por ejemplo Sofi Oksanen, Tuomas Kyrö, Katja Kettu, Riikka Pulkkinen, Leena Parkkinen, Jari Ehrnrooth y Anja Snellman.

En Finlandia si alguien quiere un libro y no está la biblioteca lo pide, y cuando llega le avisa a la persona. Por eso no son tantos los libros que la gente compra como los que se leen gracias a los préstamos bibliotecarios. Y si alguien, por ejemplo, quiere consultar al librero de la centenaria Biblioteca Nacional, puede hacerlo en persona o por Internet.

Leer es el verbo preferido de los finlandeses, y un libro es una de sus compañías favoritas. Escribir es la pasión de muchos de los ciudadanos del país escandinavo, y sonreír, la de otros que ven cómo algunos de sus compatriotas son leídos más allá de sus fronteras.Son esos autores quienes mantienen viva esa tradición de contar la propia historia de la nación en sus diferentes épocas: desde los tiempos en que era un territorio de nadie, de ellos mismos; luego, de Suecia; después, cuando fue anexada por la Rusia imperial hasta 1917 como Gran Ducado, y en el reciente siglo XX, atravesada por tropas soviéticas, nazis, otra vez soviéticas, hasta convertirse en una república democrática y parlamentaria y miembro de la Unión Europea.

Cada habitante del país escandinavo lee un promedio de 47 libros por año, y la nueva generación de escritores fineses seducen cada vez más al resto del mundo

Consecuencia lógica

Finlandia posee un admirable nivel de educación general (ocupa los primeros lugares del informe PISA, el estudio mundial a jóvenes de 15 años en 50 países), apoyado justamente por su excelente sistema de bibliotecas, uno de los más populares de los servicios públicos del país.
"Si los niños son criados con los libros, es en parte porque las bibliotecas ofrecen muchos y variados títulos, lo cual hace que el fomento de la lectura no sea una cuestión financiera de la familia", explica la mencionada Sofi Oksanen según publica el periódico El País.

Eso convierte la lectura en un hábito natural y muy arraigado. "Los padres leen y los niños los observan. Como los niños no aprenden a leer hasta los siete años, la lectura se convierte en una experiencia familiar con un efecto muy positivo en la educación: los pequeños se acostumbran además a hablar con sus padres sobre sus miedos y sueños reflejados en sus libros o de temas que no entienden", asegura Luisa Gutiérrez Ruiz, traductora del idioma finlandés y responsable de comunicación del Instituto Iberoamericano de Finlandia.

Pero a esas edades, los niños no sólo tienen contacto con los libros, sino también con los escritores. Estos acuden con frecuencia a escuelas y bibliotecas a través de talleres o charlas. Además, añade la traductora, "no se distingue entre autor para adultos y autor de literatura infantil y juvenil. Hay renombrados escritores que crean poesía, teatro o novela destinada al público más joven".

El gobierno de Finlandia, como el resto de los países nórdicos, también apoya la traducción y promoción de sus autores. En las últimas décadas, añade Gutiérrez Ruiz, "el lector hispanohablante ha descubierto muchas propuestas procedentes de Finlandia. Este renacer nórdico se debe en gran parte al esfuerzo de promoción que realiza el Centro para la Literatura de Finlandia (FILI), que concede ayudas a la edición de obras, principalmente subvenciones a la traducción, tanto de la obra completa como de páginas de muestra, para que el editor extranjero pueda valorar mejor lo que le interesa. Eso sí, se ha de traducir del idioma original para garantizar que el texto sea fiel y correcto".


 


sábado, 8 de junio de 2013

El Estado Argentino invierte 200 mil pesos por año en cada graduado universitario



En Argentina los pobres financian el estudio de los ricos. Mientras el grueso de los que se reciben son de sectores medios y altos, no hay becas para que los de clase baja puedan dedicarse sólo a estudiar

"En la mayoría de las carreras al estado le saldría más barato dar a los estudiantes una beca durante cinco años en Alemania o en Estados Unidos, cumpliendo el programa, que sostener sus carreras en Argentina. Estamos en ese absurdo desde el punto de vista de la inversión por graduado", afirma a Infobae Augusto Pérez Lindo, doctor en Filosofía y director de la Maestría en Gestión y Políticas Universitarias del Mercosur, en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
La causa de este sinsentido no es que el gobierno argentino invierta cifras siderales en educación superior, sino la bajísima proporción de graduados sobre el total de estudiantes de las universidades nacionales.

Según un informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA), que depende de la Universidad de Belgrano, en el trienio 2003-2005 ingresaron a las distintas universidades públicas del país 885.100 personas, pero en el trienio 2008-2010 sólo se graduaron 205.890. Esto significa que apenas se reciben 23 de cada 100 estudiantes. El número sube a 27 si se considera el total de las universidades del país, porque las privadas tienen un porcentaje mayor de graduados.

Considerando que el presupuesto anual de las universidades nacionales es de 13.756.724.301 pesos, el gasto por graduado asciende a 201.292 pesos, ya que entre 1.316.119 alumnos, cada año se reciben 68.342 (los datos corresponden a 2010, último año con información oficial disponible). El caso extremo es el de la Universidad Patagonia Austral, de la provincia de Santa Cruz, que por cada egresado invierte 1.459.561. Gradúa sólo 3 alumnos por cada 100 ingresantes.

Estos datos ubican a Argentina entre los países con menores tasas de graduación en relación con la cantidad de ingresantes, no sólo en la región, sino también en el mundo. En Brasil se gradúan en promedio 50 de cada 100 ingresantes, en Chile 59, y en Francia 67.
Y si bien influye la particularidad argentina del ingreso gratuito e irrestricto a las universidades públicas, que facilita que haya un número mayor de ingresantes que en otros países, esto no posibilitó que se gradúen más alumnos. Mientras que en Brasil se reciben más de 4 personas cada mil habitantes, aquí son sólo 2,5 cada mil.

Pero el dato más alarmante no es el gasto en sí mismo, sino el destino que tiene. A pesar de ser gratuito, el sistema público universitario argentino no consigue promover la graduación de los sectores populares. Las estadísticas de todas las universidades muestran que la mayor parte de los graduados provienen de los sectores medios, una pequeña parte de los medios bajos, y un resto casi insignificante de los más vulnerables.
Por citar un ejemplo, un estudio realizado por el profesor Víctor Sigal sobre la estratificación social de los estudiantes de la Universidad Nacional de Mar del Plata demuestra que, entre los ingresantes, un 12,9 por ciento pertenece a estratos altos, un 70,2 a medios y un 14,8 a bajos (1,4 por ciento queda sin especificar). La tendencia elitista se acentúa mucho más si se consideran los graduados: un 11,5 por ciento pertenece a sectores altos, un 85,7 a medios, y apenas un 0,3 a bajos (2 por ciento, sin especificar).

"Un genocidio pedagógico"

"El fenómeno del bajo rendimiento académico en términos de graduación es una constante en los últimos 50 años -dice Pérez Lindo-. En toda la educación superior argentina, que incluye a universidades y a institutos no universitarios, hay unos 2 millones de alumnos, de los cuales cerca de un 80 por ciento fracasa. Es una especie de genocidio pedagógico: hay una gran inclusión en el ingreso a la educación superior, pero que termina con una gran exclusión. Es rarísimo, somos socialistas para el acceso, pero aristocráticos para el egreso".

"El 90 por ciento de los estudios afirma que la principal causa del fenómeno es que hay una base muy endeble del secundario -continúa-. La capacidad para pensar y reflexionar es muy baja. En el Ciclo Básico Común (CBC) de la UBA calculamos que la media de jóvenes ingresante utiliza un repertorio de no más de 300 palabras".
"Además, en la universidad pública rige un sistema curricular atomístico, se puede ir cursando primero una materia, después otra, dos por año, tres, etc. Desde el punto de vista pedagógico, eso conspira con la idea de atravesar un ciclo normalmente. En Europa el sistema de evaluación es global, se aprueba por año o por ciclos, no por materias", agrega.
Por su parte, Adolfo Stubrin, miembro de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau), y ex secretario de Educación de la Nación entre 1987 y 1989, destaca que si bien la baja proporción de graduados es un problema histórico innegable, en los últimos años creció tanto la matrícula como los que concluyeron sus estudios.

"Las condiciones de ingreso son muy liberales, lo cual es algo deseable por la tradición institucional de la democracia argentina, pero permite que los estudiantes se inscriban a más de una carrera al mismo tiempo, es decir que muchos de ellos deciden su opción vocacional luego de formalizar la inscripción. Además, el proceso de iniciación es todo lo riguroso que tiene que ser para la calidad deseada de cada disciplina, lo que produce la deserción temprana, que tiene tasas muy altas", explica Stubrin en diálogo con Infobae.
"También hay problemas estadísticos, porque algunas universidades se ven estimuladas para que los estudiantes figuren en sus registros, en tanto una mayor matriculación genera señales favorables hacia el presupuesto. Por otro lado, el movimiento estudiantil es muy fuerte y hay una tendencia a evitar la baja de los estudiantes, porque es vista como la posibilidad de algún tipo de interrupción del derecho a seguir estudiando", agrega.
A esto se suma que en muchas universidades la educación a distancia está computada junto con la presencial, y es universal que la primera tenga tasas de graduación y de retención de una cuarta parte de la segunda. Eso aumenta el número agregado de ingresantes y hace descender el de graduados.

"Además la política de gestión curricular que implica el seguimiento del proceso de formación, el análisis del itinerario de los estudiantes, y el modo en el que van progresando en la secuencia de aprendizaje no tiene mucho desarrollo técnico en general -dice Stubrin-. No somos un país que destaque por aplicar técnicas y estrategias de seguimiento curricular que se centren en el estudiante y en el proceso formativo, permitiendo monitorear su desempeño y reforzarlo cuando está en crisis o a punto de desertar".

Por eso, una alternativa posible para evitar se queden sin ninguna certificación quienes aprobaron muchas materias, pero debieron abandonar en el camino, es la creación de títulos intermedios.

"Una persona que pasó tres o cuatro años en la universidad, pero no se recibió, tal vez llegó a transformarse como sujeto, pero no tiene ninguna constancia que lo valide y que enriquezca su perfil para el mercado laboral", explica Mariana Foutel, especialista en Management Estratégico y profesora de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

¿Una inclusión que excluye?

"Tenemos un gran problema de retraso escolar en el sistema educativo argentino. En la primaria, en la secundaria y en la universidad, donde la media se gradúa cerca de los 30 años, cuando en Europa y Estados Unidos a esa edad ya están doctorados. Por ejemplo, la duración de la carrera promedio en la Universidad de Córdoba es de 10 a 12 años", cuenta Pérez Lindo.

"La hipótesis es que esto obedece al origen socioeconómico de los estudiantes -dice Foutel-. En general los planes de estudio están pensados para alumnos de tiempo completo, pero la mayoría no tienen esta condición, porque trabaja. El problema no es que ingresen, sino que permanezcan. El debate es qué estrategias implementar desde la gestión académica para conseguirlo, ya sea a través de tutorías o de planes más flexibles, que sean compatibles con la realidad del alumno".

"Está comprobado que es un régimen de becas el que permite realmente que los chicos de sectores populares puedan dedicarse full time a realizar sus estudios y tener éxito en el mismo nivel que los provenientes de otros niveles socioeconómicos. Esto sucede en Francia, en Alemania, en Estados Unidos, etc. Contra el mito de que la mayor parte del presupuesto de las universidades estadounidenses se invierte en investigación, las estadísticas muestran que de los 120 mil millones de dólares que gasta el país en educación superior, la mitad se destina a becas", sostiene Pérez Lindo.

Según el ex secretario de Educación, la inversión en becas representa en Argentina el uno o dos por ciento del presupuesto, lo que dificulta seriamente a los alumnos la posibilidad de dedicarse full time a estudiar.

"Aún así, el contingente de estudiantes que no trabajan es mayoritario -afirma Stubrin-. Pero nosotros no tenemos regímenes de becas que permitan a los de estratos bajos sostener el estudio de manera profesional durante varios años. Contamos con becas de apoyo, no integrales, entonces, el alumno que se ve forzado a asistir tempranamente al mercado de trabajo no puede rehusarlo y tiene dificultades para seguir estudiando".
Esto hace que muchos, como Foutel, sostengan que la insistencia en la necesidad de reforzar la retención de los estudiantes termina quedándose en algo abstracto, puramente discursivo, ya que no se plasma en políticas y recursos concretos.

Por eso parece necesario rediscutir una gratuidad aparentemente inclusiva que también se queda en algo discursivo si, a medida que se avanza en la carrera, sólo continúan los estudiantes de estratos más favorecidos. Pero teniendo en cuenta que, como sostiene Foutel, "la gratuidad es vista como un rasgo de identidad de la universidad pública argentina", parece un debate muy difícil de plantear.

"Pienso que la gratuidad ha generado un perfil de democratización de la universidad que es bastante sostenida. Si bien el perfil de estratificación social de la universidad no incluye a sectores vulnerables, o de más bajos recursos, sí a los de clase media baja y a los quintiles de ingreso intermedios, y eso probablemente se deba a la gratuidad. Los resultados de las becas integrales que recién en los últimos dos o tres años se implementaron, que son las del Bicentenario, todavía no fueron evaluados, pero su estipendio es bastante satisfactorio", dice Stubrin.

¿Pero es imaginable un aumento presupuestario tan importante que permita mantener la gratuidad y agregue un masivo sistema de becas que posibilite a los alumnos de menores recursos dedicarse sólo a estudiar?

Mientras tanto, siguen siendo los más necesitados los que financian la educación de los que menos lo necesitan.


martes, 12 de marzo de 2013

Off Tópic: Los cinco países enemigos de Internet



La organización Reporteros Sin Fronteras denunció este martes a las empresas y naciones que espían a los internautas en el mundo. El régimen sirio es uno de los más implicados. La organización de defensa de la libertad de prensa Reporteros Sin Fronteras (RSF) denunció este martes el caso de cinco empresas cuya tecnología es, o ha sido, utilizada para espiar a internautas en el mundo

Según RSF, "la vigilancia en línea es un peligro cada vez mayor para los periodistas, blogueros, periodistas ciudadanos y defensores de los derechos humanos". "A la fecha actual, 180 internautas están detenidos en el mundo por sus actividades de información en línea, a menudo con el apoyo de las tecnologías de vigilancia", declaró a la AFP el secretario general de RSF, Christophe Deloire

En su informe de 2013 sobre los "enemigos de Internet", publicado este martes con motivo del Día Mundial contra la Censura Cibernética, RSF subraya "la actividad de vigilancia destinada a controlar las voces disidentes y la difusión de información sensible, una actividad implementada para reforzar los poderes instalados y evitar cualquier desestabilización potencial". 
Las empresas denunciadas son: Gamma (Gran Bretaña), Trovicor (Alemania), Hacking Team (Italia), Amesys (Francia) y Blue Coat (Estados Unidos).

 Los productos de estas cinco empresas "enemigas de Internet", han sido, o son, "utilizados por las autoridades para violar los derechos humanos y la libertad de información", subraya RSF, cuyo informe puede ser consultado a partir del martes en el sitio surveillance.rsf.org

RSF publica una única respuesta, la de Hacking Team, que afirma que toma "precauciones para asegurarse de que su software no es desviado". Estas empresas, que venden sus productos a regímenes autoritarios, "no pueden ignorar que sus productos podrían ser utilizados para vigilar a periodistas, disidentes y ciudadanos en la red". Entre las diferentes tecnologías que ofrecen estas empresas figuran material de monitoreo de Internet en su conjunto y software espía (spyware). 

CINCO PAÍSES EN LA MIRA  

Estos programas de control son utilizados para "espiar el contenido de discos duros, recuperar contraseñas, acceder al contenido de las mensajerías electrónicas o para interceptar comunicaciones VOIP (telefonía a través de Internet)", señala el informe. "En los regímenes autoritarios estos sistemas son usados para espiar a periodistas y a sus fuentes con el fin de erradicar la libertad de información", subraya RSF, que también señala en su informe a cinco Estados enemigos de Internet
Se trata de SIRIA, CHINA, IRÁN, BAHRÉIN y VIETNAM, que son, según RSF, países "comprometidos en la vigilancia activa, intrusiva, de los agentes de la información, permitiendo graves violaciones de la libertad de información y de los derechos humanos ", en particular gracias a las citadas tecnologías.

En el caso de Siria, el informe de RSF revela un documento inédito: la licitación publicada en 1999 por el Syrian Telecommunications Establishment (STE), que controla la mayoría de las conexiones fijas, para la creación de la red nacional Internet en el país. 

"La lectura de este documento evidencia que la red Internet siria ha sido diseñada para integrar en ella amplias funciones de filtrado y vigilancia", denuncia. 

RSF vuelve al caso emblemático de activista sirio Karim Taymur, detenido y torturado por el régimen de Bashar Al Assad, quien fue confrontado a durante su interrogatorio a "una pila de más de 1000 páginas que detallaban sus conversaciones electrónicas y sus archivos intercambiados a través de Skype". 

Esto no impide, dice RSF, que las democracias también "cedan poco a poco ante el canto de sirenas de la vigilancia necesaria y de la seguridad cibernética a cualquier coste". Lo demuestra, según la asociación, "la proliferación de proyectos y propuestas de leyes potencialmente liberticidas, que permitirían la implementación de una vigilancia generalizada". 

La asociación aboga por "el establecimiento de un control de la exportación de tecnología y equipos de vigilancia a los países que violan los derechos fundamentales". 



Fuente: AFP

Daniel Diaz / Bibliotecario Argentino 



"La biblioteca es el lugar del ejercicio público de la razón" Gabriel Naudé

martes, 3 de agosto de 2010

Corruptela, prostitución varia y la moral, por moneditas [Crónicas Argentinas]

El cabaret en que ha devenido la virulenta deposición de Maradona como técnico de la Selección ya ha descendido a puntos más bajos que eso y formula algunas pistas sobre ciertos aspectos no poco luminosos de nuestra brillante sociedad .
Bilardo reaccionó luego de haber sido acusado de traidor y dijo cosas como: "Yo nunca puse o saqué a un jugador porque un empresario me diera plata". Y voceros cercanos a los bandos en pugna hablaron de partidos menos importantes que benéficos para bolsillos específicos.
Ambos prometieron seguirla en ruedas de prensa o por TV. ¿Para discutir estilos futbolísticos? En medio de su angustiada desolación, al parecer Maradona negocia su cachet para elegir a qué programa ir a revelar su pura verdad. Y Grondona, alma pater del negocio "Fútbol para Todos" con fondos de todos bajo la gran mano de Dios al frente de la Selección, pidió silencio para que no se equivoquen más.
Un claro llamado a la tradicional "omertá" -¿remember Banelco?- . No vaya a ser que aparezca de una buena vez lo que parece asomar: plata no muy limpia –y mucha– bajo el emotivo manto del calor popular.
También hace unos días y en otro plano, el de alta política, el jefe piquetero kirchnerista Luis D' Elía se dijo de todo menos lindo con el empresario de medios kirchneristas Sergio Szpolski. Todo fue público en la red Twitter aunque acaso quizá no apto para todo público.
Szpolski le reprochó al piquetero haber realizado un acto bajo la bandera de Irán, país sospechado de haber organizado el peor atentado de la historia argentina, el de la AMIA, que provocó 85 muertes.
Más que los argumentos, del todo invisibles, resaltaron las crudas acusaciones: "¿Cuántos millones le sale a Kirchner tu militancia kirchnerista?", disparó D'Elía. "El ladrón ve a todos de su condición. La soledad te hace mal. Pero no te preocupes que todo se resuelve con un cheque de Irán", replicó el empresario.
Al día siguiente D'Elía anunció que le iniciará un juicio "civil y penal" y que donará la indemnización.
"Si donás, doná todo, incluyendo lo que te llega de Irán", le sugirió el empresario.
Como se nota, aquí tampoco se discuten ideas ni ideologías sino que todo se reduce a una cuestión financiera, con presunto dinero sucio, dentro de una pasmosa interna que chapotea en sangre.
Los programas de chismes que se propagan por la tele evidencian, como gran parte de la TV, una fuerte carga sexual. Sólo que han ido variando, a lo largo de los años, de los romances y engaños amorosos a la pura y cruda prostitución. En su mayoría, se suele asistir a cruces entre señoritas varias que se acusan mutuamente de ser gatos. La denominación, antes, correspondía a las meretrices de lujo. En los últimos años se ha ido democratizando.
El popularizado término "botinera" refiere a chicas que se relacionan con futbolistas millonarios no porque les interese el deporte o porque se enamoren sino seducidas por el bulto de sus cuentas bancarias. Es decir, prostitución sin maquillaje y de puntín.
Estos son algunos ejemplos de la progresiva naturalización de la corruptela entre nosotros.
Que en las distintas administraciones –nacionales, provinciales, municipales no sorprendan l os retornos, las dádivas, las comisiones, los "diegos", todos eufemismos de la coima, es parte de ese proceso en que lo escandaloso paulatinamente deja de producir escándalo.
Que la mayoría de nuestros gobernantes sean manifiestamente ricos, no asombra a nadie.
Quizá no falte demasiado para que algún chico nos pregunte qué quiere decir la palabra decencia. El doctor René Favaloro se pegó un tiro hace diez años.
Por Marcelo A. Moreno -01/08/10
Fuente: http://www.clarin.com/sociedad/Corruptela-prostitucion-varia-moral-moneditas_0_308969264.html

miércoles, 16 de junio de 2010

Desocupados o con Empleo precario 6 de cada 10 Trabajadores [Crónicas Argentinas]

Un poco más del 60% de la población activa está desocupado, trabaja sin estabilidad laboral o sin Seguridad Social o cobra un salario de indigencia.

Así sobre 16 millones de activos, solo 6 millones tendrían un "empleo decente", con plenos derechos laborales y previsionales y los otros 10 millones estarían sin empleo o con trabajos precarios, sin plenos derechos.
Las cifras corresponden a la última medición, de 2009, de la Encuesta de Deuda Social que elabora la Universidad Católica Argentina (UCA) que será presentado oficialmente mañana. Y marcan un deterioro del cuadro social-laboral "como producto de la crisis de 2008/09 y a pesar de las política de empleo implementadas", según adelantó el Director del Estudio, Agustín Salvia.
Desde 2004, cuando se lanzó la primera medición, según Salvia, hubo una continua mejora que se detuvo por el impacto de la crisis internacional. Y eso se tradujo en que empleo pleno se redujo del 41,8% alcanzado en 2008 al 36,9% en 2009. De todas maneras, considera "que el modelo económico no pudo superar, en su mejor momento, el 41,8% de trabajadores con acceso a un empleo pleno de derechos".

El director del Observatorio estimó que en lo que va de 2010 se observa "una franca recuperación económica" pero con una leve mejora en el terreno laboral y social que "sería insuficiente para alcanzar los niveles de 2007 ". Y eso se debería a que si bien se implementaron planes como la Asignación por Hijos o el Argentina Trabaja, el empleo decente, según Salvia, "no depende solo del crecimiento económico o de los ingresos sino de la calidad del trabajo".

Así señaló que el plan Argentina Trabaja mejoró el ingreso de la gente pero no la calidad del empleo ya que no tienen ni estabilidad ni Seguridad Social (son cooperativistas).
La Encuesta midió que en 2009 el promedio de los ingresos laborales fue de $ 1.839 mensuales, una cifra muy parecida a la de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC. Pero la mitad cobró menos de $ 1.560 mensuales.
Por hora el jornal fue de $ 12,90 la hora, en tanto la mitad percibió menos de $ 9,80 por hora.
Por la inflación, esos valores retrocedieron tanto respecto de 2007 como de 2008.
También en 2009 hubo un incremento del desempleo y también una suba del porcentaje de personas desempleadas por lo menos una vez en el último año.
Por estratos económicos, la Encuesta señala que "a menor nivel socioeconómico del hogar disminuye el porcentaje de empleo pleno , aumenta el de subempleo inestable y el desempleo". No obstante, la incidencia del empleo precario es similar en casi todos los estratos, marcando "la extensión generalizada que posee el empleo no registrado en las relaciones laborales en La Argentina".
El trabajo será presentado formalmente el jueves, en una mesa denominada Diálogo sobre los desafíos económicos, sociales y políticos del Bicentenario, a cargo de Aldo Ferrer, Juan Llach y el propio Salvia. El investigador considera que la Argentina del Bicentenario estaría partida en dos: "Casi la mitad de la sociedad participando, no sin temores, de los procesos de modernización, globalización y desarrollo del conocimiento. Recibiendo por "derrame" las ganancias que dejan el sector externo y el mayor consumo general, los beneficios de la Seguridad Social, las mejoras educativas y las oportunidades que ofrecen los mercados".
"En la otra mitad, con muchas menos expectativas, amplios sectores de indigentes, pobres y no pobres "estructuralmente empobrecidos" esperando el "goteo" de ingresos, festejos y de nuevas oportunidades, vengan del mercado o del Estado".

Fuente:

domingo, 23 de mayo de 2010

Argentinos: así somos, así nos vemos

Ni buenos ni malos, así somos. Radiografía de los Argentinos.

 

Chantas y trabajadores, democráticos pero transgresores de la ley, Maradona y Favaloro... La característica compartida hoy por la mayoría de los argentinos es la contradicción. Un reflejo de nosotros mismos, con sus más y con sus menos.

 

Hay algo que está claro: doscientos años de historia no nos han alcanzado hasta hoy para definirnos. Salvo que elijamos como definición la que dice que somos esencialmente contradictorios, nos sentimos de todas las maneras posibles. Somos honestos y deshonestos, alegres y tristes, solidarios y egoístas, trabajadores y chantas. En definitiva, argentinos hasta la médula.

Así, al menos, lo refleja la encuesta realizada para Clarín por el estudio Graciela Römer y Asociados, que indagó por el país entre argentinos de 18 a 70 años buscando respuestas a una pregunta tan básica como saber quiénes somos, y cómo somos, los argentinos que hoy estamos celebrando los doscientos años de una historia común, tan contradictoria como nosotros mismos, tan rica como nosotros mismos, tan apasionante como nuestra gente.

Este trabajo, pensado como una gran radiografía para ayudarnos a entender más esta historia de ser argentinos, termina por reflejar que en nuestra personalidad hay muchos más rasgos positivos que negativos. Y no se trata de ver el vaso medio lleno, sino que en cuestiones claves (política, democracia, familia y vida cotidiana, por ejemplo) hemos avanzado mucho en estos años como sociedad constituida.

En algunos puntos, como se verá en los gráficos de las páginas siguientes, habrá sorpresas. Y algunos estarán más de acuerdo con unos resultados que con otros. Y otros se preguntarán quiénes pueden haber elegido una opción determinada. Pero todos, de una manera u otra, y siempre bajo aquel gran paraguas de la contradicción permanente, conforman, conformamos, esta entelequia llamada "argentinos".

Para esto, basta un ejemplo al pasar. A la hora de preguntarle a los encuestados por la personalidad pública que más nos representa, los dos más votados fueron Diego Armando Maradona y René Favaloro. ¿Acaso puede haber algo más contradictorio que estas dos personalidades, tanto en lo que hicieron como en lo que representaron? Sin embargo, los dos juntos sí conforman eso que sin lograr definir se ha dado en denominar la argentinidad. Jorge Luis Borges, Lionel Messi, Marcelo Tinelli, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Perón y Gardel siguen, en orden decreciente, en la lista, en un ranking que, de nuevo, nos vuelve a poner frente al espejo de qué y quiénes somos.

Buceo por la psiquis

Pero si elegir la personalidad más representativa resulta en un ejercicio digno de bucear en nuestra psiquis más profunda, definir el cómo somos es una tarea aún más ardua. Porque, según nosotros mismos, somos, y en este orden, chantas, solidarios, agresivos, trabajadores, haraganes, mentirosos, patriotas, honestos, afectivos, agrandados, tradicionalistas, egoístas, inteligentes, obstinados, alegres y maleducados. Y cuando tenemos que elegir entre dos opciones, decimos que somos más transgresores que respetuosos, más improvisados que previsores, más generosos que egoístas, más intolerantes que tolerantes, más alegres que tristes, más emotivos que racionales.
Por supuesto, como en todo sondeo, uno puede coincidir o no con la opinión de la mayoría pero, si de aplicar los resultados de la encuesta se trata, nadie debería hacerse muchos problemas porque, a la hora de definir la sociedad argentina, decimos que somos más democráticos que autoritarios, por ejemplo.

De hecho, en los últimos 15 años la democracia, como luego analiza Graciela Römer, se ha afianzado como el modelo preferido de gobierno: pasó de un 77% de apoyo en 1995 a 90% en 2010. Un dato no menor que refleja, al menos, la confianza en un sistema de gobierno que ni las crisis coyunturales, las cotidianas o las profundas como la de 2001, lograron restarle apoyo popular.

Dos datos políticos más para saber cómo somos y cómo pensamos: somos más estatistas que en los 90, pero menos que hace 10 años. En 1991, el 35% de los consultados creía que había que tener una mayor intervención del Estado, cifra que subió al 62% en 2000 para caer este año al 56%. Y, a la vez, casi el 60% cree que el país debe honrar sus compromisos y pagar la deuda externa.
Pero, además de tratar de saber cómo somos los argentinos, el trabajo también buscó bucear, para tener una radiografía completa, en qué pensamos sobre el futuro del país. Y otra vez hay señales para el optimismo: casi el 60% cree que en 10 años seremos un país en crecimiento e integrado al mundo, mientras que en 2000 apenas el 33% lo creía. Claro que, como parte de esa contradicción permanente a la que hacíamos referencia al comienzo, cuando las opiniones se bajan de las ideas al campo concreto la cuestión cambia, y mucho. Sólo un ejemplo: cuando se preguntó a los consultados sobre si se irían del país, el 70% dijo que se quedaría. Pero cuando se les amplió la pregunta a qué sería mejor para sus hijos, el 60% dijo que para ellos sería mejor quedarse. En limpio: una amplia mayoría cree que el futuro de la Argentina será muy bueno, pero a la hora de pensar en el futuro de sus hijos esa postura, aunque sea más alta que en otros tiempos, ya no parece tan sólida.

Futuro cierto

Pero para que ese futuro no sea tan claro, no todo tiene que ver con el porvenir económico ni con la solidez del país. De hecho, la inseguridad se plantea como el principal problema a resolver: casi 7 de cada 10 argentinos señala a la inseguridad como el principal problema del país, lo que se condice con que 4 de cada 10 dice haber sufrido un hecho de delincuencia en los últimos seis meses. Lejos de ser una "sensación", la inseguridad aparece así como un tema central para los argentinos del Bicentenario. En segundo lugar de los principales problemas del país vuelve a aparecer el desempleo, mencionado por el 46 por ciento de los encuestados.

Sin embargo, más allá de los temores, hay algo que sí nos define a los argentinos: el amor por la familia. ¿Qué es lo más importante de la vida? Tener a la familia cerca. ¿Qué lo apasiona más en la vida? Estar con la familia. Sin diferencias de estratos sociales o grupos etarios, la familia se confirma así como una institución, formal o informal, que sigue siendo el centro afectivo para los argentinos.

La encuesta deja mucha más tela para cortar. Sólo algunos enunciados: somos más machistas que nunca, Boca no es la mitad más uno pero sí la mayoría, el inicio sexual está entre los 16 y los 19 años, los hombres son mucho más infieles que las mujeres, el aborto debería ser permitido en ciertos casos, somos creyentes pero no tanto como para ir a oficios religiosos, estamos satisfechos con nuestra vida afectiva, endiosamos al lavarropas por encima de cualquier electrodoméstico, preferimos la casa al auto si nos ganamos la lotería, no nos importa la marca a la hora de comprar ropa y no somos muy adictos a la lectura (el 80% leyó menos de dos libros en un año).

Datos más, datos menos, así somos. Ni buenos ni malos, ni santos ni demonios. Esto somos, así nos sentimos, así nos vemos, duros con nosotros, autocríticos al extremo pero a la vez esperanzados en un futuro más benigno, en un país más estable, en una familia que nos rodee, en un país mejor. Esto somos, ésta es nuestra radiografía, nuestro hoy. Esto somos, ni más ni menos, los argentinos del Bicentenario.

 

Fuente:

http://www.clarin.com/diario/2010/05/23/sociedad/s-02198805.htm

sábado, 15 de mayo de 2010

La clase media quiere su 17 de octubre [Sociología Política]



"El trauma peronista reapareció varias veces en la historia y todavía hoy la cultura argentina sigue surcada por las tensiones que él provoca", afirma con ironía el autor. Del 45 a Kirchner, una lectura polémica de la relación entre la clase media y el justicialismo La irrupción del "hecho maldito" del peronis­mo significó un trauma para buena parte de los argentinos, acostumbrados a ima­ginarse parte de una nación blanca, "decente" y europea. Pocos hechos lo grafican mejor que la manifestación del 17 de octubre de 1945, vivida por muchos como una verdadera invasión. Un grupo humano hasta entonces inadvertido plantó su presencia en el corazón de la ciudadela libe­ral. Sus patas refrescándose en la fuente le dieron la desmentida a aquella imagen hegemónica de la nación, que nunca pudo terminar de aceptar que las clases plebeyas pudieran ocupar un lugar central y visible en la alta política. La identidad de clase media nació en esos años: fue el modo en que mucha gente pudo diferenciarse de esos "negros" que ahora se pretendían protagonistas de la historia nacional.

El trauma peronista reapareció varias veces en la historia y todavía hoy la cultura argentina sigue surcada por las tensiones que él provoca.

Resuenan ecos de aquel trauma en el fasti­dio de parte de la opinión pública con el actual gobierno. Sus errores, abusos y malas políticas –que los tiene y muchos– con frecuencia apare­cen interpretados en una clave que remite a un pasado que no se cansa de reaparecer, incluso si el presente tiene poco que ver con los tiempos de Perón, mal que les pese tanto al gobierno como a sus enemigos. Acaso el malhumor de parte de la clase media con Kirchner tenga la misma inten­sidad que las esperanzas que despertó en ella al comienzo de su mandato, cuando prometió dejar atrás el horizonte político del peronismo a fuerza de "transversalidad".

El regreso posterior a las seguridades que ofre­cía el viejo justicialismo sin dudas marcó el inicio de un divorcio que, con todo el rencor de una pro­mesa incumplida, hoy parece irreparable. Ya en las elecciones de 2007 se notó el regreso de una retó­rica que remitía fuertemente a los años 40. Elisa Carrió insistió entonces en presentar un escenario de "civilización" amenazada por la "barbarie" pe­ronista, en el que la "clase media urbana" tenía la misión de "rescatar" a los pobres, según ella inca­paces de actuar con racionalidad ciudadana. Algu­nos partidarios del gobierno se preguntaron en ese momento si volvía a manifestarse un "gorilismo de la clase media".

Poco después, la distancia simbólica entre la "clase media" y la plebe peronista reaparecería de una manera menos paternalista y más agresiva. En las manifestaciones de apoyo a las patronales del campo de marzo de 2008 –como reconocieron incluso los diarios que simpatizaban con ellas – abundaron los insultos racistas contra "los negros" que apoyaban al gobierno. A medida que el conflic­to se fue profundizando, las partes en disputa ape­laron a todo un repertorio de referencias al pasado. Luis D'Elía, retomó los insultos en sentido positivo y se presentó como líder de los "negros" en lucha contra la "oligarquía" y el país "blanco".

El propio gobierno abundó en evocaciones a la Unión Democrática y también comparó el movi­miento opositor con la Revolución Libertadora. Pero el otro bando no se quedó atrás. Como para que quedara claro que sus cortes de ruta no eran iguales a los de los piqueteros, los empresarios rurales eligieron presentarse como "los gringos" (una sutil manera de dejar en claro que no se tra­taba de acciones como las de "los negros"). El pro­pio vicepresidente (hoy presidente) de la Sociedad Rural, Hugo Biolcatti, opinó por radio que el color de piel servía para distinguir la naturaleza opues­ta de ambos tipos de piquetes. El gobierno, por su parte, le advirtió a la clase media que sus "pre­juicios culturales" la estaban conduciendo, otra vez, a apoyar a la "oligarquía" y a olvidar que sus verdaderos intereses están del lado del pueblo. En palabras de Chacho Álvarez, volvieron a insistir con "el librito de Jauretche".

Lo más significativo de todo, sin embargo, fue la aparición de una curiosa imagen. Cuando el dirigente agrario Alfredo De Angeli fue breve­mente arrestado, la prensa opositora comparó su reencuentro con los manifestantes que lo espera­ban con la liberación de Perón en 1945. La imagen de un "17 de octubre de la clase media" fue insis­tentemente utilizada para describir el significado histórico de las grandes manifestaciones que apo­yaron a los empresarios rurales: la aparición de un nuevo sujeto social –una supuesta "clase media rural"– llamado a cambiar el curso de la historia. La alusión al 45 apareció también de un modo inconsciente cuando Mario Llambías, principal líder de las Confederaciones Rurales Argentinas, consideró "un zoológico" a las manifestaciones de apoyo al gobierno, que quedaban así asociadas al "aluvión zoológico" que, según la famosa frase acuñada por un dirigente radical, invadió Plaza de Mayo aquél año.

La curiosa la imagen de un 17 de octubre de la clase media expresa la fantasía de superar el hechizo plebeyo que dio a luz al justicialismo me­diante un acto igual, pero de sentido inverso. En otras palabras, el anhelo de que irrumpa un sector social que refuerce a la clase media, acabando así por fin con la anomalía peronista y restaurando de ese modo la jerarquía social indebidamente alterada en 1945. La reaparición de todos estos fantasmas del pasado sin dudas tiene mucho de farsesco.

Puede que, como pensaba Marx, la repetición de la historia primero como tragedia y luego como farsa sea signo de que una época histórica está que­dando finalmente atrás. Pero no hay dudas de que indica, también, que las oposiciones de clase que en el pasado se expresaron en la dicotomía peronis­mo/antiperonismo siguen insistiendo por debajo de la trama farsesca de la política actual.


Fuente: http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2010/05/13/_-02195033.htm

miércoles, 12 de mayo de 2010

El medio pelo en la Sociedad Argentina / Arturo Jauretche


Reseña:
Nacido con el siglo, Arturo Jauretche es uno de los testigos más sagaces que tiene el país desde los últimos cuarenta años. Soldado en la revolución del 33 en El Paso de los Libres, poeta que cantó esa patriada, fundador de FORJA, acuñador de felices expresiones incorporadas al lenguaje popular de la política, pensador y fecundador de ideas en una Argentina esterilizada por la oligarquía, Jauretche, a la edad en que los hombres se tornan cautelosos y prudentes, sigue empeñado en demoler los mitos que perturban la comprensión de la Argentina real.
Con su estilo coloquial, que alguno dirá plebeyo, nutrido en las vertientes más profundas del idioma hablado por los argentinos, resultó, sin proponérselo, un escritor clásico, quizá el último clásico argentino creador de una literatura política que se creía extinguida y cuya filiación habría que buscarla en Balestra, Mansilla y Sarmiento.
Así lo ven las últimas generaciones de argentinos para quienes es el maestro; en este entendimiento los más diversos matices del pensamiento político nacional rodearon su persona en un homenaje reciente, cuya trascendencia previsible, lo transformó en un acontecimiento nacional.
Este sello editorial, al presentar hoy El medio pelo en la Sociedad Argentina (Apuntes para una sociología nacional), siente la honda satisfacción de hacerlo con un autor cuya voz ha tenido siempre particular resonancia en todos los medios de la vida nacional. A las formas de la sociología académica, opone Jauretche una visión sociológica nacida de la vasta experiencia personal y de su percepción de un sector social del país que no había sido debidamente estudiado. Su sonrisa es filosa y piadosa a la vez y lo contagioso de su humor vital no es una de sus menores virtudes como escritor


Disponible en


lunes, 29 de marzo de 2010

Una sociedad sin reglas de juego ni calidad de vida [Argentina]

Por qué la Argentina es hoy un país conflictivo y frustrado? Quizá porque sus dirigentes manipulan instituciones y no saben cómo asegurar el bienestar de los ciudadanos.   El cúmulo de conflictos políticos y sociales que experimenta nuestra sociedad indica problemas sustanciales de gobernabilidad que merecen reflexión.

Las sociedades verdaderamente democráticas no son sólo las que poseen elecciones periódicas sino las que no aceptan restricción a las libertades ni grandes desigualdades y por ende son exigentes con quienes las gobiernan. Pero las democracias no necesariamente derivan en sociedades avanzadas sino que pueden transformarse en fuertemente conflictivas y decadentes cuando la complejidad que implica gobernarlas no es entendida o tomada en cuenta por sus dirigentes; este es el caso de
la Argentina.
Los procesos políticos experimentados en el siglo XX con el surgimiento del radicalismo primero y del peronismo después introdujeron una valoración de la libertad y de la igualdad sin precedentes en Latinoamérica. En relación con la libertad, los intentos autoritarios a la que una y otra vez la Argentina fue sometida, aun los más sanguinarios, no lograron el disciplinamiento social buscado y acabaron estrellados contra la resistencia de clases medias y sectores populares, a diferencia de lo que sucedió con otras dictaduras latinoamericanas.

Y en relación a la igualdad, el maltrato a los de "abajo" no está exento de costos como sucede en ciertos países asiáticos o aun latinoamericanos donde éstos aceptan resignados su rol subordinado en la sociedad; no sólo las clases medias sino también los sectores populares argentinos miran a los ojos a quienes tienen más poder o dinero y no bajan la cabeza fácilmente frente a ellos aunque se los quiera controlar con prácticas clientelares. Existe por lo tanto una mayor resistencia a la prepotencia de quienes detentan poder.

¿Por qué, entonces, la Argentina no evolucionó para convertirse en una sociedad moderna y avanzada y acabó en una sociedad conflictiva, frustrada y resentida? Entre las varias razones que pueden explicar este fenómeno hay dos que me parecen centrales: la manipulación de las reglas de juego e instituciones que exhibieron las elites argentinas en períodos autoritarios, pero también en aquellos democráticos como los noventa y en los años recientes, y la incapacidad que ellas tuvieron para brindar una adecuada calidad de vida a los ciudadanos.

Veamos: una sociedad democrática y por lo tanto compleja no puede funcionar sin reglas de juego aceptadas y sin instituciones que las hagan valer. Cuando las reglas de juego son manoseadas impúdicamente por quienes deben hacerlas cumplir, generan la noción de que ellas no están para regular la vida en sociedad sino para satisfacer el interés de los poderosos. Por ello, la presencia de elites manipuladoras y transgresoras derivó en acostumbramiento social a sus conductas con la consecuente ilegitimidad tanto de los dirigentes como de las propias reglas de juego y favoreció que los comportamientos transgresores fueran desarrollándose como características de un amplio sector de la población: "¿si ellos lo hacen por qué nosotros no?", pareció ser el razonamiento.

Por otra parte, la ausencia de respuestas gubernamentales a la calidad de vida de los ciudadanos generó frustración y resentimiento; los ciudadanos de una verdadera democracia no viajan como ganado o moran en pocilgas.

Aquí radica entonces un problema central de la Argentina: el rechazo a la opresión y el igualitarismo se han combinado no en forma virtuosa sino de manera patológica, ya que ambas características han deslegitimado instituciones, jerarquías y reglas de juego que son trasgredidas sin remordimiento alguno, no sólo por los de "arriba" sino también por los de "abajo". Nuestra impronta democrática que derribó dictaduras derivó entonces en una suerte de ley de la selva donde muchos se sienten con derecho a hacer lo que le plazca aunque afecten derechos de otros.

Si la gobernabilidad de una sociedad democrática es compleja, más lo es la de una sociedad como la nuestra. Será imposible entonces convertirnos en una sociedad avanzada sin cambiar el rumbo sustancialmente y para ello será necesario, en primerísimo lugar, la exigencia de conducta republicana de quienes gobiernan. El respeto absoluto a las normas por parte de ellos es el ejemplo que la sociedad precisa para modificar su propia conducta transgresora. El castigo al comportamiento no ético o ilegal de los dirigentes debe ser ejemplar para que la sanción de las transgresiones de los ciudadanos tenga perfume a justicia y no a represión.

Pero, además, por ser una sociedad que valora la igualdad, no habrá paz ni seguridad si no se comprende que los de "abajo" no van a tolerar niveles crecientes de desigualdad. Un precio alto habrá que pagar para elevar sustantivamente el nivel de vida de las mayorías. Para ello hay que pensar más en un Estado de Bienestar a la europea que a un clientelismo a la latinoamericana, del que nos hemos convertido en abanderados.

Por último, una sociedad moderna y avanzada no será posible sin un Estado capaz de actuar en la construcción del bienestar, de garantizar la vida y seguridad de las personas y de administrar justicia. Esto implica una burocracia profesional, fuerzas policiales modernas y justicia eficaz. Una agenda de políticas de Estado debería dar prioridad a estos temas.
Por: Aldo Isuani: SOCIOLOGO, PROFESOR UBA/UDESA, INVESTIGADOR CONICET.  

miércoles, 24 de febrero de 2010

¿De qué país es Ricardo Fort?

Si el fenómeno Ricardo Fort en sí mismo resulta de una vulgaridad malsonante, ver su programa de televisión -que las parcas, que tejen y destejen el destino, malignas y vengativas, me llevaron a contemplar- constituye una experiencia extrema.
El que tuve la indisposición de ver -tumbado por una especie de fascinación masoquista- arrancó con una visita del millonario a chicos internados en un hospital. ¿Qué les llevaba de regalo la estrella mediática? Chocolates de su producción. Por supuesto, los médicos, a cámara, aclararon que gran parte de los nenes, por las patologías que padecen no pueden comer justamente chocolates. El papelón, por cierto, no hizo mella en ni un músculo del musculoso.
Todo el programa -que presume reflejar la vida de Fort- resulta de un amateurismo que recuerda a los videos caseros de casamientos o cumpleaños de quince.
Encima, lo que refleja de su vida es de una intrascendencia inaudita: desde un guardaespaldas hablando de lo bien que le paga su patrón hasta la novia de Fort besándolo con insistencia casi canina pasando por él, siempre él en primerísimo plano, hablando loas de sí mismo.
Sólo por momentos da la impresión de que se filtra cierta verdad en la impaciencia que demuestra este personaje de cómic ante errores ajenos, impaciencia que se acerca a una explosiva intolerancia.
La cumbre del programa fue un viaje en una avioneta privada de pocos asientos, acompañado por su corte. De pronto, varios se taparon la nariz ante un olor que debió ser agresivamente poderoso: el millonario había soltado una flatulencia, acción que festejó copiosamente. Es que en ese perpetuo canto a sí mismo que ofrece como espectáculo, hasta sus producciones intestinales le parecen dignas exhibir.
Muchos relacionan al personaje con resabios o nostalgia del menemismo por la ostentación obscena de muchos ricos de entonces. No se entiende, sin embargo, bien por qué: el mismísimo INDEC difundió por estos días que la brecha entre ricos y pobres en el país se amplió a 28,2, veces, cuando en el mismo período del 2008 era de 23.
Nos guste o no, Fort es un rostro desagradablemente ordinario de la Argentina de hoy.

Por Manuel Moreno

fuente: http://www.clarin.com/diario/2010/02/24/sociedad/s-02146555.htm